Oscuridad

Lightsaber

Milenios atrás existió una gran batalla, alguien cuyo corazón había sido dominado por sentimientos negativos había impuesto un imperio de dolor y muerte para regir la galaxia, fue casi un milagro el resurgir del bien para acabar con tal dictadura maligna y restablecer la paz, pero no importa que tantos años luz transcurran, la maldad siempre existirá en los corazones de cualquier ser viviente. Debió ser justo para las fechas en que MinSeok fue llevado la primera vez al templo Jedi que en otro planeta de desconocida ubicación comenzó a llevarse a cabo un plan oscuro para reconstruir un nuevo imperio, un imperio igual de maligno que el anterior, y mientras MinSeok y los otros tres niños se formaban como futuros caballeros Jedi, en el planeta desconocido había otro niño que también comenzaba su formación, un niño que estaba siendo instruidoscon todo lo opuesto al camino de justicia y paz, era difícil imaginar que un corazón tan jovene pudiese albergar tanto odio, tanto dolor, tanta rabia, pero ahí estaba, alimentándose cada día y creciendo tan rápido como una llama de fuego a la que le echan leña. Tal vez al inicio las intenciones de criar a JoonMyun habían sido buenas, pero en algún punto del camino se desvió y ese pequeño niño de cabello negro se convertía a paso acelerado en un recipiente de maldad pura, de ambición y a pesar de su corta edad él sabía que un día sería alguien cuyo nombre fuese razón de llanto y lamento, todo aquel que no estuviese de su lado estaría en su contra y él no tenía tiempo para lidiar con personas que estuviesen en oposición a él, lo más fácil era eliminar a todo el que representara una amenaza o bien, un simple estorbo. La familia de JoonMyun había tenido mucho poder años atrás, era toda una línea de mafia intergaláctica que venía de ancestros muy antiguos, pero los Jedi habían terminado con eso, habían destruido a su familia, su poder, su nombre, él debió haber nacido en una cuna de oro, debió de ser libre, pero los Jedi le habían arrebatado aquello, le habían condenado a una vida de carencias aun sin haber nacido, su madre lo había traido al mundo siendo prisionera y él había aprendido a sobrevivir en aquella sucia prisión, había escuchado las enseñanzas de cada prisionero, se había infectado del rencor ajeno desde el primer momento en que vio la luz del día y aunque fuese un niño, le encantaba, había descubierto su propio poder, poder que se hacía más grande mientras su odio crecía en paralelo. A los 13 años JoonMyun supo que no podía conseguir sus objetivos él solo, a tan solo 13 años JoonMyun ya tenía demasiada sangre en sus manos y sabía que necesitaba un apoyo en su camino. Las circunstancias en que consiguió a su primer pupilo fueron injustas, y era algo que incluso él reconocía; pero no había marcha atrás, tenía ahora a ese chico algunos años más joven que él, siendo contaminado por lo mismo que él, dolor y furia. Entrenar a BaekHyun resultó ser demasiado sencillo, siendo más joven era aún manipulable, fácil de convencer, los pensamientos de BaekHyun al igual que sus sentimientos se volvieron oscuros. BaekHyun era un chico delgado, con el cabello tan rojo como el fuego, tan rojo como lo eran sus ojos, sus recuerdos y ambiciones habían sido moldeados completamente por JoonMyun, no tenía nada propio, vivía para servir a su maestro, vivía para ayudarle a cumplir su propósito, porque de la misma manera en que JoonMyun se lo había repetido, la galaxia estaba podrida, vendida, y los cobratarios eran los caballeros Jedi, ellos manipulaban todo, los planetas con monarquías, los planetas con democracias, todo era una mentira, eran ellos los que tenían esclavizados a todos con sus poderes mentales, y ellos debían exterminarlos, debían conseguirse un ejercito tan grande como las estrellas y terminar con esa amenaza, y que importaba si sacrificaban a unos cuantos en el camino para alcanzar ese éxito, la galaxia es enorme y hay un número muy grande especies en ella, ¿y a quien engañar? BaekHyun adora la sensación de poder cuando logra arrancar la vida de alguien, él se sintió perdido e indefenso hasta que entendió el deleite que resulta vencer a aquellos que se pongan en su camino, lo invencible que te hace sentir cuando todos tiemblan y gritan al verte. BaekHyun puede parecer un chico indefenso, bajo de estatura y delgado, incluso inocente con esa manía de tener siempre en la boca su dulce favorito, una paleta de frutas exóticas que solo conseguía en la quinta luna del centro del universo, BaekHyun era todo lo contrario a eso, la vida le había arrancado la cordura, y se alegraba ante el sufrimiento ajeno, disfrutaba ver los ojos de las personas a segundos de morir, ver como esa estúpida esperanza se desvanecía.

-prepárate, vamos por el Gobernador de la capital hoy

La voz de JoonMyun sonó igual de calmada que siempre, con el paso de los años se había vuelto un hombre poderoso, se había hecho su propia fortuna y aún más importante se había hecho de un ejército secreto y al fin llegaba el día, al fin todos sabrían que él debía de ser el nuevo emperador de la capital y de toda la galaxia. Ya habían ocurrido pequeñas batallas en distintos planetas, todas para mostrar su poder, para someter a los planetas más pequeños y comprar su silencio, los caballeros Jedi estaban confundidos, sabían que había una guerra a punto de explotar pero no sabían quien era el enemigo, no sabían a quien se enfrentaban, no sabían cuantos eran, o cuando sucedería, pero se habían preparado cuanto podían.

Ese día, en el templo Jedi, se cumplía el plazo necesario para MinSeok y sus compañeros para convertirse en caballeros, la tradición decía que debían asistir a una ceremonia, las trenzas de su cabello serían cortadas en ese momento y con ello se ganarían su nuevo título. MinSeok no estaba seguro de estar listo, tenía ese sentimiento de enojo en contra de Jongin, o más en contra de los maestros por darle la oportunidad a Jongin de ir a ese último viaje a su hogar, no podía ser justo, y por primera vez MinSeok se atrevió a dirigirse a su maestro para expresar una incomodidad, comenzó preguntando calmadamente las razones para que Jongin tuviese tal privilegio pero en un punto la conversación con su maestro logró alterarlo.

-¡¿me estás diciendo que Jongin vale mucho más que yo?! ¡¿qué cualquiera de nosotros?! –el grito de MinSeok logró poner en alerta a su maestro, él sabía de la debilidad en MinSeok, la ira podía gobernarlo si no tenía cuidado, pero él siempre quiso poner toda su confianza en su pupilo.

-Escúchame mi joven padawan, en unas horas dejarás de ser mi aprendiz, te habrás ganado la confianza de toda la orden para ser llamado nuestro igual, no dejes que la envidia oscurezca tu visión

Y MinSeok sabía que debía seguir ese consejo, pero no podía dejar de pensar en lo injusto que era la situación siendo que ellos defendían justamente la justicia.

Las horas transcurrieron y la ceremonia dio inicio, había varios hombres y mujeres que estaban ahí para recibir su nuevo puesto como caballeros y damas Jedi. MinSeok se había calmado luego de un momento de meditación, creía estar bajo control pero de nuevo apretó los puños en cuanto Jongin fue nombrado, él no solo recibía su promoción como caballero Jedi, si no que los grandes maestros acababan de darle una tarea especial, nombraron a Jongin como el más leal y confiable del grupo nuevo de caballeros Jedi, por eso le daban la misión especial de ser la escolta del Gobernador de la capital, eso lo hacía merecedor del título de Guardián Jedi. El Gobernador KyungSoo era un hombre bajo de estatura y con apariencia joven aunque en realidad tenía muchos años más que los de MinSeok y sus amigos juntos. MinSeok no podía creer que de nuevo el favoritismo a Jongin saliera a flote y estaba seguro de estar por perder el control en cualquier segundo si no fuese por la cálida mano que se situó sobre una de las suyas, al mover sus ojos para encontrar al dueño de esa mano se encontró con la sonrisa felina de JongDae, él era el único que podía poner sus pensamientos en orden luego de tantos años de convivencia y se sintió agradecido al instante aunque por un segundo también se cuestionó si hacía mal, JongDae era como un hermano para él, el vínculo era demasiado grande ¿sería reprendido si algún gran maestro se enteraba que estaba dispuesto a matar o a morir para salvar a JongDae?.

La ceremonia estaba por terminar, el Gobernador había tomado un paso al frente para dirigir unas palabras a los nuevos caballeros y damas, y a su lado se encontraba ya parado Jongin dispuesto a desempeñar su labor como guardia del Gobernador; sin embargo el hombre de baja estatura no tuvo la oportunidad de comenzar a hablar cuando una gran explosión hizo temblar el suelo del lugar, una pared se vino abajo levantando cortinas de polvo, entre aquel aire contaminado solo podían diferenciarse el resplandor de los sables de luz de cada Jedi presente.

-quédese detrás de mi Gobernador, lo llevaré a un sitio seguro en la primera oportunidad- Jongin ya estaba desempeñando su papel, sabía como todos los presentes que esa explosión no había sido un accidente, la dura presencia de la maldad fue algo que sintió como un peso en sus pulmones que le dificultaba respirar y sabía que todos los Jedi podían sentirlo.

-¡Pongamos esto fácil!... ¿quieren morir antes o después de entregarme al gobernador?

Y entre la densa nube de polvo que comenzó a disiparse, se pudo ver un resplandor diferente al de los sables de luz, un par de ojos rojos como el fuego.

 

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