Tan cerca, Tan lejos
Description
La Viuda Negra, de Rochester, Nueva York, era una grata
sorpresa entre los bares para lesbianas, y a kim Taeyeon le
encantó descubrir el lugar. Tenía cierto aire clásico del que carecía
la mayoría de los establecimientos de esa índole, y la clientela
parecía un poco más sofisticada que las habituales estudiantes
dykes. La barra era de madera y metal dorado, y los taburetes no
estaban llenos de arañazos ni cayéndose de viejos.
Taeyeon supuso que, durante la semana, en la hora feliz,
Acudirían unas cuantas ejecutivas trajeadas, cosa que le gustaría
Comprobar cuando se hubiese instalado. A pesar de su refinado
Estilo, La Viuda Negra contaba con los elementos típicos de los
Bares de lesbianas: la mesa de billar al fondo, una pista de baile del
Tamaño de un sello de correos frente a la barra, y una máquina de
Discos en la que sonaba Melissa Etheridge en un rincón. taeyeon
se sintió bien recibida, cómoda, en casa.
Bebió su whisky Dewar’s con hielo sin apurarse, disfrutándolo,
mientras miraba a Christy, la guapa camarera, que atendía a un
grupo de cuatro clientas habituales. Era sábado, recién iniciada la
noche, pero la clientela aumentaba poco a poco, y taeyeon se
alegró de haber elegido el taburete del rincón. Tenía una vista
perfecta. Podía saborear la consumición, contemplar a Christy
cuando se agachaba para buscar cervezas en los frigoríficos de
debajo del mostrador, y poner cara a las lesbianas de aquella
ciudad nueva. Su nueva ciudad.
—¿Qué tal va eso, cielo? —Christy llevaba el cabello castaño
recogido en una cola de caballo, de la que se habían soltado unos
rebeldes mechones que bailaban sobre su rostro. Tenía la piel suave
y blanca, con pecas que moteaban la nariz y rodeaban el minúsculo
diamante que adornaba la fosa nasal izquierda. La joven se fijó en
el vaso casi vacío de taeyeon—. ¿Le sirvo otro a la chica que está
de cumpleaños?
—Sería estupendo, Christy. Gracias. —taeyeon sonrió ante la
invitación.
Había llegado una hora antes, cuando el bar estaba
prácticamente vacío, y entabló conversación con Christy. Al poco
tiempo el whisky le soltó la lengua y desgranó su historia al más
típico estilo de endosarle-el-rollo-a-la-camarera. En realidad, su
padre no la había llamado para felicitarla por su cumpleaños en su
nueva residencia y le costaba asimilarlo. Se sentía como una niña
necesitada de cariño. Rondaba los treinta; por consiguiente, los
cumpleaños ya no deberían importarle tanto. Al parecer, eso
pensaba su padre.
Molesta por el olvido, agradeció la atención de Christy, que
tomó de buen grado un tequila con ella para celebrarlo. En ese
momento taeyeon se preguntó si podría convencer a Christy para
que la acompañase a casa. A juzgar por la atención que le prestaba
la chica incluso en los momentos de más agobio, estaba segura de
que la respuesta sería afirmativa.
taeyeon echó un vistazo al local, sin dejar de sonreír, y reparó
en que el grupo de cuatro mujeres del otro extremo de la barra la
miraban subrepticiamente. Se le aceleró el corazón. No era raro
que la mirasen. taeyeon sabía que era atractiva y no le molestaba
que la observasen; sin embargo, se puso colorada.
Christy se detuvo junto al grupo cuando se disponía a llenar el
vaso de taeyeon. Mientras le servía el whisky, señaló a las mujeres
con un gesto.
—Invitan ellas, cariño.
taeyeon miró al grupo. Las cuatro mujeres levantaron sus copas
y brindaron:
—¡Feliz cumpleaños!
taeyeon se lo agradeció con una gran sonrisa y un «gracias».
Luego, lanzó una mirada a Christy, que le guiñó un ojo. Dos de las
mujeres se dirigieron a la mesa de billar, y las otras dos se
acercaron a taeyeon. Una era alta y guapa; una mujer corpulenta y
musculosa que caminaba con confianza, sin tratar de disimular su
tamaño. La otra era una joven rubia y femenina que parecía perdida
o aburrida en aquel entorno; resultaba difícil saberlo.
La más alta señaló el taburete próximo a taeyeon.
—¿Te importa que nos sentemos contigo?
—Por favor, hacedlo —respondió taeyeon—. Gracias por la
invitación.
—De nada, es tu cumpleaños —replicó la mujer a modo de
explicación, extendiendo la mano—. Me llamo yuri.
—taeyeon. —yuri tenía una mano grande y fuerte, pero la piel
era inesperadamente suave. La saludó con firmeza, aunque sin
excederse.
—Ésta es Tina. —yuri presentó a la rubia, que sonrió pero no
tendió la mano—. ¿Te apetece jugar al billar? —preguntó yuri.
—Oh, no. Procuro no hacer cosas que no se me dan bien.
yuri sonrió con gesto cómplice.
—Disculpa el manido recurso, pero no te había visto antes por
aquí. —Bebió un sorbo de cerveza, con la botella prácticamente
oculta por su manaza.
taeyeon se rió.
—Porque es la primera vez que vengo.
—Eso lo explica todo.
—Voy al baño de niñas —dijo Tina, apretando el brazo de
yuri.
—Muy bien, pequeña. —yuri miró cómo se alejaba su
acompañante, y taeyeon aprovechó la ocasión para examinar a su
nueva conocida.
yuri debía de medir casi 1,70, tendría veinte y muchos años y
sin la menor duda levantaba pesas. taeyeon se alegraba de que
estuviesen sentadas; de lo contrario, con su 1,57, resultaría
insignificante, y la presencia de aquella mujer la eclipsaría por
completo. yuri tenía el pelo castaño, corto, arreglado de forma
sencilla y elegante a la vez. Adornaban su oreja izquierda aros de
plata de diferentes tamaños; uno de ellos simbolizaba a una mujer.
Su ropa era limpia y sin pretensiones, pero sin caer en lo anodino.
Daba la impresión de que le habían hecho los vaqueros a medida,
pues realzaban los trabajados músculos y ceñían suavemente sus
curvas. El escote en pico atenuaba el aire masculino de la camiseta
blanca, que dejaba al descubierto una piel bronceada que
enseguida suscitó el interés de taeyeon. Debajo de la manga
izquierda sobresalía un tatuaje arcoíris.
Cuando yuri clavó los ojos verdes en su nueva amiga, taeyeon
a punto estuvo de reírse de su descarado escrutinio y se apresuró a
fingir que contemplaba la consumición. «No es mi tipo —pensó
taeyeon—. Pero desde luego no ofende la vista.»
—Dime, taeyeon —comenzó yuri—. ¿Por qué no has venido
antes a La Viuda?
—Porque acabo de llegar aquí.
—¿En serio? ¿De dónde eres?
—De Poughkeepsie.
—Vaya. Una chica de gran ciudad. ¿Y cuánto tiempo hace que
vives en nuestro pequeño pueblo?
—Me acabo de mudar el miércoles.
—Pues sí que eres nueva. ¡Qué bien! —Bebió un gran trago de
la botella—. ¿Apartamento o casa?
—Apartamento de momento. A ver cómo van las cosas.
—¿Ciudad o alrededores?
—Cerca de Park Avenue.
—Ah. Esa zona siempre es buena elección. Creo que te sentirás
a gusto aquí. Es un sitio genial.
La conversación fluía con naturalidad, y taeyeon enseguida se
sintió cómoda hablando con yuri. Era algo que no solía ocurrirle
cuando no estaba en su ambiente de trabajo; tendía a ser reservada
y tímida y no hablaba de buena gana con desconocidos a menos
que se tratase de cuestiones laborales.
Cuando Tina volvió del baño, yuri las invitó a otra copa,
impidiendo que taeyeon pagase la ronda.
—De ningún modo. —Apartó el dinero de taeyeon y dijo a
Christy—: La chica que está de cumpleaños no paga.
A taeyeon le hacía gracia la relación de yuri y Tina. No creía
que viviesen juntas, pero sin la menor duda salían, ¿tal vez sólo
aquella noche? Tina aferraba con gesto posesivo el brazo de yuri,
su muslo, su mano, como si quisiese marcar territorio y que
taeyeon se enterase. taeyeon se limitó a sonreír, divertida, y a
deslizar miradas cargadas de intención sobre el cuerpo de yuri.
La noche transcurrió entre algarabías. Las otras dos mujeres del
cuarteto original dejaron el billar y regresaron a la barra, donde
fueron presentadas como joy e Irene, amigas de toda la vida,
según yuri. Las cinco charlaron, bromearon y bebieron,
acaparando la atención de Christy con pedidos de consumiciones y
comentarios halagadores. taeyeon, consciente de que tenía que
conducir hasta su casa, limitó el consumo de alcohol después de
que yuri la invitase a otra copa. Lo estaba pasando muy bien con
aquellas mujeres, sus nuevas amigas, y de ningún modo quería
emborracharse. No había mejor forma de espantar a las nuevas
amistades que obligarlas a responsabilizarse de ti, que te llevasen a
casa y tuviesen que meterte en la cama.
Como si le leyese la mente, Christy puso un vaso de agua junto
al whisky de taeyeon y le acarició la mano. taeyeon tomó nota
para dejar propina doble. Sentía un leve mareo, pero centró la
atención en joy, que le había preguntado algo:
—Dime, T. ¿Por qué aquí? ¿Por qué dejaste Poughkeepsie para
venir al norte del estado?
—¿Sinceramente? Necesitaba distanciarme de mi familia. —Era
verdad. Tal vez no toda la verdad, pero taeyeon estaba nerviosa
por el nuevo trabajo que iba a empezar el lunes y no quería
destripar sus motivos para el cambio. Lo estaba pasando bien, así
que soslayó el tema y se centró en otras cosas.
joy la miró con gesto comprensivo.
—Entiendo. ¿Les molesta que seas lesbiana? —Se trataba de
una rubia mona, atlética, con pantalones pirata y una camiseta sin
mangas verde, y a taeyeon le sorprendió sentir una punzada de
atracción, a pesar de que la mano de joy estrechaba con fuerza la
de su amante.
«Primero la camarera y ahora la chica casada —se burló la voz
interior de taeyeon—. Déjalo correr.» Respondió en voz alta:
—Tienen un problema con eso, entre otras cosas. —El tono de
su voz debió dar a entender que el tema estaba zanjado porque
joy se calló.
A partir de medianoche la clientela de La Viuda Negra comenzó
a disminuir poco a poco mientras lesbianas de todos los tamaños,
formas y colores se perdían en la noche como un lento chorro de
agua. joy e irene fueron las primeras en despedirse.
—Hace siglos que dieron las diez y nos convertiremos en
calabazas en cualquier momento. —joy tiró de la mano de irene
—. ¿Lista, amor mío? —irene asintió en medio de un bostezo,
provocando la risa general—. Seguro que volveremos a vernos,
taeyeon.
—Me ha encantado conoceros —dijo taeyeon—. Muchas
gracias por las bebidas y la compañía.
—Ha sido un placer. Feliz cumpleaños.
—Nosotras también nos vamos, ¿verdad? —preguntó Tina con
cierto aburrimiento, apoyando la cabeza en el brazo de yuri, con
un mohín infantil.
—Supongo que sí —admitió yuri. Le tendió la mano a
taeyeon—. Chica de cumpleaños, ha sido un privilegio pasar la
noche contigo. —Cuando taeyeon estrechó la mano de yuri, ésta
la atrajo hacia sí y le dio un beso en la mejilla, susurrándole al oído,
de modo que sólo taeyeon la oyó—: Espero volver a verte.
taeyeon sonrió, poniéndose colorada.
Cuando las cuatro mujeres se marcharon, Christy retiró las
copas vacías e introdujo el vaso de taeyeon en el fregadero lleno
de espuma de debajo de la barra.
—Es evidente que le encantas —comentó en tono
intrascendente.
—¿A quién?
—A yuri.
—Oh, no creo.
—Yo sí. La conozco muy bien. Se ha prendado de ti.
taeyeon arqueó una ceja y apoyó los codos en la barra,
mirando a Christy con una sonrisa.
—Vaya. En realidad, no es mi tipo.
—¿No?
—No. Es demasiado butch para mí. Siento más debilidad por
la... belleza que por el atractivo físico.
—¿En serio?
taeyeon habló en voz tan baja que Christy tuvo que acercarse a
ella para oírla.
—Me gustan las curvas, el pelo largo y la suavidad más que los
músculos y la potencia.
—Huuummm.
—Lo cierto es que prefiero ser yo el músculo y la potencia.
—Ya entiendo.
taeyeon bebió el vaso de agua y lo dejó frente a Christy, que
imitó la postura de taeyeon al otro lado de la barra, de forma que
ambas mantuvieron el contacto visual durante varios segundos.
—¿Me das tu número de teléfono? —preguntó Christy al fin,
casi sin voz.
—Creo que nos entenderemos.
Foreword
hola de nuevo, antes que nada debo aclarar que esta es una adaptación de un libro que leí hace poco, no es algo que tenga tanto drama ni acción, es solo para pasar el rato y bueno pensé que tal vez no lo han leído así que lo adapte al taeny, si hay alguien que ya lo ah leído o si por casualidad hay otra adaptación de taeny de este mismo fic, por favor diganmelo, si no es así, entonces espero que les guste.
Comments