Sábado
Me pasaba la mañana deambulando por la casa como un fantasma. Pero era yo la que se sentía perseguida.
La noche anterior había soñado con puertas de coche que vibraban y ese extraño chirrido. Y con los ojos de TaeYeon, brillantes y hambrientos, devolviéndome la mirada  a travez del cristal. ME desperté más de una vez fría y empapada en sudor.
Por la tarde,  me quede en mi habitación e intente hacer un trabajo sobre la guerra de 1812, pero los ojos y la cabeza se me escapaba una y otra vez hacia el nogal del jardín, al otro lado de la ventana. Después de escribir la primera frase de mí informa por enésima vez, desistí y baje a la cocina para prepararme una manzanilla.
Hurgue en la despensa y encontré un frasco de miel en forma de oso. Era el que más me gustaba cuando era pequeña y podía alimentarme a base de sándwiches, sin corteza, de mantequilla de cacahuate y miel. Deje caer unas horas en él te y me quede mirando hasta que la miel se hundió en las profundidades de la humeante taza.
― ¿Qué más te? ― pregunto papa,
AL oír su voz, pegue un brinco.
Se quitó los guantes de cuero y desabrocho el abrigo de lana. Tenía la nariz y las mejillas rojas como un tomate.
―Creo que me ira bien un ten tapie ― añadió.
―Mmm, si ― limpie él te que había derramado sobre la encimera ―. Es manzanilla, ¿Te va bien?
Papa arrugo la nariz.
―Creo que queda un poco de menta en el armario. Te la voy a buscar.
―Gracias, Tiffany― acerco un taburete a la encimera.
Cogí la tetera y le llene la taza de agua caliente.
― ¿Un mal día? ― inquirí. Había estado todo el mes tan ocupado con la campaña de Yoona y las interminables horas de estudio en su despacho que hacía semanas que no hablábamos de verdad.
―Maryanne Duke vuelve a tener pulmonía. Bueno, al menos eso es lo que parece― explico, envolviendo la taza con las manos.
―Oh no. ¡Pero si la vi ayer por la noche! Pero no pensé que… ¿Esta bien? ― pregunte. Maryanne era la feligresa de mayor edad y la conocía de toda la vida; Yul y yo le echábamos una mano en casa desde que la última de sus hijas se trasladó a Wisconsin, cuando yo tenía doce años. Era como una abuela para nosotros.
―Se niega a ir al médico― respondió papa―. Lo único que quiere es que rece por ella. ― Suspiro. Se le veía exhausto, arrugado, como si llevase todo el peso de la parroquia sobre los hombros―. Hay gente que espera milagros.
Le pase una bolsita de menta.
―Para eso invento Dios a los médicos, ¿no?
Papa soltó una risita.
― ¿Por qué no vas e intentas explicárselo a Maryanne? Tu hermana no logro hacerla entrar en razón y ya sabes lo mucho que quiere a Yul.  Le dije que si la última vez que había estado enferma hubiese ido al médico, lo más seguro es que podría cantar su solo mañana. ―inclino su cabeza; su nariz roso el borde de la taza―. No sé de dónde voy a sacar un sustituto en tan poco tiempo, y la cámpala de becas para el próximo semestre empieza mañana.
Papa opinaba que todo el mundo merecía una educación cristiana de calidad, así que dos veces al año organizaba en la parroquia una campaña de recaudación de fondos para las becas de la Holy Trinity Academy. Maryanene Duke, de ochenta y dos años, siempre cantaba su célebre ‘Oh padre misericordioso’ y papa, el rector y otros miembros de la Junta de Regentes daban charlas sobre la Yoona y el amor al prójimo. Mama consideraba que papa se entregaba tanto a la comunidad que Yuri y yo deberíamos tener derecho a recibir la beca.
―Quizá debería haber optado por un coro de niños este año, ― dijo papá  antes de tomar un sorbo. ― ¿Recuerdas cuanto se divertían tu Yuri 
Cantando con sus amigos? Ese era el mejor coro de niños en el estado. 
―Sí, era genial, ― dije suavemente. Tomé una cuchara y agite mi té. Se había enfriado inusualmente rápido- o quizá era solo yo. Estaba sorprendida de que Papá sacara a luz el coro de niños. Yuri, TaeYeon y  yo comenzamos el grupo de canto mientras TaeYeon estaba viviendo con 
nosotros. Pero solo había durado unos pocos meses antes de que perdiéramos a nuestro tenor principal. TaeYeon tenía la voz de un ángel-
sorprendente profundidad y claridad para una chica tan traviesa- antes de que se tornara rasposa y amarga, como la que había escuchado la noche anterior. Cuando la madre de TaeYeon se la llevó, fue un golpe no solo para nuestro coro y nuestra familia, sino para TaeYeon sobre todo.
―Tú puedes hacerlo,― dijo papá.
Derramé mi té nuevamente. ―¿Qué?―
―Tú podrías cantar el solo de Maryanne.― Papá sonrió mostrando sus dientes, sus ojos encendiéndose. ―Tú tienes una hermosa voz.―
―Estoy fuera de práctica. Sonaría como una rana.
―Estarías salvando el día realmente.― Él puso su mano en la mía. 
―Además, te ves como si te viniera bien una elevación espiritual.
Mire hacia mi tazón. Odiaba cuando papá podía ver dentro de mi alma.  Era como su propio superpoder especial de pastor.
―Yo ayudaré,― dijo Yoona tras nosotros. Ella había llegado desde afuera con una carga de libros en sus brazos. ―Yo puedo cantar contigo Tiffany. Podría ser un dúo.― Yoona me dio una sonrisa ilusionada. Ella amaba cantar cuando pensaba que no había nadie alrededor, pero yo sabía que su tímida voz no podría llevar a cabo un solo completo en la iglesia repleta.
―Gracias. Me gusta eso,― le dije a ella.  Papá juntó sus manos. 
―Yoona nunca defrauda,― dijo él, y nos abrazó a ambas.

DOMINGO EN LA MAÑANA

Terminé sentándome junto a Leetuk en las bancas temporales del coro tras el altar. Yoona se sentaba a mi otro lado, retorciendo un boletín en sus manos. Don gritó ―Una poderosa fortaleza es nuestro Señor― como dos octavas más bajo que el resto de coro. El cantaba con tanta exuberancia y tosquedad que me encontré a mi misma sintiéndome más receptiva a él por primera vez.

―Es una lástima lo de sus ventanas,― Don me susurró mientras que el director Conway distribuía su dirección bianual. Don miró hacia las claras ventanas de vidrio sobre el balcón lleno de gente, donde la hermosa demostración de Cristo golpeando una puerta solía estar.

Cuando un incendio, un poco más de tres años atrás, destruyó gran parte del balcón pero dejo las ventanas de vidrio teñido intactas, fueron celebradas como un milagro. Sin embargo, todos lloramos su pérdida cuando papá reportó que una escalera mal puesta durante la reconstrucción había trisado las ventanas. Y como habían sido hechas hace más de 150 años atrás, pues no había forma de reemplazar el cristal teñido en nuestro presupuesto.
―Soñé que tenía una máquina del tiempo y que volvía y detenía el incendio,― Don susurró. ―De esa forma ellas estarían aquí.

El director Conway nos miró. Los susurros de Don era más como un grito en alto. Yo levanté un índice a mis labios. Don se sonrojó y se hundió en la banca.
―Como estaba diciendo,― dijo el director, ―La academia Sagrada Trinidad puede ofrecer esperanza y guía a todos los jóvenes en cada paso de la vida. Sin embargo, esta en nosotros ayudar a los estudiantes menos afortunados a ser exitosos. Así que le pido a todos y cada uno de ustedes que ponderen esta pregunta: ¿Qué pueden hacer, cuanto pueden dar, para traer la gracia y la salvación a incluso una sola alma?― El director Conway golpete su pañuelo en sus labios y tomo asiento junto a mi padre.
El órgano sonó, y yo me quede sentada preguntándome si la salvación de alguien de verdad podía estar ligada a la educación de La academia Sagrada Trinidad.
Yoona tironeo de mi manga. ―Es nuestro turno,― ella graznó.Nos paramos en el podio, y aunque habíamos ensayado por más de tres horas ayer, mis manos comenzaron a sudar. Miré hacia la audiencia. Mamá, Yuri, y James estaban sentados en la primera fila, sonriéndonos. SooYoung había llegado tarde pero ahora estaba sentada con su madre una pocas filas detrás. Ella me dio un enorme gesto de pulgares levantados. Mi visión viajo a las ventanas sobre el balcón y permaneció ahí mientras Yoona y yo cantábamos.
Imaginé las ventanas de cristal teñido ahí, con Cristo parado fuera de una enorme puerta de gruesa madera. ―Pide y recibirás, golpea y será abierta para ti,― mi padre le había dicho una vez a Leetuk, y había llevado a un hombre gigante a las lagrimas. Recordé encontrar a TaeYeon sola en al capilla poco después de la llegada de Don a la parroquia. Ella había mirado hacia las ventanas de cristal teñido y había preguntado lo mismo que yo unos días antes- porque mi padre había perdonado a Don incluso aunque él lo había herido.
―¿No debería haberle dicho a alguien o llamado a la policía?― TaeYeon preguntó. 
Traté de repetir lo que mi padre me había dicho, pero aun estaba tan confundida que estoy segura que lo había dicho mal. 
―Papá dice que tenemos que perdonar a todo el mundo. No importa cuán malo alguien es o cuanto nos han herido. Él dice que la gente hace cosas malas porque están desesperados.
TaeYeon restregó sus ojos y limpio su nariz en su manga. Pensé que estaba a punto de llorar, pero entonces él me pegó en el brazo. 
―Ustedes los Hwang nunca hacen sentido.― Ella metió sus manos en sus bolsillos y salió cojeando por el pasillo. Al menos su pierna herida estaba mejorando. Parecía que el apenas podía caminar una pocas horas atrás cuando la pasamos a buscar para ir a la iglesia. TaeYeon dijo que se había caído del nogal la mañana anterior. Pero yo supe que estaba mintiendo. Había estado afuera todo el día anterior plantando petunias con mi madre, y sabia que él no había salido de su casa.
Desee que ella hubiera pedido ayuda.
Mi voz vaciló cuando cantamos la línea, ―Bendícelos, guíalos, sálvalos.―
Un pensamiento me golpeó como un bote de pintura en un lienzo. ¿Qué si TaeYeon, en su propia y lateral forma, hubiera estado pidiendo ayuda la otra noche? ¿Pidiendo mí ayuda?
Cuando la canción se había acabado, me senté en mi puesto con una resolución renovada. Era tarde para descartar la idea.Sabía lo que tenía que hacer.

LUNES, ANTES DE LA ESCUELA

―Lo siento, Tiffany, pero no hay nada que pueda hacer.― El Sr. Parkacaricio su bigote.
No podía creer cuan poco razonable estaba siendo. Mi plan completo estaba basado en este factor. Si iba a ayudar a TaeYeon a tener su vida 
de vuelta, tenía que traerla de vuelta a la escuela primero. Luego encontraría una forma de mejorar las cosas entre él y mi hermano. 
―La decisión es suya, sr. Park. TaeYeon necesita esta clase.―
―Lo que esa chica necesita es respeto.― PArk arrastró un montón de papeles a su escritorio. ―Las chicas como esa piensan que puedes entrar aquí y desordenar un poco. Esto es una clase de arte avanzado, no un curso de fácil A.
―Lo sé señor. Nadie toma esta clase ligeramente. De hecho, creo que es un honor solo estar aquí-―
―Exactamente. Eso es porque tu amiga no se unirá a esta clase. Este es un lugar para artistas serios. Hablando de eso―- Parkabrió el cajón de su escritorio y sacó un pedazo largo de papel de dibujo- ―Quiero discutir sobre tu último proyecto.― Él dejo el papel en el escritorio. Era mi desastroso dibujo del osito de peluche.
Me hundí en mi silla. Tanto pelear por el lugar de TaeYeon en la clase; era el mío el que estaba en la línea ahora.
―Debo decir, que estaba bastante decepcionado cuando vi esto.―Park ondeo su mano sobre el dibujo. ―Pero después me di cuenta de lo que querías conseguir. Que idea tan brillante.
Me senté derecha. 
―¿Qué?
―Dime si estoy equivocado, porque odiaría hacer una interpretación inapropiada. Le pedí a la clase que dibujara algo que les recordara a su niñez, pero me encantó la forma en que tomaste la tarea. Esto es claramente un ejemplo de tu talento y habilidades como una niña. Estoy impresionado de tu visión artística.―
Asentí, luego me pregunté si me iba a condenar al infierno por hacerlo.
―Deberías haberme mostrado ambas tareas juntas. Casi te di una mala calificación antes de ver este.― PArk sacó un segundo dibujo de su cajón y lo dejo en la mesa. Era el bosquejo del nogal en carboncillo.
Casi me ahogue. En el fondo del dibujo mi nombre estaba escrito en la inconfundible y curvada manuscrita de Jessica. ―yo no...― Pero no pude obligarme a admitir la verdad cuando vi la admiración en el rostro de Park mientras miraba las líneas del árbol.
―Este es un excelente ejemplo del crecimiento y amplitud de tus habilidades en estos años,― dijo Park. ―Para ser honesto, no esperaba ver este nivel de habilidad hasta antes de tu graduación.― Él sacó un marcador rojo y marco un A+ en la parte de arriba del papel. ―Es un honor tenerte en mi clase,― dijo Park, y me entregó ambos dibujos. ―Ahora sal de aquí para que pueda trabajar.
Me levanté y comencé a alejarme. Entonces me detuve y me devolví. Mi resolución de ayer retornó. 
―¿Sr. Park?―Él miró hacia arriba.
 ―¿Sí?
―¿Usted ama enseñar a estudiantes que tienen un montón de futuro, como lo que vio en este dibujo?― Usted incluso dijo que era un honor.―
―Sí, lo dije.― El Sr. Park acarició su bigote y entrecerró los ojos. 
―¿Qué es lo que quieres decir?
Caminé hacia su escritorio. Tomé un aliento profundo y luego lo escupí todo, ―Yo no hice esto.― Le entregué el dibujo del árbol. ―TaeYeon lo hizo.
El Sr. Park farfulló. ―¡Tú entregaste su trabajo!―
―No Este dibujo es mío.― Levanté el bosquejo del oso de peluche. ―Este es el que yo entregué. Alguien más debe haber puesto ese―- apunté hacia el dibujo en sus manos- ―en la pila por accidente. Lo siento. Debería haberle dicho antes.
Park recogió sus lápices de colores al agua y los metió, uno por uno, en su tazón hecho a mano. Él dejo caer el tazón en la cima de un montón de archivos y luego se reclino de vuelta en su silla. ―¿Tú dices que TaeYeon hizo este dibujo?
―Sí. Ella está tratando de entrar en Trenton.―
Park asintió.
―Ella de verdad necesita esta clase.―
―Bueno, te diré que. Si tú y tu amiga se encuentran aquí conmigo a las siete veinticinco en punto, mañana en la mañana, tendré una conversación con ella y veré que puedo hacer.
Di saltitos en las puntas de mis pies. 
―Gracias, Sr. Park.
―Si TaeYeon pierde otro día de escuela, ella perderá su beca de arancel. Él negó con la cabeza y murmuró, ―Como consiguió esa beca en primer lugar está más allá de mi entendimiento. 
Yo incliné mi cabeza y sonreí. 
―Usted es genial, Sr. Park.
Un par de estudiantes comenzaron a llenar el salón con al primera campana.
El Sr. Park los miró. ―No le digas a mucha gente,― él dijo. ―Y espero ver una segunda entrega de calidad de tu tarea para el Lunes.