No me dejes

No puedo dejarte ir

Nuestra relación nunca había estado tan mal, no voy a negar que hayamos tenido malos momentos pero esto es algo totalmente diferente, parece ser que estamos entrando a una etapa sin retorno la cual nos llevará al fin de esto que tenemos juntos.

Todo comenzó hace unas semanas, cuando sin aviso previo empezaste a llegar más tarde de lo normal a nuestra casa, tus escusas fueron las de siempre “tengo mucho trabajo” “estoy muy ocupado” “tenemos varias reuniones” no me hubiera preocupado realmente, pero tu comportamiento comenzó a cambiar también.

Algunas veces llegas de mal humor, otros días ni si quiera me hablas, o en el peor de los casos no llegas a dormir. Esto me ha cansado y he decidido confrontarte, necesito saber qué es lo que nos está pasando y por qué se dio este cambio ¿Acaso soy la culpable? ¿No soy suficiente para ti?.

 

Son las once de la noche y te estoy esperando despierta para hablar contigo de lo que tanto me agobia, estoy tan nerviosa, mis ojos están a punto de soltar las lágrimas que vienen cargando desde hace unos días. Es bastante tarde y como ya es costumbre tú aun no llegas.

 

Escucho el sonido del elevador y la luz que indica que alguien se ha detenido en nuestro piso, al siguiente momento la puerta se abre revelando tu serio rostro, al escuchar el sonido de la televisión, que he tenido prendida desde hace más de tres horas que te espero, volteas a ver hacia el sofá donde estoy sentada mirándote.

 

-Es muy tarde, ¿Qué haces despierta? – me dices desviando tu mirada en dirección a la puerta de nuestra recamara y comenzando a caminar hacia ella.

 

-¿Cómo estuvo tu día?- pregunto tratando de iniciar una conversación contigo para no ir directo a lo que quiero discutir y te sientas agredido por esto, sin embargo, no me contestas y entras a la recamara sin regresar a verme una vez más.

 

Me levanto y camino tras de ti, parece ser que tendré que hablar de esto de una vez y rápido antes de que te duermas y continuemos con esta rutina un día más. Estas frente al closet cambiándote de ropa por algo más cómodo para irte a la cama.

 

-Quiero que terminemos esta relación - suelto sin pensarlo dos veces, esto no es lo que realmente quería decirte pero con tu actitud no me queda otra opción, volteas a mirarme con una expresión de incredulidad en tu rostro - ¿Qué? – preguntas, al parecer no me escuchaste bien o tus oídos se niegan a aceptar mis palabras.

 

- Terminemos - digo una vez más tratando de creérmelo al mismo tiempo, ahora has dejado de hacer lo que estabas haciendo y te acercas a mi tratando de encontrar mi mirada, la cual esta fija en el espejo que esta detrás de ti.

 

- ¿Por qué? ¿Paso algo mientras estaba en la compañía? Ya te he dicho que son mentiras ¿Por qué sigues sin creerme? – suenas enojado, no tengo valor de mirarte a los ojos cuando sé que me perderé en ellos si lo hago.

 

– Mírame cuando te estoy hablando – dices y tratas de sostener mi rostro para encontrar nuestras miradas, pero doy un paso hacia atrás evitándolo.

 

- Nadie me dijo nada, si es lo que tanto te preocupa – te digo y me alejo más de ti, dirigiéndome hacia el otro lado de la cama para tratar de ponerla como barrera entre nosotros – es solo que ya no quiero continuar con esto, estoy cansada.

 

- ¿Qué? No te entiendo ¿Por qué de la nada sales con esto? – escucho algo diferente en tu voz y no puedo evitar regresar a verte, tus ojos están brillosos como si fueras a llorar en cualquier segundo y te muerdes el labio como tratando de evitar que salga algún sonido de tu boca.

 

- No es de la nada, el que comenzó a cambiar de la nada fuiste tú – llego el momento de decirte lo que desde el principio he tratado – dime ¿Cuándo fue la última vez que nos dimos un beso? – me miras, en tu mirada se refleja sorpresa y culpabilidad al mismo tiempo – ni si quiera tú lo recuerdas ¿cierto? – Por fin dejo que nuestras miradas se encuentren, pero sigo protegiéndome con la distancia que pone la cama entre nosotros – ¿para qué seguir con una relación que no te interesa? Siempre estas ocupado, y lo entiendo, tienes cosas importantes que hacer ¿no crees que sería mejor terminarlo todo?.

 

No contestas nada, solo te sientas en la orilla de la cama y bajas la mirada – Estas cansada de mí ¿verdad? – me preguntas, en un tono de voz tan bajo, que por un segundo creí que había escuchado mal. No, lo has entendido todo mal, nunca podría estar cansada de ti, tú eres mi mayor felicidad y lo que me hace sonreír todos los días.

 

Se han invertido los papeles, se supone que yo debería estar preguntándote eso, no tú a mí – estoy cansada de la situación, no de ti – te digo de la manera más sincera, tratando de hacerte creer en mis palabras.

 

- Entonces ¿Por qué me quieres dejar? – me respondes. Me acerco hacia la cama y me siento en la orilla contraria, esto se está volviendo más difícil de lo que esperaba, suspiro tratando de controlar mis emociones y busco una respuesta a tu pregunta – ya te lo dije, no quiero presionarte y tú no tienes tiempo para mí, no es justo para ninguno de los dos continuar con algo así – cada vez duele más decírtelo.

 

- No me dejes – escucho tu suplica desesperada – no sé qué voy a hacer sin ti, tú eres lo único que me tiene con los pies en la tierra, si te vas me volveré loco – no entiendo, realmente no entiendo que estas tratando de decirme con esas palabras, pero el modo en el que me las dijiste termino de romper mi corazón.

 

- Últimamente todo se está volviendo muy complicado sabes, todo es tan difícil, lo siento por no habértelo dicho antes pero no quería agobiarte con mis problemas – agobiarme con sus problemas, pero si he estado más agobiada que nunca sin siquiera saberlos – te quiero demasiado, y sé que, no te lo he demostrado estos últimos días, por eso te pido que me perdones y que no me dejes, por favor – al final de lo que dijiste he odio como tu voz se ha quebrado, te has llevado las manos al tu rostro y lo has cubierto con ellas, a la distancia puedo ver como tu cuerpo tiemblas ¿estas llorando? Nunca antes te he visto llorar de esta manera.

 

Me levanto rápidamente de la cama y me acerco a ti – amor, no llores – te digo y te tomo entre mis brazos tratando de calmarte – todo está bien, te entiendo, lo siento por comportarme así contigo, estaba desesperada y creí que ya no me querías – parece ser que mis palabras solo te han hecho llorar más y no lo contrario, maldición.

 

Me abrazas fuertemente y me sientas en tu regazo, una de mis manos acaricia tu cabello suavemente, mientras la otra acaricia tu espalda tratando de calmar tu llanto – Es mi culpa que hayas creído eso, soy el peor de los novios del mundo ¿verdad? – Tu cabeza ahora está escondida en mi cuello y tus brazos alrededor de mi cintura – No amor, eres lo mejor que me ha pasado en esta vida, la culpa es mía por sacar conclusiones sin hablar contigo primero – es una costumbre que tengo, debo de cambiarla si no quiero lastimarte más.

 

Nos quedamos así por lo que parece ser más de una hora, suavemente me alejo de ti y me doy cuenta que tienes los ojos cerrado, parece que te estas quedando dormido – Cariño, vamos a recostarnos en la cama ¿sí? – susurro en tu oído y me levanto de tus piernas, tú me sigues obedientemente como un niño pequeño y te metes bajo las cobijas, segundos después te sigo. - Te quiero – te digo mientras te acomodo en mis brazos, acariciando con una de mis manos tus cabellos para ayudarte a dormir más rápido – Yo te quiero más – me respondes y te quedas dormido un par de minutos después.

 

Sigo despierta observándote, pensando en cómo podría llegar a cansarme de ti si eres lo que más quiero en esta vida, sin embargo, por tu felicidad sería capaz de hacerme a un lado, pero en este momento yo soy tu felicidad así que dejare de pensar en otras cosas y disfrutare los momentos a tu lado.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
No comments yet