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Until the end.
Daehyun cerró sus ojos y contuvo el aliento.
Sabía perfectamente que lo que vendría no sería un grato momento y aun así, estaba listo para ello. Estaba preparado. Ya nada le detendría. Vivir eternamente junto al otro no era opción, sino un deber.
Jongup observó las hermosas facciones del mayor y sonrió estupefacto. No pudo evitarlo. Aquel gesto se trazó por cuenta propia.
La distancia en ambos se fue perdiendo mientras la cercanía ganaba terreno.
¿Cuantos segundos habían sido realmente?
Porque hasta que el menor desvió el rumbo de sus labios del cuello del mayor, no logró pasar siquiera un minuto.
"No mereces este castigo, Dae"
Aquel susurro, Jongup sabía, sería replicado por el mayor, y por eso mismo se aseguró de evitarlo.
Selló de aquellos labios en un fugaz beso. Un beso tan fugaz, como el simple pasar de un cometa.
Al parpadear, se disipó todo contacto.
"Sin embargo...seré egoísta esta vez. Quédate a mi lado por el tiempo que sea"
Daehyun sintió impotencia ante el repentino cambio.
Siempre era igual.
Presionó los puños con tal fuerza, que sus uñas quedaron marcadas en las palmas de sus manos.
Una vez más, debía tragar todo y aceptar.
Y así lo hizo.
Afirmó al trato sin rodeos y abrazó al menor con fuerza.
No iba a negarse a ello, siquiera podía pensar en hacerlo.
Lo amaba.
Lo amaba con locura.
Lo amaba tanto, como para dejar de ser mortal y entregarse de lleno al eterno día a día.
"¿Qué será de ti cuando muera? ¿Te lo has preguntado?"
"No interesa...no ahora"
El menor fue quién forzó el abrazo, aquélla cálida unión entre sus cuerpos. Él mismo, quién buscó refugio en la curva del cuello contrario y embriagarse del aroma característico en éste.
"Además...me habré saciado hasta entonces ¿Verdad?"
Daehyun no pudo evitar reír, siquiera llorar.
Las lágrimas trazaban un libre camino por sus mejillas. Un camino que acababa en el hombro húmedo del pequeño a su lado.
Sabía faltaba tiempo para el fin. Para su propio partir.
Lo sabía perfectamente.
Aun así, aún así, la sola idea de que el límite de vida le impidiese seguir junto al menor, partía su alma en dos.
No quería dejarle.
No importaba si fuesen veinte, cincuenta u ochenta años los restantes. Que alguien más pudiese estar a lado de éste, le perturbaba.
No debería de haber otro.
Con él, aquel sinfín debía acabar.
Nadie, nadie debía ser capaz de otorgar su sangre a aquel que yacía entre sus temblorosos brazos.
"Me aseguraré que así sea"
Y la mentira era mejor entonces, porque sabía y juraba, Jongup jamás se saciaría con aquella cantidad mínima que él podía brindarle.
¿Qué tan difícil sería enamorarse de un muchacho sin vida?
¿Qué tan complejo el vivir a su lado?
Daehyun por fin hallaba respuesta a ello.
Porque a pesar de no ser mortal, porque a pesar de no envejecer, Jongup había logrado colarse en su piel, en su mente y en su corazón.
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