Me desabroché la camisa y los pantalones, y los dejé caer al suelo, pero Tiffany no esperó a que estuviera lista. Me empujó contra la mesa cuando yo aún tenía los pantalones en los tobillos. Di un traspié y casi me caí, pero Tiffany me agarró y me colocó sobre el tablero de la mesa.

Se metió mi pezón en la boca y sin despegar los labios de mi piel  lo acarició con la lengua y lo succionó suavemente. Un gemido se me escapó haciendo que Tiffany volviera a lamer la punta como recompensa.

Pasó a mi otro pezón y  lo chupó y lamió otorgándole tanta dedicación como al primero. Gemí más fuerte que antes, sintiendo como Tiffany tembló  al escucharme.

Ella abrió la boca sobre mi pecho sujetándolo con una mano para hacerlo sobresalir y al  retorcerme de placer largando gemidos entrecortados Tiffany lleno mi boca con su otra mano, apoyando dos dedos sobre mi lengua y sujetándome blandamente la mandíbula.

Al principio me sorprendió el acto pero luego fui receptiva, le sujete la mano y comencé a chuparle lenta y dulcemente los dedos, acariciándolos con su lengua.

Oí un gemido de los labios de Tiffany aun en mis pezones, sonido que me hizo seguir atendiendo sus dedos.

Tiffany  pasó de nuevo a mi pecho izquierdo y parecía como si estuviera en un trance chupando mis pezones.

Saco sus dedos ahora húmedos de mis labios y ataco mi boca con fuerza. Su boca era dulce, y fácil de besar. Sin duda podría hacerlo todo el día.

Me beso por un largo tiempo mientras amasaba mis pechos. Libero mi boca y siguió su camino hasta mi ombligo pasando por mi cuello, el valle entre mis pechos,  costillas, cada una de ellas, cuando llego a mi ombligo metió su lengua. Mi cuerpo pego una brusca sacudida. Pero Tiffany  me sujetó de la  cintura y lamio  la distancia que separaba mi obligo hasta los risos oscuros de mi , entonces me dio un sonoro beso en esa zona.

Me  abrió más las piernas pero  se lo impedí cerrándolas con fuerza, intentando recuperar el aliento, ante mi negativa Tiffany me tomó los tobillos, acto seguido  los besó y chupó provocándome retorcer mis pies.

Sin previo aviso, puso uno de mis  pies sobre su hombro y me acarició con la lengua la pantorrilla de la otra pierna hasta la rodilla, articulación donde hundió su lengua lamiéndola en la parte posterior. Apoye la cabeza contra la mesa respirando entrecortadamente. Seguía mirando a  Tiffany pero mis parpados parecían pesar más y más a medida que ella avanzaba por su pierna.

Cuando llegó a mi muslo, se acomodó de rodillas ante mi o expuesto y  lamió el surco que iba  desde mis nalgas hasta el hueso de la cadera. Primero de un lado y luego del otro.

Intente mantenerme silenciosa, expectante y agitada, ante las acciones de Tiffany. Acarició con su lengua mis labios mayores, luego el surco que entre estos y los labios menores, finalmente, pasó un largo y lento lametazo desde la base de mis labios cerrados hasta la cima, de mí ya sensible clítoris.

Respire con una lentitud forzada, tratando de calmar mi pulso. Y estaba segura que Tiffany era capaz de apreciar  en la punta de su lengua. Me lamió otra vez, y otra vez, desde la base hasta la cumbre, y de nuevo hacia abajo, varias veces y cada vez  iba abriendo un poco más mis labios hinchados y palpitantes.

Mi columna estaba arqueada en busca de más, y mis pezones erguidos con la excitación. Tiffany comenzó a besarme el o como solo ella sabía hacerlo. Lenta y concienzudamente, alternando entre lametazos, chupadas y embestidas de su lengua. Acaricio mis labios, para luego besar y succionar suavemente mi clítoris, provocando  sacudidas y temblores en todo mi cuerpo.

Se incorporó y se sacó toda la ropa. Una vez desvestida, pude apreciar sus erectos pezones y la humedad entre sus piernas.

Tiffany se recostó sobre mí y me beso el cuello. Envolví su cuerpo caliente con mis brazos sin dejarla a donde ir.

Tiffany presionando su suave y húmeda contra la mía sacándome un gemido. Ella me miro atentamente a los ojos, con algo en ellos que no logre descifrar hasta que comenzó a moverse contra mí y no pude mantenerle la mirada. Cerré los ojos con fuerza ante la sensación de sentirla contra mí.

—Tiffany —logre decir.

Entonces, se quedó quieta largos segundos despegando su de la mía, y abrí los ojos.  Me acunó el rostro entre sus manos mientras me miraba con un brillo en sus ojos.  Se apoyaba en sus codos y de nuevo se pegó a mí y comenzó a moverse despacio, rozándome lentamente contra su .

—¡Oh…, oh…, oh…si!— gemí

La abrace y comenzó a gemir descontroladamente. Logre ver como Tiffany apretó los dientes.

—¡Oh, dios! —jadeó.

Yo no aguantaría mucho más. Ella apoyó su frente contra la mía y aceleró el ritmo un poco, haciéndonos sacudir y temblar con cada roce suyo.

Cuando llegué a mi o Tiffany tapó mi boca con sus labios bebiendo mis gemidos. Ella pego su contra la mía, presionando mi clítoris contra el de ella y prolongando mi placer  y ambas gemimos.

Tiffany cayó sobre mi cuerpo enterrando su cabeza en mi cuello. Mi cabeza me daba vueltas, el corazón me martillaba. Tiffany tardo unos minutos en poder ser capaz de levantar la cabeza de mi cuello. Le acaricie el cabello y aparte los húmedos mechones de su frente por el esfuerzo. Ella me dio un linda sonrisa de ojos y entonces me beso.  Y sabía que esto apenas empezaba.

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En el último o de Tiffany llego la miré. Tenía aspecto de estar absolutamente agotada. Más cansada que yo —.Creo que debes descansar. Tenemos mucho tiempo para seguir. Todo el tiempo del mundo.

Tiffany me miró con una expresión extraña y luego se volvió y me dio la espalda.

—El tiempo es algo pasajero —afirmó—. Tan pronto como llega vuelve a desaparecer. De un segundo a otro.

—Es cierto —dije, acurrucándome en su espalda—. Pero nosotras aún tenemos muchos segundos, infinitos.

Tiffany se dio la vuelta hacia mí con los ojos brillantes.

—Puedo descan