Parte 1

La chica de los libros (MinKyul)

-JiHyun, hija, debes levantarte. Es  tarde. 

Se escuchó una voz femenina adentrándose en la habitación a oscuras. Seguidamente abrió las cortinas y un poco las ventanas. La chica se revolvió en su cama quejumbrosa, cubriéndose con las mantas por encima de su cabeza. 

 

-JiHyun, por favor. 

La chica hizo caso omiso. Su madre suspiró, se acercó hasta ella y depositó un suave beso en su cabeza por encima de las frazadas. 

Las calles de Corea estaban cubiertas por una vasta niebla aquel otoño. 

 

La señora Lee  se encontraba en la cocina preparando el desayuno para su hija, JiHyun era una chica especial. Había sido diagnosticada desde pequeña con un trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Es una especie de enfermedad que afecta el poder socializar correctamente con las personas. Ya sea dificultando el desenvolvimiento verbal con otros o carecer de la habilidad de hacer interactuar fácilmente con la gente. Todo en su cabeza se encontraba bien. No tenía ningún tipo de problema cognitivo. No era una genia ni una estúpida. Su cerebro era el de una niña normal. La persona más allegada a ella, su madre, era con quien más palabras intercambiaban. Cualquier tipo de contacto humano que no fuera ella la ponía nerviosa. Había sufrido un ataque de pánico en la escuela cuando era pequeña, los maestros y sus compañeros se asustaron mucho y no tenían idea de cómo contenerla, no fue hasta que su madre llegó al establecimiento cuando finalmente logró calmarla. Desde aquel día, sus padres decidieron que estudiaría en casa con una persona de confianza, sin exponerse a tanta gente a su alrededor que pudiera sofocarla. Ningún especialista había sido capaz de decirle con precisión si JiHyun dejaría de ser así en algún momento de su vida. Pero ella no perdía la esperanza, 

Oyó los pasos de la chica bajando las escaleras y se volteó ocultando algo tras su espalda. La adolescente de dieciocho años entró en la cocina lentamente vistiendo su pijama a rayas, con su cabello alborotado y frotando uno de sus ojos con su puño. 

 

-Hola corazón. ¿Qué tal dormiste? –preguntó en un tono dulce mientras servía las cosas en la mesa. 

La chica sólo se encogió de hombros, sin ser grosera, y tomó asiento. 

-Come antes que se enfríe. 

 

Era jueves. JiHyun tenía clases particulares en el living de su casa de lunes a jueves con una mujer muy agradable llamada Hyerin. Ella era la instructora de JiHyun desde hacía años, estaba acostumbrada a su comportamiento y ella podía confiar en ella. Los viernes tenía cita con su psicóloga. No pasaba tanto tiempo con esa mujer como lo hacía con Hyerin. No habían formado un vínculo afectuoso entre ellas, entonces su conversación era más reducida. Los sábados eran sus días libres. Su madre no le exigía absolutamente nada los sábados. Podía dormir hasta la hora que quisiera e invertir su tiempo como le diera la gana. Los domingos eran los días menos favoritos de JiHyun. Su familia se reunía en casa de sus abuelos a almorzar juntos. Iban sus tíos y sus primos y ella tenía que soportar ese contacto humano durante un par de interminables horas. 

Los jueves tenía clases de matemáticas. Odiaba las matemáticas. No era mala en ellas, simplemente no eran de su agrado y su madre lo sabía perfectamente. Entonces siempre buscaba la forma de compensarla, ya sea con su comida favorita o algún presente. 

 

-JiHyun –llamó suavemente haciendo que la aludida dejara de comer y se fijara en ella- tengo algo para ti- pero la chica, como la mayor parte del tiempo, tenía una mirada inexpresiva. 

La mujer sacó sus brazos de atrás de su espalda y le mostró que en sus manos sostenía un libro que JiHyun quería. Se lo tendió y ella ella ella lo tomó observándolo detenidamente, admirando cada detalle, como con cada regalo que su madre le obsequiaba. 

 

-Es el que querías ¿Verdad?  Ella asintió sin dejar dejar de ver el objeto- ¿No hay nada que quieras decirme? 

JiHyun dejó de observar el libro para verla a los ojos y luego de unos segundos finalmente le dijo un simple 'gracias' con una muy diminuta sonrisa. 

Su madre sonrió ampliamente. JiHyun hablaba poco, entonces cada vez que lo hacía se sentía inmensamente feliz. 

 

-Bien. Iré a hacer las compras. Esmérate en la clase de hoy y tal vez cocine algo delicioso sólo para ti –le guiño un ojo. 

La chica sólo se limitó a asentir manteniendo aquella pequeña sonrisa, mientras veía como su madre abandonaba la cocina. 

 

El viernes por la tarde había llegado el momento de estar una hora recostada en aquel diván. No era algo que le molestara. Era cómodo y Sooyoung, su psicóloga siempre hacía su mejor esfuerzo para tratar de sacarle información a JiHyun sin necesidad de bombardearla con preguntas y hacer que se sintiera presionada. 

Ella hacía preguntas, ella respondía la mayor parte con gestos corporales como encogerse de hombros y negar o asentir con la cabeza y ella anotaba todo en una libreta que siempre llevaba encima durante las sesiones. Pero a veces también respondía más ampliamente. 

 

-Dime JiHyun ¿Cómo van tus clases? ¿Algo que quieras comentar? 

 

-Odio las fracciones –dijo al cabo de pensar durante varios segundos su respuesta. 

 

-¿Pero logras entenderlas? –ella asintió- Bien, no puede ser tan malo entonces. Las fracciones no han matado a nadie hasta el día de hoy. Y dime ¿Cuándo fue la última vez que saliste de tu casa? Sin contar las sesiones y las reuniones familiares. 

JiHyun esta vez meditó durante minutos. Ella no había hecho amigos. No tenía lugares a los que le interesara ir. Entonces no hallaba motivos para salir de su hogar. Se limitó a negar con su cabeza. 

 

-¿No? No lo recuerdas –preguntó la mujer- ¿Se debe a que fue hace mucho tiempo? ella asintió. 

 

-Bien. No hay nada de malo en eso. Uno siempre se siente a salvo del mundo exterior en su casa. Sin embargo deberías analizar la posibilidad de salir –la chica hizo una mueca con sus labios dejando en claro que la idea no lo emocionaba en lo más mínimo- Bien, esto es todo por hoy. Hablaré con tu madre y en unos minutos podrán irse. 

 

La psicóloga se encargó de decirle ella misma a madre que incentivara a JiHyun a salir de su casa. Que la hiciera hallar razones para querer hacerlo. Le explicó que un día ellos no estarían para ella y necesitaría valerse por sí misma. No necesitaba ser la gran cosa al principio. Sino ir progresando regularmente. Su madre lo comprendió y dijo que haría todo lo posible. 

 

Al otro día era sábado. Era la oportunidad perfecta para tratar de convencer a JiHyun de salir. 

-JiHyun –la llamó algo dudosa tratando de sonar casual. Ella emitió un sonido sin dejar de comer, sólo para hacerle saber que la había oído- Iré al centro comercial en unos momentos ¿Te gustaría acompañarme? 

 

JiHyun la observó con el ceño fruncido. Definitivamente la estaban subestimando, sabía perfectamente que la petición de su madre se debía seguramente a algo que su psicóloga le había dicho mientras platicaban a solas. Su pensamiento reflejo fue negarse, pero al ver el brillo en los ojos de su mamá, esperanzada de que aceptara, no pudo hacerlo. Ella deseaba que ella pudiera llevar una vida común y corriente, no porque la considerara una carga, sino porque quería lo mejor para ella. Sabía que no sería obligada nunca a nada, y a veces incluso se aprovechaba un poco de eso. Pero esta vez pensó que se sentiría culpable si arruinaba su ilusión rechazando la invitación. 

Dudó y dudó, hasta que finalmente dio un largo suspiro. 

-Está bien –dijo a secas. 

 

Su madre sonrió feliz sin poder creerlo. Tuvo que contenerse para no comenzar a dar saltos a causa de la emoción. 

-¡Te compraré lo que quieras! ¡Gracias! ¡Muchas gracias! –decía exaltada. JiHyun desvió la mirada- Iré por mis cosas. 

 

Cuando se encontró solo comenzó a morder sus uñas. La ansiedad invadía su cuerpo y sentía su estómago ceñirse. Había aceptado salir de su casa. Y no se dirigían a un lugar precisamente tranquilo. Era un lugar repleto de gente. 

JiHyun se cambió de ropa y subió al auto. Hacía mucho tiempo que no se encontraba tan intranquila. Miles de posibilidades horribles rondaban en su cabeza. Aunque trataba de mantenerlas alejadas, éstas permanecían. Trataba de actuar lo más natural posible para no alarmar a su mamá. La señora Lee aparcó el vehículo en el estacionamiento y descendieron de él. El centro comercial estaba a sólo siete cuadras de  donde vivían. Pero iban en auto para cargar todos los víveres y las compras en ella. 

JiHyun observaba el inmenso edificio con algo de pavor. Más bien, bastante. 

 

-¿Quieres que te tome la mano? –preguntó su mamá, pero ella se negó. 

 

JiHyun solía pensar a menudo que su madre lo veía como una niña en lugar de verla como la adolescente que era. Comenzaron a caminar hacia la entrada. Una vez adentro JiHyun  quedó anonadada. Veía todo lleno de curiosidad. Las luces, los comercios, la música proveniente de algún lugar, el bullicio. En verdad hacía mucho tiempo no salía de su casa. Se encontraba algo paranoica observando a cada persona que pasaba a su lado.  A la defensiva. La señora Lee no había seguido avanzando. Estaba esperando que se acostumbrara al campo visual tan repleto de cosas. Tan complejo. Luego de unos minutos JiHyun comenzó a caminar lentamente, paso tras paso. Su madre sonrió y la guió a la sección del enorme supermercado. Seguía los pasos de su mamá a paso de soldado, siempre firme tras su espalda, mientras recorrían las góndolas. Algunas personas saludaban a su madre. Supuso que eran conocidos de hacer las compras y cruzarse repetidas veces. 

 

-¿Ésta es tu hija JiHyun de la que tanto hablas? –preguntó una señora bastante mayor mirando a la chica. 

 

-Sí. Es ella –dijo orgullosa. 

 

-Es más bonita aun en persona –la anciana tendió un brazo hacia ella, tal vez para desordenar su cabello pero JiHyun abrió los ojos sorprendida y dio dos pasos hacia atrás, fuera del alcance. 

 

-Emm, es algo tímida –dijo rápidamente su madre interponiéndose entre su hija y la señora- si nos disculpa, ya debemos irnos. Nos vemos seguramente la próxima semana, JungAh 

 

-Claro cariño. Un gusto conocerte, JiHyun–dijo amablemente, pero ella sólo la observó asustada y se alejó lo más rápido posible. 

Su madre fue tras sus pasos hasta alcanzarla. 

-¡JiHyun espera! –Dijo algo agitada, al oírla ella  se detuvo- No pasa nada, la señora JungAh es inofensiva. 

 

La chica aún estaba nerviosa, pero trataba de tranquilizarse tan rápido como le fuera posible. Sabía que podía estar exagerando un poco las cosas, pero la tensión no la dejaba pensar con claridad. 

Se dirigieron a la caja y una vez que salieron de esa sección se dedicaron a ver vidrieras de distintos comercios. JiHyun miraba todo con suma atención. La madre deseaba que JiHyun le pidiera algo, cualquier cosa, como lo hacían todas las niñas y adolescentes con sus padres, ella haría lo posible por comprárselo. Siguieron avanzando hasta dar con una tienda de reconocido nombre de venta de libros, cds y todo tipo de artículos de literatura. La chica demostró más énfasis en este lugar que en cualquier otro. 

 

-Aquí es donde compro tus libros –comentó. 

Pero ni siquiera recibió una mirada a cambio a causa de la concentración de la joven en las cosas expuestas tras el cristal. Decidió probar otra táctica. Estaba teniendo muchos avances en un solo día y quería aprovecharlos al máximo. No sabía si una oportunidad cómo ésta volvería a repetirse. 

 

-Cielo, iré a la zapatería que está enfrente, quiero ver unas botas. Tú puedes quedarte aquí el tiempo que desees –esto logró captar su atención y la miró- ten, por si quieres comprar algo –dijo entregándole dinero en su mano –JiHyun observó el dinero y luego a su madre- Estaré cerca, si me necesitas –dijo finalmente alejándose, adentrándose en el local de enfrente, mirándola de reojo cada determinado tiempo. 

 

Su madre la había dejado sola, en un lugar lleno de gente desconocida. Éste definitivamente no era el mejor día de su vida. Guardó el dinero en su bolsillo y continuó observando los libros, hasta que algo logró distraerlo. 

Alzó la vista para mirar dentro del comercio. Gente hablando entre ella, mirando libros que seguramente estaban interesados en comprar, personas atendiendo a los clientes. Había tres personas vestidas con una camisa azul marino y un nombre de identificación en ella. 2 chicos adolescentes y una chica, Uno de ellos era rubio, y alto. El otro era más bien de pelo negro y de estatura media. Y la chica. La chica era de contextura algo alta. Pelo castaño, el cual lucía suave y brilloso. Sonreía mucho y era muy amable con los clientes. Pero lo más impresionante eran sus ojos. Eran hermosos. Sin darse cuenta, toda su atención quedó atrapada en aquella chica. Quien sabe cuánto tiempo estuvo viéndola directamente. Siguiendo cada movimiento que hacía. Cómo interactuaba tan fácilmente con los clientes. De manera tan amable. Cobraba y entregaba el vuelto despidiéndolos con una sonrisa a cada uno de ellos. JiHyun  quedó admirada. De pronto aquella chica se volteó hacia dónde ella se encontraba y JiHyun  desvió la mirada automáticamente. Simulando que veía los artículos en vidriera. Su corazón latía fuerte. Por alguna extraña razón quería saber su nombre. No quería irse del lugar sin saber el nombre de la chica de ojos hermosos. Pero desde el lugar donde se encontraba no lograría ver su identificación pegada a su uniforme de trabajo. Su única opción era entrar y comprar algo. Y no sólo eso, que fuera ella quien la atendiera. Pero ¿Era capaz de hacerlo? ¿Qué tal si no encontraba las palabras necesarias? ¿Qué tal si la consideraba una completa idiota? Pero por otro lado, no volvería a ese lugar. Era ahora o nunca. 

Apretó sus puños con fuerza juntando coraje y comenzó a adentrarse en la tienda. Iba con su mirada gacha. Las demás personas estaban entretenidas en sus asuntos, no eran conscientes de la chica a punto de un ataque de nervios. JiHyun levantó la mirada para buscar la chica. Cuando dio con ella se quedó embobada mirándola, al parecer ella se percató de eso y guió su vista hacia ella. La adolescente uniformada comenzó a caminar hacia JiHyun con una sonrisa en su rostro. JiHyun comenzó a respirar algo agitada al ver que se acercaba, se volteó a un costado hacia la estantería llena de libros que se encontraban a su lado fingiendo observarlos, cuando sintió que la tenía a tan sólo unos pasos tomó un libro  cualquiera entre sus manos. 

-Hola, bienvenida a Book Store  ¿Puedo ayudarte en algo? 

Dijo la muchacha con una hermosa sonrisa observando a JiHyun que aún se encontraba de perfil con la mirada perdida en los artículos de la góndola. Su voz era algo aguda, pero gentil. Era una voz más bella de lo que ella hubiera imaginado. Apretó el libro con fuerza y se volteó a verla de frente, mostrándoselo 

 

-¿Éste? –preguntó tomando el libro en sus manos sin borrar la sonrisa de su rostro en ningún momento. JiHyun asintió nerviosa con la cabeza. 

 

–Bien. ¿Necesitas algo más? 

Sólo negó con su cabeza mientras su atención se dirigía a su identificación. “Soy Hyomin. Estoy para servirte”. Hyomin. Ese era su nombre. Era un lindo nombre. 

 

-Entonces, ven. Sígueme –dijo volteándose y comenzando a caminar luego de hacerle una seña con la mano para que la siguiera. 

JiHyun comenzó a seguirla dentro de la tienda admirando su cabello, su contextura física, incluso pudo notar que era como unos 5 centímetros de estatura más alta que ella. Llegaron al lugar de la caja registradora. 

-Bien. Seran 10000  Wons- volvió a hablar entre sonrisas poniéndose detrás del mostrador. 

 

JiHyun reaccionó rápidamente buscando el dinero de su bolsillo y entregándole el billete. Sus manos casi se rozan en el intercambio, pero JiHyun la estar vitó retirando rápidamente su mano al instante. 

 

-Aguarda un momento. Iré a envolverlo. Enseguida regreso –dijo para luego adentrarse por una puerta a una habitación que se encontraba detrás de los mostradores. 

 

JiHyun asintió y se quedó estática, jugando nerviosa con sus dedos. Esos momentos se sintieron una eternidad para ella. Por suerte vio como la chica regresaba con un paquete entre sus manos, metiéndolo dentro de una bolsa transparente de plástico que tenía grabado el nombre del local. 

 

-Aquí tienes. Que tengas un buen día –dijo dulcemente entregándole la bolsa. 

JiHyun la tomó con su mano y salió lo más rápido que pudo del lugar. Su madre estaba esperándola fuera de éste. Ella también sostenía una bolsa, pero ésta contenía una caja de cartón bastante grande. Supuso que se había comprado el par de botas en el que estaba interesada. Ella la observaba expectante. Por primera vez JiHyun había hecho algo por cuenta propia, entrando a un lugar desconocido, interactuando con extraños y no parecía haber enloquecido en absoluto. JiHyun  sentía sus pulsaciones fuera de control, pero no era un mal sentimiento. Era algo cálido, que por momentos le hacía olvidar el miedo.

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Comments

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gogixx
#1
this is so nice ^^
Kermariuth
#2
Chapter 1: Por favor Sigue!!!!!!!!!!!!
Kermariuth
#3
Chapter 1: Por favor Sigue!!!!!!!!!!!!
hyominfan57
#4
Porfa porfa porfa porfa yo quiero conti NESECITO saber como sigue PLISSSSSSS!!!!!!!
schlimmsterxalptraum #5
continúa porfaaaaaaaaaaaa
hyominfan57
#6
Contiiii porfaaaaa contiiiii!!! Quiero saber que pasa!!!
schlimmsterxalptraum #7
Me pregunto si lo continuarás en algún momento ;-;
hyominfan57
#8
Chapter 2: Porfas quiero contiiiiii!!!!!!
hyominfan57
#9
Porfaaaaa yo necesito saber como sigue este fic :-(:-(:-(!!! La curiosidad me esta matando. porfa porfa porfa porfa continua este fic!!!!
schlimmsterxalptraum #10
Chapter 2: Yaaa por favor continua ;-; necesito saber como sigue :ccc actualiza pronto!!