centrado en Khun//OneShot// Dicotomia : Tormenta/Calma

No paraba.

Aquella lluvia no le era acogedora; el viento, el ruido, los truenos y la luz cegadora de los relámpagos, lo perseguían día y noche, siendo incapaz de descansar o pensar sobre todo lo que estaba pasando. No había pasado mucho desde que la confusión y el miedo habían empezado a inundaban sus pensamientos, haciendo ver a la soledad como una vieja amiga. No tenía porque estar así: había aprendido a amar las tormentas. Un día hizo una gran promesa con ellas y entre todos establecieron un extraño lazo de agradecimiento mutuo. Desde entonces cada vez que la lluvia se asomaba por su ventana una sombrilla siempre lo esperaba para protegerlo, sin importar la hora, la fuerza del viento o la desolación del lugar. Ésta siempre aparecía intacta, esperándolo para comenzar su día.

Pero la tormenta de ahora era extraña, diferente y terrorífica porque en realidad no existía. No caía ni una sola gota de agua. Otra parte de su ser había sido descubierta y temía que aquel lazo que tanto atesoraba se perdiera. Pese a saber que otra persona estaba a su lado por si alguna tormenta lo tomaba desprevenido, estaba acostumbrado a resguardarse en aquella inmensa sombrilla de siempre. Pero no estaba seguro si era correcto volver a tomarla: para quien él había elegido, para ellas; sus más fieles amigas y para él quien estaba perdido. La inexistente tormenta crecía junto a sus dudas; la respuesta final aparecería cuando el destino le dejara saber las consecuencias. 

Fue entonces que cayó una tormenta majestuosa, una muestra implacable de la naturaleza. Su miedo disminuyó al estar acompañado, pero la sombrilla no apareció aquel primer día... 

La torrencial lluvia continuó. Era cierto: tenía que continuar sin ellas, pero no sería lo mismo. Las había perdido, sus fieles compañeras ya no estaban allí. Le era imposible no llorar, no caer ante aquella realidad. Siempre había sido honesto en los momentos en que sin duda les exclamaba su eterno agradecimiento, su amor; diferente y honesto. 

Su deseo era seguir siendo acompañado por ellas... las dulces palabras de sus seres amados lo ayudaban a levantarse pero no era suficiente para llenar ese vacío que era acompañado por la estúpida tormenta.

Los días seguían pasando. Era hora de volver a salir. Ya tenía que rendirse. 

¿Cómo podía ser tan egoísta y creer que todo seguiría igual? Fue estúpido pensar algo así. Ellas también tenían que moverse; al verlo acompañado tal vez no sentían la necesidad de estar junto a él. Abrió la puerta para afrontar la tormenta. Eran pocas la veces que tomaba otro paraguas pero era necesario, puso un pie en el exterior y lo vio en una esquina un objeto rojo, con huecos y un poco más pequeño, pero estaba ahí, esperándolo. Una nota estaba al lado del paraguas “Always & 4ever” Hasta entonces no se había derrumbado. Había prometido no caer por el destino, que lo que pasara no era su culpa y solo el tiempo haría a ambos lados entender los sentimientos y la vida del otro.

Pero era imposible, ¿Como podía ignorar todos esos días de miedo? ¿La felicidad que le causaba aquella pequeña nota? Tan fuerte era su lazo, que comprendió el poder de las palabras. Los mensajes de alegría que recibía cada vez que se comunicaba con ellas. Todo cobró sentido y sus lágrimas acompañaron la tormenta. Debido a que el pequeño paraguas no lo cubría del todo, lo tomó entre sus manos y abrió el otro. Lo apretó entre sus brazos, incapaz de ocultar sus lagrimas: aquella tormenta ya no era tan tenebrosa. La sombrilla siguió apareciendo hasta el final de la tormenta, a veces más pequeña que antes, otras con grandes hoyos, pero siempre estaba allí y el jamas dudo en llevarla consigo.

La claridad del día mostraba el final de aquel periodo de agua y ventarrones. Sin embargo, el frío no desaparecía de su alrededor. Un golpe en su puerta lo despertó y una dulce sonrisa lo saludó del otro lado -Creo que hay algo para ti. 

Temblando por el frío, camino hacia la entrada, preguntándose qué podría ser. Sus piernas temblaron ante la presencia de una sombrilla grande, roja e imponente. Sus ojos la contemplaron por un largo tiempo, como si aquella visión solo fuera un sueño. Jamas pensó que algo así podría volver a suceder. Abrió la sombrilla y una hoja cayó de su interior.

“Teníamos miedo de que no la necesitaras más, ahora que otra persona te acompañaba bajo la lluvia, pero no creemos que te proteja ante las tormentas más extrañas... mira hacia arriba”.

Su corazón dio un salto al leer el mensaje. era de ellas. Con curiosidad alzó la vista y la lluvia que antes lo acompañaba había sido reemplazada por miles de aviones de papel que juguetonamente caían a sus pies. Cada uno tenía escrito dulces mensajes de amor y comprensión: cada palabra cálida hacía disminuir la helada que había dejado la tormenta. 

-Te dijimos que solo era cuestión de tiempo- Eran las voces de sus amigos que leían entre risas y lágrimas los mensajes que llegaban.

Como siempre, ellas demostraban el poder que tenía cada uno de sus cálidos corazones. El día se aclaró y la calma volvió a su mente. Cerró la sombrilla y la protegió contra su pecho. Aquella lluvia era algo de lo cual no quería protegerse. 

---Siempre los apoyaremos ---