Las lágrimas no paran de fluir. Llevo tanto tiempo así que ya no las siento brotar de mis ojos, sólo las veo caer una a una. Su gusto salado no logra apaciguar en lo más mínimo el sabor amargo, el sabor a dolor que me dejó en el cuerpo tu partida.

Siempre creí que estarías ahí, a mi lado a pesar de todo. Dí por sentado tu aroma, tus sonrisas, tus palabras, tus sentimientos… Te dí por sentado y lo único que tengo ahora, lo único que me queda ahora son los recuerdos agridulces del tiempo que tuvimos juntos.

Si hubiese estado en casa esa vez que llamaste por última vez… ¿habría cambiado en algo el presente? Si hubiese seguido a tu lado en aquellos momentos… ¿estarías tú junto a mí ahora? Esas preguntas y otras incluso más ersas asaltan mi mente día a día.

Que si hubiese esperado un poco…
Que si no te hubiese hecho a un lado…
Que si hubiese podido comprender lo que pasaba por tu mente…
Que si no soy yo el verdadero culpable de que decidieras irte de esa manera…

Así es. No puedo evitar preguntarme esas cosas. Me carcomen el alma y el corazón. Son como pequeñas espinas clavadas en mí, como llagas que jamás sanarán. Eso es lo peor. No sanarán porque nunca sabré las respuestas puesto que te las llevaste contigo cuando te fuiste. Cuando fue tu turno de dejarme atrás…

A veces escucho nuestra canción, la que me dedicaste y que nos describía tan bien. Esa que decía “vuelve” y que ahora me gustaría poder cantarte para que regresaras.

“Vuelve”.

Ojala fuese tan fácil. Ojala las cosas se dieran con sólo desearlas, porque créeme cuando digo que de verdad es lo que más deseo. Volverte a ver. Una vez más para decirte que no estabas solo, una vez más para gritarte que siempre te quise y que ahora te odio por haberte marchado, pero que me odio más a mí mismo por haberlo permitido, por haberte dejado hacerlo y por haber sido tan ciego como para no ver lo que seguramente me decías con la mirada.

Fue todo tan rápido que no tuve tiempo siquiera de despedirme y decirte cuánto te iba a extrañar, cuanta falta me ibas a hacer. Al momento de escucharlo, fue como si algo en mí se evaporara, como si las funciones de mi cuerpo hubiesen cesado y como si mi corazón se hubiese detenido, evitando que sintiera, evitando que creyera.

Sea donde sea que te encuentres ahora, espero que seas feliz y que el amor te desborde; que tu existencia no esté plagada de problemas y que seas capaz de seguir adelante.

Pero no puedo dejar de preguntarme. Es mi naturaleza.

Cuando te vuelva ver… ¿tendré la oportunidad de poder decirte todo lo que en un momento no pude? ¿Podré ponerle fin a la culpa y al enojo? ¿Podré verte sonreí una vez más como solías hacerlo? ¿Tan calidamente y tan lleno de vida, sin preocupaciones ni temores?

De verdad que lo deseo… lo necesito como no tienes idea… 

Recuperar ese último momento…

 

Perdón por lo feo y amorfo :P
Quiero saber qué parejas se imaginaron *-*