Energy

Description

Baekhyun, es aparentemente normal pero, vive en una realidad muy ajena a la nuestra. Una realidad que tendrá que compartir con Jongin, un chico lleno de misterios. Los etiquetarían fácilmente como locos, pero en realidad lo están, ¿o son ustedes los ciegos?

Foreword

Siempre hay cosas que no comprendemos, la facilidad que tienen algunas personas para socializar o para hablar en público siendo firmes y creíbles. Ese talento de oratoria tan admirable y a la vez tan envidiable; son capaces de venderle patines a un inválido igual que le vendería un micrófono a un mudo o un reproductor de música a un sordo. Mucho menos comprendemos como dos personas pueden fusionarse entre ellas hasta convertirse en un solo cuerpo... más, una sola alma, creando música sin sonido a su alrededor. Un idioma que flota entre miradas y movimientos que les hacen danzar en melodía silenciosa desconocida para el público, mas no para los bailarines en escena. Hay tantos otros actores que a pesar de andar por el mismo camino, siguiendo los mismos pasos de baile practicados desde una lejana infancia, siempre existe un descompás que los afea espantando a su publico, por mas que lo intenten no logran retenerlos y solo levantan desprecio a su alrededor.

Nos indigna al ver las múltiples caras que pueden tener en escena estos actores pero, ¿en realidad las tiene? ¿No has pensado que quizás es un espejo entrenado arduamente para reflejar la misma cara que le muestran por más indigna que sea? Cambia constantemente para poder sobrevivir. ¿No lo ves aun? Se alimenta lentamente de quien le rodea; no es capaz de crear una identidad propia. ¿Sientes como te absorbe? Se alimenta de ti, de tu fuerza o energía, puedes llamarlo como quieras.

¿Qué si estoy un tanto loco? No me hagas reír, que puedo matar del susto a unas cuantas personas. Lo siento, en serio. No quería decepcionarte, amigo. Pero no, no lo estoy. Muchos llaman locura a lo que desconocen por miedo a ver que hay más allá. Hay tantas cosas que no ves, querido amigo. Quizás sí. En algún momento viste todo, pero lo suprimieron por no ser aceptable. No los escuches, prefieren ignorarlo. 
¿Continuas creyéndome loco? 
¿Loco por ver lo que tú no? 
¿No te das cuenta que estas ciego?
La humanidad te ha cegado.

 

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En una habitación de altas paredes blancas y cortinas azul celeste que rozan el suelo con gracia, se encuentra un joven, entre el aroma a plástico y a productos de limpieza, archivando debidamente el historial médico de la enfermería.

Byun Baekhyun, poseedor de belleza y voz irreal disfruta de su trabajo voluntario en la enfermería de su colegio en la ciudad. Siempre, con gusto, pasa las tardes archivando papeles y limpiando el lugar, dejándolo impecable antes de dirigirse a casa.

A pesar de su popularidad en la escuela por lo amable y radiante que es, le gusta refugiarse lejos de todos en las tardes, evitando así la retroalimentación. 

Baekhyun no es un joven normal.

—Me voy temprano —se escucha el tintineo de las llaves dejadas sobre el cristal del escritorio— cierra bien cuando termines.

Baekhyun levanta curioso la vista sobre la montaña de papeles que comienza a disminuir poco a poco. El joven enfermero se pasea de un lado a otro por la enfermería claramente muy nervioso.

—Hoy es el día —dice seguro Baekhyun, dejando en su lugar una carpeta delgada color piel con el nombre de algún desconocido escrito en brillante tinta azul.

—Sí, hoy es el día. Pero si no lo recuerdo donde lo deje esta vez, no servirá de mucho.

Baekhyun ríe bajo, sabe perfectamente donde esta, solo le gustaba hacer sufrir a Yixing. Él se ha convertido en un buen amigo tras largas tardes que parecen no tener fin encerrados en aquel lugar tan frio y soso. Un día, mientras compartían una orden de pollo frito, Zhang Yixing le había confesado que se moría de amor por la rubia secretaria del rector, quien era su novia hace ya muchos meses. Las ganas de pedir su mano le quitaban el sueño. Baekhyun no paraba de reír mientras devoraba otra presa de pollo. Sabe como lo trae sonriendo como idiota cada día de la semana, cada mes del año haciendo que parezca retrasado. Hace unos días llegó disparando alegría radiante por todas partes. En sus manos temblorosas por las ansias se encontraba un estuche de terciopelo azul, por fin se había decidido.

—¡¿Donde está?! —grita desesperado dando brincos hiperactivos frente a Baekhyun, casi rogandole que le ayude.

Baekhyun, en cambio, no puede dejar atadas las carcajadas que se apilan en su boca a cada segundo. Se desliza sobre pequeñas ruedas por toda la oficina hasta llegar al otro extremo.

—Esta aquí —abre el armario de limpieza y saca el estuche—, donde nunca buscas.

Yixing le arrebata el objeto tan preciado de las manos con un gesto fingido de indignación, claramente estaba feliz. Bakehyun nota como el peculiar color naranja que viaja con gracia a su alrededor se sacude, brillando más. Eso lo hace feliz también, ama tanto hacer la gente feliz, hacerlas brillar.
Baekhyun no es un chico normal.


La montañas blancas de papel iban disminuyendo junto con el tiempo, que camina pesadamente encerrado en el gran reloj de pared con números pintados en monótono negro sobre lienzo blanco inquietante. Baekhyun por mas que intentará leer la hora no era capaz. Cada número, ante sus ojos, no es más que un borrón grisáceo sobre fondo blanco. No es porque su vista falle, al contrario, ve más que cualquier persona ahogada por los estereotipos de la humanidad. Los colores primarios, secundarios... y así ¿no? Las cosas fueron creadas pensando en los colores impuestos por la humanidad, ignorando las personas que ven más y este es uno de los grandes problemas de Byun Baekhyun, no puede ver una foto o las letras de un libro con facilidad, le cuesta y mucho.

Los niños normalmente creen en los monstruos bajo la cama o en armario, los padres —los mayores ciegos— se encargan de con una sonrisa tranquilizar sus hijos matando así algo que les podria salvar la vida. Les hacen creer que solo es un juego de su imaginación. 

Baekhyun desde pequeño tomó actitudes un tanto antisociales, se desvió de las normas impuesta. Nunca aceptó creer que esas cosas eran falsas, cuando le contó a sus padres lo que veía, no podía creer que colores cambiantes de las personas según su estado de ánimo y el ambiente en que se encuentran era todo juego de su imaginación. No lo bloqueó. Siempre lo creen loco por ver la energía de las personas, pero cuando empieza a hablar con verdad, la gente ciega enmudece.

Baekhyun escucha la puerta corrediza de la enfermería abrirse.

—El enfermero Zhang no esta... —susurra aún atento a los papeles, pero antes de terminar lo calla un quejido de dolor junto al familiar sonido vacío de un cuerpo caer. Asustado se levanta de la silla para ver que sucede.

En el suelo, junto a la puerta, se encuentra un chico de piel bronceada sentado en el suelo apretando su cabeza. Sus manos y brazos tiemblan en torno a ella por la fuerza que ejerce. 

—¿Qué haces? —tartamudea lo primero que se le ocurre.

Solo recibe otro quejido por respuesta mientras el chico se encoge ocultando su rostro con sus brazos temblorosos, protegiendo sus ojos de la brillante luz del lugar.

—Oye... ¿qué tienes? —Baekhyun, nervioso, sale de atrás del escritorio de cristal para poder ver mejor al chico.

—...mucha luz —logra escuchar el murmullo amortiguado.

Baekhyun, lo piensa un segundo. Yixing no está. Debería llamar a emergencias y no quedarse allí parado. ¿Mucha lúz? Debía ser migraña, a él también le pasa. Corre hasta los enormes ventanales y cierra las cortinas dejando fuera la luz del exterior. Apaga las luces al llegar junto a la puerta. Allí se encuentra el joven, ahora intenta ponerse de pie apoyando una de sus manos en la pared de la pared. 

Baekhyun ve como aprieta los ojos, tiene que ser una migraña fuerte.

Hasta ahora no se había percatado de la iluminación tenue, de color bronce, que irradia el chico. Como la luz de una vela su energía vacila, moviéndose despacio; amenaza con apagarse. Se acerca preocupado, lo que ve no es buena señal. Definitivo, eso no es una simple migraña.

—Oye... —intenta ayudarle pero el joven se aparta antes de que logre tocarlo—. Deja que te ayude... 

—No. Alejate... —se tambalea.

Baekhyun lo agarra sin cuidado por los hombros justo antes de que caiga y lo apoya contra la pared para mantenerlo en pie. 

Siente como la fuerza es reemplazada por un dolor eléctrico que le estremece haciendo fallar las piernas que lo sostienen. Cierra los ojos con fuerza mareado por el dolor agonizante. El recuerdo borroso de una infancia quebrantada que nunca vivio invade su mente. El llanto perturbador de un pequeño niño acompañado por una risa mecánica inhumana, lo único que Baekhyun pode oír mientras, aterrado, lucha por despertar, pero esto no es un sueño.

Abre los ojos a tiempo para ver la gran llamarada dorada que produce el chico ahora abrazado a él en busca de sustento. La luz dorada ilumina la habitación, pintando todo en brillante oro líquido.

Baekhyun asustado lo aparta. Odia que la gente tema a lo desconocido, pero ahora los comprende. Esta aterrado, por no comprender lo que acaba de suceder. 
La luz dorada se apaga y quedan a oscuras.




—¿Quién diablos es ese tipo? —Baekhyun permanece sentado en una de las sillas de la enfermería. Hace unos minutos, después de plantearse varias veces la idea de llamar a emergencias, puso en una de las camillas al chico. No queria meterse en problemas con Yixing por romper sus reglas, pero estaba seguro que esto iba más allá de un remedio médico.

—Kim Jongin —logra leer después de varios intentos fallidos el nombre bordado sobre el oscuro uniforme.
Baekhyun a su corta edad ya ha visto más de lo que cualquier persona debe ver a lo largo de su vida, pero entre esas cosas no lo se encontraba que acaba de presenciar. ¿Qué mierda fue eso? El cuerpo aún le duele gracias a la electricidad que recorrió sin pena alguna por su cuerpo. Los rastros de la risa inhumana aún retumban en su cabeza creando confusión.

Ver totalmente apagada la energía del chico lo asustó. Lo creyó muerto. Hasta pensó en huir unas pocas veces después de tomar la valentía para acercarse, pero al notar que aún respiraba débilmente una cálida sensación de alivio lo reconfortó.

Jongin se encoge repentinamente en la cama haciendo chirriar los resortes de la camilla, esto sobresalta a Baekhyun que se había perdido en una maraña pensamientos incoherentes en busca de una explicación lógica a todo lo que acaba de pasar.

—Basta... —gime Jongin con dolor, es apenas un susurro débil que se esparce como humo blanco en la habitacion aun a oscuras, pero es lo suficiente fuerte para hacer arder el pecho de Baekhyun, no entiende y eso le asusta. 
A pesar de haber dejado el papeleo a medias y que ya empieza a anochecer, Baekhyun solo es capaz de mirar confuso como el cuerpo de Jongin se estremece inconsciente en sueños. 

La energía bronce flota translúcida sobre el cuerpo de Jongin. Agotada, parpadea frágil en todas direcciones en busca de una salida. Baekhyun, inutil, escucha los gemidos entre cortados del chico por la dificultad para respirar el aire que permanece espeso entre ellos. La desesperanza lleva a Jongin aferrarse con brutal fuerza a las sábanas blancas que le cubren con ignorando su culpa.

Por simple instinto da unos pasos hasta la camilla, en realidad no sabe que hacer, pero aun así acerca sus manos para liberar las sabanas reas de las manos tensas. La piel abrasadora de Jongin lo estremece, un vacío pesado llena de su estomago haciendo temblar sus rodillas nuevamente. Esta vez es diferente, ya no duele, la sensacion se intensifica cuando Jongin agarra débilmente su brazo.

Entonces Baekhyun empieza a entender.
Sin separarse de Jongin, intenta atraer la silla donde antes se encontraba sentado. Cualquiera se reiría al ver esta escena: el joven Baekhyun tratando de acercar la silla, pero están solos. Luego de ardua lucha tratando de acercar la silla con su pierna logra hacerlo. Baekhyun se voltea con una sonrisa en sus labios para mirar al Jongin inconsciente, ahora más relajado.

Poco a poco ve como la energía de Jongin crece, alimentándose de la suya. Ya duerme tranquilamente, moviéndose de vez en cuando y murmurando cosas sin sentido, nada por que alarmarse. Baekhyun ha oído hablar de esto, pero no lo había intentado antes. Le sorprende color bronce de Jongin, ese color suele presentarse solo en niños pequeños... pero esto era nuevo. Los destellos dorados producto de la mezcla de energías bailan con delicadeza alrededor del brazo de Jongin hasta subir por el de Baekhyun, enroscándose de manera curiosa creando pequeños diseños que lo mantienen absorto tratando de descifrarlos. 

De pronto la mano de Jongin se contrae acompañada de una larga inhalación que arruina el compás de respiración que se habia creado inconscientemente entre ellos momentos atrás. Jongin alterado aparta su mano y se aleja. Baekhyun aparta su vista de los diseños en su brazo que comienzan a desaparecer a una velocidad aterradora y se obliga a mirar los ojos oscuros del extraño. Extraño, que raro suena. ¿Lo puede seguir etiquetando como extraño cuando ya le conocía con solo mirarlo? 

Su energía vuelve a dispararse en todas direcciones en jirones de luz que iluminan tenuemente la habitacion todo hasta que escucha mi voz y se contrae, eso es nuevo.

—¿Estas bien? —pregunto tontamente en busca de romper el silencio que comienza a incomodar.

—¿Quien eres? —balbucea nervioso mientras intenta bajar de la cama con torpeza—. ¿Que paso? —se aleja de Baekhyun— ¿Qué hago aquí? —Asustado, el chico mira hacia todos lados haciendo preguntas casi inentendibles— ¿Quien eres? —pregunta mas asustado. Pero no parecen ser preguntas dirigidas a Baekhyun, al menos no todas.

—Soy Byun Baekhyun. Te desmayaste. Esta es la enfermería del colegio —responde Baekhyun en oraciones simples para que Jongin pueda entender.

Los ojos de Jongin se detienen temblorosos en los de Baekhyun que ya se habia levantado de su silla algo tambaleante.

—T-te apagas —murmura Jongin dando un paso atrás— yo hice eso.

Baekhyun se para en seco al escuchar lo que Jongin acaba de decir.

—¿Q-qué? —pregunta Baekhyun perplejo.

Jongin duda.

—Dime, confía en mí —¿por qué mierda dice esto?, solo sintió la necesidad de calmar el chico. 

Pero provoca todo lo contrario, Jongin sale disparado por la puerta sin siquiera darle tiempo a pensar que tal cosa era posible. No podía quedarse con esa incógnita rebotando en su mente.

Ya se encuentra corriendo entre los pasillos del colegio apenas iluminados por las luces de emergencia, no se dio cuenta en que momento había oscurecido tanto, ni cuando el típico murmullo que complementa la vida escolar había desaparecido, siquiera entiende por que corría detrás de ese desconocido, ni por qué él escapa.

Pero quería entender. La vida le había enseñado a actuar por instinto, así ha encontrado las respuestas que lo han formado y mantenido con vida.

Finalmente Baekhyun lo alcanza a mitad de la escalera que lleva a la salida. Lo toma por un brazo y para compensar su altura lo detiene contra la pared, no piensa dejarlo escapar de nuevo. La luz de la calle se filtra por los ventanales de cristal de la entrada iluminando débilmente el rostro de ambos mientras Baekhyun confundido exige respuestas. Otro Jongin lo mira a los ojos, no el mismo niño asustado que se aferró a él en sueños, ahora lo mira una persona intimidante, imponente, pero aun así insiste. 

—No eres ningún ciego... Baekhyunnie —su voz es diferente, demasiado firme y áspera. ¿Como sabe mi nombre? la confusión se pinta en el rostro de un Baekhyun temeroso—. Yo tampoco lo soy. No sabes lo que te acabas de hacer, no tienes ni idea —. Jongin posa su mano en el hombro ahora tembloroso de Baekhyun, éste se estremece al sentir el contacto, todo era tan confuso—. Te estoy mutilando.

Jongin lo empuja para liberarse y caminando baja las escaleras, de alguna forma estaba seguro que Baekhyun estaría lo suficientemente alterado como para seguirlo, antes de atravesar las puertas de cristal que llevan al exterior se voltea para ver por última vez el alma mutilada de Baekhyun. Elalma antes blanca y gigante que lo cubría con fuerza, ya no es más que una titilante luz que se esfuerza por mantenerse encendida, ahuecada y con manchas color tierra que la afea. De esa alma que Jongin vio antes de desmayarse ahora apenas queda el recuerdo. 
 

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El piso de la habitación tiembla ante el impacto de libros al caer. El estruendo despierta a Baekhyun, quien, molesto, jala las sábanas para conciliar el sueño nuevamente, pero esto solo provoca que el resto de los libros, acumulados sobre su cama, caigan al suelo haciendo mucho más ruido.

—He ahí el libro de humanidades —dice con voz ronca adormilada tras escuchar el último libro caer. Luego de meses en sagrado matrimonio con ese libro era capaz de reconocer cualquier ruido que este pudiera hacer. Esta era uno de los muchos días en las que se cuestiona que hacía en ese lugar, tan lejos de su casa.

Meses antes de la graduación ya se había resignado a no continuar sus estudios, sus padres tienen un pequeño restaurante en la ciudad, podía vivir trabajando allí. Los estudios no hacen falta, repetía su madre en un intento de excusa por no poder pagar por los mismos. Baekhyun siempre respondía con una sonrisa y se alejaba; la verdad, sí hacen falta.

Murmurando cosas sin sentido se hunde nuevamente en la incómoda cama.

Ya habia pasado más un año desde su único encuentro con Jongin, no lo olvida por mas que intenta ignorar su recuerdo. Baekhyun creyó por fin haber encontrado a otro como él. Alguien con quien compartir su locura, pero no, él desapareció, como si todas las horas que pasó a su lado viendo suenergía delirar tan solo fueran parte de una pesadilla poco coherente. 

Luego de eso las semanas pasaron hechas segundos haciendo los meses correr a una velocidad incómoda acercando cada vez más la graduación. Y con la misma rapidez matando sus esperanzas de volverlo a ver.

No eres ningún ciego Baekhyun...

Jongin salió caminando de la escuela con paso firme, tranquilo, como si nada no hubiera pasado. Baekhyun, tembloroso, apenas pudo dar unos pasos en su direccion antes de derrumbarse a los pies de la escalera

—¿Baekhyun? —escucha a lo lejos una voz envejecida y angustiada, acompañada de rápidos pasos fuertes.
Baekhyun siente su pecho oprimido impidiéndole respirar mientras su rostro entra en contacto con el helado suelo, sus ojos se nublan y se asusta. 
¡¿Qué esta pasando?!

Siente unas manos recorriendo su pecho desatando con rapidez la corbata que aprieta su cuello y escucha unos gritos que no puede comprender aunque reconocía la voz, es el Sr. Choi, el guardia de seguridad. Siempre le trae una cálida taza de café cuando sale tarde de la enfermería, él siempre la recibe con una gran sonrisa.

Días después desperto en una incómoda camilla de hospital totalmente atontado por los medicamentos, nadie podía explicarle lo que paso, eso solo creo más preguntas en su cabeza

Paso días solo, pudiendo ver el agrietado techo de la habitación y oyendo las conversaciones sobre el misterio de sus heridas. Aún no los ve, pero todos hablaban a escondidas de él sobre los grandes moretones que trae en el cuerpo.

Cuando por fin los pudo ver semanas después tuvo que ahogar un grito, su madre apartó la vista insistiendo en que ahora se veían mucho mejor que antes y eso le parecía poco creíble, cubrían de morado oscuro la mitad derecha de su cuerpo.

Siendo rata de laboratorio no lo dejaron salir durante semanas de aquel frío lugar. Leusemia, plantearon muchos de los médicos que lo visitaron durante su nada agradable estadía, pero ninguno logró demostrarlo. Uno de los doctores le tomó pena y tras escucharlo cantar como ave enjaulada en su habitacion, le dejó libre.

—¿Siempre eres tan ruidoso? —pregunta una voz profunda entre risas.

Baekhyun siente una punzada en su pecho al reconocer la voz. 
Abre los ojos de golpe haciendo a un lado las sábanas con brusquedad para encarar al intruso. ¡Mierda! Ver su espalda es suficiente para confirmar su identidad. Jongin.

—¡¿Que haces aqui?! —pregunta Baekhyun en una mezcla entre enojo y sorpresa. Su ojos viajaban imperativos por la espalda del intruso, admirando el abrigo color azul marino, que se cierne a su piel como una segunda y costosa piel. Trataba de distinguir si es real o tan solo un juego de sus ojos.

Aún sin mirar a Baekhyun el intruso vuelve a reír haciendo temblar sus hombros ahora mucho más altos.

—Mi nombre es Kim Jongin —sube su maleta sobre la cama junto a la de Baekhyun—, soy tu nuevo compañero.

La flamante sonrisa de Jongin se desdibuja cuando se voltea para saludar con la mano derecha extendida. La confusión momentánea reprime suenergía que se encoge a su alrededor tímida. 
¿Me recuerda? 
Un fino hilo bronce, de la energía de Jongin, se extiende con lentitud hasta enroscarse con dulzura en el brazo de Baekhyun. Queda paralizado cuando siente el cosquilleo sutil sobre su brazo, algo asustado baja su mirada para ver el travieso destello ahora color dorado recorriendo su brazo con gracia e, inconsciente, sonríe antes de llevar sus ojos de vuelta hasta los de Jongin que en ningún momento ha dejado de mirarle confundido.

—¿Te conozco? —pregunta Jongin.

La sonrisa de Baekhyun se borra, siendo reemplazada por una expresión de enojo mientras sale de su cama y recoge abrigo del suelo, la habitación era un chiquero.

—¿En serio? —pregunta ofendido Baekhyun mientras pone el abrigo color rojo rápidamente—. La verdad no me sorprende —susurra mientras camina a la puerta.

Antes de salir de la habitacion Jongin lo detiene agarrando su brazo con fuerza.

—Baekhyun, espera. 

—¿Esperar? ¿Para qué Jongin? ¡Casi me matas! —Jongin suelta un poco su agarre— ¿...y ahora finges no conocerme?

El silencio reina en la habitación mientras Jongin solo deja viajar sus ojos alrededor de Baekhyun. El nunca entenderá, piensa mientras mira fijamente la gran masa de luz blanca que flota a sobre la piel de Baekhyun. Ni siquiera yo lo entiendo.

Baekhyun harto de no obtener respuesta e intimidado por los ojos oscuros de Jongin clavados en algún punto inexistente lo aparta y sale de la habitación. Dejando la puerta abierta corre. No entiende porque todo su cuerpo grita peligro y lo inunda el deseo de huir, pero igual lo hace siguiendo su instinto. Corre hasta salir del dormitorio donde se sienta en las rígidas escaleras de concreto en la entrada. Se detiene a ver como el sol empieza a ocultarse entre los árboles a la distancia sin poder negar que, de alguna manera, se encuentra feliz. A vuelto, pero también le enfadaba su actitud y le intimidaba su presencia. 

Escucha un suave caminar bajando la escalera.

—Baekhyun... —escucha el alivio en la voz de Jongin.

—¿Por qué desapareciste? —pregunta Baekhyun sin subir la mirada.

—Yo... —comienza Jongin, pero se detiene. El silencio vuelve a poner ansioso, y se plantea la idea de volver a escapar. 

Jongin en cambio se sienta a su lado acomodando su abrigo caro—... nunca debí aparecer en un principio.

Baekhyun deja escapar una carcajada irónica.

—Eso no es precisamente una respuesta.

—Casi te mato, tú bien los has dicho —Jongin lo mira curioso cuidando la distancia entre ellos— No debería estar cerca de ti —baja la mirada—, de nadie la verdad.

Baekhyun no comprende nada de lo que dice Jongin, pero ve el miedo y el dolor, su energía perdió su brillo drásticamente.

—¿Por qué? —pregunta Baekhyun temeroso.

Jongin muerde levemente su labio inferior antes de mirar a los ojos a Baekhyun.

—Eso no lo puedo contestar ahora —Baekhyun nota un leve temblor en su voz que aparenta ser segura.

Se para en seco dispuesto a irse, no quería seguir escuchando aquellas evasiones estupidas que solo lo hacían desesperar más. Aún sentado Jongin lo detiene tomando su mano izquierda. 

—Solo te hago daño cada vez que te toco, Baekhyun —Jongin se levanta quedando parado un escalón mas arriba que Baekhyun haciéndolo ver demasiado alto de una manera intimidante. Sube la manga gastada del viejo abrigo de Baekhyun hasta el codo, mostrando así la suave piel blanca matizada por leves hematomas color verde claro. Baekhyun aparta su mano poniendo rápidamente la tela en su lugar.
Eso explica mucho. El recuerdo de los grandes y dolorosos hematomas que tuvo hace un año atrás invaden su mente.

—¿Qué eres, Jongin? —pregunta exigente.

—Ni yo mismo sé... —el color bronce de su energía flaquea viéndose grisácea por unos segundos, esto asusta a Baekhyun quien da un paso atrás—. Muchos dicen que soy un arma, otros que soy un enchufe, me han llamado hasta envase—. Jongin vuelve a sentarse en la escalera seguramente esperando a que Baekhyun se ria por lo que acaba de decir, pero este no lo hizo. 

—¿Y eso es...?

—¿En serio queres saber? —casi podría decirse que estaba feliz. Baekhyun estaba rebasando el límite de la conversación y eso lo sorprendía, nadie había llegado tan lejos nunca—. Cargo demonios temporalmente.

Baekhyun no entendía en que momento todo se puso tan oscuro o cuando empezó a reinar el silencio a su alrededor. En un dormitorio de chicos universitarios, ¿cuando hay silencio?, nunca. La tensión entre ellos provoca en Baekhyun una risa nerviosa imposible de controlar mientras se sienta junto a Jongin temiendo que pueda caerse al piso en cualquier momento. Jugando con los bordes de las mangas deshiladas mira a Jongin alejarse al sentirlo demasiado cerca.

—¿Así que eres un tipo de hotel? —pregunta Baekhyun después de un largo silencio, tratando de calmar a Jongin

—Eso es nuevo, nunCA me habían llamado hotel —sonríe mirándole a los ojos.

—Conozco un amigo... —balbucea— estudia publicidad. ¿sabes? podría hacer un anuncio —contínua nervioso—. Kim Jongin, Hotel de Demonios —narra Baekhyun visualizando el letrero en luces de neón—. Seras millonario —escucha la suave risa de Jongin.

—No creo que estén dispuestos a pagar por su estadía —vuelve su mirada a los árboles

—Tal vez si les das un mejor servicio... mejor comida—sonrie Baekhyun

La sonrisa de Jongin desaparece, sus ojos se vuelven más oscuros de lo normal y nuevamente su energía flaquea. 

Baekhyun se levanta, todo su cuerpo grita peligro.

—La comida que quieren no puedo dársela, Baekhyun.

Baekhyun da varios pasos atrás realmente espantado. 

—J-jongin... —tartamudea Baekhyun, cuando una masa espesa de color nauseabundo sustituye su brillante color bronce.

Los ojos de Jongin se convierten en orbes negras sin brillo, se pone en pie despacio sin prisa alguna. Sabe perfectamente que Baekhyun no va a escapar. Sabe demasiado, la curiosidad lo mata. Solo se queda ahí parado, mirando como el miedo en Baekhyun desata llamaradas de luz blanca que levitan en su dirección, y eso es exactamente lo que la Legión dentro de Jongin busca, se alimenta de su miedo. Sin necesidad de tocarlo consume sualma en grandes cantidades, eso lo debilita rápidamente, hasta que se tambalea y cae. Ni siquiera intenta evitar la caída de Baekhyun, por más que lo grita a todo pulmón, su cuerpo no obedece ningún mandato. Se sorprende al escucharse a sí mismo reír antes de comenzar a caminar hasta el cuerpo aún consciente de Baekhyun.

—Pudiste escapar... —lo último que logra escuchar Baekhyun antes de que con el roce de sus dedos robe el último soplo de su conciencia.

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Los primeros rayos de sol se cuelan por la ventana abierta y chocan contra la cara de Baekhyun haciendo que abra los ojos de mal humor. Lo primero que ve es la puerta del baño color chocolate bien cerrada, esto le recuerda que no está sólo, él nunca la cierra, ¿para qué? vive solo. Bueno... vivía, en pasado. Sabe que ha dormido horas de más por los músculos entumecidos que lo atan a la cama. Una pesadez extraña sobre sus párpados le obliga a cerrar los ojos nuevamente y se hunde en el cansancio injustificado. Pronto logra escuchar la puerta abrirse despacio y pasos vacilantes de Jongin caminar en su dirección.

—¿Cómo estás, Baekhyun? —lo escucha demasiado cerca y serio. 

—Cansado —responde con voz débil tras pensarlo un rato ¿Qué pasó? 

—Lo siento... —puede escuchar la culpa en la voz de Jongin. Sea lo que haya pasado esta seguro que él era el culpable, otra vez.

El silencio tenso se hace presente, solo se escuchan los pasos nerviosos de Jongin andar por la habitación sin detenerse, estresando el inútil descanso de Baekhyun. 

Se esfuerza para abrir los ojos.
Ve Jongin justo frente a él, con los hombros caídos y ojos temblorosos, se acerca hasta quedar junto a la cama. Su energía se agita bruscamente en su dirección sobresaltado a Baekhyun quien creía conocer perfectamente bien todo lo que conlleva su llamado don, pero Jongin... él sin esforzarse, hace que cuestione todo lo aprendido a través de los años. ¿Qué era? 

—Debería irme —dice después de una larga pausa.

—¿Por qué simplemente no te vas y ya? —pregunta Baekhyun volviendo a cerrar los ojos con frustración.

—Supongo que no quiero —irónicamente sonríe—. Supongo que me importas.

¿Quien es este tipo?

Abre los ojos para ver como se sienta con lentitud en su cama, hundiendo levemente el colchón. Repentinamente vuelve a cerrar los ojos por una fuerte punzada de dolor en su pecho, el ardor irracional hace que se aferre con fuerza a las sábanas. Se estremece ante el contacto con la piel abrasadora de Jongin. Siente sus dedos acariciar con tímidas su brazo. Intenta vagamente tranquilizarlo, pero de alguna manera le teme y mucho.

—No voy a lastimarte... —Jongin desliza sus dedos sobre el dorso de la mano intentando relajarla, como antes él habia hecho. Quebrantado, se ahoga en dolor. Finalmente toma la mano de Baekhyun con delicadeza, y acaricia con su mano libre su espalda, buscando calmar el dolor. Un rayo de luz perlada viaja travieso por el brazo de Jongin, este se fusiona con su propia energía haciendo temblar a Baekhyun por el impacto inesperado de electricidad viajando por su cuerpo.

—Sobreproduces luz, ¿sabes?, más cuando tienes miedo —comienza a hablar Jongin, apretando suavemente su mano. Baekhyun abre débilmente los ojos para ver como Jongin se esfuerza por encontrar palabras correctas para explicar todo, eso en cierto modo lo tranquiliza, lo hace ver humano. Sus ojos se clavan en los de Baekhyun por lo que podria haber sido un siglo, pensando en la mejor manera de contarle todo aquello sin asustarlo más.

—En este momento cargo en mí una Legión, se alimentan de energía —duda—. Entre más pura mejor. Cómo ya sabes tengo un tipo de alma pura... de niño, la verdad —sonríe— Pero ellos no quieren dañarme. Por más pura y tentadora que sea mi alma, no quieren dañar su envase. A veces, cuando no tienen de otra, se alimentan de mí. Sé cuanto duele —acaricia el pelo de Baekhyun—. Esto es temporal, solo hasta que encuentren a quién buscan... —siente un débil temblor en su mano—. Prefiero cargar esto conmigo, que llevarlo a donde pertenece.
Otra vez silencio.

—¿No se supone que no me toques? —pregunta débilmente Baekhyun sorprendiendo a Jongin.

—Anoche descubrí que aún a distancia puedo hacerte daño —contesta Jongin apartando la mirada.

—¿Entonces por qué estás tan cerca? 

—Te estoy devolviendo el favor —contesta secamente Jongin antes de soltar la mano y levantarse.
Baekhyun sabe que es la ultima respuesta que conseguiría por ahora, así que no insiste. Cuando ve a Jongin correr al baño no pregunta y también se esfuerza por ignorar el sonido de las fuertes arcadas de este en el mismo. 
Se están matando el uno al otro.

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Sentados en una de las muchas mesas en la terraza del dormitorio se encuentra Baekhyun frustrado. Ya esta harto de intentar mantener la atención de Jongin en sus ejercicios de matemáticas.

—Deja de distraerte, Jongin —le regaña Baekhyun, cuando lo ve levantar la mirada para ver una parejita de novios al otro lado de la terraza— Así jamás vas aprender.

—No es tan fácil —murmura regresando a los ejercicios. 
Así habían pasado las últimas dos semanas: Baekhyun tratando de explicarle, y Jongin distrayéndose. Baekhyun sabe muy bien lo difícil que es concentrarse con lo simple que es distraerse con todas las ondeadas de color que viajan por todos lados. Pero Jongin tiene que esforzarse o no terminará nunca el semestre con éxito.

—¡No! ¡No! ¡Eso está mal! —grita Baekhyun viendo como él contesta mal todo, otra vez.
Jongin en respuesta solo ríe y vuelve a mirar los novios.


—El amor es hermoso ¿no crees? —Baekhyun empieza a creer que solo hace esto para molestarlo y verlo enfadado.

—Sí, lo es —contesta secamente mientras borra con rabia por décima vez las respuestas incorrectas de Jongin. Ni siquiera se esfuerza por poner una respuesta diferente.

—Como dos alma se juntan hasta ser solo uno; es eso lo que me gusta.
Baekhyun se detiene. Todo entre ellos parece normal. Claro, si es que un comentario como aquel no entra en sus conversaciones. A Baekhyun aún le incomoda un poco la presencia de Jongin, sus misterios, tener con quien compartir su etiquetada locura; podría seguir pero, la sonrisa real que aparece dibujada a lápiz en su rostro lo distrae.

¿Lo había visto sonreír así antes?
No.


Las pocas veces que lo ha visto sonreír han sido solo sonrisas vacías, un tanto irónicas, tan falsas como la imitación china de los bolsos Gucci. Sonrisas de plástico sintético pegadas a su cara con pegamento escolar barato, al final se despegan después de unos vanos segundos y terminan en el sucio suelo pisoteadas por la humanidad. 
Se detiene a admirar las líneas de sus sus ojos al convertirse en dos media lunas brillantes, como su cara se arruga en una sonrisa tan radiante y real como el sol mismo. Su rostro siempre sombrío se ilumina haciéndolo ver increíblemente joven. No se cree capaz de despegar la mirada de él. No lo entiende, pero sabe que si se pierde tan solo un microsegundo de aquella imagen, se arrepentirá por el resto de sus días. 

El escuchar su voz gruesa lo perturba y lo trae de vuelta a la realidad.

—Se que esa pareja solo durará unos meses —Baekhyun se voltea para ver la parejita a lo lejos—. Claro, por los espacios vacíos que hay entre susalmas, ¿Los ves? —le pregunta.

Y así era, ambos parecían piezas de un rompecabezas colorido sobrepuestas una sobre otra a la fuerza, sin ningún patrón que seguir, pero esto no les afea. Es muy extraño ver parejas que se fusionen a la perfección hasta ser un solo cuerpo...

—...pero igual no deja de ser hermoso —Jongin roba sin esfuerzo sus pensamientos, haciendo que regrese la mirada bruscamente hacia él quien ya habia desechado su expresión radiante y se arrepiente.

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Una gran sonrisa se estampa en la cara de Baekhyun cuando ve la magnifica calificacion escrita en brillante tinta roja, aún no puede creer ese sea su examen final. Por fin termino con odiosa clase de humanidades. ¡Ya no leería más sobre Julio Cesar! Casi se cree capaz de llorar al reparar en ello.

Se sorprende a sí mismo cuando mira a su derecha para contarle su felicidad a Jongin y en su lugar encuentra con el rostro pálido de una chica rubia. En los últimos meses Jongin se había vuelto su única compañía, a pesar de que habla poco y la mayor parte del tiempo duerme.

Encuentra su habitacion totalmente a oscuras, ventanas cerradas, cortinas corridas, luces apagadas, todo en tinieblas. Un hilo de luz amarilla del pasillo corta la oscuridad iluminando tenuemente la habitación.

—¿Jongin? —pregunta dando unos pasos dentro de la habitación.
Cuando el silencio le responde cierra la puerta suavemente, qué extraño. Siempre lo espera para subir a comer juntos en la terraza. Quizás se le hizo tarde, piensa antes de lanzarse en su cama a esperarlo.

Esta tan feliz que no se enfada por las horas que pasa esperando a Jongin y cuando este llega golpeando la puerta contra la pared con fuerza no se sobresalta.

—¡Lo logre Jongin! —grita de alegría aún sin verlo.
Sin decir nada Jongin se desliza por la puerta hasta quedar sentado en el suelo. Se siente ahogado entre el ruido solo existente en su cabeza. Logró llegar al dormitorio, pero su mente y sentidos estan en otra parte muy lejos de allí, en un lugar inexistente para el mundo, un mundo solo para él. Un lugar lleno de oscuridad, desesperanza y dolor, donde reina el mal en sí y le exige entre torturas que le lleve a donde pertenece.

En pequeños momentos de lucidez siente las frías manos de Baekhyun tantear su rostro y escucha quejidos de dolor que no distinguía. Abre los ojos para ver la borrosa silueta de Baekhyun, su luz blanca ilumina por completo la habitación por el miedo, el brillo le obliga a cerrar los ojos nuevamente.

—¡¿Jongin-ah, qué pasa?! —escucha la voz quebrada de Baekhyun— estas muy frío, Jongin-ah.

Vuelve a perder la lucidez hundiéndose otra vez en la tortura, ya no quieren más retrazos. Lava caliente corre por las venas de Jongin haciéndolo gritar por el dolor agonizante que le hace temblar. Baekhyun, desesperado. agarra los brazos de Jongin para evitar que continúe haciéndose daño, al contacto siente el fuego quemar sus manos, pero se rehúsa a soltarlo— Jongin-ah... —lo único que es capaz de decir.

De pronto los ojos de Jongin se abren convertidos en frías orbes negras, su boca se desfigura hasta mostrar completamente sus dientes en lo que parece una sádica sonrisa, su cuerpo se incorpora con bruscos espasmos tomando el cuello de Baekhyun con ambas manos. Ambos de pie se quedan congelados mirándose el uno al otro por lo que podía parecer una eternidad. El color pantanoso que emana Jongin cubre la habitación tragando casi por completo el alma blanca de Baekhyun, quien no para de temblar y solo se sostiene en pie gracias al doloroso agarre de las manos en su cuello.

Baekhyun intenta apartar en vano las manos que comienzan a cortar su pesada respiración, pero en respuesta solo recibe un fuerte golpe contra la pared.

—¡Es por tu culpa! —ruje— ¡¡Por tu culpa sigo aquí!! —otro golpe contra la pared que le marea—. ¡Por tu culpa Kim Jongin no se mueve y se queda aquí! ¡¡Necesito que salga de este lugar!! —lanza a Baekhyun lejos.

Desde el suelo, Baekhyun ve parpadear la energía de Jongin, significa que esta luchando.

—Esto es más satisfactorio de lo que imagine —dice ladeando su cabeza— lo hubiera hecho antes...

Un flechazo dorado inunda la habitacion cuando Jongin vuelve en sí y se tambalea por un segundo antes de dejarse caer y golpearse bruscamente contra el suelo rigido suelo de madera.

—¿Jongin? —pregunta incorporándose con mucha torpeza.

—Dime... —la voz apenas audible de Jongin calma todo el caos en su cabeza y sin pensarlo corre hasta donde esta Jongin.

—¿Estas bien? —atropella las letras tratando de reprimir el impulso de abrazarlo, no puede creer que aún siga respirando.

—¿Qué crees? —intenta incorporarse, pero su cabeza no deja de dar vueltas salvajes por lo que se ve obligado a sostenerla con fuerza entre sus manos.

—¿Qué mierda fue eso, Jongin? —pregunta Baekhyun poniéndose en pie.

Jongin se lo piensa, ¿debería decirle? Alza la mirada para ver mejor a Baekhyun, lo anillos rojos en sus brazos, su cuello amoratado... ¿Acaso no le ha quedado claro? Ya no puede esperar más. Entre más ve los daños en Baekhyun más siente ganas de huir, pero no puede. Prefiere quedarse allí, sufriendo, que llevar esto a donde pertenece. No puede dejar que esto que lleva dentro de él atormente a otra gente, o en el peor de los casos un inocente niño. Aman los niños, son inocentes, su alma es pura e indefensa. No puede hacer eso; no puede hacer sufrir un niño como le han hecho a él.

Las náuseas se apoderan de él, todo tiembla a su alrededor. Las manos de Baekhyun lo ayudan a ponerse en pie sobre sus piernas temblorosas. Siente un fuerte espasmo subir por su espalda que le obliga a apartar a Baekhyun y correr como puede hasta el baño, donde se deja caer delante del retrete horrible de porcelana azul. Siente a Baekhyun seguirlo. 

No lo quiere cerca no quiere hacerle más daño.

Las arcadas provocadas por el vómito se apoderan de él mientras se abraza a la fría porcelana. Sus brazos tiemblan, jamás le habia pasado algo así. Su mundo da vueltas nuevamente haciéndole quedar sentado en el suelo.

—No estas bien, Jongin... —siente las frías manos de Baekhyun apartando el pelo de su cara—. Estas muy frío.

—Estoy bien —murmura tratando de ponerse en pie pero termina recurriendo a la ayuda de Baekhyun le ofrece.

Le ayuda a caminar y lavar su cara, se siente inútil, pero agradece la ayuda.

—Tengo que irme... —le dice mientras esté seca su cara.

—Ahora no... hoy no —Baekhyun dobla cuidadosamente la toalla sobre el lavado—... mañana tampoco

—Baek... —un par de ojos llenos de dolor lo detienen.

—No te puedo dejar ir.

—Te estoy matando —responde Jongin apretando sus puños.

—Te está matando.

—¡No puedo ser tan egoísta, Baekhyun!

—No me importa —Baekhyun termina apartando la vista.

Como todas sus conversaciones sobre el tema allí terminan, en un silencio tenso entre ambos. Baekhyun sale del baño claramente adolorido dejando de mala gana la toalla sobre el lavado. No es capaz de despegar los ojos de los estragos que ha dejado en él, su alma rota vacilante sin brillo, las heridas en su cuerpo y el leve temblor de sus manos, seguramente la está pasando peor que Jongin, pero como siempre, no dice nada.

Luego de una larga ducha donde pasó más tiempo tratando de mantenerse en pie que aseándose, Jongin pasa minutos mirando su reflejo en el espantosamente pequeño espejo empañado del baño. Siempre agradece no ser capaz de ver su propia alma, eso le quitaría el sueño. El único lugar donde encuentra paz y hasta alli aveces entra el caos de su realidad.

Es consciente de su alma color bronce y lo extraña que es, pasó meses en el exterior hablando con expertos que en su mayoría resultaron ser toda una falacia. Ninguno logró deshacerse de esto que lleva dentro, muchos siquiera intentaron.

Abre la puerta del baño para encontrarse en la oscuridad con la silueta del cuerpo quebrado de Baekhyun. Se encuentra sentado a los pies de la cama jugando con los bordes de su camisa —lo hace siempre que esta nervioso— no alza la mirada cuando Jongin pasa a su lado para buscar un pijama en los cajones.

—¿Realmente piensas irte? —dice luego de minutos de lucha interna.

Apenas escucha la pregunta pero ya la esperaba.

—Eres tú o un desconocido —contesta poniéndose rápidamente la ropa.

—Pero... —aprieta inquieto sus manos— ¿y si no se lo merece? 

—Nos está matando —se sienta en su cama frente a Baekhyun.

—¿Y si es un niño? —pregunta y sus manos tiemblan.

—Ese es mi mayor miedo...

Silencio.

Baekhyun se tarda en reaccionar, en ningún momento alzó la mirada para ver a Jongin solo miro sus manos por un par de minutos más antes de acostarse dándole la espalda. Jongin se queda sentado viendo como se amontona en la cama haciendose una bolita y hasta cree verlo temblar por un momento. Su alma tiritando vuela timida por la habitacion hasta que se enrolla en simples espirales en su brazo. Esto es mas de lo que puede soportar.

¿Que debo hacer?, otra vez la pregunta.

Se levanta y camina en silencio hasta la otra cama, lo menos que quiere es pensar. Con suavidad aparta las sábanas y se acuesta a su lado. Pasa su brazo por la cintura de Baekhyun atrayéndolo. Aunque no lo quiera cerca, necesita sentir algo real. Él se voltea mirándolo a los ojos por un momento en la oscuridad y el miedo por un momento desaparece. Sus manos trazan con dulzura las líneas de su rostro, casi puede imaginar a Baekhyun sonriendo antes de que nuevamente el miedo se apodere de él.

Siguiendo una danza sin música, Baekhyun lo acuna entre sus brazos, sabe que está aterrado pero aún así se mantiene como una roca, la única roca que puede sostenerlo. El pequeño y delgado cuerpo de Baekhyun jamás pareció tan cálido como ahora. Las pequeñas y siempre frías manos se pasean por su espalda calmando los temblores causados por el silencioso llanto inesperado de Jongin. Esto le hace ver mas humano, siempre parece un ser irreal.

—No quiero dañar a nadie —dice hundiendo su rostro en el pecho de Baekhyun.

Baekhyun no dice nada, solo lo aprieta con más fuerza. Jongin se aferra a la gastada sudadera color gris del mayor mientras continúa llorando en silencio. 

¿Ha llorado antes?, una respuesta afirmativa le parece imposible.

Los temblores y el fuerte agarre van cesando mediante poco a poco ambos se hunden en el cansancio y se dejan caer en el sueño inminente.

—No te vayas, Jongin-ah —la última frase que logra escuchar antes de quedar dormido entre sus brazos. 

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El tiempo junto a Jongin transcurre de manera extraña, todo parece ser demasiado eterno a pesar de que el reloj insiste en correr demasiado rápido. Siente la acompasada respiración de Jongin viajar por la blanca piel de su cuello con tranquilidad. 

¿Jongin tranquilo? Eso le resulta demasiado extraño. 

Abre los ojos con pereza para confirmar que todo no ha sido parte de un sueño demasiado realista. Ver el cabello lacio color chocolate de Jongin bajo su barbilla le tranquiliza. No se ha ido, una sonrisa se dibuja en su cara sin poder evitarlo. Sus cabellos danzan al compás de su respiración llenándolo de paz, todo es tan tranquilo y ajeno al dolor. Sabe perfectamente que esto es solo durara un momento con suerte más de unos minutos. Aquella paz momentánea es solo la antesala al caos y la desesperanza que les visitara proximamente, mas aun así se regala el poder disfrutar.

Siente los brazos de Jongin rodearlo con más fuerza y su sonrisa se agranda. Sus mano pasea brevemente por la espalda de Jongin hasta llegar a su nuca. Por como tiembla su energía sabe que esta despierto.

—Jongin-ah... —le llama acariciando su cabello.

—Aún no —le contesta hundiéndose en su pecho.

—¿Aun no qué, Jongin-ah? —repite el nombre para estar seguro de quien le abraza es el real.

—Aun no quiero regresar a la realidad...

—No vivimos allí, nuestra vida es una fantasía ¿no? —Jongin se aleja mirándolo confundido, su cabello es un asco—. Todo es demasiado extraño para encajar en la normalidad. Eso es la realidad, nosotros no podemos vivir en ella —se esfuerza por arreglar sin éxito el cabello.

No contesta, solo se hunde en la almohada vecina mirandole. ¿Estará pensando en huir? a Baekhyun le da miedo que lo haga, no quiere volver a estar solo. Tampoco quiere que Jongin sufra solo, mucho menos que lleve tormento a alguien que no lo merece. 

—No te vayas —dice al fin Baekhyun apartando la mirada hacia el techo temeroso de las lágrimas que amenazan con salir.

—Mirame —ordena Jongin— ¿Baek...? 

Siente la mano cálida de Jongin subir despacio por su brazo hasta llegar a su mejilla y le obliga a verle.

—No quiero que te vayas —insiste.

—No me voy a ir, Baekhyun-ah.

Jongin seca la única lágrima que cae de los ojos de Baekhyun mientras este vuelve a sonreir, iluminando por completo la habitacion con su radiantealma casi restaurada por completo. 

—¿Lo prometes? —pregunta Baekhyun llevando su mano al cabello de Jongin intentando arreglarlo nuevamente y su frente se arruga. ¿Cómo logra peinarse cada mañana? Jongin se ríe hundiendo levemente su cara en la almohada al comprender la expresión de Baekhyun. Se queda paralizado, ahí está de nuevo la sonrisa infantil creada con un destello de sol puro. Esta vez se promete no perderse ni un segundo, tenía que tatuarla con tinta de colores en su mente, no quiere olvidar algo tan hermoso y real.

—Lo prometo, Baekhyun-ah
 

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En los próximos días todo pasa de manera tranquila y ligera. Si se dejan a un lado y no se cuentan las horas extras que Jongin pasa durmiendo o encerrado en el baño huyendole a la luz del día que le causa fuertes migrañas. 

Esa mañana cuando se despertó temprano para su clase de arte y vio a Jongin despierto sentado al borde de la cama, supo que algo no iba bien. Se había acostumbrado a no verle despierto en las horas del día, pero allí estaba él, estático miraba fijamente un punto inexistente, en sus facciones rígidas e inexpresivas casi se podía leer el pánico escrito con carbón. Esa fue la última noche que vio dormir a Jongin. 

Cada mañana se despertaba y lo veía mirando a la nada, absorto del mundo. Otras tantas veces, cuando después de múltiples ruegos se resignaba a intentar dormir, pocas horas después se despertaba entre gritos que asustaban a Baekhyun. Las pesadillas constantes de Jongin le recuerdan su primer encuentro, cuando ambos no eran más que desconocidos y hacen que se pregunte si aún lo son.

Esa tarde, como muchas otras en los últimos días, Baekhyun la dedica a crear excusas creíbles para justificar las múltiples ausencias de Kim Jongin a sus clases. Cuando por fin llega a la oficina del profesor de danza, —quien se ha ganado sin esfuerzo su infinito desprecio por lo difícil que es de convencer— suspira antes de abrir la puerta. Aquí vamos.

Luego de interminables minutos de ruegos infinitos, se rinde, Jongin ya no será aceptado de vuelta en la clase. Se entristece al como cuando días atrás, en uno de los escasos momentos de lucidez de Jongin, su rostro se iluminó al conversar sobre su pasión, el baile. Le comento sobre lo difícil que era entrar a la división de baile con ese profesor y el gran logro que significa para él. Y ahora, como agua, se le escapa de las manos.

El camino hacia el dormitorio se le hace demasiado largo. No encontró la manera de explicarle sucedido a Jongin. ¿Como decirle que sus sueños ahora se han esfumado? y todo por algo que no puede controlar. Caminar contrario al flujo del gentío solo le dificulta más el pensar.

La tarde comienza con el sol ardiente en el punto más alto del cielo haciendo destellar cada rincón con gran alegría que no logra disminuir la pesadez que inunda a Baekhyun. El aire agita las hojas de los árboles que rodean el sombrío dormitorio que se levanta ante él, realmente es un lugar horrible.

Las paredes de la habitación en el dormitorio se han convertido en un refugio a la vesania y al dolor. Ya se ha ubicado en un lugar muy lejos de la muy famosamente llamada realidad.

Luego de segundos mirando la suciedad en las ventanas imposible de remover, se acerca para correr las espantosas cortinas y dejar la habitación a oscuras, no quiere empeorar las migrañas de Jongin

—Sabía que estarías aquí —dice abriendo despacio la puerta del baño luego
de pasar segundos tras ella— ¿Migraña otra vez? —pregunta fingiendo no saber.

—No exactamente —responde desde la oscuridad. Baekhyun se queda mirando desde la puerta ya cerrada la energía de de ambos viajar tranquila por la diminuta estancia—. Solo estaba cansado de ver y quería ver...

Baekhyun se sienta en el suelo frente a Jongin, entiende perfectamente lo que quiere decir por eso no pregunta. Es cansado ver dos realidades a la vez y cuando una es imposible de apagar, lo mejor es apagar la otra; aunque sea por un momento se puede vivir solo en una.

—¿Qué ves? —pregunta Baekhyun apoyando la cabeza contra la puerta, dejando que los espirales creados por el alma de Jongin en el aire llene sus sentidos. Hace un tiempo Baekhyun descubrió que Jongin ve mucho más, cuando le preguntó que veía tan fijamente cada mañana. 
El ladrón, respondió sin despegar la mirada. 
¿Y como es? preguntó Baekhyun temeroso de la respuesta. 
Un lobo, sus músculos se pusieron rígidos listo para atacar. 
¿Qué busca?, la última pregunta que hace. 
Robar mis sueños, la última respuesta que obtiene.

—El lobo —le escucha responder—. Ya me ha robado los sueños —rie.

El espacio es tan pequeño que las rodillas de ambos se tocan con cada torpe movimiento. Baekhyun no dice nada, solo mete su cara entre sus rodillas esperando poder apagar su segunda realidad y quedar a oscuras. Siente las manos calientes de Jongin recorrer el camino de sus piernas hasta llegar a sus brazos donde se detienen en silencio. Con sus pulgares acaricia las líneas de las ojeras, entre unos cuantos dedos más juegan entre su cabello y nuca, erizado cada centímetro de piel a su paso. Baekhyun alza un poco la cabeza, permitiendo el contacto y dejando más piel expuesta. Entre caricias embriagantes y la cercanía, pierde por completo el sentido de la realidad que les encierra.

—Me ha robado los sueños, mas no el amor... —susurra Jongin a su oído antes de alejarse despacio acariciando su cabello. 

Baekhyun levanta la mirada y ve la silueta de Jongin tejida por finos hilos de oro que se extienden hasta el techo. Cada hilo se enreda juguetón en laenergía Baekhyun, las grandes manos de Jongin enmarcan su rostro en la oscuridad profanada, sus brillantes almas levitan en silencio siendo una sola. Ante el espectáculo de luz, Baekhyun sonríe previo a sentir los abrazadores labios de Jongin sobre los suyos. 

Solo dura un segundo antes de que, Jongin nervioso se aparte. Roza con su frente la de Baekhyun para no alejarse demasiado, teme olvidar el camino que les separa y no poder regresar luego a casa. Dibuja lento con manos temblorosos el suave contorno de los labios, como si fueran de cristal y fuera cortarse con ellos al final de aquella hora.
Las pequeñas manos de Baekhyun viajan por el camino construido por brazos encontrando parada segura en las manos de Jongin sobre su rostro. Las acaricia antes de acercarse y responder con deseo. Intensifica a cada segundo más el contacto haciendo a Jongin estremecer, pierde el balance y cae. Baekhyun no puede evitar reír mientras es ahora él el que toma con firmeza el rostro de Jongin en sus manos y vuelve a besarlo ahora con más intensidad.

Sosteniendo su cuerpo únicamente con los codos no puede hacer mucho más que disfrutar. Baekhyun, travieso, cuela una pierna a cada lado se su cuerpo quedando de rodillas sobre él.

Harto de la pérdida de control sobre Baekhyun se incorpora tomandolo con firmeza, uniendo sus cuerpos por completo. 
Los brazos de Baekhyun se escurren sobre sus fuertes hombros en un posesivo abrazo del cual no puensa escapar. Sin pudor profundiza el beso robándole así el primer gemido de la noche a Baekhyun.

Los rebeldes labios de Jongin logran liberarse victoriosos luego de la pasional guerra contra los de Baekhyun. Reclaman su premio besando con lujuria el cuello de Baekhyun, quien le regala suspiros que atentan contra su escasa cordura. Baja por su cuello dejando un rastro de mordidas y saliva hasta su hombro. Jala sin pena la horrible camisa para exponer más piel blanca que deleitar con sus labios. Los sutiles jalones de cabello por parte de Baekhyun lo único que logran es encenderlo más.

Cegado por el calor que empieza a deambular frenético por la pequeña habitacion, Baekhyun abre los ojos en busca del aire que parece desaparecer entre los gruesos labios de Jongin. Entre besos y caricias le arrebata rápidamente lo que queda de su realidad, hasta sus ojos son testigos del flanqueo de la dorada energía que les rodea. Todo queda repentinamente cubierto por pantanosa basura que le ahoga. Sus manos comienzan a temblar tratando de alejarse del excitado Jongin. Luego se soltar un par de maldiciones incoherentes lo deja en libertad. 

Jongin abre los ojos poniéndose rápidamente en pie. quiere seguir los pasos de Baekhyun ignorando lo que sucede. El miedo de Baekhyun es demasiado visible como para ser ignorado. La luz blanca inunda la habitación cegandole mientras con pasos lentos de acerca a Baekhyun. Deposita un tierno beso en su frente antes de rodear con sus brazos el tiritante cuerpo que parece aterradoramente pequeño. 

Frotando sus mejillas en el cabello castaño del mayor va dejando suaves caricias en su lisa espalda. No quiere que el miedo vuelva arruinar todo, por más aterradora que fuera su realidad, solo quiere disfrutar el contacto. Baja sus labios dejando besos desde su cabellos para dejar castos besos en sus párpados obligándole a no ver mas.

—Ya no veas más... siente —susurra a escasos centímetros de su boca.
Siente el cuerpo de Baekhyun estremecerse entre sus brazos, antes de que con deseo devore hambriento sus gruesos labios en un beso necesitado y salvaje. 

El miedo desaparece mediante Baekhyun vuelve a enredar sus finos brazos blancos alrededor su cuello. Entre caricias y suspiros se entregan enteramente a los movimientos del otro. Jongin lo pega contra la puerta subiendo levemente la camisa en busca de más piel que recorrer con la punta de sus dedos. 

El roce de sus cuerpos, las manos de Jongin bajando por sus piernas, todo le lleva a una nueva realidad que ambos no conocen. Baekhyun ansioso de más contacto fortalece el agarre de su abrazo y facilita a Jongin despegarlo del suelo enredando sus piernas alrededor de sus caderas. 

Besando las sienes de Jongin se las arregla para encontrar a tientas las perilla de la puerta y abrirla tanto como sus cuerpos le permiten.

—Aquí no Jongin-ah... —dice contra su cabello.

Lo escucha reír cerca de su cuello y ya no sabe lo que pasa, ni lo que hace.

Cuando cae inesperadamente a la suavidad de su cama rodeada por las sábanas blancas que bien han aprendido a ser su compañía en las noches de interminables pesadillas y ahora le ciernen a él como una segunda piel en el acto de lujuria. Deja escapar un fuerte gemido que los lleva a la locura.
 

 


Con lágrimas en los ojos Jongin ve como el alma de Baekhyun constantemente alterna entre plateado y color pantanoso que no reconoce, ¿qué mierda es eso? Ahora entiende el miedo y la confusión del otro. Al pasar los dedos por las delicadas facciones tranquilas de Baekhyun se encoge huyendole con dejando escapar un gemido de dolor. Deja su mirada recorrer el camino perlado creado por la piel desnuda de Baekhyun a su lado y no puede evitar detenerse a contar angustiado los oscuros moretones que pintan el mapa de donde antes han estado sus manos.

¿Qué hice? Se arrepiente, ¿por qué no me detuvo?, ya que ahora el daño puede ser irreparable.

—Jongin-ah —escucha una súplica quebrada saliente de los finos labios de Baekhyun a la distancia. Su pequeña mano viaja por el aire hasta encontrar el rostro rígido del menor—...estas aquí —una borrosa sonrisa aparece en el rostro somnoliento de Baekhyun aliviando un poco el dolor de Jongin

—¿Por qué me iria? —se recuerda agradecer a su voz más tarde por no fallarle—... si prometí quedarme—acerca para besar tiernamente los labios de Baekhyun, pero lo que ve al alejarse no se lo espera.

Los pequeños ojos de Baekhyun se abren teñidos de helante negro que paraliza a Jongin. Toda la esperanza se viene abajo mientras espantado abandona la cama y se aleja de la única persona que a podido querer desde que conoce su realidad. Esto le recuerda el porqué de su soledad, le pertenece a los demonios y a nadie más.

—Kim Jongin... —la descolorida cara de Baekhyun se desfigura de forma antihumana deteniendole el corazón—. Esto no te gusta, ¿verdad?

El cuerpo de Baekhyun se levanta despacio de entre sábanas blancas que hacen espantoso contraste con la basura que irradia. Los pies apenas tocan el suelo, parece levitar. Su silencio caminar llena de pavor a Jongin quien helado no es capaz de alejarse. La puerta esta ahí a su lado, puede escapar si quisiera, pero no, allí frente a él también está lo único que tiene y no piensa abandonarle, no va dejarle solo con el dolor y la desesperanza. Mucho menos es capaz defraudarlo, no va a romper la única promesa que le ha hecho.

Las manos congeladas de Baekhyun llegan a tocar su torso desnudo antes de dejar un insaboro beso en labios serios que no planean corresponder. Jongin clava los ojos en la energía estática que carcome la suave luz que se cuela por cortinas entre abiertas. Desea ver el alma de Baekhyun luchar, pero sabe que es imposible. Su cuerpo ni la energía están preparados para combatir contra toda una legión, es muy débil. 

Una lágrima recorre su mejilla cuando cierra los ojos para no ver más. Ya no quiere ver esa sonrisa fría, ni esa mirada llena de tinieblas nauseabundas. Intenta imaginar la luz blanca y pura tan peculiar de él, mas la vaga imagen que logra crear en su mente no es suficiente, todo se desvanece con el sonido de mecánica risa en su oído.

Abre los ojos y alli esta Baekhyun mirando con sus aterrados ojos humanos. La habitación se ilumina lentamente por el alma perezosa que flota sobre él. Su sonrisa tiembla mientras lucha por mantenerse en pie.

—Un soplo de esperanza duele más en la agonía —su voz tiembla—. Perdón, Jongin-ah —la última palabra que logra formular antes de que sus ojos queden en blanco y caiga al suelo con un sonido hueco. Todo se apaga, ya no hay más energía que ver. Solo queda el brillante líquido rojo que pinta despacio, gota a gota, la piel de Baekhyun, como si se tratase de un lienzo en blanco. Nariz y oídos le sangran.

Gritos ensordecedores desgarran la garganta de Jongin inundando el pequeño espacio en la habitación. Con manos temblorosas limpia sin éxito la sangre que se expande por el pálido rostro sin vida de Baekhyun. Lágrimas suicidas surcan las facciones de Jongin. Caen sin control desde sus ojos hasta que se funden con las gotas de brillante sangre en el suelo.
Fuertes golpes sólidos sacuden la puerta, los gritos de Jongin han puesto a alerta a todos los residentes del edificio. La cerradura, se agita bruscamente por quien intenta abrir sin éxito la oscura puerta.

—¡¡Baekhyun!! ¡¡Abre la puerta!! —se escucha la firme voz del desconocido que arremete contra la puerta—. ¡¡¡Baekhyun!!! —El hecho de que solo llame con esmero a Baekhyun no le sorprende, siempre pasa desapercibido. En cambio Baekhyun... el que siempre llama la atención, las personas siempre recuerdan su nombre, sonríen ante su mera presencia; él es luz y ya no brilla más

Se escucha el tintineo de llaves antes de que la iluminación del exterior profane su fantasia vesánica. ¿Acaso ambos estan locos? ¿Qué de real tiene todo esto? Jongin abraza el cuerpo indolente de Baekhyun; el último soplo de realidad que cree tener.

La imagen, demasiado perturbadora para encajar en los estándares de cordura impuestos, provoca que un grito ahogado salga sin valor de los labios del intruso. No se esperaba ver todo aquello cuando segundos antes insistia fervientemente en abrir la puerta. 

—¿Baek...? —la voz apenas sonora sobresalta a Jongin.

Alza la vista para ver el intruso, alto, rubio y de alma azul electrizante que se acerca. Una de sus grandes manos se posa en el hombro desnudo de Jongin y le mira a los ojos por un segundo antes de verse forzado a desviar la vista para ver, con temor, el rostro ensangrentado de Baekhyun. 

—Hay que sacarlo de aquí —dice jalando rápidamente una de las sábanas junto a la cama para tapar la desnudez de Baekhyun.

—¡No! —Jongin, asustado, aparta las manos del desconocido, no quiere que nadie más toque a Baekhyun— ¡No!

—Jongin, escuchame —el escuchar su nombre lo sorprende. ¿Cómo sabe su nombre?— . Si no lo sacamos de aquí el daño va a ser irreparable y no quieres eso ¿verdad?

Jongin pasa sus dedos por el cabello enmarañado de Baekhyun, no puede perderlo, no quiere hacerlo. Un destello de opaca luz se hace visible siguiendo el frágil danzar de los dedos de Jongin sobre la piel incolora de Baekhyun; aún puede brillar.

Cubierto apenas con una fina sábana el desconocido carga a Baekhyun en brazos. Los ve salir de lahabitaciónn pero no es capaz de seguirlos, sabe que esto es su culpa. ¿Por que no se fue cuando pudo? ahora la vida de Baekhyun pende de un fino hilo que tienta con romperse.
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Blanco, el unico color que Baekhyun puede distinguir cuando, despues de multiples intentos por despertar, logra hacerlo. Kim Jongin, lee el nombre escrito por costuras deshiladas en algun recuerdo desteñido de su memoria. Mi nombre es Kim Jongin, soy tu nuevo compañero, logra escuchar el suave quejido de su conciencia. Sonrisa blanca se dibuja con tinta translúcida en su mente. Jongin. 

Pasillos interminables se levantan a su alrededor mediante camina rápidamente entre la multitud letárgica. Mujeres vestidas de blanco se pasean por todo el lugar empujando carritos de comida mal oliente en bandejas desgastadas color verde menta.

Nervioso se sube la capucha del fino abrigo, no quiere ser visto. Lleva semanas viniendo de este modo al hospital, es la única manera que tiene para verlo. Detrás de una pequeña y manchana ventana de cristal mientras él duerme. Se muere por tenerlo cerca, tocarlo, sentir su olor. Pero ver cada dia que sigue con vida le es suficiente.

Lo buscan desde el momento en que entró por primera vez al hospital desesperado por ver a Baekhyun, le creen culpable por las heridas en el cuerpo de Baekhyun. Entre los cuchicheos de las enfermeras ha sido capaz de rescatar pequeños fragmentos de conversaciones donde hablan de él como un loco agresor y que Baekhyun se niega a formular palabras solo se limita mirar el techo y las paredes, evitando ver las personas a los ojos.

Hoy ha decidido escapar, deshacerse de la legión que tanto les tortura, pero antes tiene que verlo y por eso se arriesga ser atrapado, nuevamente.

Al asomarse para ver a través del cristal se sorprende al ver al frágil Baekhyun sentado al borde de la cama. Grandes ojeras decoran su rostro, esta exageradamente pálido, pintado por múltiples moretones que se empiezan a aclarar de manera demasiado lenta, sus labios cuarteados tiemblan al encontrarse con la mirada de Jongin que no duda ni un segundo antes de correr. Sabe que Baekhyun intentara detenerlo y no va a soportarlo. 

Baekhyun aún es capaz de ver la silueta de Jongin, cuando se levanta dispuesto a seguirle pero, nuevamente, solo es capaz de dar unos bamboleantes pasos antes de caer al frío suelo. Por más que intenta levantarse, no puede. Apenas logra arrastrarse unos pocos pies antes de rendirse agotado. ¿Y ahora qué? Sus ojos se llenan de cálidas lágrimas que no tardan en salir. Tan solo esta seguro de una cosa, Jongin no va a regresar. 

Las horas parecen ser eternas a pesar de que el reloj insista en marcarlas demasiado rápidas incomodando a Baekhyun, que se estremece con cada tímido movimiento de las manecillas. Paredes blancas le encierran en su mente por días que no parecen tener fin. 

Le obligan a cuestionarse la realidad y la ficción. ¿Acaso nada fue real? 

Los constantes interrogatorios sobre lo que sucedió lo agobian. Todos insisten en pintar a Jongin como el monstruo que no es. La necedad de silencio solo a provocado la extensión de su estadía, le creen loco pero, ¿como hablar? si nadie entiende.

Baekhyun después de varias semanas de tratamiento donde le repetían constantemente que Jongin es un monstruo, se ve obligado a reconocerlo. Sabe que es la mentira más grande y horrible que a dicho, pero ya no soporta más tiempo en ese encierro.


Al regresar al dormitorio todo se ve tan limpio y organizado que le perturba. Su inmortal pila de libros que siempre yacía a los pies de su cama ahora están organizados cuidadosamente sobre su pequeño escritorio de madera. La montaña de ropa sucia al lado de la puerta del baño ya no existe. Ambas camas hechas pulcramente con sabanas nuevas que no reconoce. No queda ni rastro de él.


La chaqueta azul marino que traía puesta Jongin el día en que reapareció en su habitacion se hace presente el día de su graduación. Buscando entre su ropa, esta cae accidentalmente al suelo interrumpiendo toda la fuerza y tranquilidad falsa de Baekhyun. Sus manos tiemblan cuando se agacha para recogerla; cada costura dibuja un camino de piel bronceada en su mente. Recuerda perfectamente cada facción de la cara de Jongin al sonreír, su ronca voz aún puede resonar en su cabeza si se esfuerza ¿Como olvidar? 

Desabotona cada boton negro esperando sentir las cálidas manos de Jongin sobre las suyas, siguiendo cada movimiento que realiza, pero no, alli no esta. Allí ya no queda nada de él, solo ese costoso abrigo que ahora se desliza sobre su delgado cuerpo cerniéndose en una imitación barata de lo que parece ser un abrazo.
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Luces tenues iluminan ese pequeño café teatro en el centro de la ciudad donde esa noche se presenta por primera vez un joven cantante. Los carteles que decoran la ciudad anuncian su debut como el evento más esperado. Jongin no puede evitar sonreír cuando a la entrada del teatro reconoce el rostro en el cartel desgastado de la entrada. Ya han pasado unos años pero sus recuerdos aún yacen nítidos en su memoria. Hace unos meses cuando tuvo que escapar a América perdió toda pista de él y se resignó a no encontrarlo nunca más; pero allí estaba él y al fin lo había encontrado.

En la primera mesa frente al escenario una copa de vino intacta le hace compañía en la espera. Su respiración se detiene cuando las luces se apagan, creando la antesala al espectáculo. 

Una luz plateada se hace presente en el escenario enmarcando una delgada y baja figura. Esa luz que sólo puede ver Jongin danza libre por todo el lugar llenando el espacio, ya extrañaba esto. Baekhyun, la única persona que logra producir tanta luz como para inundar un espacio tan grande como aquel. 

El [i]alma[/i]de Baekhyun se estremece de pronto dejando todo casi a oscuras. Un espiral de luz blanca flota en dirección a Jongin, lo reconoce. Las luces reales se encienden dejando a la vista el radiante rostro de Baekhyun que le mira fijamente a los ojos con una gran sonrisa en sus labios. 

Hace unas semanas, cuando regresó a Seúl, no se esperaba encontrar tan fácil la solución a su condena. Caminando por la calle, tropezó con un hombre desagradable que disfrutaba de humillar su mujer en público. No le dio importancia en ese momento pero, cuando al día despertó sin recuerdo de ninguna pesadilla se dio cuenta. Era libre.

—Volviste —dice Baekhyun atraves del microfono confundiendo todo su público.

—Nunca debí irme —contesta Jongin y aunque Baekhyun no logra escucharle su almadestella uniéndose a la de Jongin y todo se convierte en oro sólido. 

La risita de Baekhyun resuena junto con la melodía de piano que comienza a sonar despacio. Todo es tan tranquilo, ambos ya son libres.

 

 

 

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