A fool

Description

Foreword

¿Cómo describir la manera en que tú y yo nos conocimos? Fue una suerte tener amigos en común. Recuerdo la primera vez que nos vimos, yo debí parecerte una princesita insufrible, frívola, toda una diva, alguien que de alguna forma inspiraba algo de temor. Y tú… tú me pareciste una persona EXTRAÑA. Completamente, un espécimen digno de ser analizado en algún laboratorio. Dabas una imagen y, atrevida. Coqueta. ¿Y sabes que es lo peor de todo? Que no te esforzabas por proyectar esa imagen; no, por cada poro de tu piel, se irradiaba esa sensualidad nata.

Basto una tarde, para sentir que te conocía de años. Fue algo especial, que se formó ese día sin venir a cuento, sin esperarlo. Fue algo que simplemente surgió. Por un momento, creí que no te volvería a ver, que solo serían reuniones esporádicas. Sin darme cuenta, comencé a enviarte mensajes diariamente. Y tú a mí.

Tus gustos, comenzaron a interesarme. Y los míos a ti. Dos personas que eran polos completamente opuestos, estaban tomando un poco de cada mundo. Y esos pequeños detalles, alimentaban algo que no sabía precisar. Algo que para algunos resultó en cosas que llamaron sin yo saber por qué, “traiciones” “falsedad” y más calificativos semejantes. ¿Tan difícil era creer que realmente nos interesábamos por las cosas de la una y la otra? ¿Tan complicado era de entender, que nos llevamos de las mil maravillas?

Contigo me sinceré como con nadie antes. Me convertí en alguien que, sin llegar a ser un libro abierto, relataba capítulos que nadie más había escuchado.  Y te escuché con el corazón abierto, a cada pequeña revelación que hacías, cosas que no imaginaria que sufrías, escondiéndote tras esa máscara de locura y espontaneidad. De torpeza y de bromas. Ambas sufrimos la decepción de perder por nuestra propia estupidez, a nuestros “primeros amores”. Amabas sabíamos que era no poder olvidar aquellas cosas.

Los consejos eran mutuos. Y si alguien te hacía enojar, yo sentía que dentro de mí crecía una especie de ira que me hacía desear batirme a puño limpio contra aquellos que te hicieran algún mal. No soportaba la idea de que sufrieras. Quería cuidarte, como quiero cuidar a cada persona que estimo… Pero contigo, comencé a comprender que me sucedía algo completamente distinto.

Me negué. Me quise cegar. Quise hacerme a la idea de que era solo el cariño que se tiene a una persona a la que llamas “amiga”.  ¿Pero, como hacerlo si a cada pequeña cosa, comenzaste a aparecer en mi mente sin notarlo?  Nuestros mundos eran un poco diferentes, si, pero me ví… en mis sueños, comencé a notar que las cosas estaban cambiando. La mirada con la que te veía, comenzó a tornarse ensoñada.

No creo que te percates de ello; actúo muy bien cuando quiero. Puedo ser un tempano de hielo, con una sonrisa inquebrantable, a una persona que es toda miel y corazoncitos voladores. Soy una persona que oculta muy bien sus sentimientos. Y tú, tu eres tan… de espíritu libre, tan despistada… que no te has dado cuenta.

Llegamos al punto, en que, pasamos una barrera. Ni tú ni yo sabíamos expresar muy bien las cosas con palabras. Te costaba decir un “te quiero”. A mí también. Me costaba demostrar mi afecto con un abrazo. Y ti igual. Pero, fue una más de nuestras excepciones. Tú eres mi excepción para muchas cosas. Y así fue, cuando a modo de juego… a modo jocoso, una tarde con los amigos, no sé cómo, terminamos fingiendo ser algo así como una “pareja”. Si, bromas, risas… momentos graciosos, siendo la comidilla de los presentes. Sé que me sonroje, y reí, sin saber que decir. Y tú… tú seguías el juego. Y yo no podía mirarte a los ojos.

El pequeño juego surgido una tarde cualquiera, no se detuvo. Comenzó a ser casual que en los mensajes diarios, la última línea fuera “Te quiero mucho”. Hasta el día en que las cosas subieron un poco más. El verte ya se ha convertido en una necesidad. Un motivo de sonreír. A veces, solo espero que los días corran deprisa para poder verte, para poder abrazarte y sentir tú calidez.

Me gusta tomar tu mano. Me gusta sentir su tacto. Me gusta que aprietes la mía.

No sé…. No sé cómo las cosas se me han salido de las manos.

Si, esas palabras comenzaron a ser poesía. Verdaderas frases que me hacían tener una sonrisa embobada por días….

Por un momento… una noche, en la que hacia frio, en que estábamos en la calle, con nuestras amistades; tomé tus manos para calentarlas. Y nuestras miradas se cruzaron. Todas las cosas que me decías a la sombra de aquel “juego”, ese que me estaba volviendo loca, que no supe en que momento dejaba o dejaría de serlo… Venían a retumbar en mi cabeza.

Tu mirada esa noche brillaba.

No te pido nada. Solo me gusta estar contigo. Soy una persona cobarde, lo sé.

Y entonces…. Entonces….

 

Días antes de Noche Buena, invierno 2013

 

-Recuerda llevar la tarta de manzana, que adoro como te queda – Me dice Boram al teléfono. Estoy retrasada, tendría que haber salido hace una hora al menos. Y no cuando faltan solo treinta minutos para la hora marcada. Las dieciocho horas. No llegaré eso lo sé, pero… bueno, lo importante es llegar. Reviso llevar todo lo que necesito en mi bolso. La tarta me espera en la mesita del recibidor. Solo falta que termine de poner el moño al paquete que con mucha dedicación, envolví. Si, un presente envuelto en brillante papel metálico. Ya lo saben, el típico intercambio navideño entre amigos. Yo estaba que no cabía de felicidad al saber que mágicamente, era a ella a quien tenía que darle el obsequio. A mi hiperactiva Hyomin.

Salí de casa con la felicidad grabada en el rostro. Hacia dos semanas que no podía verle, los trabajos nos tenían algo separadas, pero era necesario reunirnos. No era lo mismo, llamadas o mensajes, no. Yo quería verles a todos. Me hacía ilusión la última reunión del año.

En el camino, pase por algunos más de nuestros amigos. La fiesta en casa de la pequeña glotona, era todos los años, algo magistral. Un evento donde se tiraba, como dicen, “la casa por la ventana”. Como decía, llegaba tarde. Seguro ya estaban comenzando a comer y demás. Y así fue.

Te encontré platicando con Boram, en una mesa algo alejada. Sentada sobre el sofá, tenías delante de ti, ya un par de latas de bebida embriagante. E ibas por la tercera.

Yo les sonreí. A mi lado, Soyeon, fue la que saludó, yo te note sombría. No parecías mi Hyomin de siempre. Fue entonces, que Boram siguió la conversación.

-¿Dónde andaban? Tardaron mucho. Dijimos a las seis, y llegan un cuarto para las siete. Hyomin llegó hace dos horas. Ella me ayudó a preparar algunas cosas, en lo que llegaban las demás con lo prometido. Y ya tenía hambre, así que comenzamos a comer sin ustedes…

Risas. Si esas sonrisa que se tornan un poco incomodas, porque la mencionada, solo dio otro trago a su bebida. No logré escuchar lo que Soyeon preguntaba, mi vista estaba clavada en la otra Park, mientras disimulaba en observar las viandas. Pero lo que sí escuché fue a Boram decir:

- “…Está así por que el amor de su vida se ha casado”- el tono en el que lo dijo, y las risas que se suscitaron entre los que estábamos allí, me hizo pensar que era una broma. Hyomin dio cuenta de aquella bebida. Y entonces, parecía ser la misma de siempre. Pero… la tarde comenzó a caer y con ello, más copas vinieron. Yo no quería perderme, el alcohol… bueno, no tengo aguante. Pero Hyomin…. Hyomin estaba bebiendo de una manera que me alarmaba. Pero no hacía caso. Y yo creí que estaba bien… Sonreía.

Una tontería de mi parte. En mal momento, mi suspicacia se quedó dormida. Llegó el momento en que no podía ni caminar derecho. Y tuve que comenzar a ayudar a llevarla a los servicios. Pero no dejaba de beber, por más que le quitaba las copas.

Y aquella frase, regreso. Aquel “hecho” que comentara Boram, y que yo creí una broma, volvía a hacerse presente. Entonces, vi que sus ojos se humedecieron. Fue cuando terminó bebiendo de la botella. Media botella de un tirón. No sé cómo aún era capaz de seguir hablando. Ella reía…. No dejaba de bromear.

La llevé a los servicios. Y espere a fuera. Pasaron cerca de diez minutos. Y le encontré sobre los lavabos. Con dificultad, pude enderezarle. Y me miró, me miró y se abrazó a mí. Sin decir una sola palabra, estrechándome con fuerza, comenzó a llorar. Me aplastó contra la pared. Yo le sostenía para que no cayera. No quería que se lastimara. Y su cuerpo tan cerca del mío comenzó a inquietarme. Y sus manos sobre mi espalda, me estremecían. Mi nerviosidad estaba por salir a flote. No sabía qué hacer, más que sostenerte para no dejarte caer. Tu aliento, aunque alcohólico, no dejaba de ser perturbador. Y más si pegaba directo contra la piel de mi cuello.

Algo se removía en mi vientre. Un calorcillo que me avergonzaba. Lloraste durante mucho rato sobre mi hombro en esa posición poco cómoda. Hasta que logre llevarte un pequeño banquillo. Y allí volviste a dar rienda suelta a tu llanto. Ya no tenías control de tu cuerpo. Y tomé tu mano, apretándola mientras te miraba de manera impotente. Me estaba doliendo verte llorar. Aún si no sabía la razón… Entonces, no lo soporté más, y acomodé tu cabello que caía sobre tu rostro.

Lo despejé, y limpié tus lágrimas primero con un pañuelo. Pero me pareció algo poco… no sé, no me gustó. Tus mejillas y nariz estaban rojas. Te estaba costando respirar. Y tomé tu rostro entre mis manos. Limpié tus lágrimas con mis propios pulgares, y te dije muchas palabras… Intenté bromear, en un intento desesperado por calmarte. Me pedías perdón, por ponerte en tal estado.

Te abracé, y esperé contigo mucho tiempo.

No sabes lo difícil que fue controlarme. No sabes que estuve a punto de aprovecharme de la situación. Pero… eso es algo que no podría haberme perdonado, si lo hubiera hecho. No soy de creer que los besos robados sean cosa buena. Además, que ese calorcillo en mí, me hacía sentir una persona… no me hacía sentirme orgullosa.

En algún momento, dejaste te llorar y dormiste un poco. No me aparté de tu lado, y te abracé a mi. La preocupación no cesaba. Y entonces, de tu boca salieron aquellas palabras que yo tomé por broma. Habías tomado de esa manera irracional, porque el “supuesto amor de tu vida”, un chico que después vine a enterarme, al parecer, te daba alas… se había casado ese mismo día. Un chico del que te habías enamorado… Un chico que sabias que no era para ti. Y aún  así… ella lloraba por él. Fue entonces, que algo en mi…. Algo en mi hizo “click”. Te sonreí y te consolé, ahora de manera más apropiada, dado que ahora si conocía la causa.

Tú llorabas desconsoladamente, con el rostro rojo, la respiración entrecortada, y las lágrimas rodando por las mejillas de manera descontrolada. Y apenas estabas consciente, el alcohol te había idiotizado por completo. Te regañé, te hice prometer que harias nunca más algo asi. Pero sé que lo volverás a hacer. Porque eres asi, eres rebelde.

Si, mientras tú llorabas por aquel miserable sujeto que te ilusionó, o del que te ilusionabas, mi querida Hyomin, yo sufría en silencio, mientras sujetaba tu mano.

Fue una noche larguísima para mí.

 

Y asi es como, ahora, mi corazón se ha cerrado nuevamente. Como le he puesto un candado más. Si me hubiera atrevido a tocar tus labios…

Una incógnita al aire. Una que solo es para mí. Por la mañana no recordabas nada. Mejor así. Ya parecías la misma de siempre. Dolida, si, desvelada y con una resaca que te hacia ver lamentable.

Te lleve a tu casa, bromeando contigo. Aligerando el ambiente. Te despediste con el acostumbrado –Cuídate mucho, Qri, te quiero…-

Arranqué el auto rápidamente, alejándome con prisa.

No quiero hacerme daño. No quiero… Pero te quiero demasiado. Y por eso, seguiré a tu lado como hasta ahora. Callando estos sentimientos. Conformándome a seguir ese juego donde somos amantes.

Siempre tendrás un abrazo para consolarte, intentaré que sea cálido, aunque mi corazón sea pinchado miles de veces mientras lo hago, y tú no te des cuenta, cosa que jamás te reprocharé, porque, como ya dije, no te estoy pidiendo nada.

 

Porque no hay nada más triste, que consolar a la persona que amas, cuando esta sufre, por una persona que no eres tú. Cuando tienes que hacer un esfuerzo por no cometer estupideces y hacer mejor que nunca, el papel de mejor amiga.

 

No tienes la culpa, de que me haya enamorado de ti.

 

 

 

*-*-*-*-*-*

 

Otro que igualmente tenia y quería compartit por estos lugares.

 

Puff... este... es uno de los que más se llevaron de mi. Quizas no es el mejor (?) pero, me sirvió para desahogarme esa vez.

 

Comments

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Mihyon #1
Fue tan triste y bonito a la vez, me gusta mucho como escribes y
como expresas lo que dicen y piensan los personajes.
Soy tu fan así que no te espantes si me ves comentando todo jajaja
xcielnoirx
#2
Frente a lo que leí. Encontré lo que buscaba. Tu forma de escribir es muy buena, me adentré a cada detalle de la narradora (aclaro que sé muy poco de Tara) pero ante lo demás no impidió que me gustara mucho esta historia. Es verdad que no todas las relaciones son posibles y es realista, aunque melancólico el hecho de estar en la friendzone pero hasta cierto punto es mucho más normal el no ser correspondido. Esa parte quedó muy clara y es lamentable que haya preferido tomar esa decisión pero eso al mismo tiempo me pareció romántico porque sabe que sus sentimientos no son correspondidos.
amadeo1719
#3
u.u Si, en este me sentí hasta yo mala persona por hacerla sufrir
Gracias por leer <3
gbrujndl #4
Oh mi pobre Qri :(
desfachatados
#5
Owwx"c Esto fue tan---</3 Pero me gustó mucho mucho y más porque es MinKyul.
El OS es hermoso, dedicado. Me gustó mucho (Cómo siempre)