Condannare

CAGED (español)
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Nota: No tiene una lectura previa así que puede contener algunos errores. Lo siento por eso, pueden avisarme en los comentarios ^^

*Les recomiendo escuchar esta y esta canción con este capítulo.

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También los diáconos deben ser dignos, sin doblez, no dados a beber mucho vino ni a negocios sucios; que guarden el Misterio de la fe con una conciencia pura. Primero se les someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán diáconos. Las mujeres igualmente deben ser dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo. Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. Porque los que ejercen bien el diaconado alcanzan un puesto honroso y grande entereza en la fe de Cristo Jesús.

I Timoteo 3: 8-13

 

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Aspirar a convertirse en diácono de la iglesia donde había vivido toda su vida era su única meta.
Desde joven era muy dedicado y estudioso. Sehun tenía sólo  ocho años cuando conoció aquél que cambiaría todo aquello en lo que creía.

La noche tormentosa  continuaba golpeando las ventanas y estremeciendo las paredes de la fría habitación con olor a humedad dentro de la catedral.
Un pequeño joven  de complexión menuda, sentado en su escritorio, sumergía su pluma en el tintero por enésima vez, escribiendo a la luz del fuego bailarín de la vela frente a él, sus manos no parecían conocer el descanso.

Un  trueno sacudió su entorno y lo sobresaltó. De un movimiento brusco, tiró la vela. Ésta chocó contra la tierra mojada y se apagó.
La oscuridad y el silencio lo rodearon durante unos instantes. En medio de la penumbra, escuchó su corazón apresurado, tomó aire y respiró calmadamente, convenciéndose de que todo estaba bien, que sólo era una tormenta. La naturaleza le avisaba que no eran horas de estar despierto, debía esperar a que el sol llegara al día siguiente para  continuar con sus deberes. Fue entonces, cuando lo escuchó:

Un grito agudo y gangoso desgarró el aire, casi como un gemido a la distancia. Su corazón se desbocó dentro de su pecho.
El niño se incorporó; corrió y tropezó contra su taburete cayendo al piso. Un nuevo trueno retumbó e iluminó la habitación mostrándola deshabitada, como siempre. El estruendo cesó y el joven intentó tranquilizarse.  La obscuridad volvió y se incorporó como pudo.
A tientas se dirigió hacia la pesada  puerta de madera de su cuarto, abriénldola y  haciéndola rechinar.

 El pasillo empedrado frente a él  estaba lleno de antorchas que  iluminaban el camino. Escuchó el mismo sonido de nuevo.  Volteó hacia  el final del pasillo  donde se encontraban las puertas de la catedral.
Con el corazón en un hilo, tomó entre sus pequeñas y sudorosas palmas una antorcha, se abrió paso por el sendero ante él, dando pequeños pasos. Reconocía el sonido, o esperaba que fuera aquello que creía, porque de resultar algo desconocido para él, jamás se atrevería a ir por su cuenta. A pesar de que su joven corazón aun temblaba ante lo desconocido, se mantenía valiente.

 Finalmente llegó a las enormes y pesadas puertas de la catedral, puso una antorcha en la pared y empujó con sus  diminutas fuerzas una de las puertas.

El viento le golpeó,  mojando su cara y su túnica mientras abría la puerta. A los pies de la catedral se hallaba un bulto pequeño que se movía violentamente entre unas mantas dentro de una canasta. El bulto emitía el mismo sonido que el joven creía que había escuchado antes; el llanto de un bebé.

Se agachó y arrastró como pudo la canasta dentro de la catedral, cerró las pesadas puertas de nuevo y descubrió el bulto lentamente.

Los pequeños ojos del joven se abrieron de par en par al encontrar  nada más y nada menos que un bebé de piel lechosa y satinada, humedecida por la lluvia pero no por eso menos hermosa. Sehun, en ese momento pensó que un querubín había caído del mismísimo cielo y había parado a la puerta  de la catedral.

El infante se retorcía dentro del cesto haciendo una mueca de dolor y llorando como si supiese que sólo así podía salvar su vida esa noche. El niño tomó al bebé entre sus pequeñas y temblorosas manos y lo llevó a su habitación. Lo arropó y arrulló hasta que se durmió a su lado en la cama.


A la mañana siguiente, el bebé enfermó debido a la lluvia, por fortuna el joven pudo conseguirle una nodriza que se refugiaba en la catedral y le pidió ayuda  para cuidarlo y amamantarlo hasta que fuera necesario.

 

Sehun nombró al bebé Luhan, con la esperanza de que al crecer, el pequeño  se convirtiera un ciervo del señor. Lo tomó bajo su cuidado desde ese momento. Desde entonces fueron inseparables y crecieron juntos.

 

.............................

 

Dentro de la catedral, sólo unos pocos  sabían de la existencia del pequeño Luhan, pero jamás le habían visto. Sehun les había dicho que Luhan no era más que un niño expósito, retrasado y deforme que estaba a su cuidado. Y  los clérigos  creían en las palabras del siempre recto y benevolente Sehun, sin imaginar que esas dos últimas no eran más que mentiras.

En realidad, el pequeño Luhan habría podido ser cualquier cosa, excepto desagradable a la vista, no.
Decir que la criatura era agraciada era poco; Sus cabellos rubios y rebeldes resplandecían cuando los rayos del sol se posaban en éstos, durante esas tardes al filo del balcón. Pues solo desde allí Luhan  podia sentir el viento chocar contra sus suaves mejillas y admirar, a través de sus orbes marrones a los habitantes de la ciudad desde las alturas como un  guardián taciturno.
Pero nadie se atrevía a cuestionar a Sehun. Respetaban sus actos de caridad y bondad como los de cualquier otro.  Y fuera de la catedral, el mundo no conocía al pequeño, ni el pequeño conocía el mundo.

Luhan había pasado todos sus días dentro de la catedral junto a Sehun, quien secretamente lo consideraba  un ser angelical, demasiado bueno para ser compartido con el mundo.

Sehun le enseño a Luhan todo lo que aprendía en la escuela; matemáticas, lengua, historia y tantas cosas más. Le enseño a leer y escribir. Sin embargo, a pesar de brindarle tantos conocimientos, la cabeza del joven Luhan había sido completamente lavada en cierta forma, no era tonto, pero sus pensamientos y creencias habían sido enturbiados  por el egoísmo de su “amo” quien, si bien jugaba con él cuando niños, le enseñaba muchas cosas, manteniéndolo sano y salvo. No le daba libertad, ni le demostraba amor. Simplemente el egoísmo de Sehun no permitía  algo como compartir a su confidente y compañero de juegos con alguien más.

Luhan había vivido encerrado en una torre dentro de la catedral, mirando a través de sus cristalinos y centelleantes ojos cafés a las personas del pueblo desde lo más alto. Sehun le decía a Luhan que no debía salir, que el mundo era cruel y malo, que le harían daño si salía,  que era diferente y contrario a lo que en realidad creía,  que era alguien demasiado feo como para que los demás lo aceptaran y comprendieran. Le enseñó que su pecado era ser diferente y su penitencia era la obediencia.

Las cosas no siempre fueron así. 

Sehun al principio había visto a Luhan como su querubín personal, un niño al cual quería enseñar todo lo que sabía, un amigo con quien jugar. Pensó que las cosas podrían ser así para siempre.

Eso fue hasta que Sehun creció y algo dentro de él cambio;  Empezó a desear que Luhan lo viera de igual forma, que lo admirara, respetara y venerara como hacía él. Pero no, se dio cuenta de que  no podía pedirle eso a su ángel, no podía ser visto así.  No. Sólo debía venerar a Luhan, porque el pequeño era puro e inalcanzable, un alma llena de amor y perdón, que a pesar de todo lo malo que le decía, siempre lo perdonaba. Sehun odiaba eso. Porque Luhan era tan bueno y día a día él se manchaba, manchaba su alma al desearlo tanto.
Era tan apegado a su credo religioso que se prohibió a si mismo ver  a Luhan con otros ojos que no fuesen los de veneración pura. También se odiaba a sí mismo por querer que Luhan lo mirase y amase, que lo tocara como algo precioso. No.  Luhan no podía mancharse, no podía darse cuenta de su suciedad tampoco.

Así que Sehun fue cambiando. Día a día se separaba mas de Luhan, no le demostraba afecto, sólo exigía respeto, era serio, estricto,  hasta el punto de causar en el más joven, no sólo respeto, sino también temor. El amo se volvió irascible y pasaba cada vez menos tiempo a su lado.

Luhan pasaba más tiempo solo, añorando la compañía de alguien, admirando a las personas del pueblo desde el balcón de la torre donde vivía.  Tallando en madera, con un afilado cuchillo,  pequeñas esculturas de todos los habitantes del pueblo que observaba, tomando en cuenta cada detalle único y especial de éstos. También  leía en su tiempo libre, pero todos eran libros supervisados por Sehun, ya que de acuerdo a las palabras de su amo; "No debía contaminar su mente con cosas que no necesitaba saber". Luhan lo sabía y no exigía, porque Sehun había sido su luz toda su vida, aquél que le dio techo, alimento y herramientas de sabiduría durante tantos años. Para Luhan, Sehun era como un padre, un hermano, un amigo.  Aun si no sabía bien el significado de estas palabr

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Comments

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Baekhyunlover99_
#1
Autora-nimmmmmmm cuando vas a subir el próximo capítulo de esta historia?????????
Baekhyunlover99_
#2
Chapter 2: Me encanto!! Luhan es todo un hermoso bebe y sehun me dan ganas de patearlo jaja me encanto este tipo de historia y mis xiuhan feels ufffffg no puedo esperar para el proximo capitulo!!!
LunaLocatisLunatica
#3
Chapter 2: Sho cuando supe que habías actualizado luego de un añoo!!!!!
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When I was done and the xiuhan feels were killing me
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Damn it, Xiuminnnn!!! BUT MOSTLY DAMN IT LUHAN!!! HOW CAN YOU BE THIS CUTE!!!! TT^TT