SO INTO U (1ra. parte)

"Es algo normal que todos me vean como un fenómeno, es decir ¿A quién le va a interesar estar cerca de una persona como yo?"

¿Cuántas veces no se habrá repetido Amber esa palabra? Seguramente el mismo nímero de veces en las que era rechazada por cada persona que la rodeaba. Ese era su presente... Se encontraba tan sóla, no existía persona alguna que le brindara apoyo, que la comprendiera, que no la observara con desprecio, no existía persona alguna que le duera una muestra de amor, de cariño.

"Soledad". Esa era la palabra que describía perfectamente la vida que llavaba. Una vida en la cuál la palabra "felicidad" no encajaba muy bien. No sólo por la gente que en su alrededor solía lastimarla sino porque ella sóla hacía muy bien ese trabajo. Era condescendiente, se lastimaba a sí misma aunque no lo quiziese aceptar abiertamente...

Amber entró a la universidad ante la mirada y señalamiento de todos, se sentía como el, "fenómeno del día" o más bien, el "fenómeno de todos los días". Su aspecto masculino no le favorecía en nada; burlas, críticas, todo eso tenía que soportar por ser como és. Aunque tuviera esa apariencia ruda y un poco intimidante en su interior gritaba que la dejaran en paz, que no la señalaran sin siquiera conocerla, era una persona normal, común y corriente.

Se sentó en su pupitre con un poco de inseguridad, tenía que enfrentar la realidad, ese vacío de todos los días. Segundos despúes entró el profesor, persona de aspecto y actitud robusta. Era una de las pocas personas en las que Amber confiaba; él estudió psicología e intentaba que Amber se aceptara como era, aunque los resultados no eran tan favorables.

Dejó los libros que cargaba en su escritorio y se colocó enfrente del pizarrón:

-¡Buenos días a todos! Tengo que darles una importante información- dijo con la seriedad que lo caracterizaba- Una nueva alumna se integrará a ésta institución ¡pása!- dijo mirando hacia la puerta. En ese momento una persona se veía entrar lentamente al salón de clase... Ella era realmente hermosa, tanto que dejó al salón en completo silencio, ante la mirada de todos. Sus ojos brillaban con gran ternura y su sonrisa era simplemente hermosa. Aspecto característico de una persona cuya alma es pura e inocente-Les pido que la respeten ya que apartir de hoy será su compañera- agregó el profesor.

-¡Hola a todos!- dijo aquella chica mientras sonreía con alegría efusiva- Mi nombre es Krystal- Amber la observaba extrañada, nunca había visto a alguien más hermosa que ella- Espero no tener problemas con ustedes y ser su amiga- concluyó tranqulamente.

-¡Muy bien Krystal! Puedes ocupar ese lugar- dijo el profesor señalando el pupitre que se encontraba a la izquierda de Amber, ya que éste se encontraba desocupado. Krystal obedeció la orden del profesor y se sentó en ese lugar, Amber volteó disimuladamente a verla a lo que Krystal respondió con una ligera sonrisa.

*¿Ella me sonrió... a mí?* Pensó Amber extrañada por ese suceso. ¿En verdad no la veía como las demás personas? ¿No la veía como el mounstro que los otros y ella misma pensaban que era?...

Al terminar la clase Amber caminó hacia una de las bancas que habían en el patio; la más alejada, con el propósito de aislarse de todos y agachó la cabeza para que nadie la observara. ¿Hasta cuándo seguiría con esa actitud? Era una persona jóven, las chicas a su edad lo único que buscaban era diversión, salir, conocer, y ella... ella sólo quería estar apartada de todos... Como si hubiera cometido algún crimen, como si fuera un delincuente que lo único que hace es esconderse. No cabe duda que era única, muy diferente a las demás. Minutos después de haberse sentado sintió como alguien se acercaba lentamente a ella y miró hacia arriba. ¡Era ella! Era Krystal que la observaba curiosa.

-¡Hola!- dijo la cica sonriendo, la belleza de su sonrisa era capaz de dejar sin palabras a cualquier persona, y ésta vez no fue la excepción pues dejó a Amber completamente estática ¿de verdad le estaba hablando? ¡no podía creerlo!

-Hola- contestó Amber segundos después.

-¿Puedo sentarme a comer contigo?- dijo Krystal... ¿En realidad eso estaba pasando?

-Sí, no hay problema- contestó Amber con un poco de timidéz. En verdad no sabía cómo reaccionar. Krystal se sentó a su lado.

-¿Porqué eres tan tímida?- preguntó desconcertada y Amber respiró hondo.

-¿Porqué razón me estás hablando?- Krystal frunció el ceño confundida.

-Bueno, simplemente quiero ser tu amiga- respondió con una sonrisa en el rostro ¿Estaba hablando encerio? Era completamente ilógico para Amber.

Amber abrió los ojos desmesuradamente y se levantó rápido del lugar. Pensaba que talvéz aquella chica estaba bromeando, que se estaba burlando de ella. Empezó a caminar alejándose de la banca y de Krystal a lo que ésta se sorprendió. No sabía qué había dicho o hecho que molestó tanto a Amber.

Unos minutos después llego Jessica, su hermana, que a diferencia de Krystal era una persona que disfrutaba con humillar, que se sentía superior ante cualquier persona, aunque su sobervia y orgullo la minimizaban.

-¿Porqué le hablas a Amber? ¿Qué no te has dado cuenta de el tipo de persona que és?- dijo Jessica entre carcajadas.

-No la conozco muy bien pero me he dado cuenta que es un tipo de persona muy superior a tí- respondió Krystal algo molesta y caminó aceleradamente dejando a Jessica con la palabra en la boca. Era típico de ellas las peleas e insultos, ambas eran todo lo contrario, Krystal era amable, bondadosa y Jessica una chica que presumía de lo que carecía, de belleza. Ella nunca ha sido bella, o por lo menos interiormente.

*Así que su nombre es Amber* Pensó Krystal y sonrió segundos después sintiéndose feliz por aquel descubrimiento. Amber era una persona diferente, una persona especial, sólo hacía falta que se abriera al mundo y Krystal podría ser la persona que hiciera eso posible...

Al siguiente día Krystal volvió a sentarse a su lado, Amber la observó fijamente y estaba a punto de levantarse cuando sintió cómo Krystal la tomaba de su antebrazo.

-¡Espera Amber!- dijo Krystal y Amber se sorprendió ¿se sabía su nombre?- por favor no me ignores, yo sólo quiero conocerte- sonaba con un pequeño tono melancólico y Amber empezó a creer en sus palabras, talvéz lo decía encerio, talvéz no estaba bromeando y sí quería ser su amiga después de todo. Sonaba honesta y segura en lo que decía. Amber se quedó estática, no sabía que responder.

-Estás... ¿estás hablando encerio?-

-Sí Amber- sonrió- yo no tengo amigos, igual que tú así que te comprendo muy bien. Tenemos eso en común- Amber sonrió y rió ligeramente ¿hace cuánto que no hacía eso?

-Sí, tienes razón. Talvéz somos iguales en más que eso-

Era cierto. Eran similares en mucho más que eso, y estaban a punto de descubrirlo. Talvéz ese día hiba a ser diferente, talvéz ese día era especial...

(Continuará)