Era la hora del almuerzo. Eunsup recogió sus libros rápidamente pues tenía pensado acercarse a Seo Boorin y preguntarle qué rayos tenía en la cabeza y por qué había hecho tal cosa pero cuando se levantó de su asiento un chico se acercó a ella.

 

“Eunsup-ssi, ¿tienes con quién almorzar?” Preguntó el chico in poco nervioso. Eunsup lo miró y frunció el ceño. Era el encargado del salón. Quizás quería ‘socializar’ con ella debido a que ambos estaban encargados del salón.

“Oh, no…” Eunsup respondió un poco nerviosa, esperando que terminara lo que iba a decir rápido pues esperaba que Seo Boorin no saliera y no pudiera hablar con ella.

“Y, ¿quieres almorzar conmigo?” El chico la miró profundamente y ella se sorprendió un poco, aunque cualquier persona hubiera pensado que para eso era que él le había hablado.

“Está bien, Taewa-ssi…” Eunsup accedió haciendo que el chico sonriera un poco. “Pero espera un momento…” Eunsup buscó con su mirada a Seo Boorin pero ésta había salido. “Oh…” suspiró y tomó su maletín. Taewa miró a donde Eunsup había mirado.

“¿A quién buscas?” Taewa volvió su mirada a ella y frunció el ceño.

“A nadie, tranquilo.” Sonrió un poco. “Vamos.”

 

Caminaron juntos hacia donde él la condujo. Taewa se sentó en una de las mesas y le indicó a ella que se sentara a su lado pero Eunsup se sentó frente a él. Taewa sacó su almuerzo e ignoró por completo la existencia de Eunsup mientras lo abría. Eunsup frunció el ceño y también sacó su almuerzo.

 

Pronto empezaron a llegar profesores, saludaban a Taewa y se sentaban en las mesas, sacaban sus almuerzos y charlaban entre ellos. Eunsup miró a su alrededor. Todos eran profesores, ¿dónde estaban los alumnos?

 

Taewa la miró y sonrió. “Este es el comedor de los profesores.”

“¿Uh?” Eunsup lo miró confundida.

“Te preguntas por qué no hay estudiantes, ¿no? Es porque es el comedor de los profesores.” Taewa sonrió de nuevo.

“Oh, veo…” Eunsup volvió su mirada a su caja comida.

“Dijiste que no conoces muy bien la escuela, ¿no?”

“Así es…”

“Yo puedo enseñártela si quieres.” Taewa dijo tranquilamente, llevando un poco de arroz a su boca.

“Oh, no, está bien. Boorin-ssi se ofreció a hacerlo…” Eunsup trató de no sonar descortés.

“Está bien.” Taewa respondió alzando su mirada un poco pero volvió a bajarla hacia su comida.

 

Al terminar de comer, Eunsup se disculpó un momento y fue al baño a lavar sus manos. ¿Por qué ese chico era tan extraño? ¿Qué chico comía en el comedor de los profesores? Sólo Shin Taewa y ahora Eunsup, aceptando su invitación.

 

Eunsup salió del baño y no encontró a Taewa así que se sentó y lo esperó durante unos minutos pero nunca apareció. Eunsup se desesperó y se fue al patio trasero, donde había estado sola durante la semana que llevaba en esa escuela, debido a que no había casi estudiantes en ese lugar.

 

Al llegar al lugar, se sorprendió de que ya no estuviera solo sino que estuviera la multitud de chicas que había en la entrada de la escuela en la mañana. Lee Sungjong y su amigo debía estar allí.

 

Eunsup suspiró y al girarse para buscar otro sitio donde estar, se encontró con Seo Boorin, quien la asustó un poco con su repentina aparición.

 

“¿No que no querías ser parte de la multitud?” Dijo la chica con cierto tono de reclamo en su voz.

“No quiero serlo, simplemente pasaba.” Eunsup respondió sin darle mucha importancia al comentario.

“¿Simplemente pasabas? Toda la escuela sabe que el patio trasero es el lugar donde Nam Woohyun, Lee Howon y Lee Sungjong pasan el almuerzo.” Dijo la chica mirando sospechosamente a Eunsup.

“¿Eh? ¿Cómo sabría yo eso?” Eunsup frunció el ceño.

“Todos lo saben, ¿por qué no lo sabrías tú? Todas las chicas vienen a este lugar para pedir sus autógrafos.”

“Pues yo no lo sabía. La semana pasada no había mucha gente, así que quería volver ahí.” Eunsup respondió esperando que la chica por fin se fuera o al menos dejara de hablarle de esa manera.

“Hm… está bien.” Boorin respondió, suspiró e hizo gesto con su boca, como buscando palabras. “¿No quieres que te enseñe la escuela?” Dijo finalmente. Eunsup miró a la chica y sonrió.

“Está bien.” Eunsup siguió a Boorin y ésta la llevó a cada patio de la escuela, le mostró el coliseo, las cafeterías, las canchas de los diferentes deportes y los bloques de los salones de clases y de los salones de profesores. Hablaron poco mientras caminaban, no más de lo que Boorin le decía acerca de cada lugar o alguna pregunta que Eunsup tenía. Eunsup quería preguntarle acerca de lo que había sucedido en clases pero no lo encontraba oportuno,

“Es grande, ¿no?” Boorin rio y se sentó en una de las bancas del patio en el que estaban.

“Sí.” Eunsup se sentó también, con sus manos en su regazo, entrelazándolas, buscando las palabras para empezar a hablar. “Boorin-ssi…” finalmente dijo.

“¿Um?” Boorin respondió viendo sus uñas.

“Hace unas horas… ¿por qué me propusiste a mí para ser la encargada del salón?” Eunsup habló un poco nerviosa sin mirar mucho a Boorin.

Boorin sonrió. “Porque todos en el salón son unos estúpidos bastardos y estoy segura de que si alguna vez me enfermo o algo me pasa y necesito ir a la enfermería, si alguno de esos bastardos es el o la encargada/o de la saludo, preferirán dejarme morir antes que ayudarme.” Boorin pronunció unas palabras muy fuertes y no porque hubiera llamado a sus compañeros ‘estúpidos bastardos’, sino porque decía de ellos que ‘preferirían dejarla morir antes que ayudarla’. Eunsup no creía que en el mundo existieran personas con tales intensiones.

“¿Por qué dices eso?” Eunsup la miró atentamente.

“Porque es la verdad. ¿Has visto que alguno de ellos me habla o que yo hablo con alguno?” Boorin miró también a Eunsup.

 

Ahora que Eunsup lo pensaba, ella nunca había visto a Boorin hablar con alguno de sus compañeros o que alguno hablara con ella. Boorin era una chica callada en el salón. Nunca hablaba y muy poco hacía las actividades que la profesora dejaba.

 

“Hm… no.” Eunsup tuvo que admitir que Boorin estaba en lo cierto.

“¿Ves? Son todos unos bastardos. Igual no me interesa hablar con ninguno de ellos.” Boorin volvió a lo que veía en sus uñas.

“Pero… tú tampoco hablas con ellos, ¿no crees que ellos te ven como una… bastarda?” Eunsup respondió tratando de entender por qué Boorin veía a sus compañeros como ‘bastardos’.

Boorin giró de inmediato su cabeza hacia Eunsup y sonrió. “Wow, qué rápido piensas, niña.” Bromeó. “¿Cómo te atreves a decirle eso a tu eonni? ¿No te enseñaron que debes respetar a tus mayores?” Boorin frunció el ceño y pareció estar un poco molesta. Eunsup no pensó que sus palabras pudieron haberlo ofendido y abrió bien sus ojos cuando cayó en cuenta de lo que había dicho.

“¡No, no, no, no quise decir eso!” Eunsup sacudió sus manos y cubrió avergonzada su rostro con sus manos.

Boorin rio. “Jaja, qué inocente eres.” Boorin tomó las manos de Eunsup y las quitó de su rostro y sonrió al ver a Eunsup tan roja como un tomate. “Primero, no soy tu eonni, ¿okey? Y, segundo, sí, ellos piensan de mí que soy una bastarda pero no me importa. Ellos no me dan de comer”, Boorin sonrió pero Eunsup frunció el ceño ante las palabras de ella.

Boorin era una chica muy extraña para Eunsup.

“Vamos, las clases están por empezar.” Boorin se levantó y caminó hacia dentro del edificio sin esperar a Eunsup. Eunsup la siguió con la mirada, frunciendo el ceño hasta que Boorin se giró hacia ella y le hizo una seña para que la siguiera. Eunsup tomó sus libros y fue tras Boorin.