Love Tea

Description

¿Puede una persona volverse a enamorar de la misma? Sólo hace falta una taza de té.

El amor a este chico, una noche sin dormir, una taza de té y una computadora con 3 horas restantes de batería.

Artículos suficientes para escribir esta pequeña historia.

 Espero conquistar sus corazones (~)

Eun Joon Park.

Foreword

 One Shot ㅡ  Love Tea

Las llamas se reflejaban en sus ojos llorosos. No paraba de ver su casa que se consumía poco a poco, sin nadie intentando evitar nada de lo que sucedía. Estaba confundido, todo pasó en cuestión de segundos y aún no lo podía digerir. De igual modo, me sentía triste por ella, sin saber qué hacer: consolarla, llevarla a algún lado muy, muy lejos de ahí, o simplemente quedarme ahí mirando como su único hogar se destruía. Por mi imprudencia, me quedé haciendo la última de ellas.

Comenzó a llorar.

ㅡ Vete, porfavor ㅡ me dijo.

ㅡ No tienes porqué enojarte conmigo, nada de esto ha sido mi culpa ㅡ respondí.

ㅡ Sólo vete ㅡ insistió.

 

 Toqué a la puerta de su casa varias veces, escuché como lentamente bajaba las escaleras al pegar mi oído a la puerta. Tomó las llaves y abrió los 3 candados que protegían su casa, abrió la puerta y no pude reconocer su rostro de tan pálido que se veía.

ㅡ¿Qué te ha pasado? ㅡ pregunté.

ㅡ Ha sido una mala semana para mí.

ㅡ¿Puedo entrar?

ㅡ Sí, pasa.

 Entré a su colorida casa, desordenada, cosa que me parecía extraña en ella. Mientras yo admiraba su hogar, ella buscaba en la cocina, entre cajones y puertas, algunas pastillas que le aliviaran de su dolor de cabeza.

 ㅡ¿Podrías prepararme... un té? ㅡ dije.

 Accidentalmente golpeó su cabeza con una de las puertas que olvidó cerrar. Se sobó confundida.

 ㅡ¿Té? ㅡ dijo.

ㅡ Té, bebamos uno. ¿Te parece?

 Asintió con la cabeza, no muy convencida y se dispuso a buscar la tetera.

Me senté en la mesa, redonda, blanca y con un florero en el centro que la adornaba, con flores marchitas que alguna vez fueron rosas rojas.

 ㅡ Hace cuanto que no paso por aquí.

Mientras servía agua en la tetera me respondió.

 ㅡ Un mes. He contado el tiempo.

El pétalo más seco y gris de la flor cayó del florero.

 ㅡ Desearía tener una máquina del tiempo. ㅡ dije.

ㅡ Yo no. ㅡ¿No extrañas esos buenos momentos? ㅡ En absoluto.

Puso a calentar el agua y se sentó en silla frente a mí.

ㅡ¿Qué ha sido de tí mientras no estaba? ㅡ pregunté. ㅡ Me he enfermado continuamente, terribles jaquecas me atacan todos los días, me canso fácilmente y... hasta mi pequeña cachorrita se ha escapado ㅡ contestó.

ㅡ Pobre de tí.

ㅡ No me tengas lástima, se me pasará luego. Y bien, ¿Qué ha sido de tí?

ㅡ Me preparo para viajar por el mundo por tercera vez.

ㅡ¿Tercera vez? Recuerdo cuando viajamos por el mundo por primera vez. ㅡ Tenía que ocuparme en algo para no deprimirme.

Se levantó un poco molesta por mi frase, abrió otra de las mil alacenas y sacó dos pequeñas tazas, de blanca porcelana. Las colocó en la mesa y se sentó de nuevo. Su color natural regresaba poco a poco.

ㅡ Bien, es bueno que te haya ido mejor que a mí. ㅡ dijo.

ㅡ No me ha ido tan bien ㅡ dije yo.

ㅡ Habla con la verdad. ¿Para qué has venido?

 Se puso de pie nuevamente, y se acercó a mí viendo mis ojos directamente para asegurarse de que no mentía.

ㅡ Supuse que ya había sido demasiado tiempo el que no nos habíamos visto. ㅡ contesté nervioso, con su mirada encima que sentía que pronto me mataría.

ㅡ¿Hablas enserio?

ㅡ Lo juro.

 Volvió a su lugar, unos minutos de silencio llenaron el ambiente. Comenzé a jugar con mis manos y la tetera hizo su chillido.

Me levanté por ella, serví en nuestras tazas de té su contenido y volví a mi asiento.

Yo estaba más alegre, creí que había conseguido su confianza nuevamente. Ella se levantó con su taza y fué hasta el sofá, encendió la televisión y buscó entre los programas alguno que captara su atención.

Me deprimí nuevamente, yo sólo quería seguir hablando con ella, y descubrir si había por lo menos una gota de sentimientos hacia mí. Por lo menos una gota, y me sería suficiente.

Caminé hasta el sofá, decidido a aclarar las cosas de una buena vez. Llegué atrás del asiento en el que ella se encontraba sentada.

ㅡ Contesta con la verdad, ¿Me has olvidado ya? ㅡ dije.

 Escupió unas gotas de té de la sorpresa.

ㅡ¿Olvidarte? Somos amigos, los amigos no se olvidan. ㅡ dijo.

ㅡ Yo no hablo de “olvidarme” de borrarme de tu memoria tan literalmente. Yo hablo de... ¿Si aún sigues sintiendo algo por mí?

Dong Ho. Pasamos por tantas cosas bonitas y dulces, pero esas cosas ya se acabaron. ¿Tú.. me sigues... amando?

ㅡ Nunca he dejado de hacerlo, desde que comenzé, hasta que muera.

 Dejó caer su taza de té.

ㅡ Yo... tampoco. ㅡ suspiró.

 Me miró, mientras yo me acercaba hacia ella lentamente. Cerró sus ojos y se preparó para darle un beso.

En la cocina, de la estufa seguía escapando el gas. Afuera, se encontraba un jóven, sucio, de prendas negras aterradas. Husmeó por la ventana mirando la romántica escena.

Sacó un cigarro, de un bolsillo. Tomó una piedra y la lanzó a otro grupo de chicos de su misma edad, uno de ellos le lanzó de regreso un encendedor.

Y lo predescible pasó.

 

Pude percibir el olor a gas, tomé mi chaqueta y me aseguré de rescatarla, cubriendo su naríz y boca con ella.

ㅡ¡Tenemos que salir de aquí!  ㅡ grité.

Dejó caer su taza, el muchacho salió huyendo de ahí al ver las llamas. Golpeamos la puerta hasta tirarla y salimos casi intactos.

Nos alejamos de ahí, y nos sentamos en el suelo. Viendo como la casa ardía en llamas.

 

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