En las calles de Nueva York, rondando en busca de ese alguien. Después de varios intentos entrecierro los ojos  y reconozco a aquella figura familiar que tanto anhelo. A toda prisa,  corrí para tratar de alcanzarla y en cuestión de segundos estaba al lado de ella. Llegamos a una tienda de café, trate de abrir la puerta pero un hombre dentro se apresuró para abrírsela.

-Buenos días señorita tiffany. Lo mismo de siempre o prefieres algo diferente esta vez?-Dijo el hombre.

-Sí, lo de siempre. Usted sabe que yo siempre pido lo mismo desde que he entrado en esta tienda hace un año- La mujer respondió dejando soltar su eyesmile.

El hombre sale del lugar sin decir palabra alguna haciendo caso omiso, como de costumbre.

Los dos tomamos asiento en una mesa de cristal al lado de una ventana con una hermosa vista. El hombre aparece con su orden y roció un poco de chocolate en la parte superior del capuchino, tal y como le gusta.

-Bien, para mi primera clienta del día- Dijo el hombre volviéndose a retirar de allí.

Ella le dio las gracias al hombre con una bella sonrisa que hacia estremecer a cualquiera.  Dios ella era tan hermosa, sus ojos eran como medias lunas que brillaban como gemas. Me asombre de lo perfecta que era. La forma en que  el calor de su cuerpo y el del café se combinaban simplemente era como un ángel. Mientras la miraba a ella sin cesar ella solo tomaba su café mientras leía unos versos de una biblia que tenía en su regazo.

Ella siempre hace esto, cada mañana antes de ir a trabajar y todas las noches, antes de ir a la cama. Creo que leer la biblia era parte de su rutina diaria lo puedo decir con firmeza por lo que he observado. A veces me siento a su lado y leo con ella. A ella no le importa mi compañía, en algunas noches, se duerme dejando la biblia en su pecho y yo siempre la acomodo dejándola en el sitio que va.

Ella termino su café y su lectura en la última parte del texto de filipenses 4:1-9 que dice: “ Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros”. La sigo y observo como se despide del hombre que estaba en el mostrador llevando pedidos para sus clientes.

Caminamos rápidamente hacia una tienda que quedaba a la vuelta de la esquina que tenía un gran letrero con letras grandes y de color rojo que decía:” PARA REFLEXIONAR”  en un gran fondo lujoso. Por dentro era una librería llena de toda clase de libros, literariamente era un paraíso para aquellos que quieran escapar de la civilización urbana para tener paz y tranquilidad. Cuenta con una amplia gama de obras literarias, novelas románticas, ciencia ficción, biografías, libros de historia e incluso algunos antiguos y raros libros de poesía. Era bastante grande para ser una simple librería.

Tiffany busca en su bolso las llaves, no quería perder su precioso tiempo, mueve sus llaves de un lado a otro teniendo una buena vista de estas. Finalmente, ella abre la puerta de la tienda, el olor de las páginas de los libros daba señal de un ambiente tranquilo. Dejo caer su bolso en el sillón y empieza arreglar algunos documentos que estaban desordenados, se dirige hacia la puerta y gira el letrero para que quede con un palabra que dice:” OPEN” que daba señal de que el lugar ya estaba disponible.

Lunes a viernes este era  su ritual, día tras día este lugar se llenaba de diferentes personas que entraban para descansar y relajarse. Yo suelo caminar alrededor y trato de ayudar en lo que puedo, de vez en cuando me golpeo con algún estante y entonces caían una decena de libros, entonces Tiffany recogía todos los libros y arreglaba todo por mí. Yo sé que ella ha tenido un tiempo difícil, me gustaría poder darle las gracias por hacer eso por mí cada vez que me tropiezo y caen los libros. Es como si yo no pudiera hacer algo bueno por ella, me encantaría poder ayudarla pero no puedo, yo no puedo.

Hoy decidí sentarme en un rincón para no hacer desastres. Vi a la gente ir y venir, me senté cómodamente mientras veía a Tiffany en el contador, saludando a todos los clientes con su sonrisa radiante. No me había dado cuenta que me había sentado en ese lugar por mucho tiempo, pero poco a poco me di de cuenta que el taburete rosa donde estaba sentada empezó a desmoronarse. Un fuerte golpe se escuchó por toda la habitación, Tiffany dejo lo que estaba haciendo y se dirigió al lugar donde provenía el ruido.

-Aish! Ese era mi taburete favorito! ¿Cómo voy a explicar esto?- Dijo ella no evitando soltar un suspiro.

Parecía un poco viejo, su decepción estaba escrita por toda su cara, ella se entristece y empieza a recoger los pedazos rotos.” Es mi culpa Tiffany lo siento”, lo dije en voz baja mientras ella limpiaba el desastre. Yo lo dije pero nunca escuche una respuesta, está bien pensé, estoy acostumbrada a no recibir respuestas de todos modos, solo me gustaría algún día poder hacer algo bueno por ella.

Lástima que Tiffany no puede verme.

Lástima que los seres humanos no se les permita ver a los ángeles.