Capítulo único

Almas en porcelana

 

Hyukjae trazó las líneas sobre el gran cristal. Afuera la nieve caía silenciosamente y el frío confinaba a los animales en sus madrigueras. El silencio solo era interrumpido por el leve sonido de la leña quemándose en el hogar de alguna habitación.

Hyukjae no sentía frío. No podía sentir frío.

Trazó una vez más algún patrón desconocido sobre el vidrio y vio cómo la grieta en su mano se hacía un poco más profunda y liberaba una pequeña voluta de un polvo finísimo.

No quedaba mucho tiempo.

-¿Hyuk?

Eunhyuk desvió su atención hacia la voz a sus espaldas. Donghae sonreía ligeramente y se recargaba contra el marco de la puerta. Estaba cubierto por una gruesa manta y una gruesa bufanda que le rodeaba el cuello, la misma que le había pertenecido a Hyukjae en algún momento.

-¿Hyuk? -Volvió a preguntar -¿Qué haces?

Donghae se acercó lentamente hacia el otro, estremeciéndose por la falta de calor en la habitación.

La luz de la luna entraba sin ningún impedimento por la gran ventana proyectando un leve resplandor, como un halo, alrededor de Hyukjae. Donghae apreció el hermoso contraste entre su flameante cabello rojo y su piel blanquísima justo como la porcelana, pensó con ironía. Los plateados ojos de Hyukjae brillaban como si tuvieran luz propia, como si dos de las miles de estrellas que habían observados juntos en los pasados tres años, estuviern atrapadas dentro de sus ojos.

-Ahora sé perfectamente porqué te llamaron Eunhyuk (N/A Eunhyuk significa plata) .

Donghae lo rodeó por el cuello con los brazos y juntó sus frentes, haciendo caso omiso de lo frío que estaba el otro. Después de un instante, sintió como Hyukjae rodeaba su cintura de manera titubeante.

-No queda mucho tiempo.

-Lo sé.

-Para ninguno de los dos.

-Lo sé.

-¿Donghae?

-¿Hmm?

-Te amo.

Y Donghae sonrió.

-

Hyukjae despertó debido una tos incesante. Rápidamente se incorporo y corrió hacia Donghae y lo sostuvo entre sus brazos mientras golpeaba repetidamente su espalda. Cada vez eran más frecuentes y más largos los ataques. Y también más agresivos.  

-No pongas esa cara, haces que quiera llorar.

-¿Entonces qué? ¿Debo sonreír?

-Hmm.

Donghae recostó su cabeza sobre el hombro del otro. Su cuerpo temblaba y respiraba con dificultad.

Hyukjae no sabía qué hacer para salvar a Donghae.

Hyukjae no estaba dispuesto a continuar sin Donghae.

-Hyukkie…

-No, no lo digas. No pienso hacerlo.

-No pienso ser una carga, Hyuk. Soy humano ¿recuerdas?

-Eres un tonto si crees que te voy a dejar.

-Sabes que no estaré aquí por mucho tiempo. Lo sabes y yo también lo sé. No tengo miedo.

-No voy a dejarte. Tampoco me queda mucho tiempo.

Donghae suspiró y rodeó la cintura de su Hyukjae. Ambos eran testarudos. Lo serían hasta el día de su muerte.

­-¿Hyukjae?

-¿Hmm?

-No me arrepiento de nada.

Hyukjae esperó pacientemente a que continuara mientras acariciaba la febril frente con sus labios y peinaba distraídamente sus mechones castaños con los dedos.

-Quizá en algún momento te lo dije... o quizá no. Depsués de tanto tiempo de estar solo, aún no puedo distinguir cuando hablo y cuando no lo hago... ¿Sabes? Mi madre me dejó en un orfanato a los siete años. Un orfanato es donde los adultos dejan a los niños que ya no quieren, como objetos. Yo esperé a mi mamá durante mucho mucho tiempo, que regresara por mí y me llevara a casa de nuevo. Nunca lo hizo. En ese lugar había muchos niños y niñas, de diferentes edades. Pero nadie era amable. Cuando todos los niños cumplían diez años, debían trabajar para poder mantener a los más pequeños. A los quince me echaron a la calle, según ellos, podía valerme por mí mismo. Así fue cómo comencé a vagar y terminé aquí.

¿Recuerdas cuando nos conocimos, Hyukkie? Ese día casi me matas del susto. Esta ciudad sigue igual que hace tres años.”

-¿Nunca escuchaste los cuentos? Esta ciudad ha estado así desde hace mucho mucho tiempo.

-Después de todo sólo son cuentos ¿cierto? -Después Donghae soltó una pequeña y alegre carcajada que, en caso de que Hyukjae tuviese un corazón, se hubiera derretido. -Es verdad, tu sola presencia me recuerda que no es así.

-¿Quieres escuchar la historia de Edhil?

-Eso me ayudaría a dormir.

-No es una historia feliz, quizá tengas pesadillas.

-Tu voz me tranquiliza, además, contigo aquí no tendría pesadillas.

Hyukjae se encogió ligeramente de hombros y  recargó su espalda en la pared, aún con Donghae entre sus brazos. Acunándolo como a un niño pequeño.

-No había ciudad más hermosa que Edhil. La ciudad era pacífica y las personas convivían en paz. Pero tanta paz y cotidianidad terminó por fastidiarles. Los humanos no eran capaces de encontrar la risa y la felicidad dentro de ellos, así que comenzaron a crear marionetas que podían usar para saciar sus deseos de diversión. No me preguntes cómo es que los humanos lograron imprimir verdaderas almas dentro de las marionetas, porque no lo sé. Pero lo hicieron. Cada marioneta tenía habilidades especiales: bailar, cantar, actuar. Podían sonreír y expresar sentimientos, lo que ellos, aun siendo humanos, no podían hacer. Pero el humanos es rencoroso y no tardaron en envidiar a las marionetas. Destruyeron la frágil porcelana de sus cuerpos y las almas contenidas en ellos desaparecieron.

La guerra llegó y los humanos se destruyeron los unos a los otros y la ciudad eventualmente fue abandonada. Edhil no era más que un recuerdo,y depsués, un mito.

Las calles estaban desoladas y en ruinas. Las pocas marionetas que lograron sobrevivir, después de varios años, sus almas comenzaron a abandonar los fríos recipientes de porcelana. Algunos se aventuraron fuera de la ciudad y algunos decidieron permanecer en ella…

-¿Solo quedaste tú? ¿Cómo lograste “sobrevivir”? -Donghae lo interrumpió.

Eunhyuk observó al chico recostado cómodamente entre sus brazos.

-No… no lo sé. Originalmente éramos un grupo pequeño, pienso que quedábamos poco menos de cinco, pero no lo recuerdo muy bien.

Los ojos de Eunhyuk vagaron por la habitación, prestando poca atención a la falta de muebles en esta y centrándolos  de nuevo en los curiosos ojos de Donghae.

-¿Entonces puedo creer que estábamos destinados a conocernos?

-Puedes creer lo que tú desees…

-¿Hyukkie?

-¿Hmm?

-¿Ahí termina la historia?

Hykjae sonrió brevemente y negó con la cabeza.

-Aunque ya no había nadie en la ciudad, una sola marioneta seguía vagando por sus calles. Hasta que un día llegó un irritante chiquillo y alteró la paz en la vida de los animales y de la pobre marioneta.

Donghae rió.

-¡No es verdad! No era un chiquillo, ya era un jovencito.  Además, la marioneta adora al jovencito tanto como le jovencito adora a la marioneta.

-Y también ese jovencito comenzó a irritar aún más a la marioneta poniéndole un nombre, como a una mascota.

-Sigue hablando Lee HyukJae, aka Eunhyuk, igual no puedes vivir sin mí.

-Lo mismo para ti, Lee Donghae, no puedes vivir sin mí.

Donghae respondió encogiéndose de hombros y enterrando la cara en el hombro de Hyukjae.

-¿Hyukkie? La primera vez que te vi… ¿lo recuerdas? La luna brillaba como hoy, quizá un poco más. De verdad que casi me matas de un susto. Se suponía que Edhil había sido abandonada hace más de 400 años. Pensé que eras un fantasma o algo así. Desde luego no te pareces a ningún tipo de marioneta que haya visto jamás. Eres completamente un humano.

Donghae suspiró y frotó su frente contra la, ahora ya, cálida materia del cuello de Eunhyuk.

-Pensé que al final de todo, estaría siempre solo… pero ahora tú estás aquí… conmigo.

Hyukjae suspiró y comenzó a cantar, casi en un susurro,  una de las tantas melodías que sabía.

(http://www.youtube.com/watch?v=ztHQXIIRnss algo así)

El chico entre sus brazos sonrió. Él sabía cuanto Eunhyuk odiaba cantar por la gran cantidad de veces que lo había hecho durante su época de marioneta al servicio de los humanos.

Hyukjae se detuvo cuando la respiración de Donghae se tornó profunda y pausada. Acomodó suavemente su cabeza contra la almohada y lo cubrió a conciencia con las mantas. No deseando acelerar lo inevitable. Se sentó en el mugriento piso de madera y apoyó la cabeza sobre sus brazos en el colchón y observó la tranquila expresión de su Donghae mientras dormía.

Y por primera vez en los últimos meses, dejó que su mente vagara por los días llenos de colores y luces que Donghae había traído a su vida.

No, no deseaba perderlo antes de tiempo.

-

Eunhyuk y Donghae se habían acostumbrado. El tiempo en Edhil parecía transcurrir de diferente manera a cómo lo hacía en el resto del mundo. Ya lo habían discutido un par de veces y Donghae llegó a la conclusión de que quizá en Edhil realmente habían pasado más de 400 años, como no lo había hecho en el resto de las ciudades.

Donghae había vivido una vida especialmente larga en ese lugar. Las estaciones iban y venían y Donghae aún seguía al lado de Hyukjae.

Una tarde de verano, en la que el cielo había dejado caer una ligera cascada de lluvia sobre las ruinas de la cuidad, Donghae cayó enfermo, y Hyukjae, en secreto, rezó porque no se le fuera antes de tiempo. Aún le quedaba tanto por enseñarle. Quería mostrarle la iglesia cerca del acantilado que tenía unas ventanas gigantes con cristales de múltiples colores que al amanecer desprendía listones de luces que coloreaban los muros y el piso de piedra. Aún no le había mostrado el pequeño huerto de calabazas que estaba a unos minutos caminando por el sendero del bosque; el que pensaba que sería especialmente divertido para Donghae ya que el fango pastoso, por las continuas lluvias, parecería obstinado en querer devorar sus botas.

O las generaciones de ardillas que se habían instalado en la antigua casa del gobernador, y que acostumbradas a la constante presencia de Hyukjae, trepaban por sus brazos y escarbaban entre sus mechones rojos.

Hyukjae, en algún momento de su desesperación, deseó que Donghae compartiera la misma inmortalidad a la que él estaba sujeto. Y después de unos instantes casi golpeó la pared con su cabeza. 

Jamás le desearía que Donghae experimentara esa solitaria eternidad. Al Donghae que era todo sonrisas y juegos, y al que tenía que vigilar de cerca para que no se lastimara en una aventura peligrosa para su propio bien. Esa soledad lo aniquilaría.

Hyukjae estaba seguro que después de vivir tanto tiempo con Donghae, sería incapaz de volver a estar solo. Sabía que su alma no querría permanecer en ese mundo y que desearía seguir a la de Donghae.

Y Hyukjae lo permitiría, sin lugar a dudas.

-

http://www.youtube.com/watch?v=bc4XtGjKCEY&list=WL0FF60886B65DC286 algún tipo de pequeña lista de reproducción de aquí en adelante. Las escuché mientras lo escribía c: )

El aire se tornaba cada vez más helado. El otoño ya estaba de regreso.

Donghae suspiró cuando una pequeña ráfaga de viento fresco se coló por la ventana, arrastrando pequeñas hojas secas del jardín y agitó unos cuantos mechones de su cabello.

No había podido levantarse de la cama las últimas semanas. Donghae quería jugar con las hojas que caían de los árboles. Pero sus pulmones no cooperaban, ni su estómago, ni su corazón. Él sabía que el tiempo se le escapaba de las manos y lo que más le aterraba era dejar solo a Hyukjae.

Donghae quería atar su alma a la de Hyuk. Para que ninguno volviese a estar solo.

-¿Cómo te encuentras?

Donghae volvió su mirada hacia el chico frente a él, el único capaz de hacer latir su corazón un poco más rápido de lo normal, la persona de la que Donghae jamás se quería separar, la única persona que lo quería y lo había cuidado como nadie más lo había hecho.

El atardecer comenzaba a pintar las paredes de la habitación con un especial color anaranjado, arrancando preciosos matices en la piel, el cabello y los ojos de Hyukjae.

Donghae se encogió de hombros y cerró los ojos, disfrutando el aire cargado de olor a otoño y hojas secas.

Si Hyukjae pudiese llorar, lo habría hecho en el momento en que una fina gota resbaló por la mejilla de Donghae.

La vida se escapaba de su Donghae.

Eunhyuk se sentó en la vieja cama y abrazó al otro chico, acariciando su cabello como si el otro estuviera hecho de porcelana y no al contrario.

-¿Hyukkie? -Dijo con voz quebrada -No quiero. Pensé que estaba listo, pero nunca estaré listo para dejarte.

Eunhyuk acarició la cara del chico frente a él. Su frente, su nariz, sus ojos, sus mejillas, sus labios, cada uno los acarició delicadamente con sus dedos agrietados y después lo besó.

-Mi alma te pertenece y no piensa abandonar a la tuya. Mi alma encontrará a la tuya, no importa en qué mundo o en qué milenio. Te encontraré. No sé cómo, pero lo sé Hae. Confía en nosotros.

Más gotas se derramaron por las mejillas de Donghae.

Hyukjae sentía como todo en su interior se rompía.

Donghae sonrió.

 

Hyukjae estuvo sentado en ese mismo lugar durante mucho tiempo. Sosteniendo a Donghae entre sus brazos. La luna entraba por la ventana, bañando de plateada luz las tablas en el suelo.

Hyukjae se recostó en la cama, sin soltar el cuerpo entre sus brazos.

Tarareó mientras acariciaba los sedosos mechones marrones que tanto amaba.

Hyukjae cerró los ojos y escuchó como su pecho se agrietaba, como una brisa helada le recorría todo el cuerpo y cómo todo a su alrededor parecía desvanecerse mientras apretaba el cuerpo de Donghae entre sus brazos.

 

Hyukjae era libre.

 

(N/A Mentiría si te dijera que no lloré cuando escribí esto.)

-

Donghae caminaba por una de las grandes avenidas de Seúl.  Esperó a que el semáforo cambiara de color para cruzar la calle, mientras acomodaba la bufanda alrededor de su cuello evitando que el frío viento tuviera contacto con su piel. Caminó entre la muchedumbre hasta el otro extremo. No faltaba mucho, solo un par de calles más.

Al llegar al lugar indicado, el preferido de todos, saludó a algunos camareros y corrió escaleras arriba, hacia el sitio que siempre había ocupado su ruidoso grupo de amigos los sábados por las noches. Era un café-bar pequeño y cómodo, no muy concurrido. Las bebidas eran riquísimas y el pay de manzana era pecaminosamente delicioso según Sungmin y Donghae, que habían prometido no comer más de una sola rebanada en sus visitas. No era bueno para la figura, habían dicho en tono solemne.

-Sé que es tarde, sé que debía haber llegado hace 30 min, pero el imbécil de mi jefe me obligó a entregarle un papeleo a última hora. Muero por que se termine el mes y por fin se traslade a otro departamento.

Donghae dijo y se dejó caer sobre el esponjoso asiento lleno de cojines verdes y púrpura. Escuchó varios insultos hacia su jefe, quién ya se había ganado mala fama entre su gran grupo de amigos, suspiró aliviado de al fin haber llegado y sonrió. Las bebidas llegaron enseguida y Hae notó que ya habían ordenado por él: un té de menta y moras y una porción de pay demanzana. Solo una persona era capaz de saber sus extraños y cambiantes gustos. Volvió a repasar la mirada por el grupo de personas...

-Calma las ansias. Fue a hacer una llamada, dijo que no tardaría demasiado.

Sungmin le lanzó una sonrisa medio irritada, medio burlona.

Donghae sonrió y unos instantes después, justo antes de que siquiera levantara la taza de la mesa, un par de delgados pero musculosos brazos le rodearon por el cuello.

-Ya estás aquí bebé -dijo mientras le besaba el cabello, por encima de la oreja.

Donghae asintió y le hizo señas al lugar libre a un lado de él para que tomara asiento. El resto de los integrantes del grupo se enfrascaron en sus propias conversaciones dejándolos en su burbuja, como siempre lo habían hecho desde que Donghae y Hyukjae se habían conocido.

-¡T-tu cabello!

-¿N-no t-te gusta? Heenim amenazó a Mimi de que en caso de que no lo tiñera de este color en específico, jamás le presentaría a la chica que le ha gustado durante años.

Donghae sintió cómo su vista se nublaba y múltiples imágenes sin sentido llenaban su cabeza. Una extraña mezcla entre tristeza, desesperación, amor y nostalgia explotó en su pecho y tan rápido como había llegado desapareció, dejándolo un poco aturdido.

-¿Hae? ¿Estás bien?

-Sí, sí. Sólo un poco cansado.

-Te juro que si el imbécil de tu jefe-

Donghae se acercó rápidamente al chico frente a él y lo besó directamente en los labios. El beso no duró más de tres segundos, pero estaba seguro de que por el momento el otro chico no diría ni una palabra más al respecto, siempre funcionaba. Donghae solo quería relajarse y dejar de escuchar sobre ese viejo cascarrabias. 

-Este color  te sienta a la perfección. Heenim tenía razón - Y Donghae escuchó desde el otro lado de la mesa un “Yo siempre tengo razón, pedazo de ingrato.” Y acarició los mechones de color rojo brillante en la cabeza de su novio -Te vez realmente y.- Dijo guiñándole un ojo y sonriendo coquetamente.

Hyukjae sonrió ampliamente, esa sonrisa especial que lo volvía loco y lo besó, presionando sensualmente su cintura. Era un beso lento y suave, cargado de cariño y confort. Donghae se sintió en el paraíso y rápidamente recuperó la tranquilidad y seguridad que a lo largo de las horas dentro de la oficina, se habían esfumado.

-¡Ew! ¡Es tiempo familiar! Consíganse una habitación. No querenos ver sus intercambios de gérmenes.

-Aish, de verdad. ¡¿Quieres morir Cho?!

Donghae rió y abrazó a Hyukjae para evitar que se lanzara contra el menor de todos los presentes, mientras que Sungmin golpeaba a Kyuhyun en la parte trasera de la cabeza y Leeteuk le lanzaba una mirada desaprobadora desde el otro lado de la mesa.

Y así comenzó una nueva ronda de preguntas dirigidas a la pareja, Que si iban a casarse en Corea, que a dónde iban a ir en su luna de miel, que si todo ya estaba listo. Donghae sonreía divertido al ver la mueca irritada en la cara de su fiancée, mientras entrelazaba sus dedos con los de el otro y el metal plateado de un anillo que resplandecía a la tenue luz de las lámparas, se presionaba cómodamente en la piel de su dedo.

 

~THE END ^^

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Comments

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I-love-junsuie
#1
Chapter 1: Aww es la primera vez que veo un fic en español aquí :) pero es realmente bueno yo estaba así T3T cuando murió donghae y pobrecito eunhyuk pero luego estuve así >3< cuando leí el final lo ame!! Gracias por compartir