-¡Por fin!- Exclamó Andy, al fin estaba de regreso en Corea, después de 4 largos años estaba de regreso, tenía muchas ganas de ver a su familia, a sus amigos, encontrar un trabajo y ser el Andy que era antes. En esta ocasión nada ni nadie lograría empañar su felicidad, porque si algo había aprendido en esos 4 años fue el ser una persona más fuerte y madura.

Salió rápido de embarque y se dirigió por su maleta, feliz iba para tomar un taxi cuando chocó contra una persona y toda su documentación salió volando.

-¡Oh Dios mío mil perdones, no mire por donde iba, en verdad lo siento-Hizo una reverencia el chico de baja estatura.

-No se preocupe, ambos tuvimos la culpa-Respondió Andy, sin más detalles recogió sus cosas y avanzó hacia la salida a tomar un taxi.

El camino hacía su departamento fue tranquilo, iba emocionado mirando por la ventana, recordando toda su vida en Corea, añorando los amigos que dejaba en EUA, no se dio cuenta de cuando llego hasta que el taxista lo despertó de su ensoñación. 

-Hemos llegado joven-
-Gracias señor, aquí tiene, guarde el cambio- respondió Andy con una sonrisa.

Entró al bloque de departamentos y subió al ascensor, al llegar a su piso y abrir la puerta lanzó lejos todo y se dejó caer en el sillón.

-Por fin en casa, Seúl prepárate, ¡Lee SunHo está de regreso!- Grito emocionado, fue a su habitación para guardar su documentación y al sacar el pasaporte se dio cuenta que el que tenía en sus manos no era el suyo, busco en toda la bolsita y no lo encontró. -Lo que me faltaba- Grito desesperado, -¿Quien demonios en Lee MinWoo?-. Hizo un recorrido rápido de lo que pasó en el día, en el aeropuerto le habían entregado su pasaporte él mismo lo reviso, entonces ¿como había llegado a sus manos otro que no era de él?. 

De pronto todo encajó recordó el incidente con el chico de baja estatura y la prisa de ambos por recoger sus cosas  -Eso es, tengo que encontrar a ese chico para recuperar mi pasaporte y regresarme el suyo, ¿Pero como lo voy a lograr?, no llevo ni 3 horas en Corea y ya tengo un gran problema- Dijo Andy a la soledad de su recámara,  en definitiva si regreso había empezado con el pie izquierdo.