Debilidad, Tiffany se sentía débil, tan débil que ni el exquisito perfume de las flores primaverales lograban darle fuerzas. Le dolía todo el cuerpo, hasta incluso las alas, ese resfrío era uno de los peores que había vivido en años.

Con un aleteo débil volaba sobre la montaña, debía encontrar su árbol y descansar hasta encontrarse mejor. Tiffany era un hada de la montaña, cuidaba su flora y su fauna junto con otras hadas, cada una vivía en un árbol distinto, casi todos aquellos árboles poseían un secreto pequeño y con alas.

El sol anunciaba su despedida con un hermoso atardecer, cuando un fuerte viento sopló, Tiffany comúnmente podía con una ráfaga, pero hoy no era el día de su mejor estado físico y mágico. El viento la tomó desprevenida y la arrastró, ella luchó con todas sus fuerzas pero ni así pudo evitar caer en una gran telaraña. Por suerte, la araña no se encontraba, Tiffany intentó mover su mano para hacer magia y salir de ese enredo, claro, no conto con enredarse más. Estaba atrapada. Mientras las estrellas comenzaban a resplandecer, esperaba que algún hada de la noche la viera y que por favor la araña no llegara.

La telaraña se movió bruscamente, Tiffany entró en pánico ¡La araña había llegado! Se despediría del mundo muy joven. Quiso girar su cabeza, pero todo intento fue inútil, esa telaraña era muy fuerte, no podía moverse en ningún sentido. La desesperación hizo su corazón latir a mil por hora y sinceramente cuando estás en éste estado no se toman las mejores decisiones, se sacudió con desesperación enredándose aun más, ya era oficial moriría como la cena de un arácnido.

Si antes podía ver el cielo y no girar la cabeza ahora no podía ver nada, tenía los ojos cegados de telaraña. La telaraña nuevamente se movió y sintió que algo se posaba en su tobillo, esta vez no se movió, no quería terminar peor, pero lloró y gritó, el pánico fue suficiente para que perdiera el conocimiento.

Taeyeon se encontraba cansada ¿Quién en su estado físico escalaba una montaña? Pero por qué no, quiso ver que tan lejos llegaba y que bellas fotos podía lograr en aquel lugar casi olvidado por el hombre. Se entusiasmó tanto con las fotos que olvidó que hora era, el atardecer se hizo presente y decidió que ya era suficiente por hoy, debía bajar. Se arrepintió de haber subido tanto, llegaría al hotel como en cuatro horas y sus piernas parecían decir seis por como las sentía. Por suerte era una noche de luna llena, era clara y veía bien por donde pasaba.

Un pequeño resplandor llamó su atención, venía de entre unos arbustos ¿y si era la luz mala?[i] Mejor sigo adelante, pensó, pero la curiosidad siempre ganó en ella, se volvió y quitó esos molestos arbustos, el lugar era frondoso y la naturaleza logró obstaculizar bastante, sin embargo lo logró, llegó al sitio de donde precedía aquella extraña luz.

Era… un… un ¡Hada! Y… y ¡¡Atrapada en una telaraña!! ¡¿Qué?!

Bueno espero que les guste. Se me ocurrió de tanto sacarle fotos a mariposas en el campo