Stay

Stay

Mark y Mary eran la pareja más feliz de todo el internado. Ella era bonita, inteligente, amable, buena compañera y él era encantador, simple y sencillamente encantador y perfecto. Además de que tenía un plus por ser extranjero. Por eso es que me gustaba tanto y claro está, jamás posaría sus ojos en mí; una chica insulsa, fea, comelibros que la gente nunca nota.

Mis días en el internado fueron realmente difíciles, solo podía esperar a graduarme e irme lejos, muy, muy lejos. A una universidad más normal, donde los alumnos no solo pensaran en la apariencia y el estatus. Yo tenía una beca completa, mis padres vivían modestamente en un pueblo bastante lejos del internado. Yo era “pobre” y gracias a mis calificaciones pude entrar al internado, el cual tiene un gran nivel académico, pero un nivel muy bajo en cuanto a la humanidad…

 

Un día todo cambió…

Era comienzo de clases, aún hacía calor, así que unos chicos se escaparon a la azotea. Había muchas mesas, algunas plantas y una baranda de metal a la altura del abdomen. No había nada cerca del borde, todas las mesas y sillas estaban muy separadas. No sé muy bien que ocurrió, pero parece ser que Mary resbaló, cayó y murió. Fue un accidente, pero devastó a todos, especialmente a Mark…

Realmente quedó afectado. Recuerdo que su aspecto cambió, no hablaba mucho con la gente, se veía un poco desaliñado, no quería hacer deportes ni ninguna otra actividad que llamara la atención. Solía verlo en la biblioteca, ese era “mi lugar secreto” amaba esconderme detrás de un libro y pensar en Mark, pero durante ese tiempo lo tenía muy cerca. Y fue así como comenzamos a hablar…

-Perdona, estoy buscando el libro de Derecho de Williams –dijo él a la bibliotecaria pero justo estaba haciendo otra cosa.
-Sector 5, estantería 7, es el octavo libro de la tercer fila –le dije sin pensarlo.
-Gracias –Contestó un poco sorprendido.

Más allá de que la biblioteca era mi segunda casa, yo iba a estudiar abogacía, así que conocía perfectamente ese libro. Y si Mark buscaba ese libro… Era porque ¡él también estudiaría lo mismo! Y así comenzó a hablarme y a preguntarme sobre libros de abogacía. Poco a poco fuimos conociéndonos más, él iba mejorando y yo iba siendo más social.

Casi muero el día que me invitó al Baile de Graduación.

-Hey! –Me dijo- Ahmm…. –¿estaba… sonrojado?-.  Will you… ¿quisieras… ir al baile conmigo? –las últimas palabras fueron en hiper velocidad. Se quedó muy quieto. Nunca lo había escuchado hablar en inglés, aunque sabía que cuando se ponía nervioso, lo hacía. De todas las cosas en las que era mala, definitivamente, inglés era lo peor de lo peor… nunca entendí nada.
Yo no podía creerlo, estaba completamente pasmada.
-Sí, claro, me encantaría.

No pude esconder mi sonrisa, jamás en mi vida me sentí tan feliz, parecía un sueño del cual no quería despertar jamás. Al llegar a mi cuarto, abracé la almohada y reí como tonta. Me sentía en las nubes.

 

Fuimos al baile. Me puse lo más bonita que pude, todos me miraban y creo firmemente que estuve a la altura de Mark Tuan… pero él jamás me besó ni me dijo lo bonita que estaba. No entendía, al invitarme, parecía que se había sonrojado, pero en el baile…. Sonreía apenas y cruzaba algunas palabras con quienes se le acercaban. Estaba apagado. Sinceramente me sentí una tonta después de esa noche.
Luego de pensarlo mucho, lo entendí: seguramente él soñaba con ir al baile con Mary, no conmigo. Habrá pensado en ella toda la noche y por eso estaba más callado que de costumbre.

Él me siguió hablando y nos seguimos viendo. Es que me gusta demasiado y en realidad no hizo nada malo. Creo que yo me equivoqué al pensar que podría estar a su altura… jamás podría ser la chica de Mark Tuan…

 

Finalmente, íbamos a ir a la misma universidad y cursaríamos las mismas materias. Lo que significaba que lo seguiría viendo… pero después del verano, pues…  sus padres eran separados y él pasaba el verano con su padre, en Los Angeles (él es oriundo de allí). Cuando sus padres se habían separado, se había mudado para aquí con su madre.

Lo extrañé mucho, era un amigo, era mi mejor amigo

 

El verano finalizó. Lo fui a buscar al aeropuerto. Estaba su mamá allí, la conocí y me pareció una señora muy simpática y humilde. “Humilde” es un decir ya que es la directora de un hospital, parece ser una gran profesional y una madre muy preocupada por su hijo. Su padre, tiene un montón de dinero y paga por su educación.
Mark llegó y abrazó a su madre. Él se sorprendió al verme y sonrió de verdad. Su sonrisa es completamente hermosa y encantadora cuando sonríe en serio. Me abrazó muy fuertemente, me levantó por el aire y me dio una vuelta. Me sonrojé mucho.

-I really missed you! –me dijo mirándome a los ojos mientras me bajaba al suelo.
Yo solo abrí mis ojos muy sorprendida. Él usaba inglés muy pocas veces; de alguna manera obligué a mi cuerpo a responder.
-Yo también te extrañé, Mark.
-Me gusta como pronuncias “Mark” –lo dijo mientras sonreía pícaramente.

Charlamos toda esa tarde. Creo que cuando lo vi y lo volví a tener frente de mí, me di cuenta de cuánto lo había extrañado y que ya estaba loca y profundamente enamorada de él. Podía notar que de alguna manera, estaba más maduro, era más un muchacho que un niño y eso me volvía aún más loca por él.

 

Los primeros días de la universidad fueron muy difíciles, el cambio era enorme. La gente era distinta, las cosas de las que hablaban, los hobbies, los profesores, las clases, las obligaciones… casi me da un ataque. Increíblemente, desde el día uno, aparte de Mark, me hice otra amiga: Amanda. Ella era mi compañera de cuarto. Y gracias a ellos, fui evolucionando bien. Pero no fui la única con problemas…

Mark Tuan era realmente atractivo, encantador, bondadoso y su familia era prestigiosa y adinerada, la familia de su padre. No había ni una chica que no lo acechara. Continuamente, en todos lados, todo el tiempo, había alguna chica que se le ponía a hablar, se le sentaba al lado y nadie me respetaba ni me prestaba atención. Si él estaba hablando conmigo, venia una modelo a pararse entre nosotros y lo agarraban de la mano y se lo llevaban. En el almuerzo, nos sentábamos junto con Amanda y Jay (el compañero de cuarto de Mark) y siempre se sentaban más chicas en la mesa.  Era frustrante ¡y despertaban al asesino en serie que llevo dentro! ¿Por qué no buscaban a otro? Seguramente había más chicos ricos, atractivos seguro (aunque no tanto como Mark) ¿Por qué tenían que meterse con MI Mark? No era mío, pero ojalá lo fuera…

Muchas, muchísimas chicas lindas habían posado sus ojos en Mark, pero él las rechazó a todas ¿Sería posible…? ¿A caso…? Un día, estaba caminando por el campus, era mi pequeño recreo entre estudio. Últimamente pasaba muchísimo tiempo con Amanda, pero en ese momento estaba sola. Y lo vi, recostado sobre un árbol. Tenía una expresión extraña, como de paz y tristeza. Me senté a su lado sin decir una palabra.

-Ah –dijo desganado y sorprendido-. Hola.
-¿Sucede algo? –pregunté preocupada.
-Hoy se cumple un año de la muerte de Mary.

Eso… ¿Cómo me había olvidado de ESO? Es muy egoísta de mi parte, pero lo mejor que me pasó en la vida, fue que ella muriera. Ahora podía estar con Mark, no como ella, pero sabía quién era, me trataba bonito, me escuchaba, en un cierto modo me apreciaba…

Lo miré a los ojos y noté que estaba al borde de las lágrimas. Evidentemente su corazón aún era de Mary y si rechazaba a todas las chicas, era por ella y no por mí. Simplemente lo jalé hacia mí y lo abracé muy fuerte. No pude controlarme, no sé qué sucedió solo sé que la vocecita en mi cabeza que dice “buena idea” “mala idea”, se apagó…

-Te amo, Mark ¿Por qué no intentas seguir con tu vida?

Él se separó de mi abrazo y me observó sorprendido.

-Sé que suena mal, muy mal –comencé de prisa- Pero no puedo evitarlo… pienso en ti todo el tiempo, soy feliz cuando estás a mi lado, me haces reír –Era consciente de que estaba mirando el pasto, no podía mirarlo a los ojos- Quiero que tomes mi mano y me beses y me digas que me…

-I think I like you too, but…

Él se levantó y se fue.

Creo que fue ahí, cuando la vocecita volvió a prenderse y me dijo “la embarraste”. Luego de eso, fui corriendo a mi habitación. Abracé mi almohada y comencé a llorar. Amanda (Mandy) regresó, se sentó a mi lado preocupada y me preguntó qué pasaba. Le conté todo: que amaba a Mark, lo de Mary y que acababa de confesarme de la peor manera y el peor día.

- Lo sé, se nota. –Dijo con una sonrisa amable. Me abrazó. Yo solo seguía llorando desconsoladamente. –Se nota a kilómetros que amas a Mark.
-¿En serio, Mandy? ¿Es tan notorio?
-Sí, creo que él hace tiempo que lo sabe.
-Me quiero morir. -Solo seguí llorando, no quería hacer nada ni que me dijeran nada.

 

Obviamente traté de evitar a Mark lo más que pude. Pero estábamos en las mismas clases y nuestro grupo de amigos era muy, muy reducido, tarde o temprano me iba a cruzar con él.

-¡Oye, espera!- Era inconfundiblemente Mark. Me estaba jalando de la mano. –Fui un idiota, lo… lo siento.
Lo miré perpleja. Allí, donde su piel hacía contacto con la mía, sentía que quemaba, un cosquilleo intenso recorría mi cuerpo.
-No tendría que haberme ido así, yo solo... I meanI don’t know.

No sé qué le pasaba. Traté de irme, pero me tomó con fuerza.
-No me dejes –Expresó con ojos suplicantes. No sabía qué hacer, así que me besó. Jamás pensé que mi primer beso con Mark Tuan sería con los ojos abiertos, pero fue tal el desconcierto que para cuando iba a cerrarlos, el beso había acabado.

-No comprendo… ¿Quieres intentarlo? –Pregunté aturdida y con miedo. Creo que él tampoco estaba cien por ciento consciente de lo que hacía o decía.
-Ok… Let’s do it! –sonrió de veras mientras meneaba la cabeza afirmativamente. Mark tiene una sonrisa realmente hermosa cuando es sincera.

Volvió a besarme. Pero esta vez me abrazó fuerte y me juntó más hacia su cuerpo. El beso fue más profundo y pasional y sí, pude cerrar mis ojos.

 

Lo primero que hice fue contarle a Amanda. Ella se puso realmente feliz por mí, no podía creerlo… YO no podía creerlo. Mark Tuan me había dado una chance, a mí.

Rápidamente todos se enteraron de que éramos una pareja y las chicas dejaron de acosar a MI Mark. Siempre que podíamos nos sentábamos juntos y tomaba su mano cada vez que tenía la oportunidad, aunque a veces él se negaba y se soltaba.

Recuerdo un día en el que fuimos con Amanda al cuarto de los chicos para ver algunas películas.

Los cuatro nos sentamos en la cama de Jay y vimos una comedia, no era muy buena, pero servía para pasar el tiempo.

Al finalizar la película Mandy y Jay se fueron. Me sorprendí un poco, no esperaba quedarme a solas con Mark. Al día siguiente íbamos a ir al Tribunal de Cuentas a tener una clase especial, iba a ser un día largo; no era recomendable dormir muy tarde.

-¿Quieres ver otra película? Prometo que será la última, mañana hay que madrugar. –Me dijo él mientras buscaba unos snacks.

Yo sentía que estaba presionando mucho a Mark, así que tan solo me senté a su lado. Era una película de terror, no podía evitar asustarme, no es que gritara demasiado, pero sí me sobresaltaba. Si bien la luz provenía de la pantalla, pude ver cómo me miraba con ternura y me abrazó y me acercó. Yo escondí mi rostro en su pecho.

-No tengas miedo, yo te protegeré. –Me susurró al oído y yo morí por dentro.

Era hermoso sentir su tacto, sentir que sus brazos me abrazaban firme pero con delicadeza; realmente me sentía segura entre sus brazos. Podía sentir cómo mi corazón latía con velocidad. Yo no podía ser más feliz cuando estábamos juntos.

De alguna manera, terminamos acostados en su cama. No pasó nada raro, ambos seguíamos vestidos. La película había terminado y estaba todo a oscuras. Mark había dicho que Jay no vendría hasta la mañana. Yo sabía que para las cuestiones uales él estaba menos preparado que yo, lo de Mary aún lo afectaba demasiado. Pero la razón por la que no dormía era porque aún me asustaba la película y para colmo, había una tormenta horrible afuera. El ruido de los truenos me da PAVOR, no podía evitar temblar del miedo. Mark ya estaba dormido, pero al sentirme temblar, instintivamente me abrazó y me acercó hacia sí.

-I told you, don’t be scared. –Me dijo medio dormido. Definitivamente iba a tener que aprender inglés.

 

Todo marchaba bien.  Además de mis clases habituales, iba a la biblioteca a aprender inglés. Amanda a veces me ayudaba.  Era arduo, pero mi vida marchaba mejor que nunca.

Mark aún seguía rechazándome de vez en cuando, especialmente cuando la situación subía de temperatura, pero sé que debe ser muy difícil para él.

El final del primer semestre se acercó y todo se volvió un caos. Pasaba horas y horas en la biblioteca, sinceramente veía poco a Mark, pero no porque no quisiera, sino porque mis notas debían ser buenas y para eso tenía que estudiar. Él tenía dinero, estaba en otra situación, yo siempre dependía de becas y mis notas lo eran todo.

Un día, cuando ya casi habían terminado los parciales, noté que Mark hablaba animadamente con una chica en el campus ¡¿Cómo?! Él no suele hablar mucho, por lo general es del tipo callado que asiente, niega o sonríe ¿cómo hablaba tan animadamente con esa? ¿Cómo podía? Me apresuré de inmediato, hice como si la chica no existiera y lo bese.

-Hey baby, easy –dijo él, mientras se separaba de mi beso y me miraba extrañado.-She’s my girlfriend -Me tomó por la cintura y sonrió.
-Yeah, I can see that – contestó la muchacha sonriendo- Bye Markie!
Tomó mi muñeca y la movió para saludar por mí.
-Bye Linda!
-¿Markie?  ¿Linda?–lo fulminé con la mirada.
-Tranquila, Baby –desde hacía un tiempo me decía “baby” él me dijo que así como a los bebés hay que cuidarlos, él siempre me iba a cuidar. –Es mi prima, Linda, vino por una charla que habrá hoy en la universidad.

Me sentí como una idiota, debo de ser una celosa histérica ante los ojos de Mark. Bajé mi rostro apenada.

-Lo siento, yo… -Comencé a decir pero él levantó mi rostro y me beso.
-Me encanta que te pongas celosa –dijo con una sonrisa pícara-. You’re my girl, baby, never forget it. –Comenzó a marcharse.

Él era tan tierno, lindo, detallista, atento, bueno, cariñoso, gracioso… podría seguir durante horas y horas. Definitivamente él era muy bueno para alguien como yo.

Tuvimos la visita al Tribunal de Cuentas de la ciudad, en un determinado momento, la visita era didáctica y se entraba de a parejas a una parte especial del tribunal que lo habían hecho como museo para estudiantes de abogacía. Pero había que pasar con cuidado, por eso no podían pasar más de dos personas.

Ese día no había comido nada y había estado estudiando hasta tarde, durmiendo mal, así que antes de llegar al museo, tuve que ir al baño a vomitar. Tenía un fuerte dolor de cabeza, pero las salidas didácticas eran irremplazables. Finalmente cuando volví a esa habitación, veo que Mark está ingresando al museo con una chica del curso, Karen. ¡No podía creerlo! ¿Qué le pasaba? ¿Se había hartado de mí? Esto ya era más que no olvidar a Mary. No solo me sentía pésimo a nivel físico sino también anímico.

Ese día me alejé de él y de noche lo fui a buscar. Le pedí a Mandy que sacara a Jay de la habitación así podía hacer una escena en paz. Llegué muy enojada y él estaba tranquilo, como si no hubiese hecho nada malo.

-¿Qué pasa, baby?
-¿Por qué entraste con Karen en el museo?
-¿Eh?
-¿Por qué entraste con ella y no me esperaste?
-¿Qué dices? ¡Fue solo una caminata educativa!
-¿De veras? – Yo hervía de ira ¿cómo se atrevía?- ¿Solo una caminata educativa?

Me marché furiosa de un portazo.

 

El segundo semestre fue aún peor que el primero. Seguía sintiéndome mal, tenía fiebre y el dolor de cabeza no se iba. Además las clases eran más difíciles y las cosas con Mark no iban muy bien. Vivía constantemente angustiada si me dejaría hoy o mañana. Sé que a veces le gritaba sin razón, pero no podía controlarlo, era como si muy dentro de mí supiera que eso estaba mal, pero no podía dejar de hacerlo.

Amanda estaba muy preocupada por mí. Recuerdo un día que me insistía en que no saliera de la habitación, era una insistencia inquietante.

-¿Por qué no te quedas?
-No quiero –le respondí seca.
-Podría ayudarte a estudiar inglés.
-No he tenido ocasión de usar lo aprendido. –contesté enojada.
-Mañana comienzan las vacaciones de verano ¿Por qué no le haces una carta para Navidad?
-¡No quiero! ¡Me voy!

 Fui hacia el cuarto de Mark instintivamente y no estaba, fui a la biblioteca y no lo vi. Así que mi próximo destino, se convirtió el campus; no tuve ni que salir afuera para verlo abrazado a una chica. Contuve mis lágrimas. Lo enfrenté y le dije:

 

-¡¿Por qué estás abrazando a otra?!
-What?!
-No, no quiero más excusas.
-¡Estás loca! –me dijo Mark enojado. Se pasaba la mano por el pelo y dejaba salir una queja.
-¿A caso quieres cortar conmigo? –Lo pregunté lo más calmada que pude. Mis lágrimas estaban al borde de huir.
- It’s over! ¡Esto se acabó!–Pude ver que más que enojo, tenía arrepentimiento. Seguramente se había arrepentido de darme una oportunidad.

Le dije a Amanda que me esperara en la cafetería “urgente”. Salí corriendo, fui a mi habitación, me encerré y comencé a llorar en mi almohada. Solía tener jaquecas, pero nada se comparaba al vacío y el dolor que estaba sintiendo en mi pecho. Abracé mi almohada y lloré durante horas, hasta que escuché que Mandy golpeó la puerta. Me dijo que ya sabía lo que había pasado, que la dejara entrar, que entendía si quería estar sola, pero al día siguiente era la entrega final y necesitaba entrar al cuarto. Abrí la puerta, ella entró y yo me acosté de espaldas a ella. No tenía ni ganas de vivir, mucho menos de hablarle.

De alguna manera sobreviví a la noche y en el estado más deplorable en el que he estado toda mi vida, entregué el final. Claramente en el segundo semestre me fue peor, pero aún me las había ingeniado para hacer todo.

 

Amanda estaba siempre a mi lado, ella me decía que me pusiera bonita, que habría un baile por Navidad, que debería ir de todos modos. Que tratara de calmarme, que no es que Mark me odiara, pero sí estaba molesto por todas mis actitudes infantiles y mi… histeria. Que él seguía insistiendo en que no había hecho nada malo. Estuve en cama sin ganas de nada, no sé cuántos días. Finalmente vino Jay.

-Hola –estaba sentado en una silla al lado de mi cama, se frotaba las piernas, nervioso.-Sé que no quieres que Mark esté cerca, pero él está muy preocupado por ti. Creo que lo mejor sería que él viniera o que le demuestres que no tiene por qué preocuparse.
Yo sé que trataron de hacer todo lo posible por mí y estuve inmensamente agradecida con los dos. Sé que habrá sido difícil para ellos ya que en vez de estar los cuatro juntos pasaban tiempo conmigo y con Mark y si Jay vino a verme…  es porque no soy la única que está realmente mal.
Ese día, más tarde, recibí la noticia de que mis padres iban a ir a visitarme al día siguiente… ahí sí, tenía que levantarme sí o sí. Necesitaba ocupar mi mente con algo, no tenía que pensar en Mark.

Me levanté, me vestí, me arreglé, ordené todo y fui a buscar a mis padres. Me reí, después de varios días me reí y me sentí bien: sin jaqueca, ni vómitos, ni vacío, ni Mark. En un momento me alejé y hablé con mi madre y le conté todo lo sucedido. Ella estaba preocupada por mi estado. Le expliqué que al estar con ellos ya me sentía mejor. Mamá también me hizo ver que quizás yo haya estado mal. Mark no me ama y eso lo sé y lo he presionado y arrinconado mucho. Si llegamos a esto, fue mi culpa.

Luego de que mis padres se fueron, recordé cuando Amanda dijo de hacer una carta de Navidad para Mark y decidí que sería una buena manera de disculparme. Quería que fuese una sorpresa. No le dije a nadie que todos tenían razón y Mark tenía que ver lo mejor de mí si es que quería que volviera. Así que me fui a la biblioteca y con el diccionario de inglés en mano, comencé a escribirle mis más sinceros sentimientos. Me sirvió, durante unos días me ocupé en eso. Pensaba en Mark, sí, pero de forma positiva. Ni a Mandy, ni a Jay les preguntaba sobre Mark Tuan y ellos tampoco me hablaban de él. Yo sabía que se iría a la casa de su padre en vacaciones, pero de seguro era después del baile de Navidad.
La carta había quedado perfecta, esperé hasta que todos hubiesen estado en el baile de Navidad y la dejé por debajo de la puerta del cuarto de Mark y Jay. De inmediato noté que estaba tan contenta y preocupada por mi inglés y el cómo quedaría visualmente que olvidé firmarla. Iba a recogerla, pero escuché pasos y decidí huir. Sentía que tenía quince años otra vez ¿Mandarle cartitas a tu enamorado? ¡Oh, por favor!

A la mañana siguiente miré mi celular, pero no había recibido ningún mensaje de Mark, seguramente se habría acostado tarde y estaría durmiendo. Ordené mis cosas, pues iba volver a casa por las vacaciones.

Nada me aseguraba que Mark fuera a volver conmigo y tenía que partir, o perdería mi boleto. Me fui, cuando estaba bajando del autobús, comencé a marearme y sentí que me desvanecía…

 

Al despertar, estaba en un hospital. Me sentía, muy, muy débil. Y me dolía la cabeza.

-¡Querida, despertaste! –Era mi madre.  Salió de inmediato de la habitación y mi padre ingresó.
-¡Mi princesa! –me abrazó con fuerza.
-¿Qué está pasando? –pregunté un poco preocupada.
-Tienes Meningitis, está en un estado bastante avanzado. Pero si despertaste no hay ningún gran riesgo –comentó papá contento.

Hablé con el doctor y me dijo que necesitaría unos medicamentos, que era una suerte de que me hubiese desmayado porque así pudieron analizarme a tiempo. Todos esos dolores de cabeza y cambios de humor, eran por la Meningitis. Iba a tener que estar unos días más en el hospital y después debería seguir un tratamiento riguroso. Pero no tendría problemas para comenzar el nuevo semestre.

 

Estuve unos días en el hospital, en mi ciudad. No quería preocupar a mis amigos así que no les dije nada, a nadie. Aunque a la vez, moría porque Mark me abrazara y quería sentir su calor, que me transmitiera su seguridad, escuchar su tierno acento y sobre todo, admirar esa sincera sonrisa que tanto amaba.

A pesar de mi arduo esfuerzo, nunca me mandó ningún mensaje, no se comunicó conmigo. Claro que no sabía lo de la Meningitis, pero lo de la carta sí…

Seguí todo el tratamiento a rajatabla y mis padres se encargaban de que no estuviera triste y comiera como correspondía. Así que antes de que comenzara el año lectivo, me habían dado el alta. Pero finalmente tocó volver a la universidad. Volvería a ver a Amanda y a Jay… y también a Mark.

Como me sentía tan mal hacia el final del segundo semestre, no pude exonerar todas las materias. Pero mis padres mandaron mi historia clínica y me dieron una última oportunidad.  Debía exonerar todas las de este semestre y una de las dos que debía del semestre anterior.

Fue bueno volver a ver a Amanda. A ella le conté lo de la Meningitis, me gritó y se enojó porque no le había avisado. A su vez, ella me contó que en el verano se había estado hablando mucho con Jay y que ahora eran novios. Me alegré mucho por ellos.

Las clases comenzaron, era difícil. Debía hacer todas las materias normales, más la adicional y aparte, no abandonaba mi estudio de inglés. Dado que a veces iba a las clases de la materia del semestre anterior y ya había alguna materia optativa, solo cursaba una materia con Mark.

 

Recuerdo cuando lo volví a ver por primera vez. Los estudiantes se dirigían a sus clases y yo olí su inconfundible perfume y al voltear lo vi. Paró un poco más adelante para felicitar a Jay y Amanda, ya que debería ser la primera vez que los veía juntos, como pareja. Él sonría ampliamente y mi corazón parecía que recibiera una puñalada por cada segundo que le  sonreía a otra persona que no fuera yo. Pronto me vio, se encogió de hombros y se marchó. Me compuse y fui a saludar a la pareja. Aproveché y me fui con ellos a clase.
 

En clase de Filosofía del Derecho, nos encontrábamos los cuatro, era la única materia que cursábamos todos y se aprobaba con una entrega. Amanda y Jay insistían en que la entrega la deberíamos hacer los cuatro, que Mark y yo éramos buenos estudiantes y adultos, que podríamos poner nuestra educación como prioridad. Y aceptamos.

 Así que a partir de ahí, volví a ver a Mark. Un día nos íbamos a encontrar en la biblioteca para estudiar. Al llegar, solo estaba Mark.

-Hola –dije en tono bajo y creo que me ruboricé. Él se sobresaltó-. Perdón. –Me disculpé.
-No, no, es solo qué… -sonrió de medio lado y luego hizo un ademán con la mano como para que me olvidara de lo que estaba diciendo. –Hola.
Me senté frente a él y nos quedamos observando en silencio.
-Sé que no es el momento ni el lugar –me apresuré a agregar, pero solo quería decirte que realmente lo siento. –Volví a disculparme.

Definitivamente mi vocecita interior estaba apagada o en cortocircuito de nuevo. Él sonrió medio incómodo y no dijo nada.
El tiempo pasaba y Amanda y Jay no llegaban y nuestro silencio se volvía más que incómodo.

-Llamaré a Jay –dijo de pronto Mark.
-Sí, haré eso con Amanda.

No obtuvimos respuesta. Mark exhaló furioso, dejó sus cosas allí y solo se marchó.

-¡Espera Mark! Wait!

Algo dentro de mí, me decía que esto no iba a terminar bien. Lo iba siguiendo casi corriendo, porque él se movía muy rápido. Fuimos hasta el piso de su cuarto y el de Jay. Yo me quedé en el pasillo tomando aire, él siguió hasta la puerta de su habitación. Se escuchaban gemidos y el inconfundible ruido de la cama al mecerse.
-ing ert! -gritó Mark y le pegó a la puerta con ira.
-¡Calma Mark, calma! –grité mientras me acercaba para detenerlo antes de que volviera a pegarle a la puerta. Pero no llegué a tiempo.
Antes de que le pegara a la puerta por tercera vez, me interpuse entre la puerta y él y traté de sujetarlo. Tenía miedo, nunca lo había visto encolerizado. Claro que los ruidos de su cuarto habían cesado. No sé ni qué dije, solo me dejé llevar y hablé:
-Please Markie, stop! –le imploré.

Fue como si hubiese entrado en trance. Se detuvo de inmediato, me miró con vergüenza e implorando perdón y salió de allí.

Luego de eso Amanda y Jay nos pidieron perdón millones de veces y Mark también les pidió perdón a ellos. Yo sé que algo muy grande pasó dentro de Mark ese día, pero no sé qué fue, no comprendo qué pudo haber sido. Ahora ya nunca nos dejan solos, los cuatro vamos a todos lados, solo que ellos se ponen en el medio de los cuatro y se besan mientras yo anhelo con todo mi ser poder volver hacer lo mismo con Mark.

 

Un día cancelaron la clase de Derecho Laboral. Era cerca del final del tercer semestre, pero era un día realmente hermoso, así que me dispuse ir al campus. Me senté en el árbol donde le confesé mi amor a Mark y me puse a estudiar allí. Al rato, sentí que alguien se sentaba a mi lado.

-This is my spot –escucho que Mark dice en tono de burla.
-Now it’s mine –le corrijo.
-¿Desde cuando eres tan buena en inglés?

Me quedé helada, nunca esperé que me preguntara eso. No podía decirle que había estudiado inglés por él, para entenderlo y poder decirle lo que sentía en su idioma.

-Yo… ahm… -solo miré al suelo y me sonrojé. Él rio como hacía años que no lo había escuchado reír.
-Eres muy cute –Me regaló su sonrisa más sincera, esa que me derrite hasta e alma.

No quedamos ahí, observándonos. Hasta que de alguna forma hablé:

-Mark –Hacía mucho, muchísimo, que no lo llamaba por su nombre en su presencia. Noté que él tuvo escalofríos-. Dime, por favor ¿Qué sucedió aquel día en la puerta de tu habitación?

No se lo estaba implorando, se lo estaba pidiendo bien, en serio. Creo que él estaba fuera de sí, lo hice entrar en razón, me había ganado el derecho a saberlo. Él me miró profundamente, suspiró y lo supe. Me lo iba a contar. Se recostó contra el árbol, nuestro árbol, hice lo mismo y procuré escucharlo:

-¿Sabes cómo murió Mary?
 

Quedé helada, nunca pensé que hablaría de eso. Ya casi había olvidado la existencia de Mary. Negué con la cabeza.

-Yo no era una buena persona en secundaria. Toda la amabilidad que veías en mí. Era fingida. Mis padres me enseñaron que hay que engañar bien a la gente para que crean en ti y te quieran.

No podía creer lo que decía, ni siquiera sabía de lo que hablaba, pero no pretendía interrumpirlo.

-Pero Mary, era auténtica. Ella sí era tal cual se mostraba y creo que eso fue lo que me enamoró –recordó con nostalgia y rió con tristeza- Yo siempre me creía el mejor en todo y que todos me tenían que adorar y a veces perdía un poco el temperamento por cosas tontas y me parecía que ser “rudo” (en realidad era ser violento). Pero era joven y pensaba que eso era ser “macho”.

Casi rio ante ese último comentario, porque lo dijo de una manera en la que parecía muy tierno.

-Aquel día había llevado a Mary a la azotea, éramos solo nosotros dos. Recuerdo que ella estaba apoyada en la baranda y yo la abrazaba por la espalda y le decía cosas al oído.

Mark estaba aquí conmigo en cuerpo, pero su alma en esos momentos estaba donde sea que Mary está. Podía darme cuenta que deseaba llorar, pero no dejaría caer sus lágrimas antes de terminar el relato.

-Le decía que la amaba, que era mi ángel guardián –se mordió el labio para evitar que la lágrimas cayeran- Vaya, creo que realmente lo es. No sé si supo cuánto la amaba.

Yo estaba al borde de abrazarlo y llorar con él, pero me di cuenta que quería terminar el relato rápido.

-Así que aquel día, llegaron los idiotas con los que me juntaba, yo creía que hacer lo que hacían ellos era cool ¿sabes? Ellos eran los más populares. Ellos empezaron a  bromear por la azotea, jugaban a perseguirse pero había que evitar que el otro te tocara… por alguna estúpida razón Mary también se unió a ese tonto juego. –Respiró hondo. Le temblaba el labio- Ella me dijo que no quería jugar más, después me suplicó que me detuviera… -Volvió a respirar profundamente.- Yo me puse en la baranda, mirando hacia el jardín, le dije que se acercara…

Sus ojos comenzaron a dejar caer el mar incontrolable de lágrimas, pero su alma seguía en algún otro lado. Tenía sus ojos abiertos, sin pestañear.

-Ella corrió para atraparme y yo me corrí, la baranda era baja y ella se acercó con velocidad, se resbaló y…

-Cayó. – Terminé por él, en silencio.

Lo abracé fuertemente.

-It was my fault.. I killed her, I killed her! –Dijo él de pronto.

-No it wasn’t! - Respondí  firme.- ¿Esa es la razón por la cual no estás seguro al salir? ¿Porque amabas a Mary y sientes que su muerte fue tu culpa? –Él se separó un poco de mi abrazo, para mirarme a los ojos.- Mira, si Mary realmente te amaba, no debe querer verte triste, seguramente te querrá ver feliz y completo, con una carrera y una familia.

Lo solté, él tenía muchas cosas que procesar. Antes de que me pudiera ir, él me tomó de la muñeca. Otra vez algo en mi interior se encendía y temblaba por dentro.

-Markie –pronunció de pronto él.- Please, Markie, stop –miraba a la nada.- Fue lo último que dijo Mary, ella no quería jugar más y yo la obligué a hacerlo.

Me mordí los labios, no sabía qué decir frente a eso. Él me soltó y volví a mi habitación. No me importaba ninguna materia, no estaba con el ánimo suficiente. Hacía poco más de dos años de la muerte de Mary.

 

Al día siguiente no teníamos Filosofía del Derecho, pero por lo general igual veía a Mark. Y lo vi.... con Karen. Mis ojos no daban crédito. No es que me hubiese ilusionado con volver, pero creo que tuvimos una conexión buena, creo que fue un momento emotivo entre los dos. Él estaba animado, hablado con Karen. No, no era animado, era más bien tímido, como cuando alguien está… enamorado.

 

Los días se fueron haciendo cada vez peor, Mark y Karen, definitivamente tenían algo. Amanda me daba la razón de que había sido de un día para otro, que algo raro había. También me contó que pensaba que Jay le ocultaba algo respecto a Karen. Lo que me hacía enfadar más. No sé si era el stress, el dormir poco, el enfado y la amargura de verlos juntos, pero otra vez me habían vuelto las jaquecas y los vómitos. No podía preocupar a mis padres, no después de todo lo que habían hecho para conseguir que me quedara en la universidad.

 

Karen y Mark se hicieron novios. Un día fui a la cafetería y terminamos almorzando los cinco, sí, cinco, Amanda, Jay, Mark, Karen y yo. Karen se aferraba al hombro de su novio, pero él me observaba de vez en cuando. Y cada vez que lo miraba desviada la mirada ¿Qué el pasaba?

 

Varias veces me lo encontré observándome cuando pensaba que nadie lo miraba…. Pero si estaba con Karen ¿Qué estaba pasando? Varias veces nos mirábamos en silencio y él se mordía el labio. Pero él no me hablaba y yo ya me había rendido, así que tampoco le hablaba.

Un día estábamos él y yo terminando de preparar unas cosas para el trabajo de Filosofía del Derecho. Solo hablábamos para cosas de la universidad. Tenía unos papeles en la mano y me mareé, casi me caigo, pero no. Mark lo notó de inmediato y me había tomado de la muñeca y me había jalado hacia él. Hacía tanto que no sentía su tacto, era como si mi cuerpo pidiera a gritos sentir su piel contra la mía, oler su perfume, respirar su aire… convertirnos en uno. Quedamos mirándonos fijamente, me pareció ver que se sonrojó y me soltó. Pero quizás lo imaginé, no estaba mareada pero sí un poco desorientada.

-¿Estás bien? –Preguntó mirando hacia otro lado.
-Sí, no te preocupes.

 

Los últimos días del semestre pensé que no los resistiría. Dormía 2 o 3 horas al día, comía muy poco, no tenía mucho apetito, vomitaba seguido, me mareaba más constantemente y también las jaquecas eran horribles.

Estaba en el cuarto con Amanda, me sentía horrible. Ella estaba en un discurso en contra de Jay que si no sé qué era verdad, que fuera haciendo sus valijas o pobre de él. Sinceramente no me daba el cerebro para seguirle el hilo a su lio amoroso.
Yo me acosté aunque no pude dormirme, pero sé que más tarde fue Jay y ella se comportó como siempre, no le dijo nada raro, no le recriminó nada.

 

Mark y yo habíamos terminado como los encargados de entregar el trabajo de Filosofía del Derecho. Estábamos en un aula vacía preparando los últimos detalles. Me daba cuenta que Mark quería decir algo, pero no se me podía ocurrir qué era.

-Mañana mismo me voy a la casa de mi padre. –Dijo de pronto.

No entendí para qué lo dijo o qué esperaba que le contestara.

-Me alegro por ti, mándale saludos.
-Siempre lo hago. –Sonrió con melancolía y me miró.

Yo me seguía sintiendo mal, pero mañana ya sería el último día de clases, además, por alguna extraña razón, estando al lado de Mark, me sentía bien. Pero reconozco que mi aspecto era bastante desaliñado.  Se me corrió un mechón de pelo, lo soplé pero no pude quitarlo de mi cara. Él se acercó y lo colocó detrás de mí oreja. Yo no sabía qué hacer, sentí que el calor se apoderaba de mira cara y era como volver a verlo por primera vez.

-Oye…. ¿Estás bien? –Preguntó de pronto. Fue con genuina preocupación.

-Sí –Mentí. Creo que no llegué a convencerlo al cien por ciento, pero justo entró Karen y nuestra conversación murió del todo.

 

Al día siguiente me sentía realmente mal, iba a tener que ir al médico, pero hoy no, hoy tenía que asistir a clase. Era el último día.

Al mediodía iba, estaba yendo a la cantina, me maree y perdí el conocimiento.

 

Esta vez me sentía realmente mal. Me daba cuenta que seguía inconsciente, a veces escuchaba palabras, las voces de mis padres llorando, me parecía ver flashes, sentía que tocaban alguna parte de mi cuerpo. Pero no lograba despertarme. En algún momento, sentí calor y a continuación la voz de Mark. Yo sé que él me hablaba en inglés, porque estaba llorando y susurrando, pero aun así le pude comprender.

-Are you there? I’m sorry. Don’t leave me, baby, please… stay.

Escuchar a Mark hablar en inglés, comprender sus palabras y sentir su calor, me hicieron acercarme a él.

 

En algún momento abrí los ojos. Mark estaba a mi lado, sosteniendo mi mano. Se había quedado dormido. Me dolía todo, me sentía realmente mal. Pero sabía que el calor que sentía en mi mano, era de Mark, traté de presionar su mano y se despertó.

-Baby! I’m sorry –Lloraba y me abrazaba- I’m really sorry… I was such a fool, can you forgive me? –Me miró a los ojos. Yo estaba un poco desorientada. –Te amo, baby ¿podemos volver? Lo siento, fui un idiota…. Te dije que yo te protegería, que no tuvieras miedo… y te fallé.

Continuaba llorando y no me soltaba.

Me sentía pésimo y mi cerebro era un remolino de cosas sin sentido. Un médico entró y Mark fue invitado a dejar la habitación de inmediato.

 

Pasé más días en los que me daban medicina para dormir y el dolor. Podía ver a veces a mis padres o a Mandy, a Mark, incluso a Jay… hasta vi que un par de veces vino la señora Tuan. Pero no estaba en condiciones de hablar.

Finalmente un día desperté en una habitación diferente. No había más pacientes. Mark estaba durmiendo en una silla, su cabeza estaba apoyada en la cama y sostenía mi mano con fuerza.

-¿Mark?
-¡Has despertado! –Se alegró sonriendo ampliamente. Antes de que yo pudiera decir algo, él habló emocionado- Mom dijo que ya estás fuera de peligro. Le diré a tus padres.

Comenzó a marcharse, pero se detuvo a medio camino:
-Lo siento, de veras, quiero volver contigo.

No comprendía muy bien nada, pero me di cuenta que él había estado siempre conmigo en el hospital y aquella vez en la que lloraba y me imploraba que no lo dejara y que volviéramos… realmente me conmovió. Es que… nunca lo he dejado de amar, aunque haya estado con Karen yo… él… él es el amor de mi vida.

-Voy a necesitar un tiempo ¿sí? –Le dije.

Yo lo amaba, claro que sí. Pero él estaba/estuvo/había estado… lo que fuese, con Karen. Y seguía sin entender nada.

-Thank you, baby, thank you –Comenzó a besarme las mejillas y luego me besó en los labios.

Me sonrojé y lo observé extrañada.

-Me quedaré contigo, esta vez de verdad. Cursaré las materias de la mañana para poder venir todas las tardes a verte ¿ok? –Se marchó de la habitación.

¿Venir a verme? Me di cuenta que pasé unos días en el hospital y a diferencia de la vez pasada, aún me sentía horrible ¿Cuánto tiempo más iba a estar internada?
 

En ese momento entraron mis padres. Ellos me besaban y lloraban mucho.

-¿Qué pasa? ¿Qué tengo? –Los ojos de mi madre se llenaron de tristeza y no podía mirarme.
-Mi princesa…. –dijo papá.

Mamá me miró y se marchó llorando. Papá me agarró las manos fuertemente y comenzó a llorar.

-Tienes cáncer, hija.

No podía procesar nada, solo lloré y mi padre y yo nos abrazamos. En un momento papá soltó el abrazo para hablar:

-¡Pero vas a curarte! ¡Yo sé qué sí! Un poco de terapia, un poco de quimio y te vas a curar.

-¿Qui… quimio?

-Sí. –sentenció papá.

Era un diagnostico duro, durísimo. El médico me había dicho que ser positiva era muy importante en todo esto. Por suerte tenía tantas preguntas que hacerme sobre Mark, que por el momento no quería preocuparme en otra cosa ¿Cómo habíamos llegado a esto? ¿Y Karen?

Es día, no quise hablar con nadie. Creo que estuve como en shock y no pensé en nada. Me dieron un calmante y estaba en estado zombie. Sí noté que hacia la noche Mark fue a mi habitación, tomó mi mano, me acarició el pelo, me hablaba, pero no lograba comprender qué decía. A mitad de la noche me desperté y él se había dormido en el sofá que hay en el cuarto.

 

Al día siguiente llegó Amanda. Yo estaba muy cansada, pero al verla recuperé energías y ganas de saber ¡qué demonios pasaba!

-¡Amiga! ¡Qué bueno verte despierta! –Dijo con alivio. Sonreí. Ella me abrazó.
-Ahora –le dije- Lo importante ¿qué pasó? ¡Vino Mark y me imploró volver con él! Pero no sé… Yo no quiero la lástima de nadie.
-No es lástima, él te ama. –Me dijo Amanda con un poco de tristeza.
-Cuéntame. Historia completa. –Exigí.

-¿Recuerdas que antes de terminar las clases hervía por el idiota de Jay?
-Sí. -Tenía una laguna mental, pero algo me sonaba.
-Bueno, resulta que… que… ¡se acostó con la perra de Karen!
-¿Qué? –No podía creerlo.
-Sí, se acostó con ella y ella lo filmó mientras lo hacían.
-Espera, espera, espera. ¿Tu novio…. Te engañó con Karen?
-¡No!
-No estaría comprendiendo. –Sinceramente estaba poniendo todo de mí por entender la historia.
-En la fiesta de Navidad del año pasado, aún no éramos novios.  Ellos bebieron mucho y se acostaron. –Resoplaba molesta.- Y ella se filmó con Jay.
-¿Entonces? Si él no era tu novio en aquella época…
-No sé si pensó que no iba a encontrar alguna forma de ver la fecha o qué, pero Karen siempre lo tuvo en su mano.
-¿Pero para qué? –Mi cerebro no quería pensar más, pero algo me decía que se venía lo peor.
-Karen estaba enamorada de Mark –Amanda comenzó a ponerse nerviosa. –Karen y Jay se acostaron en Navidad, en el cuarto de Jay y Mark.

Amanda hablaba muy lento, como si quisiera que pudiera entender las cosas y ella no tuviera que decirlas.

-Karen encontró una carta en el piso…
-No. -Me aterroricé.
-Sí –Confirmó Amanda.- TU carta, para Mark, con todos su sentimientos por él…

No sabía si quería seguir escuchando o no.

-Karen vio que un día estabas abrazando a Mark y que él estaba llorando en tu hombro –noté que se puso nerviosa y no quería continuar.- Y bueno ella… ella se puso muy celosa.

Una parte de mí no quería seguir escuchando eso y la otra parte, moría por saber qué demonios pasó.

-Al día siguiente, le dijo a Jay que le diera a Mark la carta y le dijera que era suya o sino me mostraría el video de ellos a mí.

No puedo creer que haya estado tan emocionada y en aparte avergonzada y me haya olvidado de ponerle mi a nombre a la carta. No sé cómo esto es siquiera posible.

-Así que Mark estaba con Karen, porque pensaba que esas hermosas palabras habían sido de ella hacia él –Finalizó Amanda.

Creo que mi cerebro hizo cortocircuito después de toda esa información

-Yo sabía que Jay me escondía algo, pero no había manera de que me lo dijera. Mark se fue y luego te ocurrió todo esto y nadie sabía si ibas a vivir un día más…

Se veía realmente apenada.

-Así que Jay no lo soportó y contó toda la verdad. Me pidió perdón, dijo que sabe que no podré perdonarlo fácilmente pero que me ama y que va a hacer todo lo necesario para que lo perdone –sonrió un poco.

Yo sabía que ella amaba a Jay, pero también sé que es consiente que su novio hizo algo realmente malo.

-Inmediatamente llamamos a Mark. Él le dijo a Karen que no la quería volver a ver nunca más, se tomó el primer avión y vino- estaba mirando al cielo, esperando que yo dijera algo, pero me mantuve en silencio.-  Su mamá trabaja en este hospital, es la directora. Esta es una sala VIP.

No lo había notado, pero era una habitación hermosa, con una cama sola, un sofá, una silla, un mini bar, un jarrón muy bonito, una ventana y cortinas de estilo.

-Durante todo el tiempo que pudo, estuvo a tu lado y no hacía más que llorar e implorar tu perdón –Amanda respiró hondo- Creo que realmente te ama, pero hace poco se dio cuenta. –Sonrió y se acercó a la puerta.- Me parece que lo mejor será dejarte para que proceses todo esto. Adiós.

 

 

Mark iba religiosamente todas las noches. Incontables veces desperté para vomitar a mitad de la noche y él siempre estuvo ahí para mí, me ayudaba, nunca se quejó. De vez en cuando, tenía suerte de no tener quimio y me sentía bien. El seguía yendo y me hablaba de cosas normales, mirábamos la tele, me hacía chistes. Siempre miraba, como implorando mi perdón y se sentía contento cuando yo reía. Nunca me preguntaba si ya lo había perdonado, era como si solo le importara verme bien.

Una fría noche, Mark llegó más tarde que de costumbre. Yo estaba durmiendo pero me sentía realmente bien ese día. Él se acercó a mí y me habló:

-Goodnight, baby. –me besó en la mejilla y desperté a medias.

Vi que se acostaba en el sofá. Él estaba vestido tan solo con una remera y hacía mucho frío, seguramente se iba a enfermar si se quedaba ahí. Me dio pena y le hice señas para que se acostara conmigo.

-¿De veras? -–preguntó sorprendido y contento.

Yo asentí con mi rostro. Él se acostó frente de mí. Parecía que hubiese pasado siglos desde la última vez que lo tuve tan cerca. No pude evitar sonrojarme al mirarlo y él sonrió, me regaló una de sus hermosas sonrisas genuinas, solo para mí. Me abrazó fuerte y me acercó a su pecho.

-Let’s sleep, baby.

 

Todos los días, sin falta, Mark venía a visitarme a partir de las cuatro. Como su mamá era la directora, él podía quedarse el tiempo que quisiera en la habitación y dormía conmigo en la cama y aun así no nos decían nada.

Un día llegó con un oso de peluche ENORME. Era grande como un adulto.

-No quiero que me extrañes cuando estoy fuera, así que dejo mi sustituto – Expresó muy tierno. –Markie –se señaló a sí mismo.- Mark Jr. –señaló al oso.

Yo solo me reí y abracé parte del oso.

-¿Qué sucede si quiero más a Mark Jr. que a Markie?
-Eso no va a suceder –dijo con una pícara sonrisa y me besó en los labios -. Solo Markie puede hacer eso. Don’t forget, baby –Volvió a besarme, pero fue un beso más largo y profundo que el anterior.

 

Realmente venía todos los días a verme a las cuatro. Era muy dulce y romántico, era igual al chico ideal de la secundaria del cual me enamoré perdidamente.  Era serio y atento cuando debía serlo pero a su vez podía ser muy dulce, tierno e infantil y si se trataba de hacerme reír, era capaz de hacer ¡cualquier cosa! Creo que la relación que tenemos ahora, es incluso mejor que cuando nos comenzamos a  conocer en secundaria.

Un buen día estaba con Amanda. Ya faltaba poco para que me dieran el alta. Estaba realmente bien. Sentía que todas las cosas iban a mejorar y ahora que tenía a Mark a mi lado, nada podía salir mal.

-Y nada, estoy muy enamorada. –Le decía a Amanda mientras suspiraba.
-Yo también. Jay es un idiota, pero es MI idiota y lo amo.

Nos reímos y prendimos la tele, pero no pudimos ni mirar porque justo en ese momento Amanda habló de nuevo:

-Lo iba a dejar para otra ocasión… ¡Pero no me aguanto! –Acto seguido sacó una alianza de su bolso. – Jay vino con rosas y ¡me pidió casarme con él! ¡Estoy tan contenta!
-¡Ay, amiga! ¡Qué lindo! ¡Los felicito! ¡Espero que sean muy felices!

Jay no había pasado ni un día, sin pedirle perdón a Amanda y decirle que la amaba. Le decía todos los días para salir, finalmente Mandy aceptó y salieron en una cita y después otra y otra y otra y habían vuelto a ser la parejita enamorada que siempre fueron.  Realmente estaba muy feliz por ellos, yo sé que ambos se aman mucho y son personas geniales y se lo merecen. Aunque el bichito de los celos me estaba picando ¿Por qué ella podía tener una vida normal y yo no? Claro que ya estaba muchísimo mejor y no corría ningún riesgo vital. Pero había perdido medio año de la universidad y aún me quedaba una larga y compleja recuperación. Soy una persona con una salud muy débil, no sé si Mark se merece a alguien así en su vida. Él es tan bueno conmigo…. ¿Qué hago yo por él?

-Amiga ¿estás bien? ¿Me escuchas? –Preguntó Mandy un poco preocupada.
-Sí.-Mentí rápidamente.
-Todavía no le dijo a sus padres así que me pidió que por favor no usara la alianza. – Como estábamos en el cuarto, Amanda tenía puesta la alianza. Estaba rebosante de felicidad.

Continuamos hablando de cómo sería la boda. Me dijo que obviamente Mark y yo seríamos padrinos de su boda. Hablamos del pastel, del vestido…. Y se habían hecho cinco menos veinte y Mark no había llegado. Llamé a su celular y no me atendió nadie.

-Calma amiga. –Me había dicho Amanda.- De Seguro fue a comprar algo para sorprenderte y… se le hizo tarde. –No estaba muy convencida de sus palabras.

Otra vez tenía un presentimiento horrendo y creo que Amanda también podía sentirlo. En ese momento vimos que cortaron la programación normal para dar un flash informativo de último momento. Muy cerca del hospital había habido un gran accidente de tránsito involucrando a varios autos. Mandy y yo nos miramos. Una gran conmoción se armó en el hospital ya que varios de los heridos fueron a parar allí.

Nosotras estábamos en silencio mirando el minuto a minuto del accidente. Un enfermero se acercó corriendo.

-Es Mark –Dijo. Estaba sin aire así que le tomó unos segundo hablar.- Está herido.

Mi cara se hizo una mueca sola.

-No corre ningún riesgo vital –se apresuró a decir el enfermero.- Está como loco buscando a  un tal Jay.

Amanda se levantó de inmediato y se fue con el enfermero. Yo también quería ir pero no me dejaron. Nadie se me acercó por muchas horas. Llamé y llamé a Amanda, a Jay, a Mark, a mis padres. Una enfermera entró y me dio un calmante para dormir, pero me había dicho que era un medicamento de los habituales.

Era de noche y una sombra entró a mi habitación. Era una señora. Luché contra todas mis fuerzas y me hice la dormida. Ella se sentó a los pies de mi cama.

-I know you had suffered a lot –era la mama de Mark. La directora del hospital- I know Markie loves you so much, but if it wasn’t for you… -Ella estaba al borde de las lágrimas.

Noté que estaba enojada y trise pero no sé qué pasaba. Ella salió de la habitación y fue ahí cuando decidí que ya había tenido suficiente. Me levanté y caminé por todo el hospital. Iba a llegar hasta urgencias. Pero una enfermera me detuvo y me dijo que volviera. Le exigí información de Mark y no me dijo nada. Se asustó, fue como si al preguntar por Mark Tuan se hubiese dado cuenta de quién era. Me impedía avanzar, pero me la quité de encima y ella se comunicó con los de seguridad. Corrí, subí por ascensores, me escondí, me puse una bata de médico y salí por las escaleras de servicio, luego volví a usar el ascensor de servicio y finalmente llegué a urgencias. Amanda lloraba desconsoladamente, mis padres trataban de consolarla sin éxito. Mark no estaba y Jay tampoco.

-¿Qué sucedió? –pregunté con un poco de miedo.

Amanda corrió y me abrazó desconsoladamente.

-Lo amaba, de verdad que si…. Lo amaba tanto –decía entre sollozos. La abracé.

No dije nada, solo levanté la vista a mis padres y ellos asintieron. La abracé aún con más fuerza. No sabía cómo estaba Mark, pero evidentemente no había muerto como Jay y eso me ponía feliz, aunque sea horrible admitirlo. Estaba feliz de que Mark no hubiese muerto.

No sé cuántas horas abracé a Amanda mientras ella lloraba en silencio. Le acaricié la espalda, le corrí el cabello, la abracé muy fuerte. Pero nada en el mundo le iba a devolver a su prometido. Los padres de Jay habían llegado, cuando se enteraron de la noticia rompieron en llanto. Amanda se levantó, se presentó y lloró con los padres de su prometido. Finalmente yo volví a mi cuarto.
Era horrible cómo me sentía. No era únicamente el hecho de no saber el estado de salud de Mark, no era el hecho de que yo era un manojo de nervios y angustia, no era que Jay había muerto y si bien lo que hizo estuvo mal, no se merecía ese castigo, no era que yo podría tener una feliz vida con Mark pero Amanda ya no. Eran muchas cosas y pensé que iba a colapsar.

 

Si me pongo a comprar que Jay murió, Mark salió bien parado. Un brazo roto, unas costillas fracturadas y perdió la vista en un ojo aunque lo sigue conservando.

Unos días después me dieron el alta, pero Mark aún seguía internado, así que era casi lo mismo. Solo que yo lo iba a visitar todos los días y era quien le llevaba regalos.

Hablé con mi suegra, no me odia. Fue solo el enojo del momento. Mark y Jay venían para el hospital porque sabían que Mandy y yo estábamos ahí y Jay quería que estuviésemos los cuatro, para hablar del matrimonio y pedirnos formalmente que fuésemos los padrinos de su boda… nada resultó como el plan original. La madre de Mark sabe que yo amo a su hijo que haré hasta lo imposible porque sea feliz.

 

Volver a la universidad fue… raro. Era bueno volver a la vida, estar fuera del hospital, para variar. El pobre de Mark se sentía muy triste en su habitación solitaria y en cuanto a mí… Amanda no podía superar la muerte de Jay. Entró en depresión, no iba a las clases, lloraba, tenía ataques… había entrado en la droga. Al poco tiempo abandonó la universidad pero nadie sabía dónde estaba.

Era difícil lidiar con Amanda, así que pasaba mucho tiempo en el nuevo cuarto de Mark. Después de un tiempo, pidió que le asignaran otro cuarto y estaba solo. Su padre había pagado para que estuviera solo hasta finalizar el semestre.

Estaba en el cuarto de Mark mirando sus apuntes. No hice el semestre, pero igual quería saber qué habían dado. Era obvio que Mark no iba a salvar todas las materias de este semestre, pero al menos podríamos cursar más materias juntos el año entrante.

-You’re too y for your own good, you know?

Mark siempre decía idioteces y me hacía sonreír.

-Ahhh… see? That!

Yo tenía una remera muy grande (me la había dado Mark en algún momento), tenía un short (aunque la remera era tan larga que el short no se notaba), había perdido mucho peso, todo me quedaba más grande y tenía el pelo a medio recoger en un moño, porque se estaba cayendo. Fuera de eso, estaba en pose de lectura recreativa. Cuando alzo mi vista… tenía a Mark en toalla en frente mío.

-What? – le dije yo a él.
-Juego del idioma, solo puedes hablar en un idioma que no sea el tuyo –rió con malicia.- ¿Qué quieres que te haga?
Solo reí, solté todos los libros, lo miré y no dije nada.
-¡Oh! Si no hablas, yo interpreto lo que quieres decir. –Hizo un guiño.

Dejó caer su toalla, se tiró sobre la cama y después de tantos intentos fallidos, se dio. Tuvimos o de principio a fin. Fue increíble

-Te amo, baby- Me dijo mientras nos abrazábamos desnudos. Me apretó a un más y besó mi frente.
-And I love you too, Markie

 

A fin de año decidimos que después de todo lo que habíamos pasado, iríamos a vivir juntos. Así que en las vacaciones de verano. Mark compró una casa cerca de la universidad. Era muy reconfortante poder tener nuestro propio hogar.

A los pocos días de vivir en nuestra casa propia, nos llegó un llamado. Amanda se había suicidado.

No sabía cómo reaccionar, me sentía muy culpable por haberla dejado cuando ella estaba tan mal. Aunque creo que ella murió con Jay. Cuando yo había cortado con Mark, estaba mal, pero quería mejorar en el fondo. Amanda nunca tuvo intenciones de mejorar, solo espero que aunque sea en otra vida, pero se haya encontrado con su amado.

 

Habíamos ido a su funeral. Hay algo mal en ser joven e ir a tantos funerales en tan poco tiempo. Estábamos volviendo, en el auto, en silencio. De pronto Mark paró en un lugar que tenía una vista muy linda. Detuvo el auto, se bajó y yo también bajé. No entendía que pasaba.

-Solo… quédate ahí. –me dijo.

Volvió al auto, buscó algo y salió. Se acercó a mí y se hincó.

-Sé que no es el mejor momento –Se disculpó.- Ejhmm… would you like… no espera…. ¿Te gustaría, ser mi esposa? –Sacó una cajita de uno de sus bolsillos y la abrió, eran alianzas.

Yo estaba anonadada y sorprendida acepté moviendo mi cabeza. Él se levantó, me besó y colocó una alianza y yo le coloqué una a él.

-Sé que te debo algo más elaborado –Me dijo.- but… I really… Solo quiero disfrutar del ahora lo máximo que pueda –Se sonrojó- Y no quiero morir sin que seas mi esposa.

 

 

Mark y yo nos casamos en una bonita ceremonia enorme. Ambos nos recibimos, un poco más tarde de lo esperado, pero lo hicimos. Él pagó por mi escolaridad así mis padres no deberían preocuparse. Hoy en día Mark es uno de los Fiscales más conocidos en el país. Yo soy abogada y tenemos dos niños hermosos: Amanda y Jay. 

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