-¡¡CHAERIN!!...- Desperté gritando, exaltada y dando un brinco sobre mi cama. Llevé una de mis manos hacia mi rostro y sentí humedad en él. Estaba llorando, una pesadilla.

La puerta de mi habitación se abrió de golpe para dejar entrar a mi compañera, claramente con el rostro lleno de preocupación al escuchar mis gritos. Mientras secaba las lágrimas de mi cara, se acercó a mi cama y se sentó junto a mí, me envolvió en sus brazos y comenzó a acariciar mi cabeza con suavidad.

-Tranquila, tranquila. Ya pasó, fue sólo un sueño…- Susurró en mi oído.

Sólo atiné a devolverle el abrazo y aferrarme a ella. Estaba asustada, aterrada, sentía que tiritaba, pero la calidez que me cubría me tranquilizaba, me llenaba, me sentí protegida.

-Disculpa… -Dije mientras mis ojos aún no paraban de derramar lágrimas. Chaerin trató de que le mirara a los ojos aún en la oscuridad que había en la habitación, pero me negué y hundí mi rostro en su pecho, aferrándome un poco más a ella, buscando aún más confortabilidad.

-¿Uh? ¿Por qué? Tú no tienes la culpa de nada Unnie… Sólo fue un mal sueño.- Me dijo y, con su mano derecha, tomó mi cara y me obligó a mirarla. Con su pulgar secó una lágrima que iba cayendo y me sonrió.

A modo de reproche hice un pequeño puchero, lo que seguramente le debe de haber causado gracia, ya que enanchó su sonrisa.

-Por haberte despertado, debes de estar cansada y resulta que te estoy molestando… -Cerré mis ojos un momento, posó su mano derecha en mi mejilla y acercó su rostro al mío, sentí la tibieza de sus labios posándose en los míos con suavidad. Fruncí un poco el seño, pues no me esperaba esto.

Correspondí su beso, fue suave, delicado, una danza en la cual ella y yo eramos las protagonistas. Se separó de mí con la misma suavidad con la que se acercó. Yo abrí mis ojos y ella, con la misma mano acarició mi cara, luego mi pelo, provocando algunas cosquillas y que, levemente, sonriera.

-No digas tonterías, tú hubieras hecho lo mismo por mí.-

-Quédate aquí, conmigo…-Me aferré a ella, me sentía mal conmigo misma por haberla despertado, pero tampoco quería quedarme sola, no quería volver a soñar cosas horribles.

-Tampoco pensaba irme. Venga, dame un espacio en la cama.-

El espacio es suficientemente grande como para que las dos pudiéramos dormir sin tocarnos. Pero esta noche, lo que resta de noche, necesito de su abrazo cálido. Chaerin levantó las frazadas mientras yo le hacia un espacio. Pude sentir el frío de la noche en ese momento y, más aún, cuando mi compañera rozó sus pies en mis piernas. De seguro hasta se le olvidó colocarse algún calzado por venir a socorrerme.

-Estás helada…-Dije mientras me acomodaba nuevamente mi cabeza en mi almohada. –Puedes resfriarte…-

-No me pasará nada, además ya entraré en calor nuevamente. –Se acomodó junto a mí, mirándome de frente, con una de sus manos acomodó unos cabellos que habían caído a mi rostro, los llevó atrás de mi oreja.

Me aproveché y me acomodé en su pecho, de pronto sentí un cansancio extraño, quizás debido a la falta de sueño o al susto.

-Tranquila, Unnie. Duerme tranquila…-Me rodeó con sus brazos y comenzó a acariciarme el cabello.- Yo estoy aquí…-

No dije más, los ojos comenzaron a pesarme y el sueño me venció, lo último que recuerdo es la calidez de los labios de Chaerin en mi frente y la frase que siempre me hace sentir la mujer más afortunada del mundo.

Después de todo, ¿cuántas personas tienen la posibilidad de que una estrella del K-pop sea su pareja? Más todavía, ¿The Baddest Female del K-pop?

Soy la única afortunada.

Espero que les haya sido de su agrado. Una historia muy cortita además de ser la primera que publico. Espero en un futuro crear más historias para este fandom :3!

Cualquier observación que hagan será bien recibida, así lograré mejorar.