No hacía falta recordarse que él ya no estaría más a su lado. Yixing tenía la  mala costumbre de esperar una especie de milagro. Aquel en que su amado regresaba a casa después de un día en la universidad.

Sentado en un pequeño sillón que estaba frente a la gran ventana que daba una hermosa vista hacia la calle. Día tras día esperaba que él llegara, que este tratara de sorprenderlo con algún regalo, pero Yifan siempre olvidaba el detalle de que  Lay lo estaría observando desde el momento en que entrara al territorio de la casa, pero no era hasta el momento en que estaba frente a la gran puerta de madera que recordaba esconder su regalo para que el pequeño no lo pudiera ver, fallando siempre en esa misión.

Su memoria era cruel y le recordaba que nunca más podría volver a verlo, solamente quedaban esos recuerdos, esas pequeñas sonrisas al recordar y las lagrimas que caían a continuación, aquellas que no podía contener hasta pasada una hora. Estar solo en esa casa no ayudaba en nada, los recuerdos siempre encontraban la manera de llegar cuando estaba solo, sin alguien con quien pudiera compartir esos bellos recuerdos.

Había pasado ya desde aquel terrible accidente dos años. Dos años en los cuales había dejado de sonreír  y mostrar ese hoyuelo que tanto le gustaba a  Kris. Dos años en los que tenía que soportar la mirada de su abuela en la cual denotaba tristeza por ver el terrible aspecto de su nieto.

Dos años hacían ya desde que había olvidado esa pasión que sentía al subir al escenario, el que Kris corriera cuando terminara su presentación con un enorme ramo de rosas para felicitarlo por su increíble actuación. Ese pequeño momento en que juntaban sus labios y todo lo demás no importaba, eran simplemente ellos dos.

Los buenos o malos recuerdos son un arma de doble filo que existe en cada persona. Esos momentos en que la memoria juega contigo y hace que ames y odies poder recordar cada momento que viviste junto a esa persona.

Para Yixing el peor o mejor momento dependiendo de cómo quiera ser visto este, fue ese último Te quiero quizá el más significativo, porque fue aquella última frase que escucho de Yifan. Aquel mientras estaba conectado en aquellos aparatos, dando su último esfuerzo porque Yixing no olvidara que lo amaba, y que lo amaría siempre. No importaba si eso fuese en esta o quizá en aquello que existe más allá de la vida.

Él más que nadie sabía que la memoria era cruel, porque cada que elegía caminar por las calles y miraba a una pareja recordaba que ellos hacían lo mismo. Extrañaba el calor del alto en la temporada de invierno, la manera en que su cuerpo parecía un complemento del suyo pues ambos eran como un rompecabezas, cada gesto, cada acción era acompañada por una del otro podrías escuchar casi el sonido click cuando esto ocurría. La cabeza de Yixing encajaba perfectamente en el cuello de Yifan y estos podían pasar horas tomados de la mano y esperando la llegada del crepúsculo con su cabeza recargada en el hombro de Yifan.

Yixing solo quería una cosa, dejar de vivir en ese mundo para poder reunirse con él, pero le había prometido que seguiría adelante pasara lo que pasara era aunque con todos esos momentos y recuerdos felices y dolorosos , solo quisiera lo contrario.