Apego inmediato

Huracán [Taeyeon y tú] One Shot
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Corrías lo más rápido que tus piernas te permitían, pero fallaste al sentirte arrastrada por la corriente, un golpe con algo que según tu era metal, había chocado con tu costilla, el agua te llevó hasta las escaleras de un edificio, sus barandales aún estaban sujetos, no dudaste en sostenerte de ellos para poder detener tu arrastre, intentabas ponerte de pie, pero la corriente era demasiado fuerte. 

 

Sentiste una mano sobre tu brazo, ató algo a tu cuerpo y con esfuerzo logró ponerte de pie.

 

- ¡Hay que ir lento, sujétate bien! -

 

Entre zumbidos escuchaste lo que decía, con tu brazo sobre su hombro y sujetándote por el torso trataba de avanzar junto a ti, tu cuerpo ya estaba débil, realmente dolía, sentías el sabor a sangre en tu boca, ni siquiera recordabas haber sido golpeada en el rostro, trataste de apoyar tu pie en un escalón pero la corriente fue más fuerte y te hizo caer, de nuevo recibías porrazos en tu cuerpo. Descendiste hasta la parte más baja de aquellos escalones, el agua golpeaba contra ti, ya no podías más, tus respiraciones eran interrumpidas por litros y litros de agua. Lo que había alrededor de tu cuerpo se tensó; estaba jalándote para que pudieras tener algo de apoyo.

 

- ¡Tienes que sujetarte!

 

Tus brazos atravesaron la corriente  y sintieron el húmedo granito del que estaban hechas las escaleras, las palmas de tus manos se aferraron y aun débil te arrastraste por las escaleras, tus espinillas chocaban con el filo de estas cada que tenías pequeños resbalones.

 

- ¡Tu puedes! ¡Solo un poco más! 

 

En otros momentos hubieras corrido mil veces por aquellas escaleras pero ahora se hacía eterno su recorrido.

 

Un brazo pequeño de piel blanca con gotas grises resbalado por él era extendido hacia ti. 

 

- ¡Sujétate!

 

Sostuviste su brazo y con un esfuerzo inmenso jaló de ti para ponerte de pie, incluso escuchaste su quejido al hacerlo. 

 

- ¡Hay que entrar!

 

Con dificultad se acercaron a los barandales, esta vez ella enredó lo mismo que rodeaba tu cuerpo al barandal, creo un amarre con eso.

 

- ¡Sujétalo fuerte!

 

Tus manos sujetaron aquel milagroso amarre inventado. Subiste tu agarre hasta el nudo que se estaba debilitando para evitar que se soltara, aun siendo sostenida por su brazo alrededor de tu torso recorrían juntas las escaleras cuesta arriba, notaste que tus manos eran aún más grandes que las de ella, ¿cómo pudo ponerte de pie?

 

- ¡Ya casi! 

 

Llegaron al final del barandal, la corriente era menos densa en esa parte.

 

- ¡Tu primero!

 

Ibas a soltar el amarre que había hecho para acércate a los ventanales cuarteados del edificio             

 

- ¡Ah, no puedo!

 

Te acercaste a ella y el nudo que sostenía aquel amarre a su cuerpo se tenso demasiado a la barandilla, trataste de aflojar un poco el nudo, pero era imposible, al mover el nudo con desesperación para tratar de deshacerlo este se deslizo poco por el tubo metálico.

 

- ¡Hay que deslizarlo!

 

Por primera vez en todo este tiempo te diste cuenta de que eras más alta que ella. 

Te pusiste detrás de ella para abrazarla y que no cayera, las dos deslizaban lo más rápido que podían aquel nudo. Llegaron a la parte superior pero aún era imposible soltarse. 

 

-La navaja. 

 

Tentaste los bolsillos de tu pantalón y por fortuna la navaja que le habías quitado a tu primo todavía estaba en tus pantalones.  La abriste y comenzaste a cortar la tela que las sostenía.

 

- ¡La corriente viene más fuerte!

 

Alzaste la vista y en efecto, la corriente se había intensificado, cortaste aun más rápido, pero no les daría tiempo de separar el amarre por completo, guardaste la navaja.

 

- ¡Hay que jalar para romperla!

 

Ambas pusieron sus manos atrás del corte y con toda la fuerza que su cuerpo les regalaba, jalaban para rasgar el corte más rápido. La corriente se acercaba, rodeaste su cintura con tu brazo mientras jalabas de ella y de la tela que con ese ultimo esfuerzo tuyo pudiste romper, cayeron al suelo.

 

Aunque su peso estuviera sobre ti, y mechones mojados de cabello rubio chocaran en tu rostro, tu respiración por fin era tranquila, ella giro sobre tu cuerpo para apartarse de ti quedando boca abajo y abrazar por breves segundos ese granito.

 

-Hay que entrar –susurro con respiración agitada y a pesar del ruido de la corriente y el viento chocando en todo su entorno pudiste escucharla. 

 

Con pesadez te incorporaste, ella en un intento por levantarse se hallaba apoyada sobre sus rodillas y manos, así que tomaste su cintura para jalarla hacia a ti.

 

-Entremos – la pegaste a tu cuerpo y comenzaron a dar pasos firmes hacia aquel edificio.

 

 

 

 

Abrazada a ella caminaron hacia el interior del edificio, sabías que ya no era necesario que la sostuvieras, pero la verdad tu eras la que necesitaba de ella, sabías perfectamente que la pegabas a tu cuerpo como si ella te perteneciera, y en vez de que dijera algo o intentara alejarse de tus brazos sólo acariciaba tus manos con tranquilidad.

Entraron a un lobby.

 

-Aquí estaremos bien- dio palmadas en tus manos entrelazas que la unían a ti indicándote que la soltaras, pero no cediste- Siéntate aquí, señalo un sofá pequeño, iré por un botiquín, te prometo que no tardaré - sus dedos apretaron tus manos pegando aun más sus cuerpos brindándote confianza para que creyeras en sus palabras y pudieses soltarla. Tu apego a ella fue nulo después de su acción.

 

-Ya vuelvo – sostuvo tu mano y dio un apretón, con una sonrisa que te tranquilizaba caminó hacia la parte trasera de la recepción, al parecer era un hotel.

 

Como te había prometido, no tardo nada en volver, sostenía un botiquín en sus manos.

-Hay que limpiarnos para curar las heridas, sígueme- tomó tu mano y puso tu brazo alrededor de su cintura mientras caminaban a la par.

 

Entraron a un cuarto de servicio, eso decía la placa en la puerta que se encontraba atrás de recepción.

 

Caminando juntas, ella iba agarrando pequeños frascos y bolsas de unas estanterías.

 

-Aquí puedes lavarte un poco, aún hay agua- en la esquina de ese lugar, había una regadera de teléfono – toma, esto te servirá – te dio un frasco y una bolsa – iré por toallas y un poco de ropa- se alejó, decidiste e

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