Eunha obviamente seguía enojada con ella, la evitaba a toda costa y las pocas veces que se veían, sólo se burlaba de Yuju.

Habían pasado unos días desde que hablaron, pero la ojiverde no podía estar más feliz.

Cada vez que cruzaban miradas, Yuju la miraba burlona y formaba con sus labios la palabra "celosa" haciendo sonrojar cómo loca a Eunha, quien comenzaba a gritarle.

La vida era hermosa para la ojiverde, eso hasta que llegó a su casillero.

Esperaba encontrarse con Eunha, considerando que eran vecinas, pero allí estaba nada más y nada menos que, Myunsoo.

—Hola, rarita. —dijo burlonamente, pero en sus ojos había odio. Yuju no se acercó, intimidada ¿Qué había hecho ella ahora?

—Quítate de mi casillero. —dijo ya que el chico estaba impidiéndole abrirlo.

—No lo creo, primero quiero hablar contigo. —dijo agitando un dedo amenazador, delante de ella.

—No quiero, ahora apártate. —dijo firme, frunciendo el ceño, el chico soltó un carcajada hipócrita.

—Pues vas a tener que querer. —otra vez ese brillo asesino en sus ojos, la asustaba un poco. Intentó alejarse, pero él la sujetó por el brazo y apretó el agarre, comenzó a arrastrarla por el pasillo mientras Yuju se quejaba.

—¡Déjame!—le exigía, pero el chico no la escuchaba.

Llegaron hasta los baños para chicos y la obligó a entrar. Ya dentro, la apretó contra la pared y la jaló del cabello, quedando frente a ella.

Yuju se mordió la lengua por el dolor.

—Me estas lastimando... —comenzó a decir, pero Myungsoo la jaló más fuerte del cabello— ¡Auch!

—Escúchame bien, Choi, porque no pienso volver a repetirlo. —comenzó, acercando su rostro a la oreja de la chica— Te quiero lejos de Eunha, es mi novia. Yo soy quien la manosea cuando quiero, el que la besa y con quien tiene o hasta perder la conciencia. —le rectificó riendo y Yuju sintió su rostro arderle.

Levantó la rodilla, queriendo darle un golpe, en verdad quería molerlo hasta que sangrara, pero el chico se anticipó a su movimiento y lo bloqueó antes de propinarle un puñetazo en el estómago.

Yuju perdió el aire.

—Buen intento, pero no caigo dos veces. —dijo arrastrándola hasta que cayó al piso, sostenía su cabeza por el cabello mientras