capitulo 7

MIA

—No sé qué te da mi hermana, pero si, cuando acabe contigo, acudes a mí, te daré más.

El silencio fue interrumpido por una sensual voz que le susurró al oído.

Tiffany se pegó tal susto que, de no haber sido por la mano que la cogió de la cintura, se habría caído del embarcadero.

—Eeeh..., tranquila.

Tiffany se giró hacia la voz, que ya sabía de quién era.

Jessica la acorraló, poniéndole las manos en los costados para evitar que huyera.

— ¿Qué..., qué me dices?

Aquella mujer no le afectaba lo más mínimo, pero no le hacían ninguna gracia las confianzas que se estaba tomando.

—Te pagaré. La suma que me digas y del modo que elijas.

Aquella mirada tan fría la hizo estremecer.

¡Dios mío!

Le estaban dando arcadas.

Tragó saliva y observó aquel rostro con aspecto de deidad, incapaz de creer que se le estaba insinuando.

Como si fuera una ramera.

Una furcia.

Una a.

En su interior la ira se despertó como un ave fénix y empezó a aumentar y a hacerse cada vez más intensa. Una rabia incontenible le nubló la visión y su cuerpo comenzó a temblar.

—A taeyeon no le importará—le aseguró jessica, poniéndole la mano sobre el hombro.

Su comentario le atravesó el cuerpo entero y la hizo saltar.

Pero ¿qué mierda se pensaban las Kim?

¿Que podían comprar a toda mujer a la que se quisieran tirar?

Echó el brazo hacia atrás y le pegó un tortazo... con todas sus fuerzas.

Al golpear su arrogante rostro sonriente se produjo un chasquido que irrumpió en la oscuridad casi silenciosa, retumbando en la paz de la noche.

—Yuri tenía razón. Eres una víbora—le espetó temblando de rabia.

— ¿Yuri? ¿Yuri kwon?—jessica estaba atónita.

No sabía si se había quedado así por la bofetada o por oír el nombre de Yuri, pero tampoco le importaba.

La apartó de un empujón y echó a correr. Se salió del camino iluminado y corrió por el césped recién segado hasta llegar a la entrada de la casa.

Corrió entre los coches buscando a nik, que esperaba pacientemente en el Sooyoung. Abrió la puerta del coche y se instaló en el asiento del copiloto.

—Llévame a casa, por favor—le rogó con un nudo de lágrimas en la garganta que le quebraba la voz—Por favor.

— ¿Se encuentra bien, Tiff?

Aunque estaba oscuro y no podía verle la cara supo por la voz del chófer que estaba preocupado.

—No me encuentro bien. Tengo que irme a casa—afirmó incapaz de ocultar

La desesperación con la que se lo pedía.

— ¿Puedo hacer algo por ti?

—Sí. Llévame a casa. Me pondré bien.

No se pondría bien.

Ni ahora ni mañana.

Seguramente tardaría mucho tiempo en recuperarse, pero eso no se lo dijo.

El bueno de nik no le hizo más preguntas. Arrancó el vehículo y se dirigió

Directo al piso.

A Tiffany le temblaban las manos y se aferró con fuerza a los zapatos que

Llevaba en el regazo mientras se esforzaba por que las lágrimas que le inundaban los ojos no rebosaran.

No podía llorar.

No tenía motivos para hacerlo.

Las Kim tan solo estaban haciendo lo que para ellos era normal. La que tenía el problema era ella.

Había hecho una absoluta estupidez: no había logrado resistirse a enamorarse de taeyeon Kim.

Estaba locamente enamorada.

La amaba con una pasión y un desenfreno que en nada se parecían al amor que había sentido por su ex.

Este amor la tenía hecha un lío, le arañaba el alma y le revolvía las entrañas; era el tipo de amor que la haría sufrir.

Y mucho.

Reprimió un amargo sollozo mordiéndose el labio hasta que se hizo sangre y giró la cabeza a la derecha para ver pasar la ciudad por la ventana del coche que la llevaba a casa.

«Ya te has enfrentado antes a la pérdida, Tiffany. Lo superarás».

A raíz del fallecimiento de sus padres se había acostumbrado a recurrir a palabras de ánimo y arengas para superar las batallas más arduas.

Hasta ahora siempre le habían funcionado.

Al fin y al cabo había llegado hasta aquí, ¿no?

«La olvidarás. El tiempo lo cura todo».

Notó que un peso insoportable se instalaba en su pecho y la aplastaba.

Por primera vez en la vida Tiffany Hwang sintió que se estaba mintiendo a sí misma.

— ¡Tiffany!—vociferó taeyeon dando un portazo tras entrar en el piso.

Tiró las llaves sobre la encimera de la cocina sin ningún cuidado. Vio que había una tarjeta y un pequeño regalo envuelto con cuidado, pero la ignoró y continuó corriendo por el piso como una posesa.

— ¡Tiffany!

Siguió gritando su nombre hasta quedarse afónica, pero todos los cuartos estaban vacíos.

El dormitorio de ella estaba intacto; tan solo faltaba su mochila.

— ¡Mierda!

Volvió a la cocina y, al coger la tarjeta y el paquete envuelto en papel de colores, encontró un cheque de Tiffany por un valor de noventa mil dólares y una nota.

Te devolveré el resto en cuanto encuentre un trabajo. He dejado todos tus regalos excepto un par de vaqueros y algunas camisas. Gracias por todo. Siempre te estaré agradecida.

Tiffany.

¿Qué era eso?

No quería su gratitud..., sino a ella.

Arrugó el papel con fuerza hasta que se le quedaron los nudillos blancos.

¿La había dejado?

Sin darle una explicación.

Sin despedirse.

Se había... esfumado.

Cogió el regalo y la tarjeta y se fue al salón a servirse una copa. Se tomó un

Whisky de un trago antes de servirse otro y se sentó en un sillón de cuero tras dejar la copa en una mesita a su lado.

Apoyó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos.

Deseaba volver al momento en el que Tiffany y ella habían salido del piso para ir a la fiesta.

Si pudiera volver atrás, se habría comportado de otra manera: no habrían salido de casa.

Esa noche había estado a punto de matar a su hermana.

Le había dado una paliza tras enterarse de que había intentado algo con Tiffany.

No le había costado mucho averiguarlo: Tiffany había desaparecido y jessica llevaba la marca de una bofetada en la cara que obviamente le había propinado alguna mujer cabreada.

Se había pasado de la raya: le había hecho creer a Tiffany que a taeyeon no le importaría que jessica se la follara.

Jessica iba como una cuba cuando le había confesado lo ocurrido y taeyeon había perdido los papeles de tal modo que no le había importado lo más mínimo lo borracha que estuviera: la había tirado al suelo y no había dejado de golpearla hasta que su mamá se había interpuesto entre ellas.

Era la primera vez que su hermana y ella llegaban a las manos.

Jessica jamás le había puesto un dedo encima y taeyeon nunca se hubiera imaginado pegando un puñetazo a su hermana.

Hasta ese día.

Hasta que llegó Tiffany.

La idea de otra persona tocándola le hacía perder los estribos.

Taeyeon no se sentía mejor porque Tiffany hubiera rechazado a jessica y le hubiera pegado semejante guantazo.

Seguramente se había sentido agredida y confundida.

Encima, la había abandonado.

Solo de pensarlo le entraban ganas de volver a la casa para pegarle otra paliza a la imbécil de su hermana.

Abrió los ojos al darse cuenta de que había arrugado la tarjeta.

La extendió y la abrió.

Taeyeon,

¡Feliz cumpleaños! Quería regalarte algo sin gastarme tu dinero, algo que fuera especial. Se me ocurrió este regalo porque sé que tienes una colección de monedas.

Es de mi papá. Era su penique de la suerte. Lo encontró el día que conoció a mi mamá. Juraba y perjuraba que lo había encontrado pocos segundos antes de verla por primera vez. Siempre decía que gracias a ese penique había tenido la inmensa suerte de conocerla.

Siempre lo he llevado conmigo. He llegado hasta aquí, así que supongo que

Me ha dado suerte.

No es gran cosa, pero quiero que lo tengas tú. Sé que en realidad no necesitas tener suerte, pero me sentiré mejor si sé que lo tienes. Espero que te proteja.

Tiffany.

Taeyeon rompió el envoltorio y se quedó mirando con mucha concentración la cajita de plástico gastado.

Finalmente la abrió para ver mejor la moneda.

Perpleja, le dio una vuelta y después otra.

Madre mía, era un penique de cuño doblado de 1955 y estaba en muy buen estado. No era una tasadora profesional, pero estaba convencida de que tenía bastante valor.

¿Era consciente la loca de Tiffany de que había estado yendo por ahí con una pieza tan singular?

Una moneda que, si la vendiera, tendría para comer varios meses.

Probablemente no.

Además, sabía que Tiffany preferiría morirse antes que vender un objeto con tanto valor sentimental.

Pero se la había dado a ella.

Había renunciado a algo que era muy valioso para ella para regalárselo por su cumpleaños.

Cerró la cajita y apretó la moneda entre los dedos antes de ponérsela sobre el corazón.

Sintió que el dolor le atravesaba el esternón: ¿por qué se había desprendido de una moneda que había pertenecido a su papá?

¿Por qué se la había dado a ella?

El instinto le decía que para la rubia era un objeto especial, tanto que siempre

lo había llevado consigo.

Taeyeon se acabó la segunda copa de whisky y se guardó la moneda. No se separaría de ella hasta que pudiera devolvérsela.

En persona.

Cogió el móvil y llamó a su jefe de seguridad. Hudson respondió al segundo

Toque.

— ¿La están siguiendo?—preguntó taeyeon con brusquedad, sin preocuparse de las formalidades.

—Por supuesto. No sabía qué estaba ocurriendo, pero la hemos seguido y parece haber encontrado un lugar para pasar la noche. Es un buen barrio, la casa es decente y pertenece a una tal doctora kwon—informó Hudson.

—Se ha marchado. Que la siga un equipo las veinticuatro horas del día. Quiero saber hasta cuándo estornuda.

—Muy bien, jefa. Así será.

Taeyeon colgó con un suspiro.

Era evidente que había ido a dormir a casa de su amiga Yuri.

Ahí estaría bien.

De momento.

No le había contado a Tiffany que llevaba escolta desde el día del incidente de la clínica.

El equipo de Hudson trabajaba por turnos para vigilarla y permanecía alerta cada minuto del día.

La policía no había detenido a los hombres que le habían disparado en la clínica y taeyeon no estaba dispuesta a correr ningún riesgo.

Tiffany los había visto de cerca y había ayudado a la policía a realizar los retratos robot.

Tenía que estar protegida hasta que pillaran a esos capullos.

Taeyeon necesitaba asegurarse de que Tiffany estaba a salvo.

Todos sus instintos, cada célula de su cuerpo, la instaban a ir a buscarla para traerla de vuelta, en brazos si fuera necesario.

Estaba deseando hacerlo, pero sabía que no saldría bien.

Era obvio que el incidente con jessica la había disgustado y sería mejor que le diera un poco de tiempo.

Arrastrarla a su casa solo solucionaría el problema temporalmente y taeyeon no estaba interesada en el corto plazo.

Necesitaba a Tiffany y quería tenerla para siempre.

No se contentaría con otra cosa.

Si hace unas semanas alguien le hubiera dicho que conocería a una mujer sin la cual no podría vivir, se habría desternillado de la risa.

Pero en ese momento no le hacía ninguna gracia.

Tiffany era lo más importante en su vida y era incapaz de plantearse un futuro sin ella.

¿Qué tipo de vida había llevado antes de conocerla?

Frunció el ceño recordando a todas las mujeres que se había tirado en el pasado.

Mujeres que tenían que beber y ser agasajadas con regalos prohibitivos para ofrecerle sus cuerpos.

Habían sido experiencias vacías con personas que toleraban sus actos a cambio de dinero.

Aquellos tratos habían satisfecho de forma temporal sus necesidades, pero le habían dejado un inmenso vacío, que ni siquiera había notado antes de conocer a Tiffany.

Había descubierto lo que suponía estar con una mujer que la deseaba de verdad y ya no había vuelta atrás.

Necesitaba a Tiffany más que al aire que respiraba.

Taeyeon puso a Dios por testigo de que, a pesar de que no la merecía, la recuperaría.

Hizo un esfuerzo para ir al dormitorio, se desnuda y se dirigió hacia la cama. Se dio la vuelta con brusquedad y volvió a la pila de ropa que había dejado en el suelo para rebuscar en el bolsillo del abrigo. Sacó la moneda que Tiffany le había regalado, cerró la mano y, aunque estaba totalmente desvelada, se metió en la cama deseando que el sueño la ayudara a olvidarse de todo.

La partida de Tiffany era como una tortura cruel.

La casa estaba demasiado silenciosa, demasiado vacía.

Desde que había cruzado la puerta por primera vez, su presencia había sido palpable y taeyeon percibía el fantasma de su esencia y los ecos de su risa.

Metió la moneda bajo la almohada y se tumbó de espaldas. Estaba agitada y rezó para que el sueño se la llevara..., pero Dios debía de estar ocupado porque se pasó en vela casi toda la noche, buscando la mejor estrategia para recuperar a Tiffany.

La recuperaría.

Era la única opción que se planteaba.

Tan solo tenía que encontrar la mejor forma de alcanzar su objetivo.

Cuando por fin consiguió dormirse ya despuntaba el día, pero no logró descansar, ya que las visiones de Tiffany la atormentaron en sueños.

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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 31: Ahhhh que hermoso por fin están cómodas la una con la otra!!! *-* <3
Gracias por traernos estos fix TaeNy *-* <3
Skyth06
#2
Chapter 31: Amé el capítulo!!!
LlamaAmerica #3
Chapter 24: Alguien más está encantado con este cap? *-* <3 <3
Skyth06
#4
Chapter 24: Son tan awwwwwwww *-*
LlamaAmerica #5
Chapter 23: Haaaaay es que me llenan de amor estas dos!!! Ya que se casen mejor *-* <3
mv007842 #6
Chapter 23: Tan lindas y calientes que ya formen su familia siiiiii Tae es muy dulce me gusta esa personalidad fria pero por dentro con un corazon de dulce
Skyth06
#7
Chapter 23: Love. Love
LlamaAmerica #8
Chapter 22: Haaaaay pobrecita mi Tae :(
Me encanta esta historia *-* <3
Skyth06
#9
Chapter 22: Encantador *-*.
mv007842 #10
Siiiiii bolviste que bien sige porfa me gusta esta historia es super linda continua porfa no desaparescas