capitulo 3

MIA

Todo bien?

Tiffany sonrió al leer el mensaje de taeyeon.

Se dirigía a Bora Place en coche con nik, que conducía muy serio.

Llevaba varios días sin hablar con Bora y habían quedado para tomar un café.

Como su amiga no soportaba alejarse del restaurante, Tiffany solía pasarse un rato después de clase, cuando había menos gente.

Contestó con otro mensaje:

Sí, mami. Todo va bien.

Era viernes, casi había pasado una semana desde el incidente de la clínica.

Taeyeon le escribía a diario —varias veces, de hecho— para asegurarse de que todo iba bien.

Aunque le vacilara diciéndole que parecía una mamá superprotectora, en el fondo le conmovía que se preocupara por su seguridad.

No habían tenido contacto físico desde la noche del incidente de la clínica.

Bromeaban y charlaban, pero no follaban.

Era como si a las dos les diera miedo que lo que había ocurrido no se pudiera repetir. O quizá temían lo que pudiera pasar.

Ella sin duda lo sentía así, ya que jamás había vivido una experiencia tan intensa.

Volvió a sonarle el teléfono.

Ten cuidado. Avísame cuando te marches. ¿Ya estás ahí?

Le respondió:

Llegando. A sus órdenes, señora.

Cuando el coche se detuvo delante del restaurante de Bora, el móvil volvió

A sonar.

Más quisiera yo, pero tú solo estás a mis órdenes en mis sueños.

Le entró la risa porque prácticamente podía oír a taeyeon pronunciando esas

Palabras de mal humor.

Se metió el teléfono en el bolsillo del pantalón y, antes de abrir la puerta, sonrió al amable conductor:

—Gracias, nik. Te veo en un ratito.

Él le devolvió una sonrisa de oreja a oreja.

—Disfrute del café, señorita Tiffany. La estaré esperando aquí mismo. Dé

Saludos a Bora de mi parte.

La familia de nik llevaba muchos años trabajando para la familia y conocía a todo el mundo.

—Lo haré—salió del vehículo y saludó a nik con la mano antes de abrir la puerta del restaurante.

En Bora Place había clientes a todas horas.

El sitio era conocido en la zona por ofrecer comida excelente a precios razonables.

Tiffany avanzó hasta una mesa que había en una esquina y, cuando estaba a punto de sentarse, Bora salió a toda prisa por la puerta de atrás con una amplia sonrisa y los brazos abiertos de par en par.

Tiffany la abrazó con fuerza y respiró hondo para inhalar el agradable aroma a vainilla que siempre parecía irradiar la mujer.

Bora se apartó para coger a Tiffany por los hombros.

— ¿Qué tal te está tratando mi hija? Tienes buen aspecto. Se te ve descansada.

—Espera, voy a servirnos un café—se metió a la barra para llenar dos tazas de café humeante. Al volver a la mesa cogió una jarrita de leche—Estoy bien. Las clases van estupendamente, pero se acerca la hora de la verdad.

Dejó una taza delante de Bora antes de sentarse enfrente de ella.

—No hace falta que sirvas el café, cielito. Ya no trabajas aquí—Bora le dedicó una sonrisa tan parecida a la de taeyeon que.

Por un momento, a Tiffany se le fue el santo al cielo: se apoyó en el respaldo y analizó el rostro de su amiga en busca de otras similitudes con su hija.

No había muchas.

Después de haber visto cientos de fotos de las hermanas con su mamá Tiffany había llegado a la conclusión de que taeyeon debía de parecerse a su papá aunque no había visto ninguna foto de él.

También tenían dos fotos de los padres de jessica.

Una que salían los amigos juntos y otra de los Jung con una jessica de bebé en brazos

Jessica se parecía mucho a su mamá mucho: las dos tenían el pelo rubio y los ojos cafés. Pero había tomado el carácter de las Kim.

Las tres eran una familia.

Su amiga tenía un estilo de vestir informal, pero elegante.

Ese día llevaba una chaqueta rosa y una falda de cachemira que le llegaba por debajo de la rodilla. Sus delicadas orejas estaban adornadas con largos pendientes rosas que le golpeaban el cuello cada vez que movía la cabeza.

La única muestra de ostentación eran esos llamativos pendientes.

Bora era una buena mujer y tenía un corazón noble.

Tiffany sonrió.

—Necesitaba mi chute de cafeína—sirvió la leche en el líquido humeante—Y aproveché el viaje para traerte otro a ti—añadió azúcar y removió la mezcla con una cucharilla—Santana me trata bien. Más que bien. De maravilla. Es una gran... amiga—casi se atraganta al pronunciar la última palabra, pero al fin y al cabo es lo que era, una amiga.

Maribel suspiró:

—Parece muy feliz. Hablo con ella casi todos los días y hacía tiempo que no se mostraba tan optimista. Está enamorada.

—No lo está—zanjó Tiffany de inmediato y casi se le va el café por el lado que no era—No lo estamos. Es decir, somos amigas.

Dios mío, no podía permitir que Bora creyera que su relación con taeyeon iba para largo.

—Ya, ya. Y Tae se pasa el día hablándome de ti porque..., por qué?—Bora le dedicó una mirada burlona por encima de la taza y Tiffany se encogió de hombros.

¿Tanto hablaba de ella?

¿En serio?

—Vivo en su casa y me está echando un cable. Es normal que hable de su

Compañera de piso. Nos vemos todos los días.

Bora resopló.

—Cielito, Tae también ve a jessica todos los días y te aseguro que no se pone tan pesada con ella. Además, hasta ahora nunca me había hablado de ninguna mujer.

Tiffany trató de apaciguar a su esperanzado corazón: el hecho de que taeyeon la mencionara en las conversaciones con su mamá no significaba nada.

—jessica y ella no viven en la misma casa.

—A ti te gusta ella. Y a ella le gustas tú. Mucho.

Dejó caer los hombros mientras colocaba la taza en la mesa y se ponía a jugar con una servilleta. 

Nunca se le había dado bien ocultar cosas a Bora.

—Sí que me gusta, pero no quiero hacerme ilusiones. A taeyeon no le agradan los compromisos. Y la entiendo. Más o menos. Ni siquiera ha tenido novia.

Bora estiró el brazo y puso la mano sobre los dedos de Tiffany, que estaban dejando la servilleta hecha trizas.

—Eso no significa ni que no pueda tenerla ni que jamás la vaya a tener—obra suspiró—A Tae le ocurrió una cosa a los dieciséis años que la cambió para siempre. Mi niñita se pasaba las horas enfrascada en libros, era muy callada y todo lo aplicada que una mamá podría desear. Pero además era muy compasiva; el tipo de niña que se dedica a rescatar a perritos perdidos. Recuerdo lo mucho que la molestaba jessica a costa de su tierno corazoncito. Prácticamente todos los días tae aparecía en casa con algún animal extraviado o se proponía remediar alguna injusticia—incómoda, cambió de postura—Creo que dejó de ser así cuando tenía dieciséis años.

Tiffany apretó la mano de obra.

—No ha dejado de ser así. Sigue siéndolo. Fíjate en cómo me está ayudando a mí. Aunque desconozco los detalles, sé que le ocurrió algo, pero, en cualquier caso, sigue siendo igual de dulce que de niña.

—A eso voy. No era así antes de conocerte. Eres la única persona que no es de la familia por la que se ha preocupado en un montón de años. Eso me da esperanza.

Tiffany se estremeció.

—No te emociones, por favor. Solo somos amigas. Eso es todo. Considérame un perrito extraviado.

Bora sonrió satisfecha, mientras retiraba la mano de la de Tiffany para coger la taza de café. Dedicándole una mirada de complicidad, comentó:

—Ya, bueno, entonces en ese caso eres el primer perrito que ha acogido en casi dieciséis años. En mi opinión es bastante significativo.

Tiffany echó cuentas con el corazón acelerado.

¡La fiesta!

«Mañana taeyeon cumple treinta años».

—Seguro que no soy la primera. Lo que pasa es que no te lo habrá contado.

Era imposible que ella fuera la primera persona a la que hubiera ayudado desde aquel misterioso incidente que lo transformó a los dieciséis años.

Bora se echó a reír y repuso enigmáticamente:

—Soy su mamá. Tengo ojos en la nuca. Pregúntaselo a mis chicas. Les da mucha rabia que lo sepa todo, incluso cosas que no me han contado.

« ¿Sabes que taeyeon solo puede tener relaciones uales cuando la mujer está atada y con los ojos vendados?».

Tiffany estaba bastante convencida de que Bora no estaba al corriente de esa información y, obviamente, tampoco se lo pensaba decir.

Hay cosas que era mejor que una mamá no supiera.

Empezó a dar vueltas a los años de aislamiento durante los cuales taeyeon

Había reprimido sus instintos solidarios y se le encogió el pecho al preguntarse qué le habría ocurrido, qué habría transformado a esa dulce niña en una adulta solitaria e impasible.

¿De verdad estaba cambiando?

Era cierto que a veces se mostraba distante y muy poco sociable, pero a Tiffany no le parecía una ermitaña.

Esas reacciones no eran más que... cosas de taeyeon.

Brusca..., sí.

Gruñona..., sí.

Mandona..., sí.

Controladora..., a veces.

Atenta..., ya te digo!

Bajo su apariencia ruda escondía un corazón de oro.

y..., sí, sí y sí.

Además era ingeniosa, inteligente e irresistible en muchos aspectos.

—Ojalá algún día me confiese lo que le ocurrió—susurró Tiffany para sus adentros.

—Eso espero. Necesita desahogarse y pasar página—respondió Bora en

Voz baja.

¡Mierda!

¡La mamá de taeyeon la había oído!

No solo tenía ojos en la nuca, ¡también contaba con un oído supersónico!

— ¿Sabes qué ocurrió?—le preguntó Tiffany con curiosidad.

La pregunta pareció incomodar a su amiga, pero aun así respondió:

—A grandes rasgos. Sé que estuvo al borde de la muerte. Me faltan muchos detalles—Bora parecía atormentada.

—Siento haberte preguntado por un recuerdo tan doloroso.

Tiffany se juró no volver a mencionarle el tema.

No soportaba ver tan descorazonada a la mujer que se había convertido en una segunda mamá para ella.

—Muchos recuerdos del pasado lejano son dolorosos y no siempre logro quitármelos de la cabeza. Mis chicas vivieron una infancia que jamás deberían haber vivido, que ningún niño debería vivir. Yo debería haber actuado más y haberles protegido mejor.

Los ojos de Bora transmitían un dolor atormentado, como si estuviera recordando el angustioso pasado que habían sufrido las tres y lo mucho que les había afectado.

—Basta. Para de inmediato. TaeYeon y jessica están perfectamente. Puedes estar orgullosa de tus hijas, Bora. Lo hiciste lo mejor que pudiste y se nota—no soportaba ver a su amiga tan afligida—No tienes que tener una infancia idílica para convertirte en un adulto maravilloso. Mírame a mí—sonrió de oreja a oreja para intentar contagiar a Maribel, que esbozó una tímida sonrisa.

—A veces se me olvidan las penurias que has vivido, cielito. Tus padres se

Fueron demasiado pronto, pero te criaron como es debido.

—Y tú a tus hijas. No conozco a jessica, pero a taeyeon sí. Es una mujer maravillosa—le dijo con toda franqueza.

Tiffany decidió cambiar de tema para que su amiga recuperara la alegría y dejara de martirizarse con la idea de que tenía que haber criado a sus hijas de otro modo.

Conocía bien a Bora y estaba convencida de que, fueran cuales fueran las circunstancias, había hecho todo lo que había estado en sus manos para educar a sus dos hijas.

-taeyeon me ha invitado a la fiesta que celebra jessica mañana.

Bora se echó a reír.

—La fiesta de cumpleaños que le organiza su querida hermana todos los años. Vas a ir, ¿no?

—Sí. Taeyeon quiere que vaya. ¿Habrá mucha gente?—no logró ocultar la

Aprensión que sentía.

¿Cómo rayos iba a relacionarse con todos esos millonarios?

Le había sorprendido que taeyeon la invitara al evento. Para empezar ni siquiera sabía que iba a ser su cumpleaños y, para más, el cumpleaños de Tiffany era precisamente un día después.

— ¿Estás nerviosa?—Bora alzó las cejas y dedicó a Tiffany una mirada inquisitiva.

Mierda.

¿Es que no podía ocultar nada a Bora?

—Un poco. No estoy acostumbrada a juntarme con ese tipo de gente.

Pero no era solo eso.

Tampoco estaba acostumbrada a acudir a eventos sociales para divertirse o relajarse. Entre el trabajo y la universidad nunca había tenido tiempo para eso.

La risa alegre de Bora inundó el aire alrededor.

—Con los años he aprendido que en realidad los ricos no difieren mucho de la gente normal. Algunos son agradables. Otros no tanto. Ya te las apañarás. Tener dinero no les hace mejores personas que tú, cielito.

Si lo pensaba fríamente, Tiffany sabía que Bora estaba en lo cierto, pero aun así no lograba aplacar los nervios.

Estaba ansiosa no tanto por los ricos que eran los invitados, sino porque no quería decepcionar a taeyeon delante de sus amigos, socios y familiares.

Sus habilidades sociales estaban oxidadas después de tantos años de abandono, en los que solo las había practicado con los clientes del restaurante y sus jovencísimos compañeros de clase.

El teléfono de Tiffany sonó y la devolvió a la realidad.

—Es taeyeon —informó a Bora sonriendo mientras leía el mensaje.

¿Ya se han cansado de hablar de mí?

¡Pero, bueno!

¡Como si Bora y ella no tuvieran temas más interesantes de los que hablar!

Sus dedos revolotearon por la pantalla táctil para contestar al mensaje.

Ni siquiera te hemos nombrado, so creída.

La respuesta no se hizo esperar:

No soy ninguna creída. Conozco a mi mamá. Si no vuelves pronto a casa, me pongo a hacer la cena.

— ¡Ay, Dios mío! Tengo que irme—sonrió a Bora y puso cara de terror.

— ¿Por qué?—preguntó perpleja.

—taeyeon me ha amenazado con ponerse a cocinar si no vuelvo pronto.

La risa de Bora tintineó en el aire hasta contagiar a Tiffany, que se echó a reír con las mismas ganas que su amiga. Bora cogió aire y comentó divertida:

—Viniendo de Tae es una amenaza de lo más inquietante. Es muy probable que acabe herida.

—Ya te digo. Si le da por preparar algo que no sea un bocadillo o comida en

El micro, será un desastre—respondió mientras escribía en el móvil:

Enseguida voy. Por favor, no cocines

—Qué mujer tan manipuladora y tan maquiavélica—murmuró con cariño, levantándose de la mesa.

—Eso es que te echa de menos. ¡Qué romántica!—suspiró Bora con una mirada soñadora mientras se ponía de pie—Pero no dejes que se salga siempre con la suya.

A Tiffany le hizo gracia y, aunque estaba convencida de que taeyeon le había escrito porque tenía hambre y no le apetecía cenar un sándwich, no quiso echar por tierra las ilusiones de su mamá, así que se limitó a abrazarla y responder:

—Te veo mañana por la noche.

Al salir buscó con avidez a nik y al Sooyoung.

Estaba deseando volver al piso con taeyeon. Quizá ella no la estuviera echando de menos de verdad, pero ella sí que lo hacía.

Su parte favorita del día era la cena, porque pasaban un rato juntas, se contaban lo que habían hecho durante el día y compartían ideas y opiniones.

Hablaban de cosas importantes o de trivialidades.

Daba igual.

«Dios mío, soy lamentable».

Cuando vio a nik, aceleró el paso para acercarse al coche y se dio cuenta

Espantada de lo sola que había estado antes de conocer a taeyeon.

Era curioso que nunca se hubiera sentido sola. Había pasado los días rodeada de gente: clientes, estudiantes, muchedumbres..., pero la soledad había estado ahí —enterrada en el fondo de su ser bajo capas de agotamiento, hambre e instinto de supervivencia—, esperándola pacientemente.

Abrió la puerta del coche y se sentó en el asiento del copiloto junto a nik,

Sin dejar de darle vueltas a por qué no se había dado cuenta hasta ahora de la necesidad que tenía de estar con una persona.

«Porque no la necesitaba. No hasta que conocí a taeyeon. No quiero a cualquier persona, la quiero a ella».

Esa era la verdad.

Taeyeon tenía algo que la atraía, que la empujaba a acercarse.

Sabía que si seguía aproximándose acabaría quemándose, pero no lograba frenar esa atracción ni resistirse a la tentación.

Le resultaba imposible ignorar las provocativas y seductoras vibraciones que transmitía taeyeon.

« ¿Por qué me atrae tanto? No nos parecemos en nada».

Negó con la cabeza y, mientras sentía el suave roce del asiento de cuero, se reconoció a sí misma que diferían en gustos y en otras cosas sin importancia, pero que, en realidad, en muchos otros aspectos se parecían mucho.

Después de la traición de siwon ella se había vuelto muy recelosa..., igual que taeyeon.

Las causas eran diferentes y, con toda probabilidad, las de taeyeon habían

Sido mucho más traumáticas, pero las dos se comportaban como niñas asustadas que tienen miedo de acercarse y dudan entre ser amigas o enemigas, entre confiar en la otra o desconfiar.

Valoraba enormemente que taeyeon le hubiera mostrado la suficiente confianza como para hacerlo con ella sin recurrir a sus habituales esposas y vendas, pero le gustaría saber la causa de esa desconfianza.

¿Por qué tapaba los ojos a las mujeres si tenía un cuerpazo que quitaba el hipo?

Se estremeció y dedicó una débil sonrisa a nik, que se incorporó a la carretera para dirigirse sin prisa hacia el piso.

Suspiró temblorosa mientras rezaba por no estar firmando su sentencia de

Muerte al involucrarse tanto con un hombre como taeyeon.

«Déjate llevar. Relájate. Disfruta mientras dure».

Reprimió una risa de desprecio: ella ni se relajaba ni se dejaba llevar, y nunca jamás había sabido vivir el momento.

No es fácil hacerlo cuando tienes que preocuparte por lo que vas a comer hoy o por si este mes lograrás reunir el dinero para pagar el alquiler.

«Pero ya no tienes que preocuparte por todo eso».

No..., ya no.

Quizá no durara mucho, pero de momento sabía que tenía una cama en la que dormir, un techo bajo el que refugiarse y un montón de comida que echarse a la boca.

Gracias a taeyeon, disponía de tiempo y espacio para respirar.

Le dio un vuelco el corazón al recordar la escena de taeyeon en el sofá la semana anterior: tan vulnerable y tan fuerte a la vez.

¿Cómo no iba a admirar la fuerza y determinación que había mostrado para enfrentarse a los misteriosos fantasmas del pasado?

«Lo hizo por mí. Porque yo se lo pedí».

Los recuerdos le dieron fuerza y cogió la mochila con determinación.

Había llegado a casa.

Blaine la había traído hasta la puerta del gigantesco edificio.

—Gracias, nik—dedicó una sonrisa avergonzada al chófer al darse cuenta de que no le había dirigido la palabra en todo el trayecto.

—No hay de qué, señorita Tiffany. Ya lo sabe. Que tenga una velada agradable.

—Dime Tiff. Y tú también—se levantó del asiento con la mochila en la mano, cerró la puerta y echó una carrera hacia la entrada.

Claro que tendría una velada agradable.

No podía ser de otro modo.

Una coreana sumamente atractiva la estaba esperando.

Quizá la coreana estuviera deseando cenar, pero ella pensaba darle mucho más que comida.

Había llegado el momento de recompensarle.

A fin de cuentas taeyeon había confiado en ella, le había ofrecido refugio y la había hecho sentir especial.

Esperaba que tuviera hambre, pero no solo de comida.

Saludó al observador portero y se metió en el ascensor que llevaba al ático.

«Vive el momento. No pienses en el futuro».

Aunque aquel propósito le resultara totalmente ajeno, estaba decidida a intentarlo.

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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 31: Ahhhh que hermoso por fin están cómodas la una con la otra!!! *-* <3
Gracias por traernos estos fix TaeNy *-* <3
Skyth06
#2
Chapter 31: Amé el capítulo!!!
LlamaAmerica #3
Chapter 24: Alguien más está encantado con este cap? *-* <3 <3
Skyth06
#4
Chapter 24: Son tan awwwwwwww *-*
LlamaAmerica #5
Chapter 23: Haaaaay es que me llenan de amor estas dos!!! Ya que se casen mejor *-* <3
mv007842 #6
Chapter 23: Tan lindas y calientes que ya formen su familia siiiiii Tae es muy dulce me gusta esa personalidad fria pero por dentro con un corazon de dulce
Skyth06
#7
Chapter 23: Love. Love
LlamaAmerica #8
Chapter 22: Haaaaay pobrecita mi Tae :(
Me encanta esta historia *-* <3
Skyth06
#9
Chapter 22: Encantador *-*.
mv007842 #10
Siiiiii bolviste que bien sige porfa me gusta esta historia es super linda continua porfa no desaparescas