capitulo 4

MIA

Taeyeon empezó a despotricar mientras se colocaba el albornos blanco.

Después de haber estado haciendo ejercicio se había metido del tirón a la ducha que tenía en el gimnasio y se había olvidado por completo de traer ropa limpia del dormitorio.

Estaba cabreada porque el maldito albornos no tenía el cinturón y además no le cerraba porque era más chico.

Miró con asco el chándal sudado y maloliente. Ahora que estaba limpito, no

Se lo pensaba volver a poner.

Tiffany aún no había llegado a casa, así que, en principio, le daría tiempo a

Llegar hasta su cuarto.

Se peinó con los dedos el pelo mojado y abrió la puerta del baño, lista para bajar corriendo las escaleras.

Sintió un golpe de aire frío al salir del baño lleno de vapor.

¡En el gimnasio hacía un frío que pelaba!

Había bajado la temperatura para hacer deporte y ahora estaba congelada.

—tae, ¿estás...?

La voz la cogió por sorpresa y se quedó inmóvil en medio del gimnasio.

El corazón empezó a latirle a gran velocidad cuando Tiffany entró en la sala

De máquinas con total normalidad.

Mientras Tiffany le recorría con los ojos, se estremeció esperando una mirada de repugnancia... o algo peor.

Las cicatrices que tenía en el pecho y el abdomen estaban a la vista, algo que trataba de evitar por todos los medios posibles.

Siempre las ocultaba y, sobre todo, a las mujeres.

Trató de mover los pies para dar media vuelta y volver al baño, pero, cuando

Sus ojos se toparon con los de Tiffany, se quedó paralizada.

Se estaba acercando muy despacio con los ojos abiertos como platos, pero no parecía horrorizada, sino... ávida. Sacó la lengua para lamerse los labios y susurró extasiada:

—Madre mía, eres hermosa. ¡Qué cuerpo! Sabía que estabas tremenda, pero no que a tu lado una estríper parecería una tirillas—al llegar a su altura tiró la mochila al suelo y Santana tragó saliva:

—Tengo cicatrices.

« ¡Como si no se hubiera dado cuenta!».

La tenía tan cerca que la podía oler.

Empezó a excitarse a medida que inhalaba su dulce fragancia y Tiffany se movió para mirarla a los ojos con una expresión de deseo que le golpeó las entrañas como un tren de mercancías a gran velocidad.

Aunque le temblaba la voz, Tiffany logró pronunciar entre jadeos:

—Por favor, San, no me pidas que no te toque. Necesito tocarte. Si no me dejas, creo que me moriré.

Taeyeon se había imaginado todo tipo de reacciones..., menos esta.

La necesidad de sentir esas manos pálidas y hábiles en su piel propagó un calor abrasador por todo su cuerpo.

¿Cómo podía mirarla con tanto deseo?

—No me gusta que me toquen—replicó con voz grave.

— ¿No te gusta o no estás acostumbrada?—preguntó con delicadeza.

¡Menudo mentirosa estaba hecha!

En ese momento nada le apetecía más que sentir las manos de Tiffany sobre su cuerpo.

En ese preciso instante.

—No lo sé—respondió con sinceridad, aturdida por la reacción que había desatado en Tiffany.

—Tienes un cuerpo muy bonito, tae—le dijo levantando las manos para tocarle los pechos.

Taeyeon se armó de valor mientras las manos de Tiffany le acariciaban entre los pechos y se deslizaban por su piel.

El contacto era tan erótico, tan sensual, que era como estar haciendo el amor, y todo su ser empezó a arder.

Apretó los dientes forzando a su cuerpo a relajarse..., pero no había manera.

Tiffany deslizó los dedos despacio por su vientre hasta que a taeyeon se le cortó la respiración.

—Estás tan caliente.

Así era.

Estaba hirviendo.

Por todas partes.

— ¡Tiff!—empezó a jadear cuando los labios húmedos de Tiffany se unieron a los intrépidos dedos y la lengua empezó a lamerle el pecho.

—Mmmm..., hueles tan bien. Y sabes aún mejor.

Cuando le mordisqueó un pezón casi se corrió ahí mismo. Acto seguido, le pegó un sensual lengüetazo que le hizo estremecer el cuerpo entero, que ya estaba al borde de la combustión.

—Para—gimió.

«No, no pares».

La agarró del albornos y tiró, el trozo de tela no opuso gran resistencia y Tiffany la lanzó al suelo.

—Me encanta cómo sabes, tae. No me hagas parar—le rogó cogiéndole con su mano los pechos y luego el o—Quiero tocarte.

¿En serio?

¿Se refería a...?

—Enterita.

Bueno, sí, se refería a eso.

Sus ojos se tornaron de un café más intenso cuando le dedicaron una mirada suplicante.

Dios mío, no había escapatoria.

Tenía más necesidad de que aquellos suculentos labios se posaran en sus pechos y o que de respirar.

—Tiff... Yo nunca... Yo no...

Siempre había necesitado ser la dominante y atar a sus amantes.

Nunca había querido lenguas en su o cuando yacían indefensas.

Y tampoco ninguna de ellas había querido que hacerlo.

—Mejor. Así no te darás cuenta si no lo hago bien del todo.

La mirada de vulnerabilidad que Tiffany le dedicó la dejó sin respuesta y le

Hizo olvidar las cicatrices que cruzaban su cuerpo y que la hacían sentir tan

Insegura.

Le entraron ganas de ir a buscar al ex de Tiffany para darle una somanta de palos.

—Es imposible que contigo no sea extraordinario—repuso con una mezcla

De rudeza y pasión desenfrenada.

Le apoyó la mano en la nuca para acercarse a su boca mientras le agarraba

Del culo con la otra mano para atraerla aún más hacia ella.

«Mis cicatrices le dan igual. Aun así me desea. No hay mujer sobre la faz de la tierra capaz de fingir esa reacción».

Le embistió la boca una y otra vez, tratando de mostrarle de esa manera lo

Que había significado para él que le aceptara tal y como era. La rubia le devolvió el beso con una fogosidad que lo puso a cien.

Sus lenguas se entrelazaron y Tiffany emitió uno de sus dulces gemiditos dentro de su boca; un sonido que casi logra que taeyeon pierda la cabeza.

La más alta separó y se fue agachando hasta ponerse de rodillas. A medida que descendía fue recorriendo con la lengua los pechos y el abdomen.

¡Madre de Dios!

Taeyeon no tenía claro si podría aguantarlo.

Perlas de sudor se le acumularon en la frente y comenzaron a caerle por el rostro mientras la sangre le golpeaba los oídos, atacados a su vez por el ensordecedor latido de su corazón.

Lo único que podía hacer era sentir.

El primer roce de su lengua fue algo sublime.

Le chupó el clítoris, que estaba extra sensible, y lamió como si fuera un delicioso caramelo.

—Tiff...

Le soltó el pelo y enterró las manos en la suave melena, que se desparramó

Formando suaves ondas sobre sus manos.

Respiró hondo cuando Tiffany le introdujo le lengua a la que daban paso sus labios y con los dientes mordió su clítoris.

Taeyeon jamás había experimentado una sensación tan exquisita como la que le producía aquella talentosa lengua, que se deslizaba por o y la lamía con un placer tan erótico que tenía la impresión de que en cualquier momento le iba a estallar el cuerpo.

La rubia siguió chupando, lamiendo, probando y enroscando la lengua hasta que taeyeon sintió que se iba a volver loca.

— ¡Madre mía!—las palabras se le escaparon de la boca con una voz atormentada que no reconoció como suya.

Bajó la mirada para ver cómo le devoraba el o con un placer más que evidente. Tiffany abrió los ojos y, cuando sus ardientes miradas se cruzaron, se quedaron enganchadas.

Taeyeon sintió que se le tensaba el cuerpo y que la presión aumentaba.

Estaba a punto de correrse... e iba a hacerlo pero bien.

Echó la cabeza hacia atrás y perdieron el contacto visual, pero la la guio con las manos para que mantuviera un ritmo acelerado.

Tiffany la agarró del culo y rozó con las uñas la zona más sensible de su piel.

Taeyeon apenas era capaz de hablar, pero hizo el esfuerzo de mascullar un «Sí... Me voy a correr», porque sabía que tenía que avisar a Tiffany de que estaba a punto de explotar como una bomba nuclear.

La rubia no se apartó, sino que siguió gimiendo sobre su o, lo que produjo

Unas vibraciones que arrastraron a taeyeon al límite. Luego le clavó las uñas en el culo para atraerla aún más hacia ella. Entonces taeyeon se dejó ir con un gemido atormentado al que se unieron sus músculos, que se tensaron y destensaron ante aquel intenso o.

La coreana empezó a jadear mientras Tiffany continuaba dándole lengüetazos y lamiendo con una languidez sensual hasta la última gota.

Quería besarla, lo necesitaba, pero estaba jadeando tanto que no lograba recuperar el aliento, así que se limitó a levantarla del suelo y rodear su dulce cuerpo con los brazos mientras Tiffany se acurrucaba en su cuello.

Taeyeon tragó saliva tratando de meter aire en los pulmones, que le ardían,

Mientras Tiffany adhería su dulce cuerpo al de ella.

— ¿Ha estado bien?—le preguntó con timidez escondiendo la boca en su cuello.

Taeyeon se echó a reír y respondió sin resuello:

—Cariño, si llega a ser mejor, me habrías matado.

Dios mío, qué mujer tan especial, tal dulce, tan y, tan... suya.

«Mía».

Le invadió un intenso deseo de poseerla y la abrazó con más fuerza.

—En realidad había subido a preguntarte qué querías de cena—le comentó con un tono tan pragmático que taeyeon dedujo que sus miedos a no hacerlo bien se habían desvanecido—Pero al verte desnuda se me pasó el hambre. A lo único que me apetecía pegarle un mordisquito era a este cuerpo tan espectacular.

Recorrió su piel con las manos y a taeyeon se le encogió el corazón al darse

Cuenta que el anhelo que sentía Tiffany era auténtico.

Deseaba su cuerpo aunque estuviera lleno de cicatrices.

—No estaba desnuda hasta que me quitaste el albornos—puntualizó para refrescarle la memoria.

— ¿Y cómo esperabas que me resistiera? Eres una tentación andante. Una

Fuente de feromonas tapada con un mínimo albornos desaborracho—bufó Tiffany riéndose por dentro.

Taeyeon se rio entre dientes rozándose con su pelo.

No pudo reprimirse.

Tiffany era excepcional.

Y era suya.

— ¿Y si la que te pega un mordisquito ahora soy yo?—bromeó taeyeon, que

Estaba de sobra preparada para empuñar las armas y lanzarse al ataque.

Tiffany se apartó de para recoger el albornos del suelo y le golpeó en el abdomen mientras respondía:

—De eso nada, guapa. Estoy muerta de hambre. Aleja eso de mí. Es

Peligroso—le tiró la toalla a la altura del pecho y se echó a reír.

La coreana lo cogió en el aire y se la puso y la sujeto con sus manos para que no se abriera.

Le resultaba extraño sentirse tan cómoda estando desnuda delante de la rubia y seguía sin comprender que a Tiffany pudiera gustarle tanto su cuerpo desnudo, pero no pensaba darle más vueltas a algo que le hacía más feliz que... Vamos, más feliz que nunca.

—Venga, preciosa. Solo un mordisquito—insistió acercándose peligrosamente a ella.

—Que no. Ni de coña. Esconde eso. Necesito comer—soltó una carcajada corriendo hacia la puerta.

Taeyeon empezó a reír y la persiguió por las escaleras hasta llegar a la cocina mientras la risa de Tiffany retumbaba en todas las esquinas de su casa vacía.

Y llenaba hasta el último centímetro de su corazón vacío.

« ¿Qué coño hago con este vestido?».

Al día siguiente Tiffany estaba en su dormitorio contemplando su aspecto en un espejo de cuerpo entero.

Taeyeon no tenía ninguna gana de ir a la celebración; de hecho, odiaba las

Fiestas de cumpleaños que le organizaba su hermana todos los años.

« ¿Quién odia celebrar su cumpleaños?».

Tiffany frunció el ceño mientras se giraba a un lado y a otro tratando de decidir si iba demasiado elegante o si se quedaba corta.

El vestido era de un color borgoña precioso, pero, al ser de seda, le marcaba cada curva y, como solo le cubría hasta la mitad del muslo, dejaba al descubierto una parte considerable de las piernas.

Llevaba unos pantis de seda fina que se ajustaban a la parte superior del muslo por medio de un delicado encaje y que apenas abrigaban sus largas piernas.

El vestido solo tenía un tirante, por lo que el hombro derecho iba al descubierto.

Cuando Tayeon sacó el vestido del armario, a Tiffany casi le da un patatús al ver la etiqueta del precio, que aún estaba puesta.

¿Quién se compra un vestido que cuesta como una compra semestral en el súper?

Al ver aquella cantidad desorbitada le habían entrado ganas de guardarlo de nuevo en el armario, pero no lo había hecho porque no tenía nada que ponerse para una ocasión así.

Cogió unos zapatos a juego, con unos tacones de aguja tan altos que estaba

Segura de que sería igual de alta que muchos invitados.

Presa de los nervios, se atusó la clara melena que le caía por encima de un hombro.

Puede que dejárselo suelto no fuera la mejor idea del mundo, pero no tenía ni idea de cómo hacerse un recogido. Tener el pelo tan largo era una lata y, de hecho, ya se le había pasado por la cabeza más de una vez cortárselo muy corto.

Volvió a dirigir la mirada al espejo y se fijó en lo grandes que parecían sus ojos con maquillaje.

Casi nunca se maquillaba porque lo consideraba una pérdida de dinero y de tiempo y, además, ni siquiera tenía claro que le gustara cómo le quedaba.

¿La barra de labios de color rojo resultaba demasiado atrevido?

¡Mierda!

No tenía ni idea.

No frecuentaba fiestas ni celebraciones de ese estilo.

De hecho, hacía tantos años que no iba a una fiesta que ni recordaba cuándo había sido la última vez.

Seguramente, cuando sus padres aún estaban vivos.

Después del accidente su vida se había limitado a trabajar y a sobrevivir.

Echó los hombros hacia atrás para ponerse recta y se dijo a sí misma que no se sentiría intimidada.

Taeyeon le había pedido que fuera porque quería que ella estuviera ahí y no pensaba defraudarla.

Lo más fácil sería comportarse como una gallina y decirle a taeyeon que no podía ir porque no se encontraba bien, pero no podía hacerle algo así.

Taeyeon se había portado muy bien con ella; de hecho, le había salvado la vida.

Literalmente.

Dirigió una última mirada al espejo, cogió un bolsito negro que había sobre la cama y salió hacia la cocina. Se puso una mano sobre el vientre tratando de apaciguar las mariposas que parecían haberle invadido el estómago.

«Relájate, Tiffany. Tan solo es una fiesta de cumpleaños. No es nada del otro mundo».

Se detuvo a la entrada de la cocina al ver a taeyeon, que ya estaba lista para salir, aunque no parecía muy entusiasmada.

Se hallaba de pie delante de un armario y llevaba un vestido color crema.

Iba muy bien peinado, y sus aros iban a juego con su collar y pulsera.

Estaba para comérsela.

«Eso ya lo has hecho. Ayer, precisamente».

Tiffany se sonrojó y le entraron los calores del infierno al recordar lo que había ocurrido el día anterior.

Nunca se comportaba así.

¡Había sido tan descarada!

Pero es que ver a taeyeon en todo su esplendor y que se mostrara insegura, como si se sintiera atrapada, había sido demasiado para ella.

El instinto de protección y la osadía que le había suscitado el verla así la habían sorprendido hasta a ella.

¿Desde cuándo seducía a personas con ese arrojo?

En realidad era bastante mojigata, el tipo de mujer que jamás le entraría a una persona como taeyeon.

Sin embargo, verla tan insegura la había empujado a insinuarle lo buenísima que estaba, a proponerse como objetivo demostrarle lo tentadora que era en realidad.

Porque lo era.

Claro que tenía cicatrices en el pecho y en el vientre —algunas pequeñas, otras no tanto, todas de un color blanco que contrastaba con su piel oscura—, pero, madre de Dios, marcharse sin tocar aquel cuerpo habría sido superior a sus fuerzas.

Las cicatrices no le restaban atractivo ual.

Taeyeon era simplemente... soberbia.

— ¡Ah, estupendo! Ya estás aquí. Iba a...—al levantar la mirada y verla entrar en la cocina se detuvo a mitad de frase.

—Estoy lista —le informó tratando de parecer segura de sí misma.

A taeyeon se le fue oscureciendo la mirada a medida que recorría con los ojos el cuerpo de Tiffany, que empezó a sentirse abochornada cuando la coreana, apretando la mandíbula, continuó su exploración hacia las piernas desnudas.

—Eh..., estoy bien?

Mierda.

Seguro que la había cagado poniéndose ese vestido.

—Estás deslumbrante—repuso con voz queda cuando sus ojos alcanzaron por fin el rostro de Tiffany—Pero dejas demasiada carne al descubierto. Y llevas el pelo suelto.

Tiffany ladeó la cabeza y preguntó boquiabierta:

— ¿Y eso es malo?

—No sé si quiero que otras personas te vean así—dio un paso al frente y se detuvo a pocos centímetros de ella. Dejó caer una mano sobre su hombro desnudo y lo acarició con deleite. Aquel roce sensual hizo estremecer a la rubia—Eres una tentación muy difícil de resistir.

Tiffany, que sin darse cuenta había estado aguantando la respiración, exhaló un suspiro de alivio al saber que taeyeon daba el visto bueno a su atuendo.

—Eres la única persona que piensa eso, tae. Deberías ir al oculista.

—Eres tan guapa que mirarte me hace daño—susurró rozándole la sien con los labios—Me he excitado en cuanto has entrado por la puerta.

«Madre mía, qué bien huele esta morena».

Tiffany la besó en la mejilla e inhaló su embriagador aroma.

Estiró los dedos sobre su pecho izquierdo y le apretó el pezón.

—Tiff, me vuelves loca—susurró taeyeon mientras atrapaba la mano aventurera y se la llevaba a los labios para darle un beso cálido y lento en la palma—Si empezamos así, no llegaremos a la fiesta. Aunque a mí me da igual...—rezongó.

—Es tu fiesta—respondió divertida ante su actitud—No puedes faltar.

—Bésame y te demostraré lo que puedo y lo que no puedo hacer—respondió

Provocándola mientras le rodeaba la cintura con un brazo.

Tiffany sentía su cálido aroma sobre la mejilla. Su boca estaba tan cerca, tan sumamente cerca que resistirse a esa tentación le pareció una tortura.

—Tu mamá no me lo perdonaría jamás. Vamos, cumpleañera.

Taeyeon empezó a hacer pucheros como una niña a la que le quitan su juguete favorito, si bien las palabras que salieron de su boca no tenían nada de infantil.

—Tienes que ponerte un abrigo—le advirtió con un tono protector y exigente.

—Tengo uno. Voy a por él. De todos modos, seguro que en casa de jessica hace calor—comentó en voz baja.

Se marchó a su dormitorio y regresó enseguida a la cocina con una chaqueta

Entallada en la mano. La pelinegra alargó el brazo para coger la americana. La extendió para ella y Tiffany metió los brazos en la prenda negra, apreciando el suave tacto del forro de seda. La morena dio media vuelta a Tiffany para abrocharle los botones.

Todos.

Entonces, frunció el ceño:

— ¿No pasarás frío?

—No. Así voy bien. Solo tengo que ir de casa al coche y del coche a la casa.

Seguramente, si no me lo hubieras recordado, ni siquiera habría cogido la chaqueta—suspiró mientras se sacaba la melena de la americana.

Le sorprendía que la emocionaran tanto todos esos pequeños gestos que tenía taeyeon con ella y que la hacían sentirse arropada. Hacía tanto tiempo que nadie se preocupaba por su bienestar que esas acciones cautivaban y emocionaban a la buscavidas que llevaba sola tanto tiempo.

—Sigue sin hacerme mucha gracia que muestres tanta carne—refunfuñó cogiendo el bolso de Tiffany y dirigiéndose a la puerta.

La rubia se mordió el labio inferior y varios escalofríos le recorrieron la espina dorsal. La voz tan y de taeyeon parecía reclamarla como si ella le perteneciera.

«Ni lo sueñes. No significa nada».

—El vestido no es tan y, como tú—repuso con una mueca, pero deseaba ser tan irresistible como le hacía sentir.

—Es demasiado y. Todas las personas de la fiesta estarán pensando lo mismo que yo—repuso con frustración y esperando a que Tiffany saliera de la casa para cerrar la puerta con llave.

La rubia llamó al ascensor y se giró hacia la morena:

— ¿El qué?

—Que quiero follarte—respondió con sinceridad mientras ponía su mano en la parte baja de su espalda.

A Tiffany se le cortó la respiración en el preciso momento en que sonó el timbre del ascensor y las puertas se abrieron ante ellas.

¿Se acostumbraría algún día a los comentarios tan directos de taeyeon?

Se había puesto colorada y le habían entrado los calores. De hecho, estaba ardiendo.

Prácticamente en llamas.

— ¡tae!

Se encogió de hombros y la siguió para entrar al ascensor.

—Es la verdad.

—Eres muy traviesa morena—le reprendió imitando a una maestra.

—Aún no has visto nada. Puedo ser mala. Muy muy mala—le susurró juguetona mientras colocaba una mano a cada lado de su cara y la atrapaba contra la pared del ascensor—Si me besas, intentaré portarme bien. De momento.

Tiffany levantó la mirada y vio aquellos ojos brillantes que parecían chocolate fundido.

¡Madre mía, le encantaba el chocolate!

Así que hizo lo que haría un auténtico amante del chocolate: besarla.

Entonces las puertas del ascensor se cerraron y quedaron atrapadas en el silencio de un pequeño mundo exclusivo para ellas.

׷կ

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
LlamaAmerica #1
Chapter 31: Ahhhh que hermoso por fin están cómodas la una con la otra!!! *-* <3
Gracias por traernos estos fix TaeNy *-* <3
Skyth06
#2
Chapter 31: Amé el capítulo!!!
LlamaAmerica #3
Chapter 24: Alguien más está encantado con este cap? *-* <3 <3
Skyth06
#4
Chapter 24: Son tan awwwwwwww *-*
LlamaAmerica #5
Chapter 23: Haaaaay es que me llenan de amor estas dos!!! Ya que se casen mejor *-* <3
mv007842 #6
Chapter 23: Tan lindas y calientes que ya formen su familia siiiiii Tae es muy dulce me gusta esa personalidad fria pero por dentro con un corazon de dulce
Skyth06
#7
Chapter 23: Love. Love
LlamaAmerica #8
Chapter 22: Haaaaay pobrecita mi Tae :(
Me encanta esta historia *-* <3
Skyth06
#9
Chapter 22: Encantador *-*.
mv007842 #10
Siiiiii bolviste que bien sige porfa me gusta esta historia es super linda continua porfa no desaparescas