Capítulo 01

4 AM

Vivimos dentro de una novela, uno se acostumbra a ver diversos tipos de tramas en television,  se ríe de ello o llora, e inconscientemente no se da cuenta que eso que vemos muchas veces refleja nuestra realidad; tal vez no en ese momento pero en un futuro no tan lejano sí.
Mi familia siempre se confirmó por mis abuelos, mi madre y yo, a pesar de que conocía parte de la historia y las razones por las que mi padre nos había abandonado antes de que yo naciera, no tenía interés de conocerle, ni cuando era pequeña y menos de adolescente.
Mi mundo era perfecto, el día a día en Bangkok constaba de ir a la escuela, ayudar en las tareas de la casa, salir con amigos, matar el tiempo viendo series o leyendo algún que otro libro. 
Sin embargo, no todos en la casa se sentían felices, mis abuelos que por más ancianos que fuesen, aún se tenían uno al otro, pero el vacío existencial recaía en mi madre. Comprendía que ella no es que fuera infeliz, era una mujer alegre, positiva y productiva, aunque en secreto anhelaba lo que todo ser humano: enamorarse.
Mi madre necesitaba un compañero de vida, alguien que la quiera realmente. Solía pensar en cuál sería su tipo de hombre ideal, tenía la loca y tonta idea de arreglar citas para ella, más no lo llevaba a la práctica porque entendía que no era yo quien debía elegir.
Duplique demasiado a Dios o al destino que pusiera a alguien honesto en su camino, hasta que un día se dió.
Una tarde al regresar de su jornada laboral, nos reunimos en la sala para pasar el rato y charlar, fue entonces ese el momento en el que me contó acerca de este hombre de nacionalidad Australiana, con el que coincidió un día en el que suplió en la recepción del hotel a una compañera que estaba enferma. Con tintes emotivos y una sonrisa pintada en el rostro, describía a detalle como es que él había logrado conquistarla, que poco a poco se inscrustó en su corazón y hacia apenas unos días se declararon como una pareja oficialmente después de haber estado saliendo en citas durante un poco más de siete meses.
Estaba sorprendida por lo rápido que había sucedido todo, más que nada por el hecho de que jamás me habló o siquiera hizo comentario sobre este hombre antes, resultaba extraño que siendo su hija no confiara como para hacerlo dicho antes; y eso no era todo, con total entusiasmo expreso el total deseo que ambos tenían por mudarse a vivir juntos y por ende, quería presentármelo.
Sin vacilar, me opuse de inmediato a la idea de mudarnos con un tipo desconocido, pero al contrario si acepté el conocerlo, pues estaba más que claro que tenía a mi madre encantada y no es que necesitara mi permiso para estar con alguien, pero era mi deber cuidar de ella. Sin duda alguna tenía que protegerla de los lobos.

Durante los últimos días antes del fin de semana, ella acordó lugar y horario para encontrarnos los tres y para cuando el sábado llegó, estaba insoportable. Los nervios se habían apoderado por completo de mi madre,lo que significaba que provocaba su mala onda, se ponía histérica y quería todo que saliera de forma impecable, mientras que yo prefería ser natural, mostrarme tal cual era y no fungir tanto lo de ser una niña santa, bien educada.
A medida que la noche se aproximaba, terminaba de arreglarme, después de un refrescante baño y dos horas acomodando mi cabello, lo más importante visualmente. 

—¡Lalisa, ¿Ya estás lista?! —gtitaba desde la puerta de entrada de la casa, esperando por mi.

—¡Ya voy mamá! —resppndi e inmediato bajé las escaleras, dirigiendo mis pasos directamente hacia donde se encontraba la mayor.

Ambas salimos de la casa y después de asegurar con llave, encaminamos al auto; nos montamos en el y partimos rumbo al restaurante japonés en dónde se llevaría a cabo la cena.
Mire el reloj en la pantalla de bloqueo de mi telefono, seguro llegaríamos bien puntuales.
En el transcurso del viaje decidí poner un poco de música para calmar las aguas y aparte no aburrirme, pues mi madre parecía estar volando en su mente, no hablaba y ni siquiera prestaba atención a lo que hacía. 
Más tarde al llegar al lugar, busque con la mirada al sujeto en cuestión cerca de la entrada, pero solo había un grupo de chicos, así que suponía que estaría dentro del establecimiento. Después de estacionar y descender del vehículo, nos dirigimos a paso ligero hacia el interior, alguien en la puerta pregunto si teníamos reservación y mamá respondió mencionando nuestros nombres, el empleado indico el número de mesa y mientras mis pies se movían automáticamente hacia la ubicación señalada, noté al hombre que se encontraba de espaldas aguardando paciente, sostenía un vaso con su fiestra en cuánto el mozo servía alguna bebida alcohólica en este, suponía.

Finalmente cuando estuvimos junto, mi madre con una voz temblorosa, posiblemente por los nervios del momento, lo saludo captando rápido la atención del tipo de cabellera rubia. Un minuto antes que volteara esbozando una gran sonrisa, pude darme cuenta del fino y caro traje que llevaba puesto, era un punto en contra, no me agradaba el tipo de gente que alardea su fortuna y este sujeto me hacía pensar en como podría haber endulzado a mi madre con su fortuna, regalos o quién sabe qué. Gracias a las novelas sabía mucho acerca de esa clase de hombres que solo buscaban una mujer para hacerla su esposa trofeo, llavero o adorno, por poner algunos sinónimos.
Él sonrió al instante en que puso sus ojos sobre ella y seguido giro un cuarto de grado para verme a mi, realice un gesto amable inclinando la cabeza y sin dar muchas cuentas extendí mi mano para saludarle; de reojo percibí la mirada desesperada de mi madre y el descontento del señor al caer en cuenta de que no le iba a hacer el camino fácil.
Nos ubicamos en los asientos del lado contrario de la mesa y él pregunto que deseábamos comer, ya lo imaginaba toda la noche intentando comprar mi confiqnza, pero lo cierto era que no tenía idea de que nada podría hacerme ceder. 
La velada transcurrió de forma agradable, aquel desconocido se mostró bastante confiado e interesado en conocer sobre mi persona y por supuesto no dejo pasar momento para restregarme en la cara las "supuestas" buenas intenciones que tenía para con mi madre. Eso sólo lo confirmaría el tiempo, ahora ni tenía certezas y me costaba creer lo super enamorado que podía estar, teniendo en cuenta el poco tiempo que ellos llevaban saliendo. Sin embargo, entendía que no le dieran importancia a mi opinión, después de todo su relación era de a dos; lo que incomodaba era el motivo por cual querían arrastrarme con ellos, estaba bien en Bangkok, no necesitaba cambiar de aire. 

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