Durante la tarde siguiente, Jessica contemplaba al grupo que se había reunido en el salón para la ceremonia de la boda entre Seohyun y Yoona. El padre de Seo, que todavía se estaba recuperando de un infarto, estaba sentado en una butaca. Kim Taeyeon, esposa de Tiffany, una de las hermanas de Yuri, estaba junto a las ventanas.

Cerca de él había un apuesto joven moreno con un tatuaje en el cuello. ¿Spike? Sí, ése era su nombre. Libby, el ama de llaves de Seo, estaba detrás de Spike sujetando la correa de un Golden retriever que llevaba una corona de flores alrededor del cuello.

Junto a la estufa, estaba el sacerdote con un libro de tapas de cuero. Flanqueándolo estaba Seohyun con su hermoso vestido y su mejor amiga, SunYe, además de la hermana de Yuri, Tiffany.

Al cruzarse la mirada con Seo, Jess la saludó con la mano. Hacía casi una década que la conocía. Allí estaba, sonriendo como una colegiala irradiando amor mientras esperaba impaciente.

Unos minutos más tarde, las puertas que daban al comedor se abrieron y apareció Yoona. Llevaba un sencillo vestido de raso blanco y sujetaba un pequeño ramo de rosas. Se la veía resplandeciente mientras se dirigía hacia Seo.

Jessica miró hacia atrás una vez más. Llevaba toda la mañana preparándose para ver a Yuri, segura de que no se perdería la boda de su hermana, a pesar de que no estuviera bien.

Justo cuando el sacerdote abría el libro que tenía entre las manos, percibió un movimiento a su derecha. Era Yuri con sus muletas. Se quedó en el rincón más alejado, apoyada contra la pared. Se había maquillado y llevaba el cabello trenzado desde el flequillo dejándola sin mechones ocultando su rostro, sus facciones quedaban al descubierto: sus altos pómulos, sus cejas, su nariz… Llevaba un pantalón negro negro de franela, con una de las costuras abiertas para que ajustara la escayola y una blusa blanca entallada al torso. Tenía la atención puesta en la ceremonia, lo que le permitía estudiarla sin que ella se diera cuenta. Pero enseguida se obligó a apartar la mirada.

Yuri se dio cuenta del momento en que Jessica apartó la vista de ella y se sintió aliviada. Había evitado mirarla, manteniendo los ojos fijos en su hermana, al menos hasta que el sacerdote se dirigió a Seohyun.

—¿Prometes amarla para siempre, honrarla y respetarla…?

Yuri ladeó la cabeza a la izquierda para poder ver mejor con el rabillo del ojo a Jessica. Llevaba un espectacular traje de chaqueta rojo que le sentaba a la perfección y que seguramente estaba hecho a medida.

Pero no era aquella ropa elegante lo que la hacía estar tan guapa. La amaba, pero después de lo que había hecho, eso era deshonrarla a ella y a su amiga fallecida.

—Lo prometo —respondió Seohyun. Las novias se besaron y se giraron hacia los presentes. Cuando los ojos de Yuri se encontraron con los de Yoona, se alegró de haber bajado. La saludó con una inclinación de la cabeza y sonrió, sujetando el peso de su cuerpo con las muletas. No quería quedarse para la recepción y pretendía irse antes de quedar atrapada hablando con la gente.

Mientras se dirigía hacia el hall, levantó la mirada hacia la escalera. Tres tramos, dos descansillos, unos cuarenta escalones. Le iba a llevar unos diez minutos llegar arriba.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó Spike. Había estado siguiéndola a cierta distancia Spike era un buen tipo, pensó Yuri. Era calmado y tranquilo, a pesar de que pareciera un peligroso criminal con todos aquellos tatuajes y piercings. Taeyeon y el eran socios de la empresa de hostelería White Caps e iban a servir la comida en la recepción en casa de Seohyun.

—Gracias, pero estoy bien.

Yuri se dirigió a la parte de atrás de la casa. Sería mejor utilizar la otra escalera para que nadie la viera. Al abrir la puerta batiente de la cocina, percibió un agradable aroma y se sorprendió al oír rugir su estómago. Dio un paso con las muletas y se detuvo al escuchar su nombre.

—Hola recién casada —respondió sonriendo y girándose hacia Yoona.

—Muchas gracias por bajar —dijo ella y la abrazo con tanta fuerza que apenas pudo respirar.

Incapaz de corresponder al abrazo, apoyó la cabeza en el hombro de su hermana. Yuri estaba sorprendida de lo mucho que había significado su presencia para ella.

—Gracias —susurró ella de nuevo.

—No me lo hubiera perdido por nada en el mundo.

Se oyeron risas y de pronto la puerta se abrió. La mejor amiga de SEohyun apareció, rodeando con su brazo a Jessica. La gran mujer de las finanzas de Wall Street estaba riendo.

—… así que Spike y Taeyeon se merecen un descanso, nosotras nos ocuparemos de los postres.

Ambas de detuvieron en seco. Yuri sintió un incontrolable deseo de pelearse con aquella mujer. Pero eso era una locura. Jessica era libre para dejarse abrazar por quien ella quisiera.

—Yuri, ¿conoces a Min Sun Ye? Es una de las mejores amigas de Seohyun.

 La mujer soltó a Jessica y extendió la mano.

—Comprenderá que no estreche su mano —dijo la morena sonriendo con los labios, pero no con la mirada.

SunYe asintió, manteniendo la mirada de Yuri mientras apartaba la mano. Jessica miró a una y a otra, como si estuviera calibrando la diferenci