Era una medianoche de invierno. Las pocas personas que circulaban en las calles de Seúl regresaban a sus casas. Mientras tanto, dos mujeres caminaban por las silenciosas calles en busca de un bar que les permitiera divertirse unas horas más.

“Olvídalo Ning, está todo cerrado.” Comentó Minjeong tratando de convencer a su mejor amiga de volver a su departamento. “Tendremos otra noche libre pronto, volvamos.”

“No seas así, la noche aún es joven.” Protestó la menor negada a rendirse. Era la primera vez en meses en la que coincidían con su día libre, por lo que quería terminar la noche a lo grande. “¿Cómo puede ser que todos los bares cierren temprano?” Preguntó frustrada, revisando su celular y siguiendo las indicaciones de su teléfono. 

“Es miércoles... ¿Te parece que alguien normal esté buscando salir un miércoles?” Respondió de manera irónica señalando la calle despejada en frente de ellas. Antes de que Ningning pudiera quejarse una vez más. Vieron a dos personas correr con prisa hacia un callejón al final de la calle. Las miradas de Ningning y Minjeong se cruzaron inmediatamente haciendo que está última abriera sus ojos en sorpresa. “Oh no, no de ninguna manera Ning Yizhuo. No sabemos que hay ahí.”

“¡Ese es el punto! Deberíamos investigar si van a una fiesta clandestina.” Contestó burlona la recién nombrada, tomando la mano de su amiga y corriendo en dirección al callejón. Minjeong simplemente suspiró derrotada, ya que la curiosidad de Ningning era una fuerza imparable.

Al entrar al callejón en silencio, lograron esconderse detrás de unos cubos de basura. Ambas observaron atentamente a esas dos figuras llegar a una puerta metálica custodiada por un hombre alto y fornido. Ningning prestó atención en las palabras que salían de la boca de los extraños.

«¿Contraseña?»

«6 - 7 - 6 - 8»

Seguido de eso, el guardia dejo pasar a las personas enfrente de él. Por lo poco que logró ver desde su escondite, de ese lugar salían luces y música fuerte. Era justamente lo que estaban buscando. Ningning le hizo señas a Minjeong para que se acercara a ella y planearon la manera de entrar. Esperaron unos prudentes diez minutos antes de acercarse al guardia. 

“Caras nuevas” Murmuró el guardia elevando una ceja al ver a las dos mujeres. Sin embargo, no le dio demasiada importancia y continúo. “¿Contraseña?”

“6768” Respondió confiada Ningning, tratando de esconder su propio nerviosismo y el de su amiga, quien empezaba a impacientarse. El guardia asintió dando el visto bueno, abriendo paso al establecimiento. 

Una vez adentro pudieron disipar todos sus nervios y relajarse un poco. Al observar su alrededor se encontraron con una barra improvisada, un DJ extremadamente borracho y una variedad de gente intoxicada bailando en una pista. Ambas dedujeron que no era un bar exclusivo, sino una fiesta clandestina dentro de un establecimiento abandonado.

“Fue buena idea venir.” Confesó la mayor palmeando el hombro de su mejor amiga, lo cual hizo sonreír a Ningning. Sabía cuanto necesitaba salir a dispersarse luego de la estresante carga laboral que había tenido las últimas semanas.

“Puedes agradecerme luego Min, pero mientras tanto, por qué no traes algo de la barra.” Sugirió con una sonrisa pícara, recibiendo un leve empujón como respuesta. “Yo también te quiero, ahora no te tardes.”

Minjeong simplemente resopló y se dirigió a la barra con rapidez. Ahí se encontró con un chico con el cabello platinado, quién atendía la barra. “Un negroni por favor.” Pidió observando la barra con detenimiento. Para ser algo simple había una variedad interesante de bebidas. Miró de reojo la pista, donde su mejor amiga ya había empezado a bailar.

“¿Eres