Cuenta una leyenda que todos nacemos con un hilo rojo invisible atado a la persona que amaremos por siempre. Sin importar el tiempo, el lugar o la circunstancia. El hilo se podra estirar, contraer o enrredar pero jamas romperse.

Bueno aquella historia vieja es cierta y puedo confirmarla, pues desde que era una niña tenía el don de poder ver el hilo rojo de otras personas y a quien estaba atada cada una de ellas, al igual que el mio.

En los inicios de mi adolescencia encontre a mi alma gemela y creí estupidamente que una vez unida a mi otra mitad esta nunca se iría gran "error", pues mi falta de interés en la relación hizo que ella se alejara de mi, y como si fuera obra del destino el don se fue junto con ella.

Lo único bueno que podía hacer era continuar con mi vida. Y así lo hice, funde una empresa, conseguí una hermosa novia con la cual me voy a casar dentro de cinco meses y casi todo parecía genial.

Digo casi, porque no tenía previsto la nueva aparición de ella en mi vida y la manera en que hizo ir mi mundo abajo.