Al contrario que en las películas, no fue de un día para otro.

Mi hermano pequeño y yo llevábamos un par de años acostumbrándonos a vivir en Estados Unidos, intentando llevar para adelante lo que quedaba de nuestra familia. No fue ni sería fácil, pero era mejor que rendirse.

No mentiré y diré que nunca pensé en tirar la toalla, pero ver a Sanghyun sonreír me daba fuerzas para seguir.

Todo comenzó con varias noticias aquí y allá. Casos aislados por todo el mundo pero que parecían estar conectados entre ellos. Personas que desarrollaban una agresividad extrema y que atacaban a los de su alrededor sin motivo alguno. Canibalismo decían unos, drogas opinaban otros.

La gente empezó a inquietarse, pero nadie quiso tomárselo realmente en serio. Al fin y al cabo estas cosas no pasaban de verdad, ¿no? Eran solo cosas de televisión.

Sin embargo no pasó mucho tiempo hasta que nos dimos cuenta de lo equivocados que estábamos.

Y aun así fue demasiado tarde.