—Es agradable. —Las manos de Shuhua estaban ocupadas secando los platos que su papá iba lavando. —Jaekyung. —Aclaró, acomodando la pila de platos dentro de un estante para luego comenzar a hacer lo mismo con los vasos. —Estás saliendo con ella ¿No? —Shuhua no quería irse con rodeos, estaba segura de que tanto ella como su padre tenían la confianza para poder hablar del tema con altura de miras.

—Hace un tiempo, si. —El señor Yeh no vio a su hija, continuó limpiando en silencio y meditando sus palabras. —Desde antes de ir a Taiwán, de hecho. —Shuhua dejó de lado todo lo que estaba haciendo imposibilitada de continuar gracias a la impresión que le había provocado la confesión de su padre. —¡¿Antes de Taiwán?! —El señor Yeh simplemente rió, encogió sus hombros y asintió. —No quería que se conocieran todavía, quería respetar los tiempos... no sé. —Y realmente no sabía. El padre de Shuhua estaba seguro de sus sentimientos sobre Jaekyung, la relación era seria y sabía que en algún momento tendría que presentarle a su hija pero siempre terminaba creando excusas para no hacerlo.

Shuhua estaba un poco confundida porque jamás había sido la típica hija celosa que se negaba a que su padre busque nueva pareja. Por el contrario, muchas veces le pidió a su padre que encontrara una novia porque siempre soñó con tener una mamá en casa. —Está bien. —Continuó con su trabajo, tanto Jaekyung como Miyeon se habían ido hace unos minutos por lo que solo eran ellos en casa. —Jamás pensé que las presentaría así. —Cerró la llave de agua y comenzó a ayudar a Shuhua para guardar los vasos que iban en el estante más alto.

—Perdón, prometo no volver a salir sin avisar. —La joven estaba genuinamente arrepentida, sabía que había actuado de forma irracional y como consecuencia de eso su padre había pasado un muy mal rato. —Realmente no quería estar sola y Miyeon es una buena amiga. —La labor estaba terminada y ahora padre e hija se veían en silencio a lo que luego el señor Yeh asintió.

—¿Por qué no fuiste al baile con Soojin? —Preguntó, antes de irse había dejado a su hija con un hermoso vestido y completamente emocionada de asistir al baile de bienvenida con su mejor amiga.

—Porque su novio finalmente si fue con ella, además no me sentía bien del estómago. —Se siguieron viendo en silencio, Shuhua tuvo ganas de ver a otro lado para no tener que analizar la expresión de su padre.

—¿Y lo de tu mano y el espejo? —Para su padre había sido aterrador llegar a la casa vacía y solo encontrarse con restos de vidrio y sangre en el suelo. Su imaginación le hizo pensar en los peores escenarios después de ver eso. —Fue un accidente. —Intentó convencerse a ella misma con sus propias palabras y hasta cierto punto creyó hacerlo, también su padre que le dio unas suaves palmadas en el hombro para luego salir de la cocina, no sin antes devolverse a verla por última vez. —Miyeon me cayó bien, se ve que te tiene mucho cariño. —Y con eso Shuhua pudo sonreír, Miyeon siempre la hacía sonreír.

.

.

.

—¿Miyeon? —En el momento en que Soyeon abrió la puerta de su casa jamás pensó ver a su mejor amiga del otro lado. Básicamente porque era un fin de semana y porque vivía en el otro lado de la ciudad. Miyeon entró a la casa sin siquiera esperar una invitación de la menor y se sentó en el sofá, tapando su rostro con una almohada para luego gritar contra el objeto con todas sus fuerzas.

Miyeon hacía eso solo cuando sentía dos cosas: Frustración o felicidad. En ese momento creía que era una combinación de ambas. —CreoquemegustaShuhua. —Contó aunque con los dientes apretados y con la almohada todavía contra su boca. Soyeon estuvo segura de lo que escuchó, pero creía que como mejor amiga se merecía una mejor confesión que esa. Sin mucho pensar decidió sentarse a su lado y quitar lentamente la almohada hasta ver el rostro de enrojecido de Miyeon.

—¿Qué dijiste? —Soyeon preguntó, una sonrisa divertida y provocativa se apoderó de su rostro pues no era algo habitual el ver a su amiga en esas condiciones. —Me escuchaste. —Miyeon continuaba no modulando lo suficiente y Soyeon negó, queriendo demostrar que si ella no repetía sus palabras entonces Soyeon no respondería ni opinaría al respecto.

—¿Tienes que ser tan irritante? —Se quejó Miyeon, aceptando la derrota. —Creo que me gusta Shuhua, en realidad no lo creo. Me gusta. —Repitió, sabía que luego de lo sucedido la noche anterior y con las reacciones que su cuerpo y su corazón tenían cada vez que se encontraba junto con la Taiwanesa no eran normales.

—¿Y cuál es el problema? —Ahora la voz de Soyeon no tenía ese jugueteo sino que era seria y suave, sabía que su mejor amiga había sufrido hace poco y que quizá el temor de sufrir algo similar la hacía dudar sobre sus sentimientos. Miyeon comenzó a jugar con sus dedos por sobre su regazo, la relajaba para hilar sus pensamientos. —Es una niña. —Miyeon levantó sus manos en el aire como demostrando pánico.

—No es una niña. —Le corrigió Soyeon de inmediato. —Es un poco menor que Yuqi así que no es una niña, además es muy madura para su edad y lo sabes. —Miyeon asintió a eso, sus ojos demostrando un poco de calma luego de la tormenta que había sido confesar por primera vez sus sentimientos. —Y todavía más importante, si fuera una niña jamás te hubieras fijado en ella. —Soyeon terminó por asegurarla, sabía que Shuhua era una buena persona y que desde que su mejor amiga y la Taiwanesa habían comenzado a pasar más tiempo juntas la mayor se veía bien, se veía feliz y si para continuar viéndola así tenía que defender a Shuhua entonces lo haría.

—¿Y qué hago? —Se volteó para poder ver a Soyeon de frente y estiró sus labios hasta mostrar un puchero. —Está obsesionada con Soojin y ella no hace nada, solo le hace daño y la desilusiona una y otra vez. —Su voz subió de tonalidad para hacerle saber a Soyeon que no soportaba la forma en que Soojin se aprovechaba de los sentimientos de Shuhua y luego hacía como si no tuviera idea de nada. Miyeon estaba segura de que Soojin sabía de los sentimientos de su mejor amiga pero decidía no hacer nada al respecto o al menos nada para evitar que su amiga dejara de sufrir.

Soyeon rascó su cuello, sabía sobre los sentimientos de Shuhua por Soojin gracias a quien ahora era su novia y suspiró frustrada. —Dale lo que Soojin no le puede dar. —El consejo no terminó de convencerla, creía que era algo que ya hacía al ser la fiel compañera de Shuhua. —Y debes ser un poco más atrevida. —Terminó de decir ahora ganando un poco más de atención de su mejor amiga. —Róbale un beso o invitala a una cita, algo que Seo Soojin jamás haría. —Lo primero le quedó dando vueltas, decir que no ha imaginado lo que se sentiría besar a Shuhua sería mentir. Cada noche su cabeza daba vueltas en Yeh Shuhua y gran parte de esos sueños eran sintiendo los labios de la menor.

—¿Crees que pueda hacer eso? —preguntó Miyeon, entusiasmada pero asustada de todo lo que implicaría aquello. Sabía que pese a todos sus sentimientos también tenía una amistad que conservar y no quería arruinarlo por lo que sentía. —Claro que puedes, además yo creo que Shuhua también está un poco confundida contigo. —Miyeon contestó con un "Mmm" para luego quedarse en silencio y reflexionar al respecto. Miyeon tendría que ser tonta como para no notar los pequeños detalles de Shuhua con ella. El como la menor siempre esperaba por ella después de clases, como buscaba su brazo o su mano según sus ánimos, como prefería quedarse a su lado hasta tarde en el mini supermercado o ahora el cómo la abrazaba cuando dormían juntas.

—Yo también lo creo. —Sonrió Miyeon, decidida a seguir parte de los consejos que su amiga le había dado.

.

.

.

Ya había pasado casi una semana desde el incidente del baile y así mismo desde que Miyeon decidió ser un poco más descarada cuando compartía con Shuhua y la menor lo notaba. Shuhua no estaba segura del motivo aunque lo intuía pero no estaba preparada para tener que sentarse y reflexionar sobre eso todavía.

—¿En serio te tienes que ir? —Los ojos de Miyeon tenían un brillo especial siempre que se conectaban con los de Shuhua y la anterior mencionada creía que eso era su debilidad. Mordió su labio inferior y asintió con el dolor de su alma. —Le prometí a papá que estaría ahí. —Shuhua se acercó a la mayor y abrazó su costado mientras Miyeon ordenaba cosas en el mostrador, o al menos lo intentaba pese a la distracción que era sentir a Shuhua tan cerca.

—Pero ya conoces a Jaekyung, yo estaba ahí. —Protestó Miyeon, quien rápidamente hizo una nota mental de intentar no ser así cada vez que Shuhua no podía hacer lo que ella quería. —Bueno pero ese día estaban todos alterados, quiere que salgamos a cenar y al parecer debo conocer a sus hijos. —Ante eso Miyeon arrugó la nariz, aceptando que tendría que dejar ir a Shuhua por el resto del fin de semana. —Pero puedo pedirle a papá que después de la cena me venga a dejar acá y podemos ver una película o algo así. —Miyeon ya se había volteado lo suficiente como para poder ver a Shuhua a los ojos y sonreír.

—¿No será problema? —El lado responsable de Miyeon siempre se anteponía pues sabía que seguramente la cena terminaría tarde y Shuhua podría estar cansada pero la menor negó, asegurándose que no había problema. —A papá le caes bien, además estoy segura de que mañana saldrá con Jaekyung y me dejará sola. Prefiero estar contigo. —Miyeon se asustó pensando que por la proximidad de ambas se podrían escuchar los fuertes y rápidos latidos de su corazón pero no podía evitarlo, era la reacción natural que le provocaba Shuhua y sus frases que sin mucho pensamiento la volvían loca.

—Te voy a estar esperando entonces. —Shuhua sonrió, besando la mejilla de Miyeon antes de salir de la tienda y caminar a casa.

Una vez en su casa preparó un pequeño bolso con su pijama y ropa limpia para el día siguiente. Para la cena decidió usar un sweater rosado, jeans ajustados y el cabello suelto. Por un momento pensó en usar algo de maquillaje pero sus ojos se fueron a la fotografía de ella y Miyeon, la foto que veía cada noche antes de dormir y se cuestionó si quería usar maquillaje para la cena o para cuando viera a Miyeon después. El pánico le hizo no hacer nada y salir justo a tiempo en que su padre llegó por ella.

—¿Estás nervioso? —Preguntó Shuhua mientras su padre conducía, el señor Yeh se encogió de hombros y fue suficiente para que su hija se diera cuenta de que efectivamente estaba nervioso. —Oye, me voy a portar bien. Además Jaekyung ya me conoce. —Le tranquilizó, sabiendo que su papá podía darle muchas vueltas a las cosas sin que fuese necesario.

Cuando entraron al restaurante Shuhua caminó atrás de su padre, sorprendida de que irían a una de las salas privadas pero asumió que era para que el ruido del local no interrumpiera la oportunidad de poder conocerse todos. Cuando entraron Jaekyung se acercó a besar la mejilla de su padre y abrazar a Shuhua "¿Quién hace mujeres tan altas?" se preguntó la Taiwanesa quien todavía no superaba la altura de la novia de su padre. —Te ves bien, Shuhua. Tu mano también se ve bien. —La menor sonrió, su mano todavía permanecía con vendas para evitar algún tipo de infección o que sus heridas se abrieran pero efectivamente se encontraban bastante bien.

La mujer corrió un poco su cuerpo, apuntando la mesa donde habían dos jóvenes conversando entre ellas. —Te presento a mis hijas Doyeon y Hyojung. —Un silencio absorbió la habitación mientras las sonrisas de las tres jóvenes comenzó a crecer poco a poco.

—¡No puede ser! —Gritó Hyojung, levantándose de su silla para atrapar a Shuhua en sus brazos quien había corrido dramáticamente hasta ella. Shuchen y Jaekyung se vieron confundidos por el repentino grito y posterior abrazo que sus hijas se daban. —¿Se conocen? —Preguntó Jaekyung a la mayor de sus hijas quien asintió todavía riendo.

—Lucy y Shuhua son compañeras y todas estamos en el club de teatro. —Explicó Doyeon a los sorprendidos adultos que tomaban asiento. Shuhua se sentó al lado de Lucy quien todavía la tenía abrazada. —Shuhua es mi mejor amiga de la escuela, ha estado un par de veces en la casa pero no habían tenido la oportunidad de conocerse. —Jaekyung asintió, recordando la mención de una nueva amiga. Por otro lado el señor Yeh se sintió un poco triste, primero Miyeon y ahora Hyojung. Su hija parecía estar viviendo muchos cambios con respecto a sus amistades y si no fuera por extrañas circunstancias, jamás se hubiera enterado.

Las conversaciones entre el grupo se hicieron más amenas y ruidosas (sobre todo por Lucy y Shuhua) —Son muy parecidas—. Susurró Jaekyung al oído de su novio, haciendo referencia a sus dos hijas que hablaban haciendo mucho ruido.

—¿Sabían que nos hicimos cercanas porque Lucy nos metió en detención el primer día de clases? —La menor de las tres golpeó a Shuhua con el codo y tuvo que soportar una lección de parte de su madre por eso, Shuchen por otro lado parecía no sorprendido ya que su hija era conocida por meterse en problemas de vez en cuando.

—Bueno pero ahora que las dos están en el club de teatro tienen mejores motivos para hacerse cercanas. —Asumió Jaekyung, esperando que su hija menor no fuera a continuar en los malos pasos.

—Shuhua aquí solo tiene ojos para Miyeon. —Interrumpió Doyeon, quien hace un tiempo había notado lo especiales que eran las interacciones entre las dos. Lucy levantó sus dos pulgares para hacerle saber al resto que estaba de acuerdo con eso. —Pero no importa, mi Shushu siempre será mía. —Reclamó Lucy, abrazando a la Taiwanesa mientras usaba un poco de aegyo para convencerla.

La noche continuó siendo bastante amena, las tres menores encontraron un punto en común en molestar a sus respectivos padres quienes al menos estaban felices de que las niñas no se odiaran. —Bueno, la verdad es que estamos muy felices de que se lleven bien. —Jaekyung tenía una voz genuina y agradecida. —Después de todo lo que hemos pasado, la mudanza y el cambio de escuela pensé que quizá no aprobarían nuestra relación. Pero ustedes son increíbles y solo quiero que sepan que no hubiera decidido presentarles a Shuchen si no estuviera segura de que es un hombre increíble. —Eso hizo sonreír a la hija del señor Yeh, sentía orgullo de que alguien hablara así de su padre. —Y Shuhua, estoy agradecida de ti por la forma en que me has recibido. Eres una niña brillante. —Shuhua asintió, no acostumbrada a ese tipo de cumplidos.

—Jaekyung y yo llevamos un tiempo juntos y no hubiéramos hecho algo así. —El señor Yeh movió sus manos para indicar al grupo reunido alrededor de una mesa. —Si no estuviéramos seguros de que queremos algo serio, el saber que se llevan bien y que se tienen cariño nos alivia el corazón. —Ambos se vieron con complicidad, tomándose de la mano frente a sus hijas. —Shuchen y yo somos responsables y por eso queríamos que estén todas juntas e informarles que estamos comprometidos, nos vamos a casar. —Las tres se quedaron en silencio.

La noticia parecía irreal, quizá apresurada para Shuhua quien apenas se había enterado de la existencia de Jaekyung hace una semana. Las dos hermanas parecían no tan sorprendidas, sabían de la relación de su madre hace un tiempo, Shuhua vio a Lucy esperando ver alguna reacción pero no logró ver nada. Se estiró un poco para intentar ver a Doyeon quien simplemente veía a su madre fijamente hasta que se puso de pie, las dos menores le vieron asustadas esperando que dijera algo pero simplemente salió del lugar sin decir nada. Lucy le siguió corriendo, Jaekyung fue después y finalmente quedaron en el lugar Shuhua y su padre.

—¿Qué fue eso? —Preguntó, todavía en shock por la noticia y por la reacción de sus amigas. Su padre suspiró viendo a su hija con una sonrisa que no se reflejaba en sus ojos. —Doyeon es un poco complicada. —Fue lo único que dijo su padre y Shuhua no estaba convencida de la respuesta. Claramente ella era más cercana a la menor de las hermanas pero también sabía que Doyeon era alegre, amorosa y fácil de llevar. Complicada sería la última palabra que Shuhua usaría para describirla. —Digamos que no tomó muy bien el divorcio de sus padres. —La menor decidió no preguntar más y tomar la mano de su padre con una sonrisa suave y tranquilizadora.

—Me alegro por ustedes. —Quería que su padre se sintiera mejor y que toda la escena de hace unos minutos no le afectara. —Estoy sorprendida pero si eres feliz con ella entonces por mi está bien. —Shuchen por fin sonrió de forma genuina, finalmente la aprobación de su hija era la que más le importaba. —No me importa la persona con la que estés, lo único que quiero es que esa persona te haga sentir bien y que te entregue lo que mereces. —Terminó de decir, esperando que supiera la sinceridad de sus palabras.

—¿Sabes? A veces me pregunto de dónde sacaste tanto amor, Shuhua. —El señor Yeh tomó la mano de su hija y la besó, orgulloso de la mujer en que se convertía. —El día en que decidas amar a alguien jamás dudaré de tus sentimientos porque tu solo le puedes ver el bien a las personas. —Le aseguró su padre.

Luego del momento padre e hija que había llenado de felicidad a ambos, Shuchen recibió una llamada de Jaekyung informando que estaba todo bien pero que irían de camino a casa. Los Yeh decidieron hacer lo mismo, Shuhua dudó si estaba bien ir a casa de Miyeon y dejar solo a su padre después de todo pero él le aseguró de que estaba bien y que seguramente al día siguiente las cosas estarían más tranquilas entre la familia Kim.

Shuhua se acomodó en la cama de Miyeon, esperando a que la mayor termine su rutina de noche para luego recostarse a su lado y comenzar a buscar alguna película para ver. —Todavía no me creo que Lucy y Doyeon serán tus hermanas. —Shuhua abrió los ojos, dándose cuenta recién de la magnitud de la noticia.

—Es una locura. —Suspiró, acomodando su rostro cerca del hombro de Miyeon. Estaba cansada y el aroma de la mayor la relajaba el doble.

—¿Estás segura de que quieres ver una película? —Miyeon había notado que la pelinegra estaba quedándose dormida y la sonrisa que sintió contra su piel no hizo más que delatarla. —Tengo un poco de sueño. —Aceptó Shuhua y Miyeon no pensó dos veces antes de apagar la televisión y el resto de luces.

Shuhua se abrazó de Miyeon, recostando su cabeza ahora un poco más cerca de su pecho. Había silencio y nada más (o al menos eso creía la mayor) —Tu corazón late muy fuerte. —Comentó Shuhua, quien ya memorizaba el ritmo en que retumbaba el pecho ajeno contra su oreja.

—La noche es silenciosa. —Se excusó Miyeon, totalmente negada a aceptar que Shuhua era quien hacía que su corazón funcionara de forma irregular.

—Mi corazón igual late fuerte. —Suspiró Shuhua, quien una vez más decía cosas que dejaban a Miyeon estupefacta. Comenzó a preguntarse seriamente si la Taiwanesa era capaz de medir sus palabras y el impacto que podrían tener.

—La noche es silenciosa. —Repitió Miyeon, mordiendo su labio para no sonreír e intentando no hacerse ilusiones por las palabras ajenas.

—No tanto. —Respondió Shuhua.

—¿Qué significa eso? —La pregunta salió de la boca de Miyeon instantáneamente.

—Si hubiera mucho ruido creo que igual podría escuchar tu corazón y que tu podrías escuchar el mío. —Los dedos de Miyeon encontraron hogar en el cabello de Shuhua, el cual comenzó a acariciar lentamente. —Quizá deberíamos ir a un cardiólogo. —Respondió Miyeon, incapaz de seguir torturándose con frases profundas que no hacían más que confundirla. Shuhua rió, asintiendo sin dejar de abrazar a Miyeon.

Cuando la menor se quedó dormida por fin Miyeon pudo cerrar los ojos y escuchar los latidos del corazón de Shuhua, pero eso le hizo fue incapaz de escuchar los propios y fue ahí que notó que la menor tenía su mano puesta sobre su propio pecho. Así Shuhua había notado que su corazón también latía fuerte.

—La noche no es tan silenciosa. —Suspiró Miyeon, aceptando que la chica sobre su pecho tenía razón. Cuando te centras tanto en tus propios sentimientos te vuelves incapaz de notar los ajenos, y en ese momento Miyeon aceptó que efectivamente el corazón de Shuhua también latía fuerte, y quizá (aunque la llamen esperanza muerta) quizá Shuhua sentía algo similar por ella.

Y así las dos se durmieron con una sonrisa en el rostro y la noche se llenó de los ruidos de dos corazones alocados.

.

N/A: Me estoy demorando un poquito en actualizar, me cuesta centrar mis ideas y encontrar el tiempo de juntarlas TT igualmente tengo el próximo capítulo casi listo así que seguramente llegará pronto. Gracias por todos los comentarios, realmente me hacen muy feliz.