Allí al borde de la piscina de la escuela. Solitario en un día oscuro que parecía aboca a una tragedia, se hallaba al borde de esta Naoki Shimomura con lo que aparentaba ser el cuerpo inerte de la pequeña Manami. el miedo se apoderaba de gran parte de su ser ante la idea de que podía ir a la carcel por culpa de Watanabe.

-¡Mierda! - gritó desesperado - esto no puede estar pasando...

-Ahhh...-se escuchó un gemido de la niña quien empezó a abrir los ojos lentamente, pero aun inconsciente. La miro con cierto alivio en medio de su sorpresa, que fue tal que hizo que ambos cayesen a la piscina. durante unos segundos ambos estuvieron sumergidos y en medio de la confusión Naoki pensó que se iba a morir. por fortuna la piscina era poco profunda y pudo coger a Manami entre sus brazos, quien apenas estaba consciente. con algo de esfuerzo cosiguió salir de la piscina.

-Ufff... menos mal - pronunció entre suspiros mientras se acercaba a Mana, a quien le hizo los primeros auxilios del mismo modo en el que lo había visto en las peliculas.Al poco recobró el sentido y abrió los ojos haciendo que Naoki retrocediera asustado.

-Conejito...conejito - decía sin sentido mientras se revolvía. Naoki se asustó y fue corriendo hacía la casa donde había tirado el estuche de su desgracia. lo hizo sorprendentemente rapido, aunque los ladridos del perro le apremniaron a ello, pero despues de dos tropiezos consiguió llegar hasta ella.

-¡Toma aquí tienes! - le dijo con una sonrisa nerviosa abriendo el estuche y recibiendo un calambrazo. que suponía que se merecía.

-Caramelos

-¡Si caramelos! - gritó aliviado mientras los vaciaba en las manos de la niña. A Manami no debió de importarle lo que acababa de suceder pues que se puso a engullirlos sin reparo alguno, para luego terminar sonriendo como la niña inocente que era. Naoki suspiro de alivió al ver de lo que se habia librado.