6. Cocineras

Besala tu Por mi
 

boa, la madre de taeyeon, era la encargada de preparar la cena esa noche. Eran tantas personas compartiendo casa que los mayores decidieron establecer turnos para preparar las comidas. Isabel había confeccionado un calendario que ahora estaba atrapado con un imán en la puerta de la nevera.

—¿Cuándo es mi turno? —jessica se acercó a boa para inspeccionar la olla en la que estaba trabajando. Olía estupendamente bien. En su camino cogió unas cerezas y se las llevó distraídamente a la boca.

—Ahora mismo no lo recuerdo, tienes el calendario en la nevera.

En principio, inspeccionó el papel de buen humor. Le hacía gracia la idea de los turnos, que siempre hubiera gente diferente en la cocina. Les daría la oportunidad de probar diferentes recetas e interpretaciones culinarias. Pero al leer su nombre en el papel, su gesto mutó de golpe.

—¿Con taeyeon? ¿Me ha tocado con ella? —preguntó, anonadada.

—Sí, cariño. ¿Tienes algún problema con ello? —la voz de boa tenía un tono amable pero peligroso.

—No, es solo que veo que los demás cocinan solos. ¿Por qué nosotras vamos juntas?

—Porque no tenemos ni idea de cómo cocináis y no me fío yo mucho de tu cocina vegetariana —dijo Isabel. Su madre acababa de llegar a la cocina y parecía muy divertida con la sorpresa de su hija.

jessica prefirió no protestar. Aunque aborreciera la arena, el paseo por la playa había conseguido calmarla y quería que las aguas permanecieran mansas. La idea de cocinar con taeyeon no le hacía gracia, pero podría sobrevivir a ello sin mayores problemas. Otro tema muy diferente era el de su hermana.

—¿Y kristal no cocina? —preguntó al constatar que su nombre no estaba en la lista.

—¿De veras quieres que tu hermana cocine? —bromeó Isabel.

boa sonrió.

—No, supongo que no.

Las dos mujeres se echaron a reír como si la idea les hiciera mucha gracia. jessica, en cambio, se mantuvo en silencio. Si bien comprendía que mantuvieran a su hermana lejos de los fogones (lo único que sabía hacer kristal eran sándwiches), seguía pensando que a veces su madre la mimaba demasiado. A su edad ella ya se hacía sus propios almuerzos porque sus padres no podían regresar a casa del trabajo para preparárselos.

—De todos modos, no le vendría mal aprender a cocinar —apreció jessica, fingiendo sentirse muy preocupada por la educación de su hermana.

—Pero, cariño, acabaríamos con una intoxicación —bromeó Isabel, apretando con cariño el hombro de su amiga.

—O peor —añadió boa—. A lo mejor acabábamos en el hospital.

En ese momento taeyeon entró en la cocina. jessica se fijó en que tenía las mejillas sonrojadas por el sol y su piel había adquirido muy buen color. El pelo, ligeramente mojado de la ducha, le caía por los hombros, dándole un aspecto más natural y despreocupado. Pensó que pocas veces la había visto tan guapa. La prefería así, no tan maquillada y arreglada como solía ir.

—¿Qué hay de cena? Estoy hambrienta —dijo su excompañera con una sonrisa.

—Un poco de paciencia, que todavía queda un rato —suplicó boa, removiendo un poco los macarrones que flotaban en la olla—. ¿Te ha sentado bien la ducha? Pareces otra. Tiene otra cara, ¿verdad, Isabel? ¿Tú no la ves más relajada?

—Estás fantástica, cariño —convino Isabel, acariciando el brazo de taeyeon —. A ver si consigues que la zoquete de mi hija salga de su ratonera y se ponga un poco al sol, que como siga así va a parecer un vampiro —dijo, mirando a su hija mayor con desaprobación.

jessica puso los ojos en blanco. Su madre no perdía ocasión de dejarla en ridículo. ¿Y qué si estaba pálida? Algunas personas lo consideraban sano. En algunas culturas seguía siendo sinónimo de riqueza y poder, como lo era antaño.

—Pues hoy ha bajado a la playa — dijo de pronto taeyeon—. ¿A que sí?

Al ver la cara de sorpresa de jessica, taeyeon le guiñó un ojo para que le siguiera la corriente. ¿Cómo sabía ella que había estado en la playa? ¿La había visto? Y entonces, ¿por qué no se había acercado?

—He ido a dar un paseo, sí.

—Ah, bien, bien. A lo mejor un día de estos te animas y vienes con nosotros, ¿no? —propuso boa, confiada en que así sería.

—A lo mejor. Ya veremos.

—Bueno, la cena estará lista en unos minutos. Id llamando a los demás para que se vayan sentando. Odio la comida fría—aseguró boa—. taeyeon, jessica, ¿os importaría poner la mesa? Los platos ya están ahí. —Señaló la isla de la cocina en donde estaban apilados los platos.

Se miraron unos segundos, y taeyeon sonrió, como si le hiciera gracia que les tocara hacer todo a pares. jessica se limitó a preguntar si debían poner la mesa fuera o dentro, pues hacía una noche tan placentera que invitaba a cenar bajo las estrellas.

—Fuera —opinó taeyeon, sin dar pie a que las mayores hablaran—. ¿No te parece? Hace una noche estupenda.

Asintió y se dirigieron hacia el jardín con los platos, los cubiertos y el mantel. Permanecieron en silencio mientras los estaban colocando. jessica no tenía muy claro qué decir. Le resultaba extraño estar a solas con taeyeon. Su presencia solía despertar un cúmulo de emociones en su interior. Se sentía turbada, tímida y un poco enfadada. Pero también agradecida, curiosa y ligeramente ansiosa. ¿Cómo era posible que todo esto conviviera en su interior?

—Te vi antes, en la playa —dijo de repente taeyeon mientras se aseguraba de que el mantel estuviera bien estirado —. Estabas caminando por la orilla.

—Eso pensé, que me habías visto.

—No quise acercarme porque parecías… —taeyeon se detuvo, como si intentara encontrar las palabras—. Un poco enfadada, supongo. Aunque no te culpo.

—Mi madre puede llegar a ser un poco brusca. —jessica se encogió de hombros—. Estoy acostumbrada, pero a veces se me hace cuesta arriba.

—Lo comprendo perfectamente.

¿Lo comprendía? jessica arqueó las cejas, sorprendida. Esta taeyeon cariñosa y empática no se parecía en nada a la adolescente malcriada que había conocido. Pero aun así, prefería ser cauta y mantenerse un poco distante. Era parte de su naturaleza.

—Sí, supongo que todas las madres son así a veces. Aunque estoy segura de que la mía se lleva la palma —bromeó.

taeyeon pareció apreciar su sentido del humor porque también sonrió mientras ambas seguían colocando la mesa. Los platos ya estaban puestos, ahora solo faltaban los cubiertos, y le pareció que este momento en soledad con taeyeon era el mejor de todos para mostrar un poco de interés.

—¿Y tú qué tal? —preguntó—. Tu madre nos contó que estabas pasando una mala etapa.

—Sí… —taeyeon suspiró—.

Rupturas sentimentales. Ya sabes cómo va eso.

—Y que lo digas…

—Pero, si no te importa, prefiero no hablar demasiado de ello. He dejado ese tema atrás, en Barcelona, y me gustaría que se quedara allí, al menos mientras estoy de vacaciones.

—Claro, sin problema. No volveré a mencionarlo —le aseguró, un poco dolida.

Era la primera vez que mostraba interés en la vida de taeyeon kim y todo lo que obtenía era «un gracias, pero no, gracias». Pero la culpa era suya, por ser amable. ¿Quién le mandaba meterse donde no la llamaban? Para ser franca, ni siquiera le importaba la ruptura de taeyeon ni tampoco deseaba saber los detalles. Si se lo había preguntado era solo para llenar aquel incómodo silencio que las rodeaba cada vez que pasaban más de un minuto a solas.

taeyeon parecía estar a punto de decir algo, pero su respuesta quedó interrumpida por la llegada de Jake y Ricardo. Los padres iban discutiendo sobre planes de pensiones y enseguida aparecieron boa e Isabel con una gran fuente de macarrones.

—¡La cena! —anunció Isabel con alegría.

Se sentaron todos a comer en la gran mesa del patio, que albergaba espacio para todos. A jessica ya no le sorprendió que le tocara justo al lado de taeyeon, estaba empezando a pensar que así serían sus vacaciones. Cuanta más distancia se empeñaba en poner, menos lo conseguía gracias a la insistencia de su madre. «Las jóvenes, juntas», había dicho, en tono imperativo. Se fijó en que había una silla vacía.

—¿Y kristal? ¿No cena?

—Ha salido con unos amigos — informó Isabel.

Esta frase empezaba a sonarle demasiado familiar. jessica puso los ojos en blanco, aunque ella también deseó poder estar de cena con sus amigos y no allí, rodeada de sus padres y de taeyeon.

La cena fue, en cualquier caso, bastante animada. jessica no participó mucho en la conversación, pero cuando los mayores amenizaron la velada contando anécdotas de sus respectivas hijas empezó a sentirse muy incómoda.

—¿Recuerdas aquel día en el que metiste una canasta en la cancha del equipo rival? —rememoró Jake. Sonreía. Parecía encantado con la anécdota.

—Papá, esa historia otra vez no — rogó jessica.

—Pero si fue muy divertido, hija. Fue al final del partido, en el último segundo. Le dio el campeonato al equipo rival.

—Y en el colegio me odiaron para siempre por ello —bufó jessica.

—¿Fuiste tú? —se sorprendió taeyeon —. Había escuchado esa historia, pero no sabía que habías sido tú.

jessica se ruborizó y posó la mirada en su plato. Ya eran varias las veces que se había sentido humillada delante de taeyeon kim en esa jornada. Y empezaba a sospechar que iban a ser muchas más. Podía olvidarse para siempre de intentar proyectar ante ella una imagen de mujer sofisticada y cosmopolita. Ahora las anécdotas sobre sus presuntos encuentros con Almodóvar y Bardem le parecieron ridículas.

—Vamos, no te pongas así —intentó animarla Jake—. Es una de esas cosas que deberías recordar con una sonrisa. Y sin embargo, no lo hacía. No lo hacía por el simple hecho de que su vida fue un pequeño infierno a partir de entonces. jessica recordaba con claridad el enfado de sus compañeras de equipo y también las miradas de muchos de sus compañeros de clase, entre la burla y la compasión. Odiaba recordar aquel horrible momento. Ni siquiera ahora podía explicar qué le había pasado para correr en dirección contraria y encestar en el campo del equipo del rival. Quizá los nervios por conseguir el campeonato. O a saber qué. Era una de esas cosas inexplicables.

—¿Qué os parece si mañana vamos a otra playa? —Para su alivio, Ricardo cambió de tema—. Podíamos hacer un picnic.

—Es una buena idea —convino boa, su mujer—. ¿Os animáis? — dijo, dirigiéndose a las más jóvenes.

taeyeon y ella intercambiaron una mirada dubitativa. Fue taeyeon la que respondió:

—Yo depende de la hora a la que me levante. Me gustaría dormir un poco mañana. Pero a lo mejor me acerco luego.

—Yo pretendía pediros el coche para ir hasta Huelva. He quedado allí con una amiga —les informó jessica.

—¿Qué amiga? —quiso saber Isabel.

—sunny, del colegio.

—¿Sigues en contacto con ella?

—Sí, solemos quedar cuando vengo. —¿Y por qué no te llevas a taeyeon contigo? —propuso boa con una sonrisa—. Será divertido, ¿no? Como una antigua reunión escolar.

jessica sintió verdadero pánico ante la propuesta.

sunny no. sunny era demasiado extraña para taeyeon. Se trataba de una bellísima persona, pero en la época del instituto ya había sido una bala perdida y con los años sus rarezas se habían acrecentado. Además, odiaba a taeyeon con toda su alma. Su grupo de amigas no habían sido demasiado amables con

sunny durante la adolescencia y si se presentaba en Huelva con ella, temía que le retirara el saludo. jessica miró a taeyeon de modo suplicante, como pidiéndole que entendiera hasta qué punto era mala idea.

No lo entendió.

—Claro, será divertido —convino taeyeon—. Podemos ir en mi coche.

Sí, divertidísimo. No puedo esperar. jessica quiso que el suelo se abriera en dos y la tragara allí mismo. ¿Cómo podía decirle que no iba a ser para nada divertido?

—¿Te parece bien?

Miró a taeyeon de nuevo y le sorprendió ver que la idea parecía entusiasmarla. Y al hacerlo se quedó sin argumentos, completamente desarmada. No encontró ninguna excusa ni tampoco la manera de decirle que quizá no era bienvenida. ¿Es que no te acuerdas de sunny? Quiso gritarle con todas sus fuerzas. No pegáis, sois dos polos opuestos. Te aniquilará con la mirada tan pronto te vea. Y yo estaré en medio y no sabré qué decir. ¿Es que no ves lo incómodo que puede llegar a ser?

—¿jessi?

—¿Mmm-hum?

—Digo que si te parece bien que vayamos en mi coche —insistió taeyeon.

jessica notó que todos estaban expectantes, esperando su respuesta.

—Sí, me parece bien —rumió por lo bajo, hundida en su propia miseria.

 

Entonces se introdujo el último tenedor de macarrones en la boca y cambió de opinión. No deseaba que la tierra se abriera en dos. Era mejor que se atragantara con los macarrones y cayera fulminada allí mismo. Para su desgracia, no pasó ni lo uno ni lo otro. Tan solo tragó los macarrones y se quedó mirando el plato vacío, preguntándose cómo podía ser que estuviera metida en aquel lío.

 

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Comments

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ashleyurdiales24 #1
Chapter 23: Una historia muy buena, me sentí a gusto leyendola jaja me gustó mucho, gracias por compartirla y adaptarla al taengsic<3