15. Un faro en común

Besala tu Por mi
 

taeyeon preparó un bocadillo de atún y lo dejó sobre la encimera de la cocina mientras buscaba un refrigerio. No le apetecía almorzar con los demás y había planeado un día a solas. Desde que jessica le había contado que se marchaba, sentía una desazón muy desagradable pesando sobre sus hombros. La noticia le había sentado como un jarro de agua fría y no sabía cómo gestionar aquellos sentimientos.

Habían decidido no hacer nada después del beso, dejar las cosas como estaban y aunque en principio se lo agradecía, ahora se sentía vacía y abatida.

¿Qué diablos me pasa? ¿A qué venía esa decepción?

Después de todo, ¿Qué podía hacer con jessica? El beso había estado bien, a pesar de la extrañeza del momento. A taeyeon le había parecido tierno, suave, muy diferente a otros que había dado en el pasado. Pero no era cuestión de exagerar. Tenía que haber algo más, algo que las empujase a dar un segundo y un tercero, y no era el caso. ¿O sí lo era? ¿Quería besar de nuevo a jessica? Estaba tan desconcertada que no advirtió que su padre se acercó por detrás. Acababa de aparecer en la cocina.

—Buenos días, cariño. ¿Te vas? — preguntó al verla preparando la comida.

—Buenos días, papá. Sí. Me voy. Estaba preparándome algo para almorzar.

—¿Vas sola?

Se apoyó en la encima y suspiró.

—Sí —dijo. No sabía el motivo, pero de pronto sintió unas irrefrenables ganas de echarse a llorar. Estaba demasiado emocional, seguramente la ruptura con Baek le estaba pasando factura ahora. Se había pasado demasiado tiempo conteniendo sus sentimientos, asegurándose en silencio que se encontraba bien, que era fuerte, que podía con todo y la nueva situación con jessica… en fin, taeyeon se sentía a punto de tocar fondo.

—¿Te encuentras bien, hija? —le preguntó Ricardo, advirtiendo su gesto contrariado.

¿Debería contarle algo así a su padre? Decirle que había besado a jessica y que tal vez, solo tal vez, le apeteciera volver a hacerlo, sin saber muy bien por qué.

Le miró un instante, barajando esta posibilidad. Su padre era una persona comprensiva, tranquila, podía hablar con él de lo que fuera, sin rodeos, pero sintió que no era el momento. ¿Cómo podía serlo? Si ni siquiera ella podía articular un discurso sobre lo que le ocurría.

—No sé cómo estoy, papá.

Ricardo sonrió con ternura a su hija. —¿Sabes una cosa? Eres una mujer estupenda, taeyeon, hagas lo que hagas con tu vida —le dijo entonces, acercándose a ella—. Tu madre se preocupa en exceso por todo, ya la conoces, pero te quiere… Te queremos.

Aquellas palabras golpearon

definitivamente a taeyeon, que no pudo evitar que una lágrima empezase a rodar por su mejilla. Se abrazó rápidamente a su padre para ocultarle que estaba llorando y la desazón fue cesando paulatinamente. Suspiró hondo, antes de recibir un beso en la frente de su padre y salir en dirección a su coche.

Le temblaban un poco las manos al volante, pero no importaba porque en unos minutos estaría sentada en uno de sus lugares favoritos, contemplando las gaviotas y también a los pescadores, sin que nadie le hiciese preguntas imposibles, sin que nada la perturbase en absoluto.

Corría una brisa muy ligera cuando llegó al faro y sonrió de placer mientras caminaba por el dique. A taeyeon le encantaba aquel lugar. Solía ir de adolescente, cuando necesitaba esconderse del mundo durante unas horas o simplemente meditar sobre algo que le hubiera ocurrido. En esos momentos siempre encontraba paz y esperaba volver a hallarla ahora en el sonido del mar batiendo contra las rocas del dique.

taeyeon sabía que ya no tenía nada que ver con la mujer que llegó en su coche a Huelva. Ya no estaba asustada ni pálida. Los recuerdos incesantes de Baek se habían evaporado y solo pensaba en él en ocasiones muy contadas. Se sentía feliz y renovada y sin embargo, aquel maldito beso, aquella sorprendente conexión con jessica, la había tambaleado por completo.

Se colocó un sombrero de paja y se recostó contra una roca, dejando que el sonido del agua la adormeciera. Llevaba algunos días durmiendo poco y mal, y su cuerpo necesitaba una tregua. La suave brisa y el sonido del mar consiguieron adormecerla durante unos minutos. Lo único que se escuchaba eran las gaviotas y las voces de un par de pescadores que, armándose de paciencia, esperaban que alguno picara.

Pensó, sumida en una especie de duermevela, qué estaría haciendo jessica en ese momento. No la había visto desde el día anterior y tal vez había decidido quedar con su amiga hyuna o pasar el día zambulléndose en la piscina. No lo sabía, pero su mente viajaba una y otra vez a la idea de jessica. Qué haría, dónde estaría, con quién, ¿sentiría la misma zozobra que ella? ¿Qué era taeyeon para jessica? ¿Una amiga? ¿Una exenemiga? ¿Tan solo una conocida con la que había enterrado el hacha de guerra? La respuesta solo la sabía la propia jessica, pero estaba tan concentrada pensando en ello que cuando escuchó su voz le pareció que lo había imaginado. Abrió los ojos, un poco adormecida, y entonces la vio allí, de pie, creando una sombra con su silueta que se proyectaba sobre su cuerpo. Le estaba sonriendo.

—Buenos días. ¿Huyendo de la familia? —le dijo.

taeyeon abrió con sorpresa sus enormes ojos y se incorporó un poco para cerciorarse de que no estaba soñando.

—¡Eres tú!

—Sí, aquí estamos. —jessica se arrodilló a su lado, tenía una mochila a sus espaldas que posiblemente contenía también su almuerzo. —¿Has tenido la misma idea que yo?

—Ajá. Necesitaba respirar. Las cosas están un poco tensas en esa casa…

—Y que lo digas. Tengo hasta miedo de encontrarme con mi madre.

Ambas se miraron un instante y taeyeon supo que ella también estaba recordando el momento del beso. Algo en la mirada de jessica le dejaba claro que ella tampoco lo había olvidado. Además, los ojos de jessi se escaparon entonces a sus labios y los observó muy fijamente. Estaban lo suficientemente cerca como para…

No, para, bloquea ese pensamiento, se ordenó mentalmente taeyeon, desviando la mirada hacia un barco pesquero que pasaba cerca del faro.

—¿A ti también te gusta este lugar? —le preguntó jessica, llenando el incómodo silencio. Se había sentado con las piernas cruzadas en los tobillos y ella también contemplaba ahora el pesquero.

—Me encanta. Solía venir aquí, de pequeña, cuando estábamos en el colegio.

—¿Ah, sí? Yo también. Es raro que no coincidiéramos.

—Sí, porque yo venía aquí mucho, cada vez que estaba un poco disgustada, vaya. Era la única manera de no encontrarme con nadie.

jessica sonrió y bajó la vista al suelo, como si comprendiera perfectamente lo que quería decir. Huelva era una ciudad muy pequeña, demasiado. A veces se hacía difícil encontrar un lugar en el que desaparecer u ocultarse del resto de la gente. Y sin embargo, las dos habían elegido el mismo. taeyeon no supo qué pensar sobre esta coincidencia. A veces sentía que una fuerza desconocida la empujaba a toparse con Alexia en los lugares o momentos más inesperados. Había sido así desde el principio de las vacaciones. Aunque se esforzara por perderla de vista, las circunstancias siempre hacían que volvieran a

coincidir. Había dejado de luchar contra ello y, para ser sinceras, en su fuero interno disfrutaba de estas casualidades del destino. Cuando no se producían, era la propia taeyeon quien se encontraba buscándola con la mirada o preguntando a los demás por ella.

—¿Estás bien? —jessica la miró en ese momento, parecía un poco preocupada —. Hoy te encuentro un poco callada.

—Estoy… bien. Creo. La situación con mi madre no es la mejor. Me siento muy enfadada por lo que hizo el otro día.

—Es normal, tae. Se trata de una madre y las madres, cuando se preocupan, hacen cosas que… ya sabes… No se lo tengas en cuenta. Creo que te tienes que centrar un poco más en ti y menos en los demás —le aconsejó jessi.

—Eso lo dices porque tu madre no entró en tu habitación en plena noche — protestó taeyeon

—Bueno, pero la mía hace otras cosas peores, créeme. A veces me mira como si fuera una especie de enigma a descifrar o incluso una criminal.

—No exageres.

—¡Lo digo en serio! —exclamó jessi, riéndose. taeyeon pensó que le encantaba esa sonrisa suya. Tenía sonrisas para muchos tipos de estados anímicos, porque jessica sonreía incluso cuando se sentía tímida, gruñona o enfadada. Pero esta en concreto era su favorita. La más natural y bonita de todas—. ¿Te cuento una cosa para que te rías?

—Vale.

—La primera vez que mi madre se enteró de que estaba saliendo con una chica, se plantó en su casa y fue a hablar con su madre.

—¡No!

—¡Sí! Te lo juro. Se presentó en su casa sin avisar. Y la madre de mi novia ni siquiera sabía que su hija estaba conmigo. —jessi rio con franqueza, pero taeyeon imaginó lo duro que debió de ser en ese momento.

—¿Cuándo fue eso?

—El último año del instituto. Me enrollé con Raquel. ¿Te acuerdas de ella? Estaba en el equipo de baloncesto. Mi madre nos pilló un día besándonos en mi habitación y se lio gordísima. Así que te aseguro que la mía hace cosas peores.

tiffany… Sí que la recordaba. Una chica alta y delgada, monilla, nada del otro mundo, pero tenía su atractivo. A algunos chicos les gustaba, aunque taeyeon no tenía ni idea de que ella fuera también lesbiana.

—No tenía ni idea… Me refiero a que no me lo esperaba.

—¿El qué? ¿Qué haya estado con tiffany? En realidad, no fue nada. Después de lo que hizo mi madre, ya no quiso saber nada más de mí. Creo que ahora está casada con un hombre.

—No, quería decir que no me esperaba que ya por aquel entonces lo tuvieras tan claro.

—Ya, bueno, fui bastante precoz, lo tuve muy claro desde el principio. Creo que empecé a sospecharlo a los catorce o así.

taeyeon sonrió al escuchar esto. Pensó que a ella le hubiese gustado tener las cosas la mitad de claras que jessica, especialmente ahora que su interior estaba tan desamueblado, como una casa sin ordenar, llena de caos.

—¿Cómo lo supiste? —le preguntó entonces, sin sopesar el posible efecto de esa pregunta. Se trataba de algo muy personal. A lo mejor jessica no quería contestar.

Pero jessi no lo dudó ni un instante.

—¿Cómo supiste tú que eras heteroual? —le espetó, sonriendo—. Esas cosas se saben, ¿no?

—Supongo… Aunque a veces pienso que no. —taeyeon empezó a jugar distraídamente con una piedrecita que había en el suelo. Notó que el asfalto estaba caliente—. A veces me gustaría tener las cosas tan claras como tú.

—No siempre fue así, ¿eh? Pasé unos años muy duros. Me leía todas las novelas que encontraba sobre el tema. Las tenía escondidas entre los juguetes de mi infancia, para que mi madre no las

encontrara —le explicó Alex, gesticulando con diversión—. Y también leí mucho sobre el tema. Artículos en internet, libros de autoayuda y cosas así. Pero al final descubres que la única que tiene la respuesta eres tú. Está ahí dentro —dijo, señalándose el pecho—, solo hay que tener un poco de valentía y franqueza con una misma.

Valentía… eso era justo lo que ella necesitaba. Ser valiente y franca consigo misma para dar respuesta a lo que estaba sintiendo. ¿Era un juego? ¿Una mera atracción de verano? ¿O algo más? ¿Qué sentía exactamente cuando jessica estaba cerca?

Calor… y nervios… y hormiguitas en el estómago… y un sudor frío que brotaba en la base de su cuello… y ganas de acariciar su mano, que ahora estaba tan cerca de la suya, apoyada en el asfalto, y de recorrer sus brazos con las yemas de los dedos, o usar sus manos para atraerla cerca, muy cerca, y acariciar sus labios con los suyos. Todas esas cosas y muchas otras las sentía cuando jessi estaba cerca, eso era innegable, pero el motivo se le escapaba. Y quería estar segura de por qué lo hacía. Lo contrario habría sido un desastre. Acabaría haciéndole daño a jessica y, por descontado, a sí misma.

—Tienes razón. La respuesta a algo tan personal que solo la tiene uno mismo —aseguró entonces taeyeon, retomando la conversación con cierta dificultad. Estaba experimentando problemas para apartar de sus pensamientos las emociones que jessica le despertaba—. Creo que eres una persona muy valiente, jessi. No todo el mundo lo es.

—Pues gracias. Opino lo mismo de ti.

jessi cerró los ojos en ese momento para levantar la cabeza en dirección al sol. A pesar de su rechazo a pisar la playa, estaba un poco morena, y el color le sentaba estupendamente bien. La observó unos instantes, hasta que volvió a abrir los ojos y se vio obligada a retirar la mirada por pudor. Entonces jessi dijo:

—De todos modos, ¿Qué fue lo que pasó esa noche para que tu madre entrara de aquella manera en tu habitación? ¿Qué le hizo pensar que estabas conmigo? Por más que lo pienso, no lo entiendo.

taeyeon se ruborizó. No esperaba esta pregunta, así, de sopetón, y tuvo que fingir estar muy interesada en un pescador que luchaba para sacar un pez del anzuelo.

—Yo qué sé…

—Mujer, tendrás que saberlo. Por la cara de terror tu madre, tuvo que ser algo gordo. ¿Estabas… —jessica dudó un momento. Pero por su expresión, entre divertida y azorada, supo que se avecinaba algo comprometido—. ¿Estabas viendo o o algo parecido? —bromeó finalmente, echándose a reír.

—¿Qué dices? —taeyeon le golpeó un hombro, en señal de protesta.

—Venga, confiesa. No voy a escandalizarme, lo prometo.

—Muy graciosa… Pero no. No suelo ver esa clase de películas, la verdad.

—Tranquila, tae. Todos sentimos a veces esa necesidad…

—Oh, por favor, déjalo ya. —Se rio, frotándose las manos para limpiar la arenisca que le había quedado en ellas.

—Sí, ríete, pero a saber qué estabas haciendo.

—No estaba haciendo nada, listilla —se defendió—. Simplemente, estaba soñando. De hecho, mi madre me despertó al entrar así en la habitación.

—¿Estabas soñando? —jessica sonrió de medio lado.

Maldita sea, había hablado demasiado. ¿Qué le iba a decir ahora? Porque jessi no desaprovecharía la oportunidad para preguntárselo. Estaba clarísimo que llevaba días queriendo averiguar el motivo de la irrupción de su madre en la habitación.

—Sí, eso he dicho.

—¿Y qué soñabas?

—Por dios, jessi, ¿no podemos cambiar de tema? —le pidió, nerviosa. Metió la mano en su bolso, en busca de la botella de agua y bebió un sorbo—. En serio, no lo recuerdo. Sería cualquier tontería, yo qué sé.

—Vale, pero si estabas soñando conmigo, puedes decírmelo, ¿sabes? — comentó, mirando en otra dirección, pero diciéndolo igualmente.

taeyeon se atragantó al dar otro sorbo a su agua embotellada. No podía creer que jessi le hubiera insinuado algo así, pero lo peor de todo es que estaba en lo cierto. ¿Y ahora qué? ¿Qué podía decirle? tae era una pésima mentirosa. Si se inventaba una excusa, cualquier historia, lo notaría enseguida, así que optó por la opción intermedia. —Ya quisieras tú, jessi… —¿Eso es un sí?

—¡Por supuesto que no!

—Vale, te creo. Pero de veras no me ofendería por ello —le aseguró, esta vez mirándola muy fijamente a los ojos. taeyeon sintió un extraño nudo en la garganta que le obligó a retirar la mirada de nuevo.

Aquella situación era, cuanto menos, un poco surrealista. Pero le gustaba que jessica se burlara de ella. Establecía una nueva dinámica en su relación, algo a lo que no estaba acostumbrada, pero que le resultaba cómico, a la vez que entrañable. La miró y sonrió, decidiendo que deseaba seguirle el juego.

—jessi, guapa, sé que te encantaría que soñara contigo y que pensara todas las noches en ti. Lo entiendo, soy demasiado tentadora —bromeó, acercándose involuntariamente un poco a ella—. Pero no. Eso hay que ganárselo, lo siento —le dijo en un susurro que hizo que se estremeciera.

Sonaba a reto, a provocación y

flirteo. Lo era. taeyeon no había podido evitarlo. Y ambas se quedaron en silencio unos segundos. Entonces una ola rompió a su lado y les mojó los pies.

Ambas se incorporaron

precipitadamente como disculpándose por algo.

Le gustaba pasar tiempo con jessi y reírse así, pero empezó a sentir una punzada de ansiedad incómoda. Porque eso implicaba muchas cosas, como que tendrían que tomar una decisión en algún momento sobre el rumbo de su relación. ¿Podrían ser realmente amigas? Suponía que sí, ¿pero cómo? La irritaba la simple idea de imaginar a jessi con una chica y su mirada se endureció un momento. Cesaron las risas y jessica la miró con extrañeza, mientras volvían a sentarse.

—¿En qué piensas?

—En nada —replicó taeyeon, incómoda.

—Mentirosa.

—Estaba pensando en si seguiremos siendo amigas cuando acabe el verano. Como siempre nos hemos llevado tan mal… Según tú, claro —le explicó, un poco desganada. Aun así, quería saber qué opinaba ella sobre este asunto en concreto.

—Bueno, eras un poco insoportable cuando estábamos en el instituto.

—¿Eso crees? —jessica asintió tímidamente—. ¿Sabes qué pasa? Que a veces juzgamos a las personas sin llegar a conocerlas. Y a lo mejor yo no sabía actuar de otra manera. Pero si me hubieses hablado…

—Tú no lo ves, pero era muy difícil hablar contigo, tae —le explicó.

—¿Por qué dices eso?

—Porque tú… tus amigas, los chicos, no sé. Erais como la realeza, intocables. Nadie se atrevía realmente a acercarse a vosotros.

—¿Te das cuenta de que eso es solo una percepción? Yo solo pensaba que te caía mal, así que no me molestaba en hablarte. Pero si te hubieras acercado a mí, habría sido diferente.

—Supongo que me imponías un poco

—le confesó jessi—. Eras la chica… popular. Sé que suena a película americana, pero es así como lo veíamos los demás.

—No era más que una niña, jessi. Igual que tú. Seguramente teníamos las mismas inseguridades y ni siquiera lo sabíamos.

—No lo creo. Eras tan… perfecta. — jessi se echó la melena hacia atrás, como si le costara horrores hablar de esto.

taeyeon pudo ver que llevaba mucho tiempo guardando en su interior estos sentimientos y le sorprendió su afirmación:

—¿Yo? Qué dices… A lo mejor eso

pensaste tú, pero nada más alejado de la realidad.

—Puede ser, pero no me negarás que todo el mundo quería estar cerca de ti. ¡Tenías a todos los chicos locos! Y seguro que a alguna chica también.

—¿Lo dices por experiencia propia? —se burló taeyeon. Pero jessica no respondió. Permaneció callada, mirándola inquieta e insegura, y como no quería hacerle pasar un mal trago, prefirió seguir hablando—: ¿Quieres saber una cosa? Mi vida sentimental ha sido un desastre. He llegado a tolerar cosas que no debía. Si crees que soy una princesa a la que han venerado, estás muy equivocada. De hecho, más bien ha sido todo lo contrario.

jessi se encogió de hombros. — Supongo que has sufrido lo tuyo también. Todos lo hemos hecho, cada cual por sus motivos —murmuró e hizo un gesto para cogerle la mano, pero la retiró enseguida, como si se lo hubiera pensado mejor.

taeyeon lamentó que la hubiera retirado. Le habría gustado acariciarla en ese momento. De manera involuntaria se había establecido un lazo entre ellas. Aquella conversación le pareció necesaria.

—Gracias por preocuparte y

entenderme. Por intentar conocerme mejor —le dijo con franqueza, perdiéndose en su mirada.

jessica carraspeó nerviosa y las dos mujeres se observaron unos segundos. Había algo flotando en el aire… podía sentirlo de una manera muy clara. Las olas, golpeando contra las rocas, le parecieron los latidos de su corazón, ahora acelerado. Miró los labios de jessica y recordó en ese preciso instante su sabor, su textura, la suavidad aterciopelada de aquellos labios, y aquella fuerza inevitable, que la empujaba a besarla otra vez.

Los ojos de jessica no mentían y ella estaba sintiendo exactamente lo mismo. Bésame, le dijeron sus ojos, bésame tú, yo no debo hacerlo, ya lo hice y fue un desastre. Deseó que jessi pudiera leer sus pensamientos en ese momento, pero, por desgracia, solo se incorporó y ya de pie, le tendió una mano:

—Demos un paseo. Hace mucho calor.

 

taeyeon se quedó mirándola unos instantes, consciente de que la magia se había esfumado, pero no se opuso. Aceptó la mano que le tendía y se levantó, dolida y abrumada, aunque comprendiendo que besarla otra vez sería una locura. ¿Pero y qué si estaba un poco loca?

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Comments

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ashleyurdiales24 #1
Chapter 23: Una historia muy buena, me sentí a gusto leyendola jaja me gustó mucho, gracias por compartirla y adaptarla al taengsic<3