Tú y Yo contra el mundo

El Príncipe Fugitivo

La primera vez que el príncipe Park Jimin conoció a Kim Taehyung fue cuando se encontraba corriendo por su vida en uno de los callejones más peligrosos del reino.

 

Lo anterior a raíz de haberse escapado de sus lecciones diarias, no podían pedirle a un niño de 9 años que se quedara quieto y callado durante horas y horas escuchando a unos adultos hablar sobre historia, sobre mapas, sobre cómo sentarse apropiadamente y sobre el papel que algún día desempeñaría. Ese tipo de cosas no le interesaban por el momento, solo era un niño razón por la cual cuando uno de sus instructores se descuidó por unos segundos el pequeño príncipe se escabulló del salón y corrió por los pasillos a toda velocidad. Sabía que tenía poco tiempo y huyó a los jardines buscando algo en específico.

 

La había encontrado luego de enojarse con su padre por algo que ya no recordaba, detrás de unos arbustos y un muro cubierto de enredaderas encontró una trampilla que luego de mucho esfuerzo logró abrir para darse cuenta que llevaba al exterior del castillo. No tenía la más mínima idea de quién la había construido o si sus padres conocían de su existencia pero hasta la fecha nadie parecía haberle dado importancia.

 

Comenzó a usarla hace unos días cuando sus lecciones terminaban, sus padres no le permitían salir mucho porque decían que era muy pequeño y que algunas partes del reino eran peligrosas pero Jimin solo veía como todo era una posible aventura y territorio por descubrir. Había conocido algunos de los mercados y locales de los alrededores pero en esta ocasión había ido más lejos de lo habitual. Se encontraba demasiado entusiasmado y con la adrenalina recorriendo por su cuerpo que cuando se detuvo no reconocía nada a su alrededor.

 

No estaban las señoras amables de los mercados ofreciéndole pastelillos y fruta, en su lugar habían unos tipos muy altos que no parecían de confianza, aún trataba de recuperar el aliento cuando algo lo empujó contra el suelo. Levantó la mirada justo para observar cómo unos niños sonreían maliciosamente mientras corrían y lo único en lo que podía pensar era en que al menos deberían de haberse disculpado, ahora sus ropas estaban sucias, no le molestaba mucho en realidad sería una evidencia de sus aventuras pero su madre si le reprimirá por ello.

 

Escuchó disturbios en la parte trasera de las ventas y presenció cómo un grupo de delincuentes gritaban y destrozaban todo a su paso y luego unos de ellos comenzaron a saquear a los vendedores y golpear a cualquiera que se entrometía en su camino, una voz en su cabeza le decía que debía ignorar lo que estaba presenciando y que no podía hacer nada per a la vez, él era el príncipe heredero al reino y si había algo que su padre le había enseñado es en el poder de la justicia y la bondad, razón por la cual se armó de valor y corrió hasta uno de los saqueadores, tomó las monedas de plata que acababan de robar y le propició un pisotón antes de correr por su vida. Esperaba que los vendedores no pensaran que estaba robando su dinero, su plan era despistarlos para luego regresar y devolverles su dinero. Sin embargo las cosas no salieron como las había planeado ya que ahora se encontrado perdido en los callejones de la parte sur del reino mientras corría por su vida.

 

Tal vez todo hubiera sido más sencillo si tan sólo conociera en dónde estaba, había memorizado cada uno de los rincones del palacio y sus jardines pero en realidad no tenía ni la más mínima idea cuáles eran los pasajes o callejones al fuera del reino. Podía escuchar cómo corrían detrás de él y le perseguían en cada giro quedaba, no se atrevía a mirar por su hombro pues tenía alcanzaron.

 

Giró una última vez a la izquierda pensando que podía perderlos pero estaba muy equivocado, se topó con un callejón sin salida. Sabía que no podía regresar por donde había llegado, era cuestión de segundos para que esos matones dieran con su paradero, miró a su alrededor intentando buscar una salida, un lugar para esconderse en medio de la basura pero no sería suficiente. Comenzó a sentir como sus ojos comenzaban a escocer cuando sintió que alguien tiraba de su brazo derecho. No había visto de dónde había salido pero a su lado se encontraba un niño quién le decía “rápido” no tuvo tiempo de pensar ni de cuestionar por lo que solamente obedeció. El niño tiró nuevamente de su brazo y lo empujó por un pequeño agujero que se encontraba en la pared, jimin se arrastró intentando llegar al fondo pero todo estaba muy oscuro y se sentía asustado, se giró para observar cómo el niño tapaba el agujero nuevamente con unas cajas y unos trozos de madera. El niño retrocedió hasta chocar con Jimin quien se sobresaltó al toque.

 

Por fuera ese agujero se veía pequeño pero tenían espacio suficiente para gatear libremente, estuvo a punto de preguntar quién era cuando escuchó voces del otro lado de la pared y el niño a su lado se apresuró a cubrir su boca. Escucharon gritos de enojo y golpes sobresaltándolo de nuevo, el niño a su lado retiró su mano e hizo un ademán de silencio mientras pasó al lado de Jimin. Todo estaba muy oscuro pero hizo lo posible por seguir al niño dentro del agujero. Cuando al fin vio un poco de luz se apresuró a salir, se puso de pie para darse cuenta que probablemente se encontraban lejos de ese callejón sin salida.

 

El niño que se encontraba frente a él era de su misma estatura, era muy delgado podía notarlo por las ropas holgadas que llevaba, no parecían ser exactamente de su talla a diferencia del pequeño príncipe quién tenía sastres quienes diseñan y confeccionan cada una de sus prendas, sus zapatos estaban gastados y sucios como el mismo muchacho. Jimin no estaba seguro si el niño que tenía tierra en su rostro además se veía como si necesitará un buen baño. El tono de su piel era un poco bronceado, su cabello era de color negro desordenado.

 

—Eso estuvo muy cerca.- la voz del niño se escuchaba un poco temerosa.

 

—...Gracias.

 

— Por qué te estaban persiguiendo?- Ante esa pregunta Jimin recordó la pesada bolsa en su mano e insistió en que debían de regresar. El niño que se encontraba frente a él le veía como si estuviera loco pero cuando le explicó que es lo que había sucedido se asombró. Nadie nunca se mete con los recolectores, todos les temen. En un inicio se negó a ayudar pero el pequeño príncipe podía ser muy persistente, suspiró y trató de disipar su inseguridad guiándole hacia el centro nuevamente teniendo mucho cuidado de no ser perseguidos.

 

—Es obvio que no perteneces a este lado del reino, estás muy limpio y tus ropas se ven demasiado finas, no me asombraría si alguien intentará robarte. En realidad eres un blanco muy fácil. -

 

— ¿Eso es lo que crees?-

 

— Definitivamente. Lo primero que robarían serían tus zapatos.-

 

— ¿Quieres robar mis zapatos?-

 

— ¿Porque querría robar tus zapatos?

 

— ¡Acabas de decirlo!-

 

— No soy un ladrón.-

 

Antes que pudiera darse cuenta se encontraban nuevamente en el lugar de los hecho, Jimin se apresuró a devolver lo que estuvieron a punto de robarles. Todo iba bien hasta que uno de los comerciantes exclamó “¿Qué hace su majestad aquí?”  Desde ese momento todo escaló demasiado rápido, la multitud a su alrededor de él se precipitó para poder observar mejor, comenzaron a aglomerarse y a tocarle. Estaba casi seguro que podía sentir como alguien tocaba sus pies en el afán de quitarle sus zapatos. Comenzaba a sentirse sofocado y deseaba escapar, pero de un segundo a otro la multitud desapareció, así como se había formado en primer lugar.

 

Se giró para percatarse parte de la caballería real se acercaba a gran velocidad montados sobre caballos. Se detuvieron enfrente de él y bajó rápidamente la mirada, sabía que es lo que se avecinaba y no podía evitarlo. Agradeció que su instructor no le reprendió delante del pueblo pero eso solo significaba que ésta vez había sido peor. Siempre lograba regresar al castillo antes que alguien se diera cuenta pero en esta ocasión se había perdido y ni siquiera se había percatado que el sol estaba a punto de ocultarse.

 

Cuando subió a uno de los caballos para escoltarle de regreso se despidió de las personas saludándoles con la mano mientras todos vitoreaban acerca de lo adorable que era el pequeño príncipe, y cómo había sido tan valiente. Detrás de ellos captó a mirada del niño que le había ayudado, sus ojos extremadamente expresivos demostraban el asombro que tenía al darse cuenta quién era Jimin. No tuvo la oportunidad de decir nada debido a la energía de enojo que irradiaba su instructor detrás de él.

 

Más tarde luego de haber escuchado las reprimendas de sus padres y de haber recibido un baño con agua caliente, se encontraba recostado sobre su enorme cama recordando cada segundo de su aventura dándose cuenta que había olvidado preguntar el nombre del niño que le había ayudado.

 

 

 

 

 

* * *

 

 

Incluso si sus padres y sus instructores se habían vuelto un poco más estrictos Jimin no dejó de escaparse unos minutos por la trampilla del jardín. Trató de percatarse de sus alrededores en lo que intentaba recrear la ruta que le había llevado a esos callejones de la última vez.

 

 

 

Días después descubriría que su nombre era Kim Taehyung, un pequeño huérfano que vivía en las calles.

 

 

 

* * *

 

 

En un inicio sus encuentros habían sido casualidad, ahora Jimin planeaba sus aventuras con Taehyung con anticipación, había logrado convencerle de llevarle por todo el reino y tendría como recompensa pasteles y comida del palacio. El pequeño se habría negado de poner en peligro al príncipe pero llevaba días sin probar bocado y no tuvo otra opción más que acceder. Mientras Jimin se entusiasmaba en poder conocer cada rincón de las afueras del reino Taehyung se preguntaba cuántos pastelitos podía disfrutar antes que el Rey y la Reina tardaran en cortarle la cabeza por estar en presencia del príncipe y que era él quien lo llevaba por lugares peligrosos.

 

Jimin se sentía feliz de poder decir que Taehyung era su amigo. Era divertido con una risa contagiosa, un poco distraído y en ocasiones torpe, pero a la vez con  un corazón cálido. Razón por la cual su corazón se rompía en mil pedazos cada vez que veía moretones en su rostro o en uno de sus brazos, o cuando tenían que hacer sus aventuras cortas debido al cansancio de Taehyung o su evidente cojera. Había intentado escabullir a Taehyung dentro del castillo en numerosas ocasiones pero el menor se negaba rotundamente diciendo que no era un lugar apto para él, que no lo merecía y a pesar de sus delgados brazos el muchacho parecía tener fuerza.

 

—¡No aceptaré un No por respuesta Kim Taehyung! Esa herida podría infectarse, necesitas ver un doctor… y más comida.

 

— Vaya, tienes una muy mala actitud, suenas como todo un niño consentido... aunque bueno en realidad eres un niño consentido. No debería estar aquí. Debería de volver al palacio, su Majestad.-

 

—Jimin. Mi nombre es Jimin. Te he dicho un millón de veces que no me digas así.

 

—Eres el futuro rey y no soy nadie para poder llamarte por tu nombre.-

 

—Eres mi amigo y necesitas ayuda.- Tomó la mano de Taehyung pero este se resistió nuevamente.

 

—Estaré bien, siempre lo estoy. Sanará igual que el resto, no tienes que preocuparte.-

 

—Claro que debo preocuparme, en especial cuando es mi culpa que te lastimaras.- La mirada del pequeño príncipe se encontraba fija en el costado derecho de Taehyung, justo debajo de sus costillas. En donde su ropas se encontraban sucias y ahora con un pequeño parche de color rojo. Jimin conocía muy bien a Taehyung como para saber que nunca mentía, y por ello sabía que lo que le había dicho aquel primer día era cierto: Taehyung no robaba, pero eso no significaba que el resto de personas fuera igual a él.

 

Taehyung era el tipo de persona que prefería pasar hambre por días antes que robar algo del mercado, algunas de las vendedoras sentían lástima por él así que de vez en cuando le regalaban una que otra fruta o pan pero el corazón del niño era tan grande que si se encontraba con alguien que pasara hambre ya sea un niño, un adulto o un anciano regalaría lo poco que tenía. Desde que hicieron su pequeño pacto Jimin se aseguraba de llevar suficiente comida para que no tuviera que aguantar mucha hambre hasta su siguiente visita.

 

—No es tu culpa.-

 

—Si tan sólo no te hubiera traído demasiada comida los demás no lo hubieran notado y nadie te hubiera atacado.- Jimin no había podido salir del castillo en 2 semanas y se había sentido preocupado al no poder llevarle comida a Taehyung, trataba de verle 2 o 3 veces por semana y el tiempo que habían pasado separados le había hecho pensar que el menor no habría comido nada en todo ese tiempo. Es por eso que cuando logró verle de nuevo pensaba retribuir con una cesta enorme repleta de comida, pero su plan no sirvió de mucho cuando unos matones decidieron arremeter contra él y robarle toda la comida lastimándose en el proceso.

 

—. . . .Pude comer por dos días seguidos. En realidad te agradezco por ello. Además la señora Jung los detuvo a tiempo y me dio unos vendajes.- Al ver que el príncipe seguía disgustado y con los puños firmemente apretados a sus lados Taehyung lo abrazo suavemente mientras usaba una mano para acariciar su cabeza.

 

—Todo estará bien, Jimin.-

 

Al escuchar su nombre devolvió el abrazo rápidamente, sin percatarse que aplicó un poco de fuerza sobre la herida de Taehyung, quien hizo una mueca de dolor pero Jimin no podía verlo y lo refería de esa manera, así dejaría de preocuparse.

 

—Debes regresar a casa, se hace tarde.-

 

—¿Mañana a la misma hora?-

 

-—Por supuesto.-

 

Jimin se despidió con un último apretón antes de adentrarse en los arbustos del bosque que conectaban el pueblo con la trampilla secreta del jardín.

 

No tenía apetito para cenar al recordar al huérfano de las calles, siempre que se despedían se sentía triste pero ahora era una sensación más fuerte. Dio vueltas y vueltas antes de poder dormir esa noche.

 

Al día siguiente todo parecía normal o al menos eso es lo que creía, después de todo Jimin no era ningún médico.

 

 

 

 

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Intentó visitar a Taehyung todos los días y aun así no se percató de las señales hasta que fue demasiado tarde.

 

 

 

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—-¿Estas bien?-                                                  

 

—Un poco cansado, eso es todo.-

 

 

 

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—¿Sigues sin poder dormir? Tus ojeras son más oscuras cada día.-

 

—Intenta dormir con las fiestas de las calles, es un desastre. Oye, la vez pasada dijiste que comenzaste a practicar la espada, debes tener cuidado.-

 

—¡Soy muy bueno en eso! Es más.  .  . . .-

 

 

 

 

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—¿Estás seguro que no tienes hambre Taehyung? Ayer tampoco quisiste comer nada.-

 

—Lo guardaré para la cena. Ah cierto, ¿tus padres no notaron que no estabas en el castillo por la tarde?-

 

—Nop, están muy ocupados, pero creo que. . . . .-

 

 

 

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Fue hasta el séptimo día que Taehyung no lo estaba esperando en el lugar de siempre. Pensó que tal vez se le había hecho tarde pero al cabo de unos minutos fue a buscarle. Busco en todos los rincones favoritos del otro pero nadie parecía haberle visto. Comenzó a entrar en pánico hasta que logró encontrarlo en uno de los callejones sin salida similar al de la primera vez que se conocieron.

 

Cuando vio a Taehyung le llamó por su nombre y comenzó a quejarse acerca de lo impuntual que era, que no podía dejar al príncipe esperar por mucho tiempo, el resto de palabras quedaron en su boca al ver la condición en la que se encontraba el otro.

 

Corrió rápidamente a su lado y se percató que la respiración de Taehyung era un poco forzada y entrecortada. Su cuerpo temblaba y parecía tener ciertos espasmos cada cierto tiempo. El sudor corría por su frente y sus ropas se encontraban más sucias de lo normal.

 

—¿Taehyung? ¡TAE!.- Toco su frente y pudo sentir como la temperatura de su cuerpo estaba alarmantemente alta, trataba de escanear su cuerpo para ver cuál era el problema pero pudo adivinarlo rápidamente. El parche de sangre previamente seco sobre sus ropas ahora era más grande y Jimin estaba seguro que eso que veía era sangre fresca. Levantó delicadamente su blusa y vio como los vendajes necesitaban un cambio urgente, la herida probablemente se había abierto y ahora estaba infectada.

 

Jimin gritó pidiendo ayuda pero todo mundo los ignoraba. No podía dejar que sufriera más, tenía que hacer algo pero no quería dejarlo solo ya que Temía que desaparecería de su vista. No le quedó más opción que correr hacia el castillo, esta vez sin importarle por donde entrar, solamente se paró frente las puertas y gritaba en búsqueda de un médico.

 

No tenía tiempo para explicaciones, así que le prometo a que padres que les explicaría todo pero que primero debían ayudar a Taehyung.

 

Quiso pasar todo el tiempo a su lado pero su madre le exigía una explicación acerca de quién era el, que hacía en el palacio y cómo es que había salido del castillo sin que nadie lo notara. El pequeño príncipe les contó todo, no le importaba si significaba que le castigaría de por vida, lo único que omitió fue mencionar la trampilla por la que escapaba. Les contó cómo había conocido a Taehyung y como él le había salvado la vida en numerosas ocasiones, que era su mejor amigo y que no quería que nada malo le sucediera.

 

Taehyung despertó 2 días después en la clínica del palacio, miró a su alrededor sin poder ubicarse en donde estaba. Lo último que recordaba era sentirse muy cansado, hambriento y con el dolor en su costado antes que todo se volviera negro.

 

Intentó levantarse pero su cuerpo se sentía muy pesado y sintió una punzada de dolor en donde estaba su herida. Levantó las sábanas que lo cubrían y vio como había dejado de sangrar y tenía nuevos vendajes.

 

Jimin le contó lo sucedido y le regañó por no haberse cuidado como debería y luego se puso a llorar por que se sentía culpable nuevamente. Dejó de llorar solamente cuando Taehyung le abrazó y le agradeció por salvarle la vida. Más tarde la Reina visitaría la enfermería para encontrar a los dos niños durmiendo plácidamente uno al lado del otro sobre la misma cama, sus manos entrelazadas y rastros de lágrimas en el rostro del príncipe. Jimin no había querido separarse de su lado todo ese tiempo que incluso no había podido dormir por las noches. La Reina sonrió suavemente mientras acariciaba sus cabellos y ordenaba que prepararan la comida para cuando los pequeños despertaran.

 

Jimin pensó un muchos argumentos para convencer a sus padres de permitir que Taehyung viviera con él en el palacio, no quería que regresara a la calles. Ese último incidente le había dejado paranoico en especial porque sabía que era la única vida que el pequeño conocía sin embargo no necesito pelear demasiado.  La Reina aceptó rápidamente con una sonrisa en su rostro mientras el Rey tenía una sola condición: Taehyung debía tomar clases y estudiar.

Jimin jamás había amado tanto a sus padres como ese día.

 

 

 

 

 


 

 

 

 

Taehyung acababa de cumplir 15 años cuando el Rey consideraba la idea de proponerle realizar la prueba para convertirse en caballero pero no encontró valor necesario para decir las palabras. El pequeño se había ganado el corazón de todo aquel que se encontrara en su presencia, era amable, humilde y con un corazón puro. Tan puro que el Rey deseaba que tanto Taehyung como Jimin pudieran vivir una vida sin preocupaciones ni evidencias de guerras, que ninguno tuviera que enfrentar desafíos difíciles que les hagan oscurecer sus corazones. Sabía que Jimin en algún momento tomaría su lugar y debería aprender del mundo afuera de los bordes del reino pero esperaba que no tuviera que hacerlo por mucho tiempo más.

 

Observaba a lo lejos como ambos corrían por los jardines mientras reían, seguramente acababan de terminar con sus lecciones del día. Alcanzó a ver a Taehyung quien corría detrás de las aves y recordaba el amor que el joven tenía hacia los animales

No. No podía pedirle tal cosa, el joven había sufrido mucho en su infancia y ahora lo único que el rey deseaba es que fuera feliz haciendo lo que le haga feliz y si su felicidad se encontraba en libros y su amistad con Jimin, no podía pedir nada más.

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

Jimin se sentía orgulloso de sus habilidades con la espada, el comandante general le había felicitado él mismo por su desempeño y su habilidad nata. Sabía que tenía que aprender todo tipo de cosas para poder liderar el reino en un futuro pero no todo se limitaba a la diplomacia sino también a las batallas. Su personalidad perseverante y competitividad lo empujaban siempre a querer ser el mejor, y esto se veía reflejado en sus habilidades de combate, su puntería en el arco y el manejo que tenía sobre la espada como una extensión de su propio brazo.

 

Sus lecciones habían terminado y se encontraban cerca de los campos de entrenamientos, Jimin insistía en que quería seguir entrenando con la espada y se encontraba actualmente perfeccionando la postura de sus pies al momento de realizar ataques.

 

—¡Kim Taehyung! Deberías de practicar conmigo, no es tan difícil. Toma una de las espadas y sé mi contrincante.-

 

—No gracias.- El joven estaba más entusiasmado en seguir con su lectura, hace unos días la reina le había obsequiado un libro que había comprado en su último viaje pero habían estado tan ocupados con los preparativos para la celebración de la mayoría de edad de Jimin que no había tenido el tiempo suficiente para poder disfrutar del libro. Se encontraba haciéndole compañía al príncipe, aprovechando la sombra de uno de los grandes árboles.

 

—Como tu futuro Rey te ordeno que tomes una espada y pelees.-

 

Si Taehyung hubiera escuchado esas palabras en su primer encuentro hubiera obedecido con unas manos temblorosas y lágrimas en los ojos pues siempre había estado en contra de la violencia y cualquier situación que Llevara a conflictos.

 

—-Eso me suena a abuso de poder, su majestad.- decía con un tono de aburrimiento haciendo sonar su voz más grave de lo normal.

 

—Deberías obedecer no quejarte.-

 

—Como usted diga, su majestad.- respondía aún sin levantar la mirada del libro que se encontraba reposando en sus piernas, acción que solo enfureció más al príncipe.

 

—Jimin. Mi nombre es Jimin. Deja de llamarme así cuando estamos solos, es irritante.-

 

—¿Y de quien es la culpa...su Real Majestad?-

 

Eso fue lo último que toleró antes de arrojar la espada sobre el césped y lanzar su grito de guerra -como le llamaba Taehyung- y corrió hacia su mejor amigo quien apenas tuvo tiempo de reaccionar dejando el libro de lado antes de ser derribado por un molesto príncipe. Ambos forcejeaban de manera juguetona sabiendo que el otro bromeaba, siempre era lo mismo.

 

—¡Victoria número 47!- Exclamaba Taehyung, cuando logró inmovilizar a Jimin sentándose sobre su abdomen y posicionando sus piernas sobre los brazos del otro mientras reía.

 

—No seas tan engreído Kim. Si alguien te escucha podrían decapitarte.-

 

—Por favor, Todos saben que el Rey y la Reina me quieren más que a ti.-

 

Ese comentario hizo que Jimin riera escandalosamente porque en realidad no estaba lejos de la realidad pero no los culpaba, era imposible no amar a Kim Taehyung.

 

—Woooa tienes agallas para decir eso, pero olvidas algo muy importante Kim.- Con un movimiento sutil y rápido logró liberarse del agarre de Taehyung y cambió sus posiciones, siendo ahora él quien lo observaba desde arriba.

 

—No debes distraerte en una batalla. Victoria número 350.- se limitaba a sonreír mientras escuchaba como Taehyung se quejaba sobre lo injusto que era y sobre otras cosas más que no parecía escuchar pues Jimin se encontraba enfocado en otra cosa. Desde ese ángulo y distancia podía observar claramente a Taehyung, había cambiado mucho desde el primer día que lo conoció pero a la vez seguía siendo igual.

 

Habían crecido, de hecho más de lo que quería admitir pues si antes habían sido de la misma estatura, ahora Taehyung era mucho más alto que el, sus hombros eran más anchos, sus brazos ya no parecía que podían quebrarse debido a lo Delgado que solía ser, al contrario, sabía que si quería el joven podía ser muy fuerte desde abrir los tarros de mermelada que Jimin no podía hasta cargarlo sobre su espalda cuando intentaba escaparse de sus tutores de historia.  El príncipe se sentía feliz de tenerlo a su lado, siempre le escuchaba, le acompañaba y a pesar que habían estudiado juntos Taehyung parecía ser más intuitivo que él en lo que respecta a estrategias e igualdad es por ello que se había sentido orgulloso cuando su padre hizo el comentario que algún día esperaba que Taehyung se convirtiera en su consejero ya que en la actualidad a veces actuaba como su conciencia.

 

Se inclinó cerrando la distancia entre ellos y deposito un pequeño beso en los labios de Taehyung.

 

— Te quejas demasiado.- Eso definitivamente silencio al joven y Jimin sentía como su cuerpo se tensaba debajo de él por unos segundos al haberlo tomado desprevenido. Movió sus piernas liberando los brazos de Taehyung cuando sintió como él parecía querer incorporarse.

 

Taehyung se sentó de manera que ahora Jimin se encontraba con ambas piernas alrededor de las suyas, había algo en su mirada que hizo que Jimin sonriera. Taehyung tomo su rostro entre sus manos y lo besó apropiadamente.

 

Siempre era una experiencia nueva besar a Kim Taehyung, lo que una vez fue tímido y un poco torpe había escalado a convertirse en algo espontáneo, en otras ocasiones delicado y suave pero había otras en las que eran apresurados e intensos. Esta vez Jimin podía catalogarlo en suave y divertido, por la sonrisa que ambos compartían entre sus labios. Sentía el ligero aroma a fresas de los lienzos que Taehyung usaba en sus baños, eran sus favoritos.

 

Se separaron para poder tomar un poco de aire pero podía sentir como Taehyung dirigía su atención a su cuello dejando pequeños besos en la curvatura de su cuello hasta llegar a sus mejillas y terminar con un último beso en sus labios antes retroceder un poco apoyándose sobre sus manos, aún con Jimin sentado sobre su regazo.

 

—Si esa es tu forma de pedirme que deje de quejarme… me quejare todo el tiempo.-

 

—Eeeww desde cuándo eres tan romántico Kim?- intentaba ocultar el rubor que se había esparcido por sus mejillas pero sabía que era inevitable.

 

—Diría que es parte de mi naturaleza pero, tu madre me ha obsequiado muchos libros de poesía últimamente.- Uso una de sus manos para retirar unas hojas del cabello de Jimin y antes de acariciar su cabello en un afán de arreglar el desorden que había ocasionado.

 

— ¿Poesía?-

 

—Las palabras tienen mucho poder Jimin, inclusive más que un ejército y sus armas.-

 

—Ahhh no esto de nuevo Tae.- suspiró cansado pensado que ese tipo de pensamientos le haría parecer débil ante otras personas pero Jimin sabía que el otro realmente lo creía. Consideraba que la diplomacia y tratados podían evitar cualquier conflicto y Jimin le amaba por ello porque era un reflejo del corazón lleno de bondad y deseo de paz del joven pero...eran tiempos difíciles. Nadie lo comentaba pero todos lo sabían. Una guerra se avecinaba.

 

— Esos argumentos no funcionaran conmigo. Respeto tus ideales en realidad los admiro pero estamos pasando por un momento difícil y lo sabes y mi corazón se sentiría más liviano si soy consciente que puedes defenderte por ti mismo si la situación lo amerita.-

 

— ¿Por qué debería de hacerlo? Tengo a mi propio príncipe para pelear por mí y rescatarme.- sonrió tiernamente pero al ver Jimin no parecía nada contento con esa respuesta suspiró dándose cuenta que era una plática seria.

 

—Sabes que sé defenderme. Practicamos juntos por años.-

 

— ¡Exactamente! Por eso insisto en que...no está de más practicar de vez en cuando. Sé que puedes derribar algunos de los guardias reales y que eres capaz de combatir contra uno de los mejores caballeros pero… tengo miedo Taetae.-

 

—Oye.- volvió a tomar el rostro de Jimin en sus manos y buscó su mirada obligándole a mantener contacto visual. —Todo estará bien. Escucha, si te hace sentir mejor… puedo practicar unas horas más pero tú serás el responsable de cargarme a mi habitación cuando termine muy cansado. Sabes que el instructor Song es muy estricto y odio correr. ¿Estás de acuerdo?.- Al ver que Jimin asintió su cabeza apretó sus mejillas antes de depositar otro beso sobre sus labios, no podían culpar a Taehyung, realmente era adicto a Park Jimin y no lo ocultaba.

 

Al ver que el príncipe volvía a sonreír sabía le dejaba tranquilo. Volvió a apoyarse sobre sus manos cuando Jimin se levantó de sus piernas para cambiar su posición y recostarse sobre el césped esta vez con su cabeza sobre el regazo de Taehyung, quien trató de moverse un poco para que cubrirlo del sol.

 

—Dijiste que mamá te obsequió nuevos libros.- Jimin cerró los ojos mientras Taehyung le relataba con lujo de detalle las cosas que había aprendido y lo mucho que disfrutaba los regalos de la Reina, la voz gentil de Taehyung le calmaba, tanto que al cabo de unos minutos estaba luchando por mantenerse despierto, el otro probablemente se percató de ello por que comenzó a jugar con su cabello lo que no hizo más que hacerle sucumbir ante los brazos de Morfeo y dormir plácidamente.

 

 

 

 


 

 

 

Taehyung fue uno de los primeros en darse cuenta.

 

Las cosas habían empeorado y se rumoraba que era cuestión de tiempo para que se desatara una guerra con uno de los reinos vecinos. Escuchaba todo tipo de rumores cuando salía del castillo y regresaba a aquellos callejones en los que había vivido una parte de su vida, solía regresar de vez en cuando a jugar y llevarles comida a los niños así como también a ayudar un poco a todo aquel que le había brindado apoyo cuando trataba de sobrevivir. Jimin le había preguntado más de una vez por qué regresaba tan seguido y se empeñaba en ayudar hasta a aquellos que le habían lastimado y siempre contestaba lo mismo: No quería olvidar de dónde provenía. Si bien había sido afortunado y había logrado salir de esa oscuridad fue gracias a él y a los reyes que lo aceptaron y cuidaron de él pero no muchos podrían siquiera soñar con algo como eso.

 

En una de sus salidas había presenciado cómo unos puestos del mercado habían sido atacados, destruidos y les habían prendido fuego, por fortuna no hubo víctimas fatales pero el mensaje estaba claro. Los culpables habían sido un grupo de hombres armados con el escudo de sus vecinos y todos temían que esa había sido la declaración de guerra que temían.

 

Regresó rápidamente al palacio y habló con los reyes y el coronel de la armada, sabía que a estas alturas cualquier intento de negociación ya no era posible. Jimin se encontraba terminando sus lecciones por lo que no había presenciado el rostro sombrío del rey Park ó el temblor en las manos de la Reina, quien le dijo que le esperara en su habitación mientras ellos discutían unos últimos preparativos.

 

Su corazón le pedía a gritos que buscara a Jimin y le contara lo sucedido y lo que estaba por suceder pero no podía desobedecer a la Reina mucho menos por la seriedad en su tono y la angustia en su rostro así que se limitó a dar vueltas alrededor de su habitación pero no tuvo que esperar mucho.

 

La Reina entró a su habitación con su rostro sereno y una pequeña caja en sus manos. Sin importar el paso de los años la Reina seguía siendo hermosa y su delicado rostro le hacía ver más jóven. Su vestido era de una base blanca con una tela semitransparente sobre ella, decorada con ornamentos de color dorado y plateado, su figura era delgada por lo que nunca usaba corsé, no los necesitaba y la hacían sentir incómoda. El cuello de su vestido tenía un corte largo, sus mangas tenían un corte que los hacía caer en cascada hasta la altura de sus hombros, se veía hermosa y digna de la realeza.

Para el público podía mostrar una expresión pulcra y una sonrisa moderada pero Taehyung la conocía muy bien y había presenciado las ocasiones en las que había reído abiertamente que cuando algo le parecía demasiado gracioso, sus ojos se encogían en tamaño resaltando sus pómulos, rastro que Jimin había heredado de ella. Sabía que en muchas ocasiones era ella quien regañaba al Rey por su comportamiento infantil y las muecas que no podía evitar cuando se aburría en algunas de las reuniones con el consejo. Había pasado incontables horas junto a ella en el comedor principal, en los jardines y en la biblioteca discutiendo acerca de sus historias, poemas y pinturas favoritas para reconocer que era una mujer que amaba el arte y el mensaje que este transmitía. Sabía diferenciar todas y cada una de las expresiones en su rostro más de las que recordaba de su madre biológica pero había algo esta vez que le daba mala espina.

 

La Reina avanzó hasta abrazarlo fuertemente, recordaba las ocasiones en las que Jimin y él corrían alrededor de ella en los jardines con la competencia de quien le llevaba las flores más hermosas y recordaba como ella se agachaba para estar a su altura cada vez que se dirigía a ellos, ahora Taehyung había crecido y tenía que poder inclinar su rostro si quería apoyar su rostro en el hombro de la mujer.

 

Taehyung era una persona que vivía por el contacto físico para poder expresarse, probablemente es porque creció carente de afecto los primeros años de su vida pero los reyes y Jimin se habían esmerado en cambiar eso. Razón por la cual no se había percatado de cuánto necesitaba de un abrazo hasta ese momento. Sintió que podía volver a respirar y se encontraba más tranquilo cuando la Reina rompió su abrazo y lo guiaba hasta su cama.

 

Se sentaron uno al lado del otro, Taehyung podía escuchar el usual alboroto por parte de los cocineros, las pisadas apresuradas del resto de sirvientes en los pasillos o incluso los suaves sonidos de las espadas chocando unas contra otras en los jardines de abajo, en donde Jimin practicaba con el escuadrón, le gustaba presumir y sabía que Taehyung se la pasaba la mayor parte de sus tardes en su habitación con un nuevo libro así que podía verle desde su ventana.

 

—Aún recuerdo el día en que llegaste al castillo.- la Reina rompió el silencio, y a pesar que había escuchado esa historia muchas veces por parte de muchas personas el jóven no recordaba absolutamente nada de ese día, se lo debía a que la fiebre y la infección en su herida estuvieron a punto de matarlo.

 

—-Te veías tan pequeño y frágil que incluso si Jimin no nos hubiera suplicado porque te acogiéramos yo misma me hubiera negado a dejarte a tu suerte en las calles nuevamente.- La Reina parecía estar recordando cada segundo mientras una sonrisa comenzaba a formarse en su rostro.

 

—Sabes que mi hijo es obstinado y terco pero jamás en mi vida lo había visto tan decidido como ese día, creí que no existiría nada ni nadie más que amara tanto como a ese pequeño y luego apareciste en nuestras vidas.-

 

—Eso no... .-

 

Al ver que Taehyung trataba de ocultar su mirada, tomó su mano y le observaba con afecto. - Eres una persona excepcional Taehyung y me siento tan orgullosa de ti y todo lo que has logrado. Temo por el día en que tu frágil corazón se enfrente a las atrocidades del mundo exterior… es por ello que me duele pedirte un último favor.- Esa frase hizo que el jóven levantara rápidamente la mirada.

 

— ¿Último? ¿A qué te refieres con eso?-

 

—Tú mismo lo presenciaste y escuchaste la discusión que tomó lugar hace unos minutos. Se avecina una guerra Taehyung, y será una de las peores batallas que enfrentemos y… como madre, no. No solamente como Madre sino también como la Reina hay algo que quiero pedirte, aunque sé que no es necesario que te lo pida cuando sé que lo harías sin dudarlo pero, me sentiré mucho mejor por haberlo dicho.-

 

—Cualquier cosa, sabes que haría cualquier cosa por ustedes. Me han dado un hogar, una familia a la que pertenecer, si hay algo que pueda hacer por ustedes no dudes en pedirlo.-

 

—Cuida de Jimin.- No sabía por qué pero esas palabras hicieron que un escalofrío recorriera su cuerpo y su piel se erizaba.

 

—Siempre.-

 

—Quiero que tengas esto y lo cuides. Debes usarlo cuando el momento sea adecuado.- Tomó la pequeña caja y la depositó en las manos del joven. La abrió y en ella encontró joyas, unos collares, anillos, prendedores y más de diferente valor. Todos y cada uno de los artículos en esa pequeña caja tenían incrustaciones de oro y piedras finas.

 

— ¿Qué se supone que haga con esto?-

 

—¿Amas a Jimin?-

 

— Más que nada en el mundo- No entendía a qué se debía semejante pregunta pero contestó sin dudarlo.

 

—. . Taehyung, necesito que me escuches y hagas lo que yo te diga. Quisiera poder equivocarme, en realidad quisiera equivocarme pero tengo un presentimiento acerca de esta batalla. Cualquier cosa puede suceder pero quiero pedirte que pase lo que pase, en el peor escenario posible cuides de Jimin... sin importar qué o quién se quede atrás.- La tapadera de la pequeña caja se cerró bruscamente y podía observar como las manos de Taehyung temblaban.

 

— ¿Por qué me dices esto? No, tu no...no puedes decir esas cosas. Eso suena como si… ¿Por qué suenas como si te estuvieras despidiendo?-

 

—Porque si sucede lo peor…. No quiero arrepentirme de nada. Perdón por sonar muy pesimista.- La Reina limpió una de las lágrimas que rodaban por su mejilla antes de volver a sonreir.

 

—Bien, dejemos esto de lado ¿sí? Deberías tomar un baño caliente y limpies este hermoso rostro antes de la cena, y espero que hayas terminado el libro que te recomendé hace unos días porque estoy ansiosas de poder discutirlo con alguien, nos vemos más tarde.- Sin decir más depositó un pequeño beso sobre su frente antes de irse dejando al joven sólo con sus pensamientos. Su corazón latía rápidamente y quería llorar por el resto de la noche, no se había puesto a pensar en todo lo que implicaba una verdadera guerra y tenía mucho miedo.

 

Podía sonar paranoico pero Taehyung había guardado las joyas de la Reina en una bolsa de cuero y por alguna razón había adquirido el hábito de cargarlas con el todo el tiempo, sabía que era estúpido llevar consigo objetos tan valiosos pero había llegado al punto de sentirse ansioso si las dejaba en su habitación. La Reina se había percatado de ello y más de una vez le había pedido verlas, revolvía unas cosas entre ellas y tomaba diferentes anillos y se aseguraba que el joven los usara. Siempre que lo hacía guiñaba un ojo antes de hacer un pequeño puchero y reclamarle que era injusto como esos anillos se veían mejor en sus manos que en las de cualquier mujer.

 

 

 

* * *

 

 

 

Semanas después Taehyung recordaría las palabras de la Reina, también había esperado que se hubiera equivocado y que su presentimiento no había sido nada más que una consecuencia de la ansiedad que había despertado la situación en la que se habían encontrado pero para la mayor de las desfortunas, ese peor escenario se hizo realidad.

 

 

 

* * *

 

 

 

Era el día en que Jimin cumplía 20 años y aunque no podían hacer una gran celebración invitando a representantes de las familias partícipes del consejo o a los diferentes representantes de las provincias aledañas se esmeraron por hacer una pequeña fiesta. El salón principal estaba repleto de comida, los invitados habían llegado temprano y se encontraban actualmente conversando entre ellos, disfrutando de la velada. Taehyung vestía un traje formal de color negro con unos adornos en los pliegues de color rojo vino, la Reina misma había diseñado su traje así como también había escogido los colores de manera que combinaran con el atuendo que Jimin usaría para la noche. En un inicio le había parecido irónico que hubiera escogido exactamente ese color cuando Jimin estaría vestido de color blanco pero la Reina le había asegurado que esos colores realmente resaltaban su tono de piel y sus ojos y que serían un cuadro excepcional al vestir colores totalmente opuestos como lo eran en blanco y el negro.

 

Ahora podía ver exactamente a lo que se refería, podía encontrar a Jimin fácilmente entre la multitud. Su traje era propio y digno de un príncipe, ajustado perfectamente a su medida. Era de color blanco con unos patrones de color crema sutilmente engrabados. Su cuello y sus hombros adornados con pliegues de color dorado, así como las costuras que se encontraban sobre su pecho, el cual estaba tenía una banda que atravesaba desde su hombro derecho hasta su costado izquierdo, en donde descansaban los diferentes broches con los sellos reales, así como diferentes medallas que había adquirido por parte de la armada en los últimos años que representaban su posición como Comandante General.

 

Probablemente el príncipe sintió su mirada ya que se giró hacia él y sonrió indicándole que se acercara y Taehyung no era nadie para desobedecer a su majestad. Tomó el lugar a su lado y en un segundo todo era tranquilidad y no había nada más resplandeciente que la sonrisa de Jimin . . . . . . Y en el siguiente todo era un caos.

 

 

 

Lo escucharon antes de poder verlo. Sonaba como un estruendoso golpe fuera del salón, el primero hizo que todo mundo se estremeciera y guardaran silencio, tomándolos por sorpresa. La mano de Jimin instintivamente encontró la suya estaba a punto de preguntar qué había sido eso cuando un segundo estruendo rompió el pánico en la habitación. Una gran cantidad de guardias entraron armados de pies a cabeza y se disponían a tratar de evacuar la habitación, el Rey avanzó rápidamente a encontrarse con ellos y discutir acerca de lo que acaba de pasar, había una gran distancia entre ellos por lo que Taehyung no podía escuchar lo que decían pero observó como el color dejó el rostro del Rey y tomó la espada que el guardia le ofrecía. Comenzó a dar órdenes de un lado a otro y corrió a encontrarse con su esposa. Jimin no parecía querer soltar su mano así que le arrastró hacia su padre, su rostro se encontraba libre de expresión, preparado para una posible batalla mientras que Taehyung se encontraba aterrorizado. Todo a su alrededor era un caos y no comprendía qué es lo que estaba sucediendo. Lo único que le hizo reaccionar fue el tono de Jimin reclamando a su padre

 

—...Debo pelear a tu lado!-

 

—Park Jimin, obedece. Lleva a tu madre y a Taehyung a un lugar seguro.-

 

—¡Pero yo debo-!

 

—¡OBEDECE!- en los años que llevaba de conocerlo Taehyung jamás había presenciado a un Rey fúrico y mucho menos le había escuchado hablar de esa manera. Jimin parecía pensar lo mismo al contener sus palabras y apretar fuertemente la mano de Tae con la suya. La Reina dio un beso a su esposo antes de dar media vuelta y arrastrar a los jóvenes hacia la parte trasera del salón siendo escoltados por unos de los guardias. Habían dado unos pasos más cuando escucharon gritos y el sonido de las espadas chocar unas con otras, le pareció ver unas flechas atravesando por el lugar.

 

Por la puerta acababan de entrar una borda de soldados enemigos, se veían feroces y con sed de sangre en sus ojos. Jimin intentó zafarse y regresar al lado de su padre o al menos para advertirle que cuidara de su espalda, le vieron pelear con 4 soldados a la vez mientras el resto se encontraba disperso por todo el salón peleando con el bando contrario. Taehyung lo vio primero, vio como uno de los arqueros apuntaba hacia el rey, disparando una flecha a su pierna para hacerle perder el equilibrio y fue cuestión de segundos para que los  soldados arremetieron contra el Rey al mismo tiempo apuntando a diferentes partes de su cuerpo. Sintió que el tiempo se detuvo y lo único que escuchaba era el grito desgarrador de Jimin a su lado.

 

Vio los ojos sorpresivos del Rey quien evidentemente no había esperado que eso sucediera tan rápido, vio cómo la sangre oscurecía partes de su costoso traje, y le vio girar un poco su cabeza hasta encontrarlos con la mirada y eso fue lo que bastó para que Taehyung reaccionara. Esto es lo que la Reina había temido. Este era el momento del que hablaba y no podía dejar que las emociones lo dominaran, no ahora. Se tragó sus lágrimas y se despidió mentalmente de quien fue su padre por muchos años antes de reforzar su mano entrelazada con la de Jimin y usó su otro brazo para empujarle hacia la salida. Usó toda su fuerza porque el príncipe se encontraba histérico gritando por su padre y preguntándole qué rayos estaba haciendo, tenía que soltarle y ayudar a su padre. Pero Taehyung se mantuvo firme, no le importaba que Jimin se molestara con él su única prioridad era sacarle del castillo lo más rápido posible.

 

La Reina corría a su lado, una mano levantando la falda de su vestido y la otra sostenía una de las espadas uno de los guardias le había dado, las lágrimas rodaban por sus mejillas sin cesar pero no se detenía.

 

Lograron llegar hasta el ala sur del castillo, la parte delantera había sido el lugar por donde habían entrado sus contrincantes, no se habían molestado en ser sutiles. Los guardias los escoltaron hacia la parte trasera del castillo ofreciendo una espada a Taehyung quien aún arrastraba a un molesto y disgustado príncipe de la mano. Tomó la espada en sus manos y juraba que esta vez se sentía más pesada que nunca. Su camino se vio obstruido por diferentes contrincantes, los guardias que los acompañaban les abrieron paso asegurándoles que les seguirían y los alcanzarían más adelante, Taehyung sabía que era mentira.

 

Taehyung sabía que el resto de las entradas del castillo eran peligrosas, seguramente el enemigo habría planeado asegurar todas las salidas posibles para acorralarlos así que sólo tenían una opción. Taehyung tomó la iniciativa y los guió por los pasillos hasta llegar a las puertas que dirigían a los jardines, temía pensar en la idea de encontrarse al descubierto pero la trampilla que se encontraba cerca de los muros del castillo parecía la mejor salida de escape. Jimin se la había mostrado desde el lado del castillo recién había llegado y se había recuperado de su herida. Conocía muy bien el otro lado de la trampilla, después de todo era el lugar de encuentro que habían usado y visitado muchas veces cuando eran pequeños.

 

El camino parecía hacerse cada vez más largo pero Taehyung podía visualizar su objetivo y se encontraban más cerca de lo que parecía. Su emoción duró solamente unos segundos cuando escuchó gritos provenientes de las puertas del ala sur del castillo, por donde ellos habían salido. Les llevaban muchos pasos por delante pero sabía que podía ser cuestión de segundos para que los alcanzaran así que no podían dejar de moverse. Tenían los árboles y arbustos a su favor pues ellos conocían perfectamente cada rincón y piedra de sus jardines, después de todo era el lugar que más visitaban los tres juntos.

 

Jimin se detuvo repentinamente, haciendo que Taehyung perdiera el equilibro por unos segundos. El único sonido que se escuchaba era el des sus respiraciones cansadas pero Taehyung juraba que escuchaba pasos acercándose.

 

—-¿Jimin? ¿Por qué te detienes?-

 

—Voy a darles tiempo- Decía el joven antes de desenvainar su espada la cual uno de los guardias había depositado en sus manos cuando se había encontrado con su padre.

 

—-Voy a distraerlos antes que avancen más y así no podrán ver por donde escaparán.-

 

—-  . . . .Jimin.- a la Reina no le importaba la edad que tuviera ni los títulos que había adquirido, para ella el príncipe siempre era y seguirá siendo su bebé.

 

—Tienen que apresurarse y llegar a la trampilla lo más rápido posible.-

 

—. . . .Cariño.- La Reina levantó tomó el rostro de su hijo en sus manos y limpió las lágrimas que Jimin no podía contener. Por unos segundos su fachada de seriedad se rompió dejando ver al pequeño niño asustado que se aferraba al toque de su madre.

 

—Todo estará bien.- dijo antes de besar ambas mejillas del príncipe y sonreír mientras las lágrimas también salían de sus ojos.

 

—Taehyung.- Le llamó antes que su tono se quebrara. No confiaba más en su voz así que se limitó a desprender los aretes que colgaban de sus orejas y los depositó en una de las manos de Jimin quien le miraba muy confundido. Escuchaba como Taehyung dejaba escapar un sonido ahogado a su lado.

 

—No entiendo.- insistía el príncipe pero la Reina abrazó a sus muchachos una última vez antes de soltarles y dar un paso atrás.

 

— ¿Mamá?- Los ojos de la Reina nunca dejaron los de Taehyung hasta que asintió y sonrió. El joven no tuvo más opción que tomar a un Jimin desprevenido del brazo y comenzar a arrastrarlo nuevamente.

 

—No.- Jimin intentó zafarse  nuevamente pero Taehyung mantenía la mirada firme en la dirección  a la que tenían que ir.

 

— ¿Taehyung? ¿Qué haces? Espera.- no obtuvo respuesta por parte del joven y comenzó a comprender qué es lo que sucedía. La Reina se dio la vuelta y lo único que Jimin podía era ver su espalda y cómo su cuerpo parecía temblar en la noche.-

 

—¡NO! ¡NOOOO! ¡MAMÁ! Kim Taehyung espera. No podemos dejarla.- era inútil. Estos eran los momentos en los que aborrecía que el joven fuera más fuerte que él, sí era más alto y había estado entrenando nuevamente en las últimas semanas, a petición suya si debía agregar pero por una vez en la vida rogaba a los dioses en el cielo que le permitieran reunir la fuerza suficiente  para soltarse de los brazos de Kim Taehyung y correr a abrazar a su madre una vez más.

 

Forcejeó con todas sus energías pero fue imposible, había dejado de gritar amenazas y profanidades hacia el joven cuando escuchó el sonido de las espadas nuevamente. Su madre era muy buena con el arco, de hecho le había enseñado a Jimin y luego a Taehyung a mejorar su puntería pero también sabía pelear bien con la espada. A su madre no le interesaban los roles que se supone que debía jugar por ser mujer, era fuerte e inteligente y su esposo y su reino la adoraban por ello. Pero sabía que eso no sería suficiente y su tono se volvió más desesperado conforme avanzaban.

 

—Taehyung, Taehyung por favor. Por lo que más quieras te lo ruego, déjame regresar debo ayudarla.-  Se encontraban frente al muro que los llevaría hacia el exterior pero las enredaderas no dejaban la trampilla a simple vista, y la luz de la luna no era suficiente para ubicarle.

 

—No puedo.- su tono de voz se escuchaba tan quebrado como la del mismo príncipe y sabía que ambos estaban dejando atrás una parte de su corazón.-

 

—Por favor. Por favor te lo suplico, es mi deber Taehyung, no puedo perder mi reino.-

 

—¡Y yo no puedo perderte a ti!- Sus manos se encontraban aún entrelazadas y Jimin sentía que su corazón se desangraba justo en ese momento al ver el rostro de Taehyung en completa agonía, el dolor y la desesperación reflejados en sus ojos. Y ahí bajo la luz de la luna tomó la decisión más difícil de su vida.

 

Sabía las complicaciones y las consecuencias que traía pero decidió el camino más peligroso. Se tragó su orgullo y avanzó hacia el muro encontrando la posición exacta de la trampilla abriéndola, dio un último vistazo hacia el castillo que ahora se encontraba bajo ataque, con indicios de un incendio en el ala este y se adentró por el camino que conocía como la palma de su mano pero llevaba años sin usar.

 

Le prometió a los dioses y a sus padres que regresaría, que tomaría venganza y que recuperaría su reino, incluso si para ello debía huir por el momento, quemar sus ropas para que no le reconocieran y vender las joyas de su madre para sobrevivir pero sabía que podía lograrlo. Después de todo no estaba sólo, tenía a Taehyung y si había algo que había aprendido en todos estos años era que podía lograr cualquier cosa por muy descabellada que sonara, siempre y cuando Taehyung estuviera a su lado.

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