Barcelona 10:10

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No llevaba la cuenta de los días que pasaba en esa cafetería a las afueras de la ciudad de Barcelona, a pesar de ser pequeña era acogedora y el café que servían era simplemente delicioso y eso que él mismo no se consideraba un amante del café. Pese a que aún no recordara todo su pasado sabía que había una razón del por qué se encontraba solo, incluso si eso era una de las cosas que más le atemorizaban…además de los fantasmas y los insectos pero eso no era muy importante.                          

Le fue un poco difícil darse cuenta que era diferente, que podía ser especial. Fue en una de sus clases de artes marciales que lo notó por primera vez. Se encontraba luchando con uno de los profesores que según él “Tao poseía un talento nato en las artes marciales” por lo que decidió que la mejor manera de probarlo era un encuentro sin restricciones entre ellos…incluso si era la tercera clase del joven. Tao no sabía cómo reaccionar ante los súbitos ataques de su maestro pero, antes de darse cuenta su cuerpo parecía moverse por sí solo, como si supiera qué hacer en esas situaciones por lo que supo manejar la pelea a su favor. La práctica le hizo darse cuenta que en realidad su contrincante era muy bueno en lo que hacía, es decir por algo era el maestro ahí, pero aun así el muchacho era capaz de interceptar sus ataques y en cuestión de segundos luego de unos cuantos golpes pudo darse cuenta que estaba siendo capaz de leer los movimientos de su contrincante. Identificó el modo de pelea de su maestro, un poco agresivo pero muy ágil.

Probablemente estaba muy entusiasmado en el enfrentamiento que no se percató del momento en que su maestro hizo la señal para que el resto de la clase atacara –“como parte del entrenamiento” fue en ese momento en que la situación se salió un poco de las manos, incluso si parecía que podía dominar el encuentro, estaba luchando contra su maestro y cinco estudiantes más, no ayudaba el hecho que se encontraran los estudiantes de la clase más avanzada. En el momento en que uno de ellos atacó con una vara de madera y el resto decidiera atacar, su corazón comenzó a latir más rápido sintiendo la adrenalina recorrer por sus venas pero aun así no fue suficiente, sus contrincantes eran rápidos y sabía que podía derrotarlos por separado pero enfrentarlos todos al mismo tiempo era demasiado, fue en ese momento en el que cerró sus ojos y un pensamiento cruzó por su mente, “Más despacio, necesito tiempo para prevenir los ataques”. El ataque que esperaba jamás llegó, abrió los ojos y vio que todo parecía haberse congelado.

Creyó que lo estaba imaginando y parpadeó muchas veces pero el escenario frente a sus ojos no cambiaba, salió del círculo en el que se encontraba previamente arrinconado y vio la imagen completa de su alrededor. Sus compañeros parecían haberse congelado aún en posición de ataque, al igual que su maestro. No se escuchaba ningún sonido observó el reloj que se encontraba colgando en la pared para darse cuenta que éste había dejado de moverse, sus agujas no caminaban. ¿Qué rayos sucede? El tiempo…

No tenía ni la menor idea de qué había sucedido ni del por qué era el único que no se veía afectado por el extraño fenómeno… Acaso será que… no, no puede ser. Yo… ¿soy el responsable de esto? …¿Es eso posible? Caminó hacia el reloj que se encontraba en la pared del otro extremo de la habitación y lo miró fijamente mientras intentaba concentrarse: Muévete, muévete, ¡¡muévete!! El momento en que las agujas parecieron moverse de nuevo escuchó la conmoción de lo que sucedió detrás de él.

-¿Qué sucedió Tao? ¿Cómo es que te encuentras allá?-

-¡Yah! ¿Cómo nos esquivaste a todos en un solo movimiento? Fuiste demasiado rápido que ni siquiera te vimos.-

El joven no sabía que responder pero se sentía un poco mareado, y confundido con lo que acababa de suceder. Se excusó de la clase diciendo que no se sentía bien y salió lo más rápido posible del lugar. Fue luego de ese suceso que se dio cuenta que no era normal, por las noches tenía esos sueños extraños que con sus recurrencias comenzó a dudar si eran sueños y la idea de recuerdos vino a su mente. Sus compañeros o más bien su familia y… ¿A quién olvidaba? Había una razón por la que su corazón no se encontraba tranquilo pero no sabía con certeza de qué se trataba, aún no recuperaba todas sus memorias. Por alguna razón había encontrado un poco de calidez dentro de la pequeña cafetería, habían ocasiones en las que cuando se quedaba absorto en sus pensamientos sentía que podía recordar pequeñas cosas como, cuál era su comida favorita o algún rasgo físico de diferentes personas que asumía eran sus compañeros y  aunque no todos eran felices sentía que era mejor recordarlo todo de una vez.

Esa era otra de las razones por las que se encontraba ahí de nuevo leyendo el periódico, pensaba que su día sería tranquilo como lo habían sido por unas semanas. El titular de la noticia que abarcaba las primeras hojas le demostraron lo contrario: “El cometa está apareciendo en diez ciudades de todo el mundo”. ¿Cometa? Leyendo el resto de la noticia sabía que no era un suceso normal, el sol y la luna alineados, ciudades específicas, ¿Qué tenían de especial? …¿Era esto lo que había estado esperando? Había una antigua profecía que Suho les repetía todo el tiempo pero era incierto si era verdadera o no… ¿Suho? ¿Quién era Suho? ¿Por qué ese nombre vino a su mente? Consideró que era por la cantidad de pensamientos que cruzaron su mente en aquel momento que cuando escuchó como uno de los focos de la cafetería explotaba, sus sentimientos se agudizaron y activó su poder por inercia.

Si todo comenzaba a moverse de nuevo significaba que cada uno de los demás estaban en peligro, incluyéndose, memorizó cada una de las ciudades que mencionaba el artículo de la noticia y sólo por si acaso tomó una fotografía con su celular. Se levantó de la mesa y miró a su alrededor, no tenía mucho tiempo.

Hubo algo que le llamó la atención, en la mesa más cercana se encontraba un hombre leyendo un libro pero… su mirada se encontraba puesta en el lugar en el que Tao había estado previamente sentado, quien al haber estado enfocado en el periódico no se percató que estaba siendo observado. El joven se acercó hacia esa persona y lo que descubrió lo hizo salir corriendo de ese lugar. El hombre tenía en efecto lo que parecía un libro, pero era solo por apariencia, en lugar de encontrar las letras de un libro normal Tao se encontró con una cantidad de anotaciones en las páginas en blanco, su fotografía y el nombre de ciertas ciudades: Berlín, Edimburgo, Marseille y la última de ellas Lyon, que al lado tenía una sola palabra: Encontrado.

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Comments

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spreadloveyeah
#1
♥️ Remember you are loved, please always be happy♥️