Amanece, es un nuevo día, como siempre las ganas de quedarme en cama para siempre son tremendas, pero no puedo, debo levantarme, debo hacerlo para poder seguir viviendo, literalmente… seguir vivo. Mi nombre es Shin Hye Sung tengo 28 años, llevo una vida normal, quizás demasiado normal, al punto de ser monótona y aburrida, mi rutina es la misma todos los días, despierto, voy al trabajo, vuelvo en la noche, ceno y me voy a dormir, todos los días lo mismo. Así ha sido durante todos estos años, no tengo amigos por lo que no salgo los fines de semana, tampoco tengo grandes hobbies que puedan distraerme fuera del hogar, jamás me he enamorado, no he estado con nadie en mi vida ya sea sentimental o físicamente, siempre he sido solo yo, casi no veo a mi familia, vivo solo, no tengo ni una sola mascota, siempre he estado solo y he sabido manejarlo o soportarlo... hasta ahora. El viernes pasado llegue a mi casa como siempre y mi conexión al cable se desactivo por lo que no pude ver nada en la televisión, cene solo mientras mis pensamientos llenaban cada centímetro de mi ser, llegue  a la pregunta, ¿qué hago con mi vida?, no tengo nada… estoy solo, de que sirve estar vivo?,… mientras pensaba eso y sin darme cuenta tenía un cuchillo en mis manos, ya sabía que iba a pasar, tenía miedo, pero sinceramente… que otra opción tenía? Esto no era una película, no tenía a nadie que llegara de pronto a último minuto a rescatarme, si lo hacía sería el final definitivo, se acababa mi historia por completo… muchos minutos pasaron, perdido en esos pensamientos, finalmente y como siempre no pude hacer nada, mi cobardía fue mucho mayor, lloraba de forma incontrolada, había llegado a un punto sin retorno, pero aun así no podía hacerlo… simplemente patético. Dormí prácticamente todo el fin de semana, apenas me levante de la cama para ir al baño y comer, el ultimo día, domingo, decidí salir esa noche, a caminar sin un destino fijo, iba perdido en mis pensamientos, llegue a un bar en que nunca había estado y pedí un trago fuerte, mientras pensaba si acaso había entrado a otra etapa de mi vida, en donde me iba a rendir al alcohol y terminaría mi vida así. Me reí entre dientes, sinceramente… en que ser más patético me había convertido. Abrumado y tratando de olvidar todo aquello, fingiendo que todo estaba bien, tome mi celular y abrí mis redes sociales después de mucho tiempo, descubrí que muchos de los que en el pasado fueron mis amigos hoy tenían vidas plenas, tenían trabajos exitosos, viajaban por el mundo, habían formado familia… todos habían logrado algo por pequeño que fuera, aún estaban ahí, con algo que los motivaba a seguir… y yo? Aun me sentía igual que como estaba 10 años atrás, una vez más pensé, ¿que estoy haciendo, porque sigo vivo?... esa noche volví a casa con los mismos sentimientos de siempre, preparado para la rutina de siempre, sin embargo esta vez de verdad sentía que cada día que pasaba, el peso sobre mis hombros aumentaba aún más, y sabía que no faltaba mucho tiempo hasta que ya nada, absolutamente nada me detuviera, sabia mi destino, sabía que no lo había concretado porque aún era un cobarde, pero ahora sentía que cada vez lo era menos, y que un día, aun no sabía cuándo, definitivamente iba a dejar todo atrás, sentía la certeza de que no faltaba mucho para aquello, me quede dormido entre aquellos pensamientos, aún era cobarde, pero cada vez menos y un día iba a despertar con la convicción de que acabar con mi vida era la solución… sin embargo por ahora seguía resignado a esta realidad, y mañana sería un nuevo día, en donde iba a repetir toda esta rutina de principio a fin, rehaciendo el ciclo una y otra vez, iba a despertar y viviría un día más, como lo he hecho todos estos últimos años, seguiría de pie, seguiría viviendo.