Hello

Description

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jeonghan era un maravilloso muchacho que disfrutaba su amor juvenil, pero todo se deshace con el surgir de sus caprichos. Decide abandonar su pareja para cumplir un sueño lejos de su país, la codicia y el anhelo de ser alguien reconocido, pudo marchitar su pasión.

 

Ahora, después de tres años, regresa con la sola ilusión de arreglar los problemas que abandono. Seungcheol después del abandono de Jeonghan quedo desdichado y solo en el olvido. En su vida reaparece su ex novio. El desea volver a verlo, pero su moral y dignidad no le permite sucumbir a sus deseos.

 

Jeonghan sueña con volver a tener lo  que hace tiempo perdió.

Foreword

Las pisadas retumbaban a cada paso que daba, una sombra abatida se proyectaba en el suelo de madera. Había pasado años, desde la última vez que estuvo en ese lugar. La casa lucia lúgubre y sin un ápice de luz. Las ventanas, cubiertas de unas cortinas beige polvorientas hacían el lugar más tétrico. Cuanto tiempo había pasado, tres o cuatro años. Ya no recordaba, solo podía hacer memoria de los encuentros fogosos, las tardes de dulces caricias y las interminables conversaciones sobre el sofá acolchado.

La silueta demacrada caminaba hacia la cocina. Tomo una tetera, en esta vio el cóncavo reflejo de su semblante consumido. La ubico encima de la estufa y se giró en busca de alguna caja de fósforos. Lista el agua, la dejo reposar sobre la llama azul. Se encamino hacia la mesa, en ella se destacaba un mantel blanco decorado con un encaje de rosas. En su cabeza no recordaba ese accesorio.

Sentado, el cuerpo se iluminaba apenas con la débil luz del arcaico foco. Recuerdos de antaño asaltaron su razón. Un suspiro se escuchó, guardo sus manos en los bolsillos del abrigo de lana color gris. Se apoyó en el respaldo de la silla y miro fijamente la jarra pequeña de cerámica que no contenía ninguna flor. Flores de diversos colores apareció borroso entre sus recuerdos, no era muy fanático de ellas; pero después de esa vez, empezó a disfrutarlas. El siempre conseguía convencerlo para pasar un rato en el parque principal que había por esa zona, solo para contemplar las violetas mescladas con los rosales.

—Seungcheol… —el susurro era casi silencioso.

Las alusiones de días soleados con brisas agradables inundaron sus pensamientos, con los ojos cerrados pudo disfrutar el recuerdo de su sonrisa. Aun podía sentir el tacto de su mano sobre sus mejillas, recostados sobre el colchón cubierto de sábanas blancas. La enigmática y adictiva cocaína  y las noches de lujuria, eran quienes gobernaban su relación. Esos actos fueron los más atrevidos de su alocada juventud.

El ruido de la tetera alejo todo sentimiento efusivo. Levanto su cuerpo y abrió las alacenas y pudo encontrar tres cajas de té de manzanilla, no era de su agrado, pero agarro una caja de todas formas. El sabor era más dulce de lo inusual, se había pasado con el azúcar. Abandono la taza sobre el platillo y saco su teléfono del abrigo y marco un número que recientemente había incluido en sus contactos.

—Hola, soy yo… —dijo Jeonghan.

—Jeonghan… —la persona al otro lado sonaba abrumada. — ¿Pero cómo?

—Joshua me dio tu número... —aclaro la duda.

— ¿Cuándo llegaste? —interrogo Suengcheol. Este cerró sus ojos aterrado, como podía hablar con el pasado.

—Llegue hace unos días —explico Jeonghan mientras las yemas de sus dedos coqueteaban con la taza de manzanilla humeante.

— ¿Dónde estás? —Seungcheol aún no entendía porque había hecho esa pregunta innecesaria.

—En nuestro apartamento —respondió el joven. Con varios soplidos esperaba entibiar la caliente bebida.

—Jeonghan sabes muy bien que ese ya no es nuestro departamento. Después de la separación lo vendimos y cada uno se quedó con su mitad —el recuerdo seguía intacto en Seungcheol. Para el había sido duro, después de todo ese lugar acunaba  varios momentos de valor incalculable.

—El dueño lo tiene abandonado, le pedí que me dejara pasar aquí por un tiempo, el  acepto a cambio de una pequeña suma de dinero. —Jeonghan sorbió un poco del té. —Puede que tenga nuevo dueño, pero siento que este lugar es mío… De nosotros.

—Jeonghan ya no hay un nosotros. Todo acabo —Seungcheol se apartó de la cama  y se acercó a la ventana por aire. Su cuerpo lo ansiaba.  

—Seungcheol yo… —las palabras no salían, no te excusa alguna.

—Te di fe para seguir adelante y  tú la rechazaste, lo recuerdas. —el reproche era algo que se venía —Solo… no ahora.

— Seungcheol pensé que podíamos vernos—Jeonghan ignoraba el tono de reproche y de enojo de su ex novio.

—Jeonghan porque. Ahora no, por favor… Yo…  me prometí a mí mismo que iba a empezar de nuevo. —la afligida voz rogaba su libertad. —Por favor.

Lagrimas surcaron sobre la pálida piel. Su rostro no mostraba expresión, solo se presenciaba la  abstracta tristeza que se descubría en la voz de la persona mas delgada.

—Seungcheol…  por favor… solo quiero verte nada más. —Jeonghan no conocía orgullo, ni dignidad, solo quería saborear una última vez más la felicidad.

—Jeonghan me temo que no se va a poder. —inquirió el otro muchacho.

— ¿Por qué? —musito Jeonghan.

—Porque así lo decidiste tu —respondió Seungcheol a la orilla del desconsuelo. Jeonghan no mostraba expresión, pero la otra persona al otro lado del teléfono, luchaba contra la fuerza que deseaba el encuentro.

—Seungcheol eso fue hace muchos años, olvídalo, te lo ruego —de todos sus actos, el peor fue haber abandonado a ese hombre que lo amo tanto.

—La forma en como me lo dijiste, nunca la voy a olvidar. Jeonghan si ahora estamos separados fue por tu decisión y lo único que hice fue respetar tu juicio —Seungcheol inhalaba y exhalaba despacio para calmar su desesperación. Tenía tantas cosas guardadas, quería gritarlas, pero no lo haría. Eso desencadenaría una serie de eventos que incluían a Jeonghan y lo menos que anhelaba en esos momentos era verlo.

—Seungcheol escúchame… —la mano izquierda que estaba sobre la mesa se alzó directo al rostro sombrío. Jeonghan se presionaba la frente con fuerza y de pronto, un sollozo muy sonoro resonó —solo escúchame… yo… me equivoque… ok… Solo deseo verte una vez más, por los viejos tiempos. Recuerdas, cuando me acariciabas y me decías que era lo más hermoso del mundo y yo correspondía siempre a tu cariño.

—Jeonghan… —el nombre se expulsó junto a un resoplido cansado. —Por más que me lo pidas, no puedo. Solo te voy a decir que a pesar de todo, fuiste lo más bello y brillante que me ha pasado. Ya no te amo.

—No digas eso… —grito encolerizado. Durante su fugaz ira tiro la taza de vidrio transparente al piso. El ruido alerto a Seungcheol, este cerró los ojos. No podía hacer nada. —Lo siento, lo siento… lo siento mucho por todo Seungcheol.

—Jeonghan está bien… yo me tengo que ir —declaro el joven moreno.

—No, por favor… solo… quédate unos minutos más. —pidió Jeonghan. Su rostro se mostraba rojizo y las pestañas húmedas.

—Jeonghan recuerdas que eso fue lo mismo que dije antes de que te fueras hace 3 años, lo siento tanto ángel, pero yo tengo que comenzar de nuevo. Adiós. —la rasposa, sin embargo cálida voz se desvaneció en los oídos de Jeonghan.

Seungcheol observo su teléfono con ansiedad, deseaba llamarlo y darle otra oportunidad. Pero su conciencia sabía que eso era algo imposible y menos con la vida que ahora cargaba. Por la ventana pudo observar al joven que regaba agua sobre las flores violetas, nunca iba a olvidar el significado de esas flores. Le había pedido a Jihoon que las sembrara para decorar la entrada de la casa, pero nunca menciono la razón. Ellas son tímidas y llenas de pudor, al igual que Jeonghan lo era en su adolescencia.

Jihoon sintió una mirada sobre su espalda, se giró emocionado y con su mano agarro su sombrero que estaba a punto de salir huyendo junto al viento. Desde su lugar, se inclinó y dejo la regadera sobre el césped. Acuclillado saludo con su mano libre a Seungcheol.  Jihoon hizo un  gesto con su mano; acerco su mano tendida hacia su boca y la dejo ir con un beso volador.

Seungcheol le regalo a Jihoon una sonrisa que parecía de todo, menos felicidad. Alzo su mano e hizo ademan de atraparlo y llevarlo a su pecho. Jihoon revelo una sonrisa y un sonrojo delicado sobre sus mejillas. El chico fornido miraba esas mejillas encendidas, pero en su abismal interior, en lo más recóndito de su alma, sabía que él no se asemejaba para nada a lo que una vez tuvo en sus brazos.

 

— ¡Hola! —Jeonghan continuaba hablando sin razón — ¡Hola Seungcheol! ¡Seungcheol!

Jeonghan arrojo el teléfono lejos de si, se levantó angustiado. Sus manos sujetaron su cabeza con una terrible fuerza. Iracundo dio giros perdiendo el control. Sacudió el lugar con ira y una vez sin fuerzas cayó al suelo sin delicadeza, golpeando su cabeza.

Tirado en el suelo, contemplo su obra. Se había condenado con sus propias palabras. Ahora solo y hundido en tristeza, reflexionaba sobre su existencia. Había llegado a tener todo y por simples caprichos de juventud perdió su fortuna. Su más grande fortuna, decidió alejarse de él con el temor de ser dañado de nuevo. Atado al destino que él había escrito se quedó y sin fuerzas para reinventar la historia, imagino el último momento de alegría que tuvo junto a Seungcheol.

— ¿Me amaras por siempre? —pregunto Jeonghan sonriendo, apoyando su cabeza sobre el regazo desnudo de Seungcheol.

—Claro, eres todo lo que necesito. Te amare hoy y siempre. Aun después de nuestra muerte, te buscare y cuando te encuentre volveré amarte como lo hago. —dijo Seungcheol acariciando la nariz de Jeonghan con una violeta. — ¿y tú?

—Te amare por toda la eternidad… —Jeonghan cerró los ojos sonriendo y avergonzado recostó su cabeza sobre el regazo. Sus mejillas rosadas son lo más grato y dulce, pensó Seungcheol antes de caer dormido.

Jeonghan sonrió después de rememorar ese preciado recuerdo. Sin más, se rindió sobre el piso mugriento y cedió su alma al olvido. 

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