El edificio de grabación de la agencia esta en el distrito X de la ciudad, la vista es exclusiva, poderosa, pero a la vez peligrosa para las celebridades. Aquí ves como semidiós, hueles la grandeza. Desde esta altura los ídolos pueden sentir el dominio y la flaqueza. Si se acercan mucho a la orilla, notan el mundo a sus pies, pero con una libertad limitada al ver el vacío. Depende de la perspectiva o del ánimo con que se este. Por eso es peligroso, ya que puede llevar a la depresión o al cielo. Se cuenta que algunos ídolos han sucumbido en este lugar. Han caído, y no por accidente. 
Esa noche era bastante fría , y a esa altura se sentía el aire que helaba. Zico había llegado hasta ahí inconscientemente mientras hablaba por teléfono. Tenia años que no iba a ese lugar, no le traía buenos recuerdos después de los problemas que tuvo en su carrera y lo que batalló para superarlos. La ansiedad y asfixia de ese tiempo estaba simbolizado en este sitio en el que estar cerca de las estrellas implica no salirte de los limites que imponía, lo que significaba saltar al vacío decenas de pisos abajo.
Escuchó rápidos pasos y la puerta azotarse y ver salir a M como un fragmento de escena de una película de ficción. Ella parecía estarse ahogando. Entre la dificultad para respirar, mientras caminaba con desesperación, se arrancaba la bufanda y se quitaba el abrigo dejándolo caer al suelo sin cuidado, como método para poder sentir el aire frío y espeso que llenaba ese atardecer. M no se percató que Zico estaba a pocos metros de ella, casi escondido. Lloraba y a la vez trataba de que sus pulmones se llenaran de aire fresco, levantando la cara, acercándose cada vez más a la orilla de la azotea. Era obvio que algo andaba mal. Zico estaba atónito, no quería moverse, ni respirar para evitar perturbarla más, pero en eso se escuchó el sonido de un mensaje que le llegó al celular y ella volteó su súbitamente; estaba algo pálida y tenía los ojos rojos, llenos de lagrimas, pero muy abiertos fijándolos en él. Su mirada era indescriptible, recuerda Zico, de asombro, graves y a la vez con dolor. Algo le atormentaba y haber sido vista de esa manera por alguien extraño, no ayudaba. Su respiración aun era pesada y le salía algo de vapor de su boca semiabierta por el frío. -“Perdón, yo…mm mmm….estaba aquí…mmmh….contestaba una llamada…”- le dijo Zico, alzando el celular. No sabia que decirle, aunque ya la conocía de años, ellos no se vieron por mucho y eran casi desconocidos. Solo se saludaban cuando coincidían en algún evento. La atmósfera se volvió aun mas pesada y el ocaso cubrió la ciudad dejando ver cada vez mas sombras. M no le contesto nada, solo volteó la cabeza e hizo un ademán de negación agachada y sujetándose con las dos manos a la barandilla de la azotea que daba al poniente, donde se oculta el sol. Qué podía hacer Zico. Ella lucia inalcanzable, etérea, irreal. El era solo un intruso en este momento íntimo. No debió haber estado ahí. Estaba fuera de lugar. No encajaba por ningún lado y por un momento pensó en solo irse corriendo. Pero no podía moverse.
En eso M se dio la vuelta rápidamente y entró al edificio, desapareció en un santiamén. 
Zico tardo unos segundos en reponerse. Su mente aun estaba en blanco. Ni siquiera sentía los constantes sonidos de los mensajes que le llegaban a su celular. Por un momento consideró que eso no había pasado y que solo fue producto de su imaginación, pero después notó que el abrigo y la bufanda de M estaban en el piso.

Idolsletters.