Lecciones para amar.

Description

(Universo Alternativo en el que Qri es profesora de la hija de Hyomin y tienen una reunión por el comportamiento de su hija. Sin embargo, no es la primera vez que se ven. Pongo un asterisco rojo cuando empieza y cuando acaban las escenas subidas, por si alguien no quiere leerlas.) Sunyoung es una actriz de teatro de afamada reputación, madre de una niña de ocho años, que durante una noche loca, gracias a su amiga Boram, toma el nombre de Hyomin para ir a un club de citas exprés. Allí conoce a una tal Qri, que va a ser el objetivo de todos sus deseos.

Oneshot de Sweet Minkyul que próximamente pasará a ser un fanfic~

 

Foreword

La formalmente vestida Park Sunyoung se dirigió al despacho de la profesora Lee Jihyun. No era poco frecuente que la castaña tuviera que reunirse con los profesores. Su hija de ocho años, Jiyeon, era todo un terremoto. Había hablado con psicólogos y todos le habían dicho que su preciada y única hija padecía trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Siempre que empezaba un nuevo curso, no tardaban en llegar los problemas con los profesores, por mucho que se encargara de adjuntar cada año una hoja en la matrícula argumentándoles que debían prestarle atención y tratarla de manera adecuada, pidiéndoles que pasaran dicho papel a todos los profesores. No era una sorpresa para ella que la hubieran llamado del colegio para hablar con la tutora de su hija.

Llamó a la puerta y esperó a que la invitaran a entrar para abrirla, haciendo primero una reverencia a modo de saludo antes de entrar. Se acomodó el cabello, retirando los mechones que habían caido sobre su rostro y miró a la profesora que estaba sentada frente a su escritorio. Cuando sus ojos se encontraron, se quedó sin habla. No daba crédito a lo que estaba viendo.

- ¿Qri? - se atrevió a pronunciar, creyendo que se encontraba en la mayor de sus pesadillas.

La otra tampoco salía de su asombro, mirando de arriba a abajo a la madre de su alumna. Sus mejillas tomaron un tono carmesí mientras dirigía su mirada hacia su escritorio.

- Hyomin...


Hacía unas cuantas noches, Sunyoung estaba viendo por duodécima vez la película de Frozen con su hija cuando recibió una llamada. Acarició la cabecita de su pequeña genio y se retiró a la cocina para responder a su teléfono.

- ¿Diga? 

- Nada de diga, señorita. Espera, ¿eso que se oye de fondo es Frozen? ¿En serio? ¡Es la quinta vez esta semana! - exclamaba la mujer que estaba al otro lado de la línea. La madre rodó sus ojos y suspiró, sin borrar la sonrisa de su rostro.

- No me negarás que la parte en la que Elsa construye el castillo no es una pasada - razonó, haciendo que su amiga soltara un suspiro.

- No intentes apelar a mi lado de arquitecta mientras estoy intentando apelar a tu lado de juerguista. 

- ¿Qué? No, Boram. No voy a salir contigo de fiesta. Estoy pasando un rato agradable con mi hija.

- Perfecto, porque no vas a salir conmigo. Ábreme, que estoy en tu puerta. 

La castaña rodó sus ojos. Era típico de su mejor amiga; presentarse sin avisar con un plan bajo la manga. No le disgustaba, pero sí era cierto que estaba disfrutando de pasar tiempo con Jiyeon. Caminó hacia la puerta y abrió, encontrándose con su bajita mejor amiga que tenía una maliciosa sonrisa en su rostro. Al ver cómo colgaba su teléfono y lo dejaba en su bolsillo, se dio cuenta de que llevaba una bolsa de una conocida marca de ropa interior.

- No me gusta nada a dónde va esto... - murmuró, negando con la cabeza.

- ¡Tía Boram! - exclamó la niña antes de bajar de un salto del sofá y correr a los brazos de la de pequeña estatura.

- ¡Jiyeon! ¡Qué grande estás ya! - la elogiaba, alzándola en sus brazos.

- Ten cuidado, porque le faltan veinte centímetros para ser más alta que tú - señaló mordazmente la madre, abriendo más la puerta para que su amiga entrara. Jiyeon se abrazó a ella como si fuera un koala y pasaron al salón.

- Tía Boram, ¿te quedas a ver Frozen con mamá y conmigo? - le pidió Jiyeon, poniendo ojitos de cordero degollado. 

- Claro princesa, tú quédate viendo la peli un poco más que yo tengo que hablar con tu madre - le contestó, revolviendo su corto cabello. La niña obedeció y corrió a sentarse en el sofá. Sunyoung se quedó admirada por lo adorable que podía ser su hija, pero salió de ese ensimismamiento cuando su amiga la tomó del brazo y la llevó a la cocina.

- Sea lo que sea lo que tengas en mente, no - se encargó de aclararle cuando vio que Boram cerraba la puerta de la cocina.

- Sea cual sea la excusa que vayas a ponerme, sabes que voy a acabar convenciéndote - contraatacó-. ¡Vamos Sunyoung! ¡Es viernes! Seguro que tu cuerpo lleva tiempo pidiéndote marcha.

- No. Mi cuerpo me está pidiendo tranquilidad y eso es lo que voy a hacer hoy, relajarme - argumentó, cruzándose de brazos.

- Tarde, porque te he apuntado a una cita exprés.

La castaña tardó unos segundos en procesar lo que su amiga acababa de decirle, pero cuando lo hizo, se quedó con la boca abierta y dejó caer sus brazos.

- ¡¿Qué?!

- Lo que oyes. Ponte guapa baby, porque esta noche vas a conocer a mucha gente. 

- ¡Pero que no te he dicho que sí! - exclamó, irritada-. Y además, sabes que no quiero saber nada de hombres.

- Pues mejor, porque vas a conocer a mujeres.

- ¡¿QUÉ?! - gritó audiblemente, tanto que hasta Jiyeon desde el sofá lo pudo escuchar, pero no le dio importancia y siguió viendo la película.

- El procedimiento es fácil: tienes siete minutos para hablar con una mujer. Después de esos siete minutos, suena la campana y hablas con otra durante otros siete minutos. Así hasta que encuentras una que te guste. Cuando ves que una te gusta, tocas la campana, se abre la caja con la llave y os vais. Lo de la llave es opcional, pero ya sabes, por si la cosa se anima tenéis una habitación - explicó, dándole un codazo al decir lo último.

Sabía que no iba a conseguir que Boram cambiara de opinión, así que simplemente suspiró, dándose por vencida en aquella conversación. Los planes de su mejor amiga siempre eran alocados, pero acababan medianamente bien. La única noche que se creía haberse arrepentido en su vida, fue la noche en la que concebió a Jiyeon, tras una fiesta con unos japoneses. Su familia le había dado la espalda al quedarse embarazada con diecinueve años, pero cuando Jiyeon nació, fue lo mejor que pudo pasarle jamás. 

- ¿Te das cuenta de lo que puede dañarse mi reputación si alguien se entera de esto? 

- Te he apuntado con un nombre falso. Esta noche, Park Sunyoung se llama Park Hyomin - anunció con una voz teatral-. No hay nada que temer. Tú ve allí y pásalo bien. 


- Recuérdame por qué estoy haciendo esto - decía una rubia mientras hablaba por teléfono, cerca del club de solteras más famoso de la ciudad. Vestía una gabardina y unas gafas de sol, tan inútiles como innecesarias, pues era de noche y de igual manera, era difícil que algún conocido suyo la reconociera.

- Porque estoy hasta de quedar contigo y lo único de lo que hables sean tus alumnos. Que si la niña hiperactiva, que si la campeona de taekwondo... Blablablabla - respondía la otra, al otro lado del teléfono.

- Esa parte me ha quedado clara, Soyeon - suspiró, pasando su mano libre por su cabello. Miró hacia la puerta del local, iluminado por luces de neón y pensó en entrar-. Ay, qué voy a hacer...

- Por lo pronto, colgar el teléfono, encontrar a una mujer que esté bien buena y tirártela. ¿Te parece buen plan? - contestó con brutal honestidad. 

- No sé por qué sigo haciéndote caso en estas cosas... - murmuró, negando con la cabeza.

- Porque te lo pasas bien. ¿Te has puesto el conjunto que te he comprado? - preguntó, y ésta asintió aunque no pudiera verla.

- Sí, me lo he puesto.

- Pues ya está. Tú pásalo bien, que está todo pagado. Ah, y recuerda que hoy te llamas Qri.

- ¿Qri? - repitió, intentando hacerse al nombre-. ¿Y qué significa?

- No sé. Pensé en Cute y Pretty y me salió eso. Pero el nombre es lo de menos. Tú ve allí y desconecta, y luego conecta con otra mujer, ¿vale?

- Te voy a dar una paliza si esto sale mal.

- No saldrá mal. Chao, Qri - dicho esto colgó, y la rubia soltó un largo suspiro.

Se retiró las gafas de sol y miró de nuevo hacia la puerta del local. Tomó aire profundamente y comenzó a caminar hacia el interior del establecimiento. Mientras la que hoy correspondía al nombre de Qri entraba al local, la que hoy correspondía al nombre de Hyomin esperaba ya sentada frente a una de las mesas que diera comienzo lo de las citas exprés. Sintiendo una enorme impaciencia, decidió llamar a Boram para quejarse.

- ¿Ya has encontrado a alguien? - preguntó Boram nada más descolgar el teléfono.

- Sí, a la camarera. Me estoy tomando un Martini - confesó-. Y esta ropa interior me aprieta. Hace que parezca que tengo mucho más pecho.

- Oh sí nena,  to me.

- Esto es absurdo Boram. Me voy a casa - dijo, levantándose.

- Tú no te vas a ninguna parte sin echar un polvo.

- Boram, más te vale que Jiyeon esté dormida - soltó, un tanto irritada ante la idea de que Jiyeon pudiera escucharla hablar así.

- Sabes que lo está, ¡la has acostado antes de irte! Relájate, termínate el martini. Hagamos un trato. Ten diez citas esta noche. Si ninguna te gusta, te tomas otro Martini y te vuelves a casa. O te vas a una de las habitaciones sola, que para eso he pagado. Es un poco patético, pero así no se va el dinero - dijo, y a la castaña comenzaba a no sonarle tan descabellada la idea-. Pásalo bien.

Y antes de que pudiera quejarse o decir algo más, la de menor estatura había colgado el teléfono. Soltó un suspiro de frustración y devolvió el teléfono a su bolso. El corsé que llevaba bajo el vestido rojo realzaba sus curvas y su pecho. Volvió a tomar asiento frente a la mesa y miró al reloj de la pared. Faltaban dos minutos para que dieran las once y comenzaran las citas exprés. Dio un sorbo a su Martini y lanzó otro pesado suspiro. Se sentía nerviosa y un poco ridícula. No sabía cómo ligar con mujeres. Con hombres era de lo más sencillo. Tendría que refinar sus técnicas de seducción si quería que esa noche hubiera acción.


El silencio era abismal entre aquellas cuatro paredes del despacho de la profesora Lee Jihyun. La madre ni siquiera había tomado asiento, incapaz de moverse de al lado de la puerta.

- Vaya... Qué sorpresa - decía la profesora, ajustándose sus elegantes y estrechas gafas. No sabía cómo mirar a aquella mujer, no tras lo que ocurrió aquella noche en la que ambas, impulsadas por sus amigas, habían acabado en el club de citas exprés más famoso de la ciudad. La castaña no sabía tampoco qué decir, ni siquiera se atrevía a mirarla directamente a la cara.

- Sí... Quién lo iba a decir - fue lo único que pudo salir de sus labios mientras aún trataba de recomponerse del shock.

Las imágenes de aquella noche en el club la invadieron.


La campana sonó. Era un sonido tan familiar para Jihyun que le resultaba hasta un poco perturbador que ese sonido tan conocido sonara en esa situación. Se despidió con la mano de Ahreum, una joven bastante encantadora, pero demasiado joven. Lo único que se podía imaginar haciendo con aquella chica era abrazarla mientras dormía, pero no venía aquí a eso. Aunque se había visto reticente a aquellas citas, lo cierto es que sí le interesaba lo que podía pasar después. Tal y como le había dicho Soyeon y con mucha razón, necesitaba desconectar.

Su siguiente cita de siete minutos fue igual que la primera. Una joven llamada Yoona la miraba con enormes ojos, deteniéndose en muchas ocasiones en su exagerado escote. A mitad de la cita había intentado sacar su lado más atrevido, haciendo referencias a lo que según ella podría posteriormente pasar en el dormitorio. La que aquella noche tomaba el nombre de Qri alzó una ceja, incrédula. Lo único que se podía imaginar haciendo con Yoona era teniendo un encuentro ual poco satisfactorio por su falta de experiencia. 

La que llevaba el nombre de Hyomin no había tenido mucha suerte tampoco. Su primera cita había sido con una chica con aspecto de chico, llamada Amber. Era alta y de pelo corto. Sus gestos eran femeninos pero su rostro no dejaba de recordarle a un hombre. La conversación no era interesante tampoco. Se presentaron, Sunyoung contando mentiras cada vez que le preguntaba por su vida, Amber contándole con emoción lo mucho que le gustaba la música. Si no fuera porque en ese momento estaba metida en el papel de Hyomin, que era algo así como la parte más salvaje de su ser, se habría enternecido con su historia. Se despidieron con un apretón de manos. 

Después de Amber vino una mujer llamada GaIn. No pudo negar que ésta parecía experimentada. Le había causado la impresión de que había estado tanto con hombres como con mujeres. La idea de acostarse con aquella mujer no le parecía descabellada hasta que ésta comenzó a mitad de cita a hacerle preguntas bastante extrañas. La miró con el ceño fruncido, preguntándose a sí misma qué problema tenía aquella mujer en la cabeza. Miró nerviosamente el reloj, deseando que el tiempo pasara rápido. Soltó un suspiro de alivio cuando la campana sonó y comenzó a abanicarse con la mano, tratando de superar el mal trago de aquel incómodo momento.

Y, como se dice, a la tercera va a la vencida. Cuando la rubia se sentó frente a ella, sus ojos se encontraron y Hyomin supo al momento que era ella a quien iba a escoger aquella noche. Tenía un cuerpo despampanante, un escote algo exagerado, pero un pecho de buena forma. Pensamientos parecidos pasaban por la mente de Qri. Tenía un buen ojo para la ropa y podía notar, casi sentir, que la otra llevaba un corsé bajo su vestido. La idea de un bonito corsé apretando los pechos de aquella mujer la excitó. 

- Hola - saludó, extendiendo su mano-. Soy Qri.

El nombre la extrañó un poco, pero suponiendo que era un sobrenombre, tomó su mano y dejó un beso sobre ella.

- Hyomin.

Respondió y soltó su mano. Se quedaron mirándose unos instantes. La tensión ual era palpable, tanto que se podía cortar con un cuchillo. 

- No pareces la clase de mujer que se encuentra uno en una cita exprés - señaló Qri, jugueteando con su copa de vino. 

- ¿Cómo es la clase de mujer de una cita exprés? - quiso saber, alzando su ceja.

- Es mi primera vez - confesó, lo cual tomó por sorpresa a Hyomin, quien abrió ligeramente los ojos antes de asentir con comprensión-, pero no te pareces en nada a la gente con la que me he encontrado.

- ¿Mucha mujer atrevida que quiere desnudarte? - bromeó, tomando un sorbo de su Martini.

- Exacto, pero sólo me he encontrado con una a la que quiero desnudar - se atrevió a decir, sin una poca de vergüenza, mirando fijamente a sus ojos.

- Qué suerte ha de tener esa mujer - comentó, haciéndose la inocente, pues sabía perfectamente que se refería a ella. Qri se pensó su respuesta, incorporándose en su asiento para acercarse más a la mujer.

- Tal vez si tocas la campana conmigo podrás saber lo afortunada que es esa mujer.

Hyomin no lo pensó dos veces antes de tomar su mano y dirigirla a la campana, pulsando el botón. 


El silencio aún era predominante en la sala incluso ahora que la madre de Jiyeon se había sentado frente al escritorio de la profesora. Las dos mujeres ni siquiera se miraban, aún con toda la vergüenza que sentían. No había, sin embargo, ningún arrepentimiento por ninguna de las partes. Simplemente resultaba incómodo hablar o mirarse de ninguna manera que no resultara lasciva. La mujer centraba su concentración en mirar los cuadros que había en la pared, mirando uno a uno desde los dibujos de los niños a los títulos de la profesora. Le resultaba difícil imaginar a aquella mujer como algo más que la bestia sensual que había conocido en el club.

- Hablemos de la pequeña Jiyeon, ¿vale? - propuso la profesora, dedicándole una pequeña sonrisa a la madre, quien sólo asintió.

Dicho esto, volvió a mirar los papeles que había sobre su escritorio. Sin embargo, cada vez que miraba furtivamente a la mujer que tenía frente a ella, no paraba de volver a la noche del viernes en el club de citas exprés.


*

Al tocar la campana, se abrió una caja que tenía en su interior una llave. Era tal y como se lo había aclarado Boram antes de que fueran. Tomó la llave, que tenía adosado un número: el 213. Sin soltar la mano de su acompañante, la dirigió hacia el ascensor, compartiendo alguna mirada mientras recorría con sus ojos su cuerpo. La otra por su parte no podía evitar hacer lo mismo. Sunyoung no era el tipo de mujer que se entregaba tan fácilmente, pero cuando se ponía en el papel de Hyomin o el nombre aleatorio que Boram le ponía durante sus noches locas, estaba dispuesta a hacer todo tipo de locuras.

El caso de Jihyun era un tanto diferente. Estaba acostumbrada a una vida tranquila, pero sí era cierto que en ocasiones tenía el libido bastante alto, y la única manera que tenía de saciarlo era con mujeres. Soyeon no era ninguna idiota y lo sabía. Sabía que había tenido alguna que otra amiga con derechos, pero como ellas acababan enamorándose de la rubia, tenía que acabar su relación y buscar otra. Por eso, que su amiga hubiera tenido la idea de las citas exprés era una locura, pero al mismo tiempo un alivio. 

Cuando las puertas del ascensor se cerraron, la más alta se lanzó a los labios de la rubia, atrayéndola hacia sí por la cintura. Sus labios se movían con rapidez sobre los de la mujer, haciendo que esta soltara un gemido que resonaba sobre sus labios. Hyomin sonreía para sí cuando sonó un ding, indicando que las puertas del ascensor se habían abierto. Se separó de ella y tomándola de la mano, la guió hacia el pasillo, donde buscó con la mirada la habitación 213. Su paso era apresurado mientras caminaba en la dirección hacia la habitación, no siendo capaz de aguantar las ganas de sentir el cuerpo de aquella mujer sobre el suyo. Cuando se encontraba frente a la puerta, introdujo la llave y la giró. Qri tiró de su mano forzosamente, provocando que se girara y agarró su mejilla para chocar sus labios bruscamente. Hyomin rodeó su cuerpo por debajo de su trasero, alzándola para que ésta rodeara su cuerpo con sus piernas. Empujó la puerta para abrirla con su espalda y luego la cerró con la espalda de ella, presionando sus cuerpos contra aquella superficie de madera. Rompiendo el beso, dirigió sus labios a la parte posterior de su oreja, dejando allí un rastro de su saliva para después marcarla con sus dientes. Qri gimió de dolor, agarrándose a los hombros de la alta, clavando sus uñas en su espalda descubierta. 

Hyomin se quitó los zapatos, golpeándolos entre sí, y retrocedió unos pasos, aún llevando a la mujer sobre ella, con la intención de llevarla a su cama. Tropezó con algo que no alcanzó a saber qué era, pues estaban a oscuras, y cayó de espaldas, pero esto no supuso un problema. Qri acomodó su postura y no perdió el tiempo para deshacerse del vestido de la castaña, soltando sus pequeños tirantes y después deslizándolo por su cuerpo. Hyomin la ayudaba, alzando sus caderas para dejar que la prenda cayera a la altura de sus pies. Qri palpó el corsé, sonriendo para sí. Aquella prenda la excitaba de sobremanera. Su respiración era más acelerada sólo con tocar los pechos de aquella mujer, apretados en aquel corsé. Con un movimiento hábil, desenganchó la prenda, dirigiendo directamente sus labios a sus senos. Hyomin soltó un audible gemido y subió sus manos del trasero de la rubia a su espalda, buscando la cremallera con la que poder quitarle el vestido. Su respiración errática dificultaba su misión, pero eso lo hacía más excitante. Las manos de la otra viajaban por su descubierto vientre, deteniendose sobre su fuerte abdomen, marcando con los dedos los músculos que tanto había trabajado en que se notaran minimamente.

Qri no se dio cuenta de cuándo Hyomin había bajado su cremallera, pero que ahora se encontrara lamiendo su clavícula y acariciando sus senos por encima del sujetador la había tomado por sorpresa. Ella misma se deshizo de aquella molesta prenda y permitió que la diera la vuelta, quedando ahora ella debajo, sintiendo los frios tablones de madera bajo su espalda desnuda, mientras Hyomin estaba sobre ella, besándola con furor mientras sus manos hacían mociones circulares sobre sus pechos. Chocando sus pies entre sí, se quitó los zapatos para aprovechar y acariciar las piernas de Hyomin con sus pies. Sus manos fueron después a las bragas de la castaña, quien soltó un sonido de sorpresa sobre sus labios. Se separó de ella, apoyándose en sus codos y tomó aire unos segundos antes de llevar sus labios a sus senos, mientras sus manos se encargaban de terminar de bajar el vestido de la rubia. Ésta la ayudó alzando sus caderas, dejando que la prenda cayera a sus talones. 

Hyomin se detuvo unos segundos antes de introducir bruscamente su mano en la zona íntima de la otra, ahogando sus gemidos bajo sus labios. Deseando escucharla, apartó sus labios de los suyos, dejando pequeños besos en su cuello mientras escuchaba aquella sinfonía. Ayudándose de su mano libre, retiró la última prenda, quedando la mujer totalmente desnuda. De manera tentadora, pasó sus dedos por su entrada, causando una especie de aullido de impaciencia. Sonrió para sí cuando el sonido se transformó en un gemido un tanto gutural, producido al introducirse dentro de ella. Se sentía victoriosa por producir tantas sensaciones en aquella desconocida. Cuando alcanzó su momento álgido, su cuerpo se tensó y sus uñas arañaron la espalda de Hyomin, dejando sendas marcas.

Durante el resto de la noche y hasta el amanecer, Qri y Hyomin exploraron cada parte de su cuerpo, buscando nuevas y diferentes formas de placer en aquella habitación dotada de todo lo necesario. La cama no fue el único terreno de batalla en aquel lugar, que también contaba con un jacuzzi y una pequeña piscina. Se hicieron responsables de cumplir cada uno de sus deseos y de sus fantasías.

*


Aquella noche de o desenfrenado se reproducía en su mente mientras miraba los papeles de su escritorio y no podía evitar que eso le resultara un poco perturbador. Se había preparado mentalmente para hablar con la madre de Jiyeon sobre su reciente comportamiento, no esperaba en absoluto que esa mujer sería la misma mujer de la que conocía todos sus lunares y marcas de nacimiento, la misma mujer que sabía que la razón por la que vestía un fular ese día no era por prevención de un posible resfriado, sin por ocultar las marcas que la castaña había dejado en él. No podía evitar sentir una pequeña excitación por reencontrarse con ella.

Sin embargo, estaban allí para hablar de Jiyeon y eso era lo que iban a hacer.

- Bueno - comenzó Jihyun, soltando un pequeño suspiro y dedicándole una sonrisa a su interlocutora-, imagino que supondrá por qué estamos haciendo esta reunión.

La madre asintió en respuesta.

- Es porque mi hija tiene déficit de atención - respondió, pero se llevó una sorpresa cuando la profesora negó con la cabeza.

- Pensé que supondría que es por eso, pero no es así. Quería enseñarle la redacción que ha escrito su hija sobre usted - extendió su mano, entregándole una hoja con líneas azules, en la que la madre pudo identificar con claridad la letra de su pequeña Jiyeon. Tomó la hoja y comenzó a leerla. Jihyun sonrió mientras los ojos de la hasta ahora muerta de vergüenza Hyomin se llenaban de brillo. Para cuando alzó su mirada y sus ojos se encontraron, la madre estaba al borde de las lágrimas, pero tenía una enorme sonrisa en su rostro.

- Le agradezco mucho que me lo haya enseñado - le dijo con total honestidad. Al hablar, las lágrimas salieron de sus ojos, pero las secó con brevedad.

- Tiene una hija brillante, señora Park - confesó, mirando a la mujer con admiración-. Tiene una capacidad impresionante para escribir. Sus redacciones están cargadas de emoción. Su hija no tiene ningún problema, lejos de lo que le hayan dicho los profesores de otros años - negó con la cabeza, como si tuviera delante a alguno de sus negligentes compañeros de trabajo delante-. Todos ellos se equivocan. Jiyeon es una niña inteligente, muy positiva y muy creativa. No deje que gente que tiene un graduado en magisterio le haga creer que su hija es el problema cuando ellos no son la solución.

Esas palabras eran algo que Sunyoung había estado deseando escuchar desde hacía mucho tiempo. Se sentía infinitamente agradecida por haberlas podido escuchar.

- Muchas gracias. No sé qué decir, pero, de veras, muchas gracias.

- Sé que ha tenido que ser duro para usted, por eso pienso comprometerme al máximo con Jiyeon. No quiero que ni ella ni usted pasen de nuevo por los infiernos que les han hecho pasar - confesó, quitándose las gafas. Al mirarla, Sunyoung no veía a Qri. Veía a Jihyun, la comprometida profesora que se preocupaba por su hija casi como si fuera suya.

- Había notado que mi hija venía a casa del colegio mucho más feliz, pero no sabía que se debía a usted. Muchas gracias, de veras - dijo de nuevo Sunyoung, incorporándose para extender su mano hacia la de ella. Ella tomó su mano y la estrechó. El contacto era un tanto diferente a la primera vez que se habían dado la mano, pero la firmeza del apretón era todo lo que necesitaba para ver que los sentimientos de la profesora eran sinceros.

- Bueno, también hay algo más. Su hija tal vez no se lo confiese, pero... - una juguetona sonrisa apareció en los labios de la profesora-. Lo cierto es que la pequeña Jiyeon está enamorada.

La madre no pudo evitar abrir sus ojos con sorpresa antes de que apareciera una sonrisa en sus labios.

- ¿Qué me dice? - preguntó con incredulidad, soltando una pequeña carcajada, alegrada por esa agradable sorpresa.

- ¿Conoce usted a los padres de Ham Eunjung? - quiso saber la rubia. La mujer asintió en respuesta.

- No me diga que Jiyeon se ha enamorado de la campeona de Taekwondo.

La profesora simplemente asintió en respuesta y Sunyoung no pudo evitar reírse por la ternura que aquello le causaba. Su hija se había enamorado por primera vez y era una situación muy dulce. La pequeña Ham Eunjung era una niña adorable que siempre quedaba para jugar con su hija. Le gustaba mucho Eunjung, porque siempre la protegía de todo. En una ocasión los padres de Eunjung le habían contado que la pequeña pelinegra había llegado a casa llena de heridas porque había defendido a Jiyeon de una abusona. Adoraba a esa niña porque aceptaba a su hija como era. 

- El otro día Jiyeon se acercó a mí y me contó que quiere pedirle matrimonio - confesó la profesora, con una amplia sonrisa en su rostro. La madre soltó un sonido de ternura, cubriendo su boca con el dorso de su mano mientras reía.

- Me lo creo perfectamente, viniendo de mi hija.

Las dos mujeres rieron, ambas con la imagen de la pequeña Park Jiyeon pidiéndole matrimonio a Eunjung en la cabeza. Cuando sus ojos se encontraron, el sentimiento era totalmente diferente. Cuando miraba a los ojos a la profesora, no sólo veía a aquella lujuriosa mujer que conoció en el club de solteros. Veía toda la ternura y el amor que había por su trabajo y por los niños. Nunca habría imaginado que ese podría ser el otro lado de Qri, la misteriosa desconocida. Cuando Jihyun miraba a los ojos a aquella madre, veía que quien había tomado el nombre de Hyomin, era una mujer totalmente diferente, entregada a su familia.

- Disculpe por la indiscreción, señorita Lee, pero ¿tiene planes el viernes por la noche? - se atrevió a preguntar. Esta pregunta la pilló por sorpresa, pero dado que tenía curiosidad por dónde podría ir el asunto, decidió decirle la verdad.

- Lo cierto es que no - respondió con sinceridad.

- Mi compañía de teatro va a representar Romeo y Julieta en el Olympic Hall. Es mi primera obra como protagonista. Me gustaría invitarla a que viniera a verla para agradecerle todo lo que está haciendo por Jiyeon.

Si la pregunta anterior la había tomado por sorpresa, que la mujer con la que estaba hablando, la que había sido su amante en aquella noche de viernes en aquella habitación, fuera la actriz principal de la obra de teatro que estaba anunciada en casi todos los lugares de la ciudad. 

- Eso me encantaría - asintió, uniéndose a su propuesta-. Podríamos ir a cenar después.

- Me parece una idea estupenda. 

Se miraron una última vez antes de que Park Sunyoung se levantara de su asiento. De su bolso, sacó su cartera y le entregó una tarjeta de visita con su número de teléfono. Jihyun la aceptó y extendió su mano para ofrecerle otro apretón. Ésta aceptó y estrechó su mano. Se despidieron con un leve movimiento de cabeza y la castaña caminó hacia la puerta, cerrándola tras de sí.

Qri y Hyomin se quedaron en la habitación de aquel club de citas, mientras Jihyun y Sunyoung estaban a punto de iniciar una relación que las llevaría más lejos de lo que habrían imaginado.

Comments

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gogixx
#1
Chapter 8: this is so nice ^^
greenjade21 #2
Chapter 11: I know I already reserved this for reading, sorry that I was able to finish it only now. But, I'm glad I was able to have time and read it! Love your MinKyul story. I liked how they started and shock they were upon knowing their identity and loved it how they grew to eventually love each other. And Jiyeon and Eunjung's character, so cute! Seriously, as the story progresses, it grows with you too ... simple but, meaningful. Awesome one! Thanks for sharing this. :)
Hedle19
#3
Chapter 11: decidí comentar al final.. la verdad es que la historia me encantó de principio a fin, fue curioso imaginar a una Jiyeon y una Eunjung de 8 años me encantó, y toda la historia de amor pintada para el MinKyul fue tan jsnzudjjs... realmente me fascinó
Fengxian
#4
Chapter 11: This was a really sweet story and I enjoyed reading it 'til the very end. I liked the way they met and how the relationship developed as the story went on. Qri was just all kinds of perfect for Hyomin and her daughter. Jiyeon as Hyomin's daughter was cute and her blossoming romance with Eunjung since childhood was adorable. Boram and Soyeon were hilarious in their own right and their friendships which their respective main character mimicked each other in some way. You write so well that I'm enjoying all of your Minkyul stories thus far.

I apologize for commenting in English to this story but it is easier for me to express how I felt about it in my second language than my first haha.
Ajumma29
#5
Hasta ahora no había podido comentar esta obra de arte, pero no sabes lo que llegué a amarla ;////; Me la leí entera en una de estas tardes de lluvia que no tienes ganas de hacer nada y no me arrepiento de haberme quedado con la mantita y las golosinas mientras leía esto; es mejor que una película, tan bonetu~
La imagen tierna de Hyomin y Jiyeon me llegó al kokoro ;; Y el gran empeño que pone Qri con sus alumnos da la imagen de esa profesora que cualquiera querría tener para pasárselo bien y aprender. ¡Quiero una Qri en mi vida! Ok ya, pero realmente el FanFic fue hermoso, bonito y muy sincero, te felicito por esto <33

Y ah, el final fue tan bonito too, Eunjung y Jiyeon como pareja y ay, hermoso todo ;/////; -Huye a llorar-

PD: Hwa Young te lovea~
MisskimHyun
#6
Chapter 11: ¡¡OWWWWWWWS!! Aunque faltó la escena de la boda de Jiyeon al estilo Frozen xD
Lo amé, me encantó... ansio que escribas más historias Minkyul (son mi perdición).

No encuentro palabras para expresar todos los bellos detalles que me enamoraron. Desde las palabras dulces, los hermosos momentos. Es todo lo que me gusta en un fic. *se levanta y aplaude por horas* me encanto en verdad :'3
MisskimHyun
#7
Chapter 10: ¡Jajaja! Que si he amado este capítulo.
o es igual a juego de maquinitas para ellas xD. Curioso que hayas elegido la canción de y Love para esa escena, siempre tuve vagas imaginaciones de escenitas lindas sobre y love pero nada como esta. <3 Waah lloraré, ya se acaba TmT
MisskimHyun
#8
Chapter 9: Waaah no ya casi el final dios mio no puede ser. Jajaja pues a mi me ha encantado leerla creeme esta matavillosamente hermosa y me parto de risa xD.
Por otra parte... la filosofía que usaste para referirte al lunar de Qri. Wow, mis respetos, eso fue muy bello.

Eres una romántica. ;D jaja me agrada eso, asi los fics son romanticones *O*
MisskimHyun
#9
Chapter 8: Jajajajaja que hermoso y triste es ver que me quedan pocos capitulos para que termine TmT
MisskimHyun
#10
Chapter 7: *----* no hubiera pensado en una mejor manera para la pedida de novia <3
Jajajaja esa Kyup como novia obsesiva xD pues termuno ganona y siendo su novia