Todo lo que su vista captaba era una amplia superficie coloreada de un brillante verde esmeralda. Intenso. Vivo. El viento mecía las ramas de los árboles y el césped. Las flores se movían tímidamente. Era realmente una postal hermosa.

-¿Te gusta? – Aquella voz tan familiar, le hizo suspirar.

-¿En serio tengo que responder?- hizo una pausa, no tenía palabras suficientes que lograran expresar todo lo que sentía. – Eres maravillosa… siempre… siempre sabes actuar en los momentos correctos. Eres una persona cuidadosa en cada detalle. Aún no sé cómo fue que una persona como tú, se ha fijado en una persona deschavetada como yo.

Y ambas rieron, mirándose con dulzura. Dejándose cobijar por los tímidos rayos del sol que se filtraba entre las ramas de aquel árbol que les brindaba su sombra. Entonces, la mayor, abrazó a la joven Park, rodeando su cintura suavemente mientras dejaba descansar su mentón sobre su hombro derecho.

-La pregunta, realmente es, ¿Cómo no fijarse en ti, Sun Young? Eres fascinante. Brillas como un faro en medio de la oscuridad. Yo solo era un barco sin rumbo.

-¿Un barco pirata? Debo decirte que te quedan bien esos sombreros y botas; quizás te agregaría un loro en el hombro. –Comento Hyomin con tono jocoso. Qri rió suavemente, y apretó un poco más su agarre.

-Si quieres verlo de esa forma, si. Yo era un barco pirata en busca de tesoros. Y encontré en ti, el mayor de todos ellos…. El amor.

-Ji Hyun, eres una cursi.- la menor se apartó de su lado, y comenzó a caminar. Sentir la hierba debajo de sus pies desnudos, era agradable. Le hacían cosquillas.

-¡¿Una Cursi?! Por una vez que trato de decirte cosas dulces y me sales con esto. –En su tono había reproche. Y sus labios se fruncieron levemente.

Un silencio tranquilo, se formó entre las dos. Hyomin iba por delante, caminando entre aquellas flores silvestres. Sus manos extendidas para rozarles con las puntas de los dedos apenas.

Qri iba solo tres pasos detrás, sin perder detalle de esa hermosa castaña. Se alegraba de haber dado aquel primer paso. De haber escuchado al corazón. De actuar impulsivamente.

Porque Hyomin era la persona que le ponía colores vivos y hasta medio psicodélicos a su vida. Mientras ella, daba tranquilidad y seguridad a menor.

Entonces, los pasos de JiHyun se detuvieron. Y Hyomin se percató de ello. Se dio media vuelta y entonces se asustó, porque no lograba verla. Pero pronto volvió a respirar calmadamente. Qri simplemente se había acuclillado delante de una preciosa flor de tonalidades rosáceas. Hyomin entonces, se puso a su altura.

Una mariposa blanca, se posó justo sobre la nariz de la mayor.

-Solo en mis sueños, creí que te alcanzaría. Nunca esperé que te fijaras en una oruga como yo.

-Yo también era una oruga entonces Hyomin.- La mariposa se elevó, dando vueltas alrededor de las dos jóvenes.

-¿Eh? –la menor le miró con la ceja arqueada. ¿Qri una oruga? No, claro que no, esa mujer era toda una criatura angelical.

La mayor se puso de pie y se plantó delante de una Hyomin que no lograba comprender del todo. Quizás era el perfume dulzón del lugar. Entrelazó sus manos con la castaña. Y le dedicó la más cariñosa de sus sonrisas.

-Tú eres la persona que me hizo florecer, Hyomin. Y… creo, mi cielo, que juntas, hemos logrado convertirnos en lindas mariposas... Gracias por ayudarme a extender mis alas.

-No JiHyun, gracias a ti, por volar a mi lado.