POV Minzy

«He regresado»

Lo decía con una voz tan suave que por un momento me estremecí al estar entre sus brazos.
¿Quién era él? ¿Y por qué me abrazaba así?

«He regresado»

Repitió una vez más cerca de mi oído, dejándome un ligero escalofrió a través de mi cuerpo cuando se alejó de mí.

Al tenerlo de frente fije sus ojos en los míos. Esos ojos, rasgados y marrones, un tono marrón tan profundo que rápidamente me vi envuelta en ellos. Aquellos ojos que me miraban como si no lo hubiesen hecho en mucho tiempo. Me sentí angustiada en ese momento.
¿Qué se suponía que debía hacer si no sabía quién era él?

-Alice… - Su tono reflejaba preocupación - ¿N-No me recuerdas? Soy yo, Kevin…

Dijo su nombre pero aun así no sabía quién era.

-Yo no sé quién eres. M-Mi memoria… – Mi voz empezó a titubear hasta que finalmente se quebró – Perdí la memoria

Bufó diciendo: ¿Estas bromeando, cierto?

La expresión de su rostro cambio cuando notó que no se trataba de ninguna broma. Sus labios se unieron en una dura línea, y sus ojos reflejaron tristeza.
Se acercó un poco para sujetar mi mano, dijo algo en un idioma que no pude entender.

-No importa como haya sucedido, yo me encargaré de crear recuerdos felices contigo – En su rostro había un sentimiento de esperanza que me hizo sentir confiada



Kevin Woo, era sobrino de Park Jung Soo. Sus padres habían muerto hace 10 años, su tío lo había enviado contra su voluntad a estudiar a Corea, este año había conseguido la edad legal para viajar y después reunir el dinero suficiente viajaba a Estados Unidos para encontrarse conmigo, su amiga de la infancia. Habíamos crecido juntos debido a la amistad que nuestros padres habían tenido en el pasado. 



POV Kevin

Habían pasado siete años desde que la veía por última vez. Su rostro adolescente y aquella mirada inocente era lo que más recordaba. Habíamos sido amigos desde el jardín de infancia y ahora teníamos que separarnos.
Tenía quince y ella recién había cumplido trece, me había acompañado al aeropuerto y a pesar de que sabía que al final derramaría lágrimas, acepté su compañía.

-¿Por qué tienes que irte? - Su inocencia me conmovía 

Sonreí ligeramente manteniéndome fuerte ante ella.

-Tengo que hacerlo - Dije 

No quería irme, mi tío me enviaba contra mi voluntad a estudiar al país de origen de mis padres, Corea del sur.

-No te vallas, por favor - Su voz se quebró cuando rodeo mi cuerpo con sus cálidos brazos - Por favor...

Los sentimientos se agolparon en mi pecho. Me sentía tan incapaz, no podía hacer nada para persuadir a mi tío.

-Voy a volver - Le prometí mientras la tomaba de los hombros para poder observar sus claros ojos cafés que me miraban inundados en lágrimas - Te lo prometo 

Mostré una falsa sonrisa, aunque por dentro estaba muriendo.

-Espera por mí, de acuerdo
-Kevin - En un susurro cayeron sus últimas lágrimas

Mi cuerpo actuó por impulso, mis labios se unieron a los se ella un tierno e inocente beso. El tiempo se detuvo para nosotros, nos transportamos a un mundo el que sólo existíamos nosotros dos. Era mi primer beso y aunque estaba abatido por mi repentina partida, en mi corazón se quedaría grabado este mágico momento. Me fui alejando lentamente de su rostro y la miré. Nuestras miradas se unieron llenando de ternura el momento. Limpie de sus mejillas los restos de lágrimas.

-Te quiero Alice, y volveré por ti

Dije por última vez antes de que el secretario Jones llegara con mi pasaje. Nuestras manos entrelazadas se negaban a separarse, grabé en mi mente la suavidad y textura de su mano, la recordaría siempre que me sintiera solitario. Mi mano fue deslizándose sobre la suya hasta que finalmente nos separamos.

-Esperaré por ti toda mi vida si es necesario. Te quiero Kevin

Sus últimas palabras me entusiasmaban. La miré por última vez antes de perderla entre la multitud.


Había pasado un largo tiempo, recién cumplía 21, la edad en la que era considerado un adulto en Corea. Estaba decidido a regresar a Estados Unidos. Me tenía preocupado la repentina desaparición de Alice, manteníamos comunicación por medio de una red social poco conocida. En su cumpleaños número 16 era la última vez que podía ver su rostro a través de una video llamada, desde aquella ocasión solo nos comunicábamos solo con mensajes escritos, la personalidad de Alice había cambiado por completo, era distante y cuidadosa con sus palabras. Un año antes de mi regreso perdía por completo la comunicación con ella.
Hice todo lo humanamente posible para apresurar mi viaje y encontrarme nuevamente con ella.



POV Minzy

-¿Me dejarás tocar tu auto? ¿Hablas en serio?

Estaba entusiasmada, por fin aprendería a conducir. Jung Soo me había regalado un auto por mi cumpleaños 23, la única condición para usarlo era que debía obtener mi permiso para conducir. Kevin se ofrecía a enseñarme. Estaba sorprendida ya que a excepción del experimentado chofer y él, nadie más tocaba su auto.

Habían pasado tres años desde que «empezaba desde cero» en mi vida. Como lo había prometido Kevin, creamos nuevos recuerdos juntos. 

Subimos al lujoso auto azul de Kevin para mi primera clase.

-Toma el volante – Me indicó – Pisa con suavidad el acelerador 

Seguí cada una de sus indicaciones, me estaba yendo bastante bien en la primera vuelta hasta que un perro se atravesaba en mi camino, giré el volante con brusquedad y choqué contra un buzón. Había cerrado los ojos ante el impacto, abrí lentamente los ojos para mirar a Kevin.

-¿Te encuentras bien? – Preguntó con desesperación 

Asentí apenada y después de quitarme el cinturón de seguridad salí del auto para evaluar los daños. Lo primero que note el destrozado buzón de la Sra. Smith, con temor continué hasta el frente del auto «¡Oh no!» La defensa delantera estaba estrellada. Kevin salió enseguida y miró el desastre. Infiernos, había chocado su auto favorito en mi primera lección de manejo, estaba más que apenada, estaba muy avergonzada.

-L-Lo siento – Mi voz tambaleaba entre las palabras – Pagaré los daños…
-¿Te encuentras bien? – Sujetó con preocupación mi mano - ¿Te duele algo? 

Negué con la cabeza y me atreví a mirar su rostro. No parecía estar enfadado, más bien parecía estar mortificado por el incidente.

-En verdad, lo siento mucho… - Me disculpé una vez más

Sus brazos me rodearon por completo y ya que era un poco más alto que yo recargó su cabeza sobre la mía, acarició mi cabello con ternura mientras decía: -No te preocupes, lo importante es que tu estas bien. Dejaremos la lección hasta aquí, de acuerdo

Kevin era muy amable, no solo ahora, sino siempre era así. Encantador y gentil. Era su auto favorito y aun así no estaba enfadado conmigo.
Regresamos a casa, Kevin condujo de regreso, claro. Para la cena, Jungsoo nos acompañó. No siempre lo hacía, así que la mesa tenía un aire expectante debido a su presencia. La cena transcurría en silencio hasta que a la mitad de la misma Jungsoo reveló el reciente contrato con una empresa coreana para la distribución del álbum una banda proveniente de dicho país. Kevin había vivido en Corea por casi 7 años, incluso se había graduado en la Universidad de Seúl, así que Jungsoo entregaba este proyecto a Kevin. Yo también colaboraría en este proyecto, recientemente me había titulado y sería mi primera colaboración bajo el sello de Padai Corp.
La primera reunión se llevaría a cabo en tres meses, así que debía prepararme, primero con el idioma, aunque extrañamente lograba aprenderlo con facilidad, «como si en el pasado lo hubiese hablado a la perfección» eso era lo que siempre me decía Kevin.

Después de la cena fui a mi habitación, estaba disfrutando de una novela al pie de mi ventana cuando Kevin entró para invitarme a caminar. Acepté su invitación y salimos juntos. Las calles de Chicago eran bastante tranquilas y agradables durante el invierno. Caminábamos silenciosos disfrutando de la vista y de la compañía mutua cuando nos detuvimos en una cafería.

-¿Chocolate? – Preguntó Kevin antes de llegar al mostrador

Sonreí haciendo obvia mi respuesta.
Nos sentamos en una mesa para tomar nuestras bebidas antes de seguir con nuestra caminata.

-Sabes que es extraño – Dijo Kevin mientras le daba un sorbo a mi bebida – Cuando éramos niños no tolerabas el chocolate, incluso en la secundaria te quejabas cuando los niños te los obsequiaban, y ahora, adoras comerlos
-Tal vez empezaron a gustarme… - Contesté

Él rio por mi respuesta acomodando el mechón suelto detrás de mí oreja. Sus profundos ojos marrones se encontraron con los míos. El sentimiento que Kevin despertaba en mí era extraño, pero se sentía bien «¿podría ser lo que la gente llama amor?» No estaba segura. Kevin me conocía mejor que cualquier persona, incluso mejor que yo. Era agradable estar con él, y a pesar de que había convivido con chicos guapos durante la universidad, nunca me había sentido atraída por alguno de ellos. El rostro de Kevin resultaba familiar para mi sueño recurrente, especialmente sus ojos, morrones y rasgados, aquellos ojos que me miraban con tanta ternura e inocencia, aunque en la vida real la mirada era similar, aseguraba que Kevin era la persona indicada para mí. Él siempre era tierno y amable conmigo, y nunca había ocultado sus sentimientos hacia mí.

-Casémonos – No estaba preparada para escuchar esa propuesta que provino de los labios de Kevin – Alice, te amo. Todos los días tengo miedo de que desaparezcas de mi vida, quiero estar a tu lado, contigo, cuidar de ti y amarte por el resto de mi vida…

Escuchaba sus palabras pero no podía razonarlas rápidamente.

-No tienes que contestarme ahora mismo, puedo esperar por tu respuesta


Estaba nerviosa por la reunión, era la primera vez que me presentaría en nombre de Padai Corp. Divagaba en mi mente repasando una y otra vez el plan que proponía la empresa para el concepto del álbum. Con torpeza dejaba caer los documentos al suelo «Rayos» Me arrodillé en el suelo para recoger los papeles regados por el lugar, afortunadamente alguien me ayudó con todo este desastre, extendió su brazo para ayudarme a ponerme de pie. Miré su mano, recorriendo su largo brazo y su hombro, su cuello alto en donde sobresalía su manzana de Adán. Me sentí abrumada cuando miré su rostro, sus finos labios de cereza, nariz alta e impresionantes ojos color marrón me intimidaron. Un escalofrío recorrió mi cuerpo como un choque eléctrico. Mi cuerpo se paralizo por breves instantes cuando su mano entró en contacto con la de él. Cuando me puse de pie, fije la mirada en nuestras manos entrelazadas, era extraño pero su mano se sentía bien. Enseguida alejó su mano de la mía como si fuera incorrecto lo que estábamos haciendo «¿Lo era?»