POV Changjo

Desde nuestro primer encuentro todo había sido un desastre. Esa chica corriendo y cayendo sobre mí cada vez que nos encontrábamos resultaba molesto, o al menos eso pensé.

La primera vez que la veía me había dejado completamente confundido, su rostro era tan parecido al de Minzy, sus gestos y voz, me hacían recordarla. Cuando las cosas se aclaraban y nos enterábamos de la verdad, por fin lograba entender la razón del sorprendente parecido entre ellas.
En nuestros posteriores encuentros sucedía lo mismo. Ella de alguna manera tropezaba y me caía encima. Debo admitir que era linda, sus ojos eran ligeramente más claros a los de Minzy y su cabello rizado caía bien sobre sus hombros, nunca me di cuenta de eso hasta que fue muy tarde.

Su nombre era Claudia, aunque todos la llamaban “Yun”, había llegado desde Londres en busca de su amigo, un aprendiz en TOP Media. Estudiaba música y su compañero inseparable era un violín azul, su objeto más preciado.
Para ser honesto ella no me interesaba en lo más mínimo, a pesar del enorme parecido que tenía con Minzy, esa chica era completamente diferente a ella. Estar cerca de ella me provocaba un sentimiento extraño así que prefería mantenerla lejos de mí.

Cuando la relación de Chunji y Minzy pendía de un hilo, nosotros no teníamos la menor idea de que Hana era quien estaba detrás de todo, acosando a Chunji y obligándolo a estar con ella. Teníamos una discusión cuando intentaba hacerlo reaccionar aquella vez cuando asistíamos al programa de música, no pretendía ir detrás de Minzy, solo quería que Chunji dejara de tontear. En dicho programa participábamos con los integrantes de Infinite, así que me acerqué a ellos para saludar. Caminaba de regreso al camerino para cambiar mi atuendo, al final del pasillo se encontraba esa chica. Limpiaba sus ojos al parecer estaba llorando. No deseaba acercarme pero mis pies ya estaban caminando en su dirección enseguida me detuve cuando otra persona se acercó a ella, al parecer era Hoya, integrante de Infinite quien se sentaba junto a ella. Al parecer ellos eran cercanos, no sé cómo, pero lo eran. Aparté la mirada de ellos y continué con mi camino mientras una extraña sensación surgió desde el fondo de mi corazón. No presté mucha atención a ello y seguí hasta la habitación para cambiarme.

Después de largo tiempo no volvíamos a encontrarnos, hasta aquella salida para ir a ver la lluvia de estrellas. Al menos esta vez no cayó sobre mí, me dije a mi mismo cuando nos encontramos.
Me sentaba cómodamente cerca de un árbol para pensar un poco, o bueno, honestamente no deseaba estar cerca de esa chica. Pero como si mi subconsciente la llamara, ella llegó a mí. Me miró fijamente, sus ojos de avellana se hundieron sobre los míos, por breves instantes me sentí tan indefenso, era como si ella pudiera entrar en mi mente. Me preocupaba que ella pudiera darse  cuenta de lo que me había provocado hace un momento así que evite su mirada a cualquier costo.

-Espera - Su voz me detuvo - ¿Por qué te desagrado tanto?

Di media vuelta y sin darme cuenta volvía a caer en sus ojos claros que me miraban aprensivamente.

-No sé a qué te refieres - Había una lucha dentro de mí para apartar mi mirada de la suya

Esta chica, no la comprendía. O quizás yo no me comprendía, no sé, solo trataba de mantenerme alejado de ella. La hacía a un lado y trataba de continuar con mi camino pero no contaba con que ella seguiría detrás de mí y me cayera encima rompiéndome el brazo. Realmente no lo vi venir. Me llevaron a una clínica cercana de donde salí con el brazo enyesado.
Después de esto esperaba no verla por largo tiempo, pero me veía sorprendido cuando ella llegaba por la mañana a nuestra casa. Ella parecía estar tan contenta ¿y mi brazo qué? Reproché en mi mente.

-¿Necesitas algo? - Dije con indiferencia, tal vez eso disminuiría su estado de ánimo

Y así fue, su rostro se obscureció ligeramente pero aun así seguía siendo lindo. Alejé aquellos pensamientos que se habían formado acerca del aspecto de esta chica y continué con mi indiferencia hacia ella. Trataba de disculparse pero yo estaba siendo bastante despiadado con su disculpa. Esa personalidad fuerte y obstinada sobresalía, quizás me estaba volviendo loco pero ver cómo me gritaba era agradable. Me parecía divertido así que la seguí molestando. Se formaba una pequeña curva al final de sus ojos cuando ella se enojaba, pude notarlo. Al escuchar la poco escandalosa conversación los demás salieron y se percataron de su presencia.
El propósito de su visita era cuidarme, realmente no la necesitaba así que me negué, no deseaba tenerla cerca de mí por compasión. A pesar de mi insistencia, CAP hyung dejo que la chica se quedara a cuidarme durante la práctica.
Fui a mi habitación para evitarla el mayor tiempo posible pero al final salí por agua, era eso o tenía curiosidad por saber lo que estaba haciendo. Ella estaba en la cocina, debo admitir que el olor era exquisito.

-¿Vas a comer? - Pregunté intentando hacer notar mi presencia

Apartó su mirada en dirección contraria, como si me ignorara, eso me irritó y me encaminé a la salida. Desprevenidamente sujetó mi muñeca “Lo preparé para ti” escucharla decir con una suave y tímida voz me hizo sentir ¿raro?, emocionado tal vez. Ella deslizó su mano y liberó mi muñeca, me aproxime a la mesa y tomé mis palillos, tomar la comida con mi mano izquierda resultaba más difícil de lo que pensaba.

-Voy a ayudarte - Se sentaba a un lado quitándome los palillos de mi mano

Ciertamente no deseaba ser alimentado por ella, eso me hacía sentir aún más raro. Trataba de conseguir nuevamente los palillos pero ella volvía a gritarme “¡Yah! ¡Deja de quejarte y come!” En sus ojos volvía a formarse esa curva. Me intimidaba con su mirada así que acepté que me alimentara. El plato por fin se quedaba vacío y la chica me limpió mis labios, sus dedos rosaron un poco la fisura provocando cierto cosquilleo que viajó a través de mi columna vertebral.

-¿Por qué haces eso? - Dije mirando a profundidad sus ojos claros

Más bien, la pregunta debió ser ¿Cómo haces eso? Entrar en mi mente, y provocar extraños pensamientos sobre ella. Apartó la mirada de la mía, parecía incomoda con la pregunta, liberé su mano y me levanté “Iré a dormir” Fue lo último que dije antes de seguir perdiendo la cabeza.

Al día siguiente iba a la academia para declinar sobre mi participación en el concurso de baile, no podía participar con el brazo roto. En mi camino me encontraba con ella, solo que ella no me veía, estaba platicando con Hoya. Nuevamente ese sentimiento aparecía ese sentimiento, solo que esta vez era más intenso. Me estaba volviendo loco, estaba empezando a sentir cosas extrañas por esa chica. Hice caso a mi cerebro y seguí con mi camino, pero desafortunadamente me hacían regresar al día siguiente.
Regresé a la misma hora y me encontraba nuevamente con ella. Me saludó pero no correspondí, me sentía enojado con ella sin alguna razón.

-Me inscribí al concurso de baile - Me sorprendía con la noticia - Aunque no soy buena, voy a esforzarme mucho para hacerlo bien en el escenario

Sus ojos me miraban con ilusión pero se oscurecían cuando deje caer mi enojo sobre ella, por su culpa yo no participaría en el concurso ya que mi brazo estaba roto, resultaba irracional enojarme con ella por algo tan insignificante o tal vez no era por eso.
Me incomodaba ver su rostro entristecido, quise disculparme pero en ese momento llegaba Hoya. Su relación era bastante cercana, eso me hizo sentir más irritado. Ambos se alejaron y continué con mi camino.
Por la noche regresaba después de hacer algunas compras, por fin había conseguido calmar mis emociones cuando volvía a encontrármela estropeando todo en mi mente.

-Por lo que sucedió en la tarde. Lo siento, no sabía que deseabas tanto participar en el concurso - Su voz suave y tímida me conmovió
-Eso ya no importa - Traté de mantenerme firme frente a ella
-Ya que no pudiste participar, yo me esforzaré el doble, haré mi mejor esfuerzo…

Era lo último antes de dejar el elevador, su caminar era extraño. Ella había dicho que había entrado al concurso y quizás sus ensayos ya habían empezado. Tch, que chica tan débil. Dije para mis adentros y subí a mi piso.
Al día siguiente la visité en la academia, sin darme cuenta ya la estaba buscando entre los pasillos cargando algunos tónicos para ella y su débil y torpe cuerpo. Por fin la encontraba, no había imaginado que era Hoya quien la estaba ayudando con sus prácticas. Me sentí como un tonto, deje las cosas a un lado de la puerta y me alejé del lugar.
No volví a acercarme a ella, trate de mantener mi mente ocupada y evité cualquier pensamiento sobre ella.
Creí que ya estaba superado ese asunto hasta que volvíamos a encontrarnos en el concurso.

-¿Tu brazo…? ¿Se encuentra mejor? - Preguntó con su adorable tono

Realmente deseaba terminar con esto que comenzaba a volverme loco. Me porté con indiferencia y a ella parecía no importarle. La poca luz iluminaba su cabello y sus ojos lograron atraparme por breves instantes hasta que ella se apartó, éramos interrumpidos por Hoya, quien comenzaba a convertirse en una persona muy inoportuna. Ella se levantó y se fue sin ni quiera voltearme a ver.
Quizás es así como deben ser las cosas, me dije a mi mismo al verla caminar aunque parte de mi decía lo contrario.
Me reuní con los demás para ver la presentación de la chica, honestamente no lo hacía tan mal, debo admitirlo pero la chica tenía talento. Al final su talento fue reconocido, ella ganó. Parte de mi estaba feliz. Minzy le pedía que fuera con nosotros para ir a celebrar a algún lugar, pero nos rechazaba ya que según tenía un acuerdo con Hoya para a una cita. Pretendí hacer como que no me importaba aunque por dentro deseaba detenerla.

Después de algunos días las cosas empezaban a calmarse dentro de mí. Por fin me retiraban el yeso y lograba enfocarme en nuestro comeback.
Por la tarde iba a recoger algunas cosas a la academia, mientras recorría los pasillos escuché una triste melodía interpretada en un violín, me acerque al aula de dónde provenía dicha melodía y miré adentro de la habitación por la puerta entreabierta. Ahí estaba ella, tocando esas tristes notas en su violín azul. Nunca había tenido la oportunidad de escucharla tocar, su habilidad era impresionante. Seguí escuchando dejándome llevar por la melodía hasta que se detuvo, traté de mirar nuevamente adentro pero ella me sorprendía.

-¿Qué te pareció? - Preguntó ella con su rostro radiante
-Creo que fue bueno - Era sincero
-Agh. Nada es suficientemente bueno para ti ¿verdad? - Al parecer mi respuesta no la satisfacía

Entré a la habitación ya que ella me invitaba a escucharla una vez más. Esta vez tocaba una melodía más alegre que reconocí pero no lograba recordar su nombre. Sus dedos bailando sobre el violín azul era lindo, ella era linda. Sacudí mi cabeza al darme cuenta de mis oscuros pensamientos.

-Se llama Calling a love - Comentaba al final de la pieza

No pude contestar ya que me había perdido por completo en la música.

-Las notas intentan atraer el corazón de la persona amada, aunque su corazón sea frío y distante, tratara de sanar sus heridas y mostrar la belleza de un cálido y sincero amor…

Trataba de analizar sus palabras.

-Tú de verdad no entiendes nada - De pronto su estado de ánimo cambiaba

¿Entender? Pero, entender ¿Qué?

-¡Ah! Realmente tu no podrías entenderlo aunque te lo repitiera un millón de veces - Me miró con crudeza - Y ni siquiera puedes darte cuenta de que esto es vergonzoso para una chica - Murmuraba

Honestamente no entendía lo que trataba de decirme. Recogía su violín y camino hacia la puerta dejándome en total confusión.

Parecía una mañana normal, bajaba para recoger el correo, había una caja enorme que iba dirigida para mí. No tenía la menor idea de que se trataba esto, revisé el remitente, venía la dirección pero no de quien la enviaba. Curioso por saber el contenido de la caja la abrí. Mis ojos se abrieron por completo al ver lo que se encontraba dentro, el resplandeciente instrumento de esa chica estaba en mis manos. Había una nota al fondo del estuche. Estaba muy sorprendido ¿Por qué me entregaba esto? ¿Acaso no era su posesión más valiosa?
Abrí la nota y comencé a leer.

“Cuida a Robin por mí y hazlo sonar con dulces melodías para llamar a tu verdadero amor”

Esta chica era incomprensible. No lograba entenderla. Regresaba el violín a su estuche y después de tomar todo el correo subí al departamento.

-¿Qué es eso? - Preguntaba Niel señalando la caja

Ricky y Niel observaron el interior de la caja.

-¡Wah! ¿Yun te dejó su violín? - Comentaban con sorpresa
-Sí, no entiendo por qué esa chica se comporta así. Más tarde iré a regresárselo…
-No creo que sea posible - Decía Niel
-¿Por qué dices eso? - Cuestioné
-¿Acaso ella no te lo dijo? - Ricky me miró escéptico
-Decirme ¿Qué?
-Ella regresará a Londres, su vuelo ya debe estar por salir

La noticia me dejaba helado. Ella realmente se iba a ir. Tomé estuche con el violín adentro y salí corriendo hacia el aeropuerto. Ahora entendía lo que trataba de decirme esa tarde. Yo le gustaba y ella a mi ¿Por qué había sido tan lento al darme cuenta de sus sentimientos?
Al llegar al aeropuerto, corrí y la busqué por todos lados con la esperanza de que aún no fuera tarde para confesar lo que realmente sentía. Después de unos minutos por fin divisé su silueta, sostenía su boleto con una mano y en la otra llevaba su maleta. Sonreí para mis adentros al encontrarla y me aproximé a ella. Mis pies se detuvieron instantáneamente al ver la escena, mis latidos se detuvieron por un momento mientras sentía como un fuerte dolor se apoderaba de mi pecho formando un nudo en mi garganta.
Sus labios sobre los de ella, era demasiado tarde para mí. Al final era Hoya quien se daba cuenta antes del increíble valor de esa chica. Era tarde para mí, mi pánico al amor me hacían perderla, no había sido lo suficientemente consciente de sus sentimientos y mucho menos de los míos. Merecía todo este dolor por provocarse antes a ella, la persona que me ofreció su amor pero que no quise darme cuenta.