POV Minzy
Sobre mi mejilla habían corrido algunas lágrimas hasta caer sobre mi mano. Era un sentimiento confuso que provocaba dolor en mi pecho. ¿A qué se debía esto? ¿Era por descubrir el secreto de Chunji sobre su familia? Ó ¿Era por esa niña? Esa niña de hermosos e impresionantes ojos que había provocado un extraño sentimiento dentro de mí. 
Era incómodo y difícil. Chunji tenía una familia. Sabía que no debía tener ningún tipo de sentir acerca de su vida privada pero me sentía de esa manera.

Di vuelta al auto sin pasar por la lavandería. Conduje a poca velocidad el auto, mi vista estaba al frente, en la calle, pero mi cabeza, y mis pensamientos estaban en otro lugar. El auto de atrás sonaba la bocina para que avanzara, el semáforo había cambiado de color.

No debía de tener ningún tipo de sentimiento con respecto a Chunji, o su vida privada, pero no podía sacar esos pensamientos de mi cabeza que le daban vuelta una y otra vez. Había una especie de dolor inexplicable en mi pecho al recordar los ojos de esa pequeña niña.
Cuando regresé a casa me sentí vacía y triste. Aunque siempre se lo había ocultado a Kevin, pero me sentía de esa manera, sin recuerdos y memorias. Él lo intentaba, y se lo agradecía, gracias a su compañía mi vida cobraba un poco de sentido, pero aun así, había algún extraño vacío, y esta noche, al ver a esa niña, sentía como si terciara la última pieza de mi vida. 


Desperté en el sofá, mi celular vibraba. Era el CEO de TOP Media que me pedía una pequeña reunión en su oficina. Después de una rápida ducha me puse en camino hacia la empresa. No esperaba encontrarme con algunos de los integrantes, o al menos no con Chunji. Pero como lo menos que deseas es lo que más obtienes, me lo encontré. Entrabamos en el mismo ascensor junto a un par de hombres que hablaban entre ellos. Me sentía un poco menos ansiosa con la presencia de esas personas entre nosotros pero de nuevo la mala fortuna me seguía y los hombres bajaban en el piso siguiente, dejándonos solos en los siguientes dos pisos que faltaban para llegar a la oficina.
La tensión que representaba estar solos era evidente para ambos, permanecí a un lado del ascensor, a una distancia considerable de donde se encontraba él. Sin cruzar palabra o alguna mirada pasamos el siguiente piso y solo faltaba uno para que este tormento terminara.
Al parecer esta mañana me levantaba del lado equivocado de la cama, y como si en mi camino hubiese roto mil espejos, y derramado toda la sal del mundo, mi fortuna esa mañana no solo era pésima, era algo peor. El ascensor se detuvo repentinamente y las luces parpadearon, me sujeté con fuerza de la pared para no caer ante en brusco paro del ascensor. 

-¿Estás bien? – Me preguntó por cortesía, creo

Asentí y Chunji presionó el botón de ascenso para que continuáramos hasta el siguiente piso, pero no hubo respuesta. 
Esto no podía ser peor, estar encerrada con él por un tiempo indefinido no se sentía bien para mí. La señal en el lugar era pésima, Chunji intentó llamar a los técnicos pero nadie respondía. Habían pasado veinte minutos después de la hora pactada para reunirme con el CEO, pero no era eso lo que me preocupaba, la presencia del hombre junto a mí era lo que me inquietaba. No cruzábamos palabras, ni siquiera una simple mirada. Tenía miedo de mirarlo por un solo segundo y perderme en esos profundos ojos cafés que él poseía y lucía muy bien. 

-¿Crees que estemos aquí por mucho tiempo? – Intente sonar casual y ocultar mi sobresalto
-No lo sé – Él contestaba con total indiferencia - ¿Tienes mucha prisa?
-No, solo que – Me miró con absorta atención haciendo que abandonara su mirar

La tensión que me provocaba estar tanto tiempo a solas con él ya era difícil de ocultar en ese momento, lo único que se me ocurría era intentar abrir la puerta del ascensor y escalar hasta el siguiente piso, pero no parecía ser esa la mejor opción.
Él se sentó en una de las esquinas del ascensor, miraba con despreocupación el suelo. La imagen de perfil de su rostro era agradable, quizás atractiva. Lo observaba con disimulo, había algo en él que me resultaba tan cercano, me inspiraba un sentimiento que no había sentido por alguna persona. Temía por él, por mí. Esto no podría ser conveniente para alguno de los dos, estaban prohibidos mis pensamientos hacia él, cualquier sentimiento.
El ascensor por fin avanzó después de algunos minutos, la puerta se abrió y salimos. Los técnicos se disculpaban por el incidente, agradecí su ayuda y continué mi camino hacia la oficina del CEO. Habían pasado treinta minutos después de la hora prevista, afortunadamente el CEO estaba enterado de mi percance con el ascensor así que no se disgustó por mi retraso. Hablamos sobre la fecha en la que se grabaría el MV ya que anoche Kevin le había confirmado la información sobre las locaciones en Japón. De esa manera acordábamos grabar el video en dos días.
Terminé la reunión con el CEO y salí de la empresa lo más rápido posible usando esta vez las escaleras para no sufrir otro episodio como el de esta mañana.


El día de nuestro viaje a Japón transcurrió sin anomalías, el grupo viajaba por separado así que no me preocupaba de encontrarme con Chunji, al menos por ese día. Kevin me recibió en el aeropuerto.

-He visto las fotos promocionales – Decía mientras conducía el auto hacia las locaciones donde grabarían el video – No creí que te atreverías a hacer algo así
-¿Estuvo mal?
-No, no me refería a eso, lo que quería decir es que, fue genial, la forma en la que solucionaste el problema de las modelos fue muy audaz
-No fue idea mía, el fotógrafo me lo pidió
-Te veías muy hermosa

Agradecí sus palabras sintiéndome culpable por lo que había sucedido esa tarde, no solo por mi error con las modelos, sino que también por Chunji, esos pensamientos que habían sido provocados por su cercanía. 
Llegamos al lugar justo a tiempo, las maquillistas ya habían terminado y el director estaba organizando al equipo de producción. Las locaciones que había seleccionado Kevin eran perfectas. La grabación del video les llevó casi todo el día, el director dio por finalizada la grabación con unas últimas escenas de L.Joe y Niel. El grupo fue a descansar a su hotel, y disfrutarían un par de días más de estancia en Japón. 
Kevin y yo también pasamos la noche en Japón, en habitaciones separadas, claro.

-¿Has pensado en la fecha para nuestra boda? – Preguntaba Kevin mientras me acompañaba a mi habitación 

La pregunta me tomaba por sorpresa, en estos días había olvidado casi por completo ese gran detalle en mi vida. Mi compromiso.

-¿Será muy inesperado si nos casamos a nuestro regreso a Seúl?
-E-Eso sería muy pronto
-Lo sé, pero la ciudad es tan especial, me hace sentir muy cercano al recuerdo de mis padres

Me fui a dormir sin contestar a su propuesta. Por la mañana acompañaba a Kevin al aeropuerto, él regresaría antes a Seúl para continuar con el trabajo de la grabación del MV. Me pedía que me quedara un día más en Japón, quizás para que pensara mi respuesta sobre lo que hablábamos anoche.

Ese día decidí no conducir, usé el tren para viajar a una playa pesquera que Kevin me había recomendado visitar. Era un pueblo tranquilo cerca del mar. Caminé por la playa, observando a los visitantes disfrutar del mar. No me había sentido tan tranquila y liberada desde hace tiempo. Me quite los zapatos y caminaba por la playa, disfrutaba de la cálida brisa y el sol, eran perfectos. Por la tarde decidí regresar, la estación del tren estaba a más o menos a una hora y media. Tomé un taxi para que me llevara hasta allá. Habíamos avanzado un cuarto del camino cuando el auto comenzó a fallar, el hombre se orilló para revisarlo. «Lo siento señorita» Fue lo único que me dijo el hombre en ingles ya que yo no entendía el japonés. 
Faltaban dos horas y media para que el último tren saliera, si me daba prisa o encontraba otro taxi, quizás llegaba a tiempo para tomar el último viaje. El camino estaba baldío y la próxima gasolinera se encontraba a 2 kilómetros. Caminé por mis propios pies, esperando encontrar otro taxi, libre u ocupado, no me importaría compartirlo si eso me acercaba a la estación. El cielo ennegreció advirtiendo un fuerte aguacero. Estaba a media hora de que el tren saliera, ya me estaba resignando a perderlo cuando un taxi pasó junto a mí, sin perder un segundo lo detuve, afortunadamente iba vacío y le pedía que me llevara a la estación. Pagué por el servicio y corrí lo más rápido que mis cansados pies me permitieron, pero era demasiado tarde, el tren ya había salido. 
Mi suerte no podía ir peor, ingenuamente pensé, pero algo tan malo debí haber hecho para que el cielo se empeñara en mandarme el más inclemente y tempestuoso aguacero de la temporada. Salí de la estación, había visto una posada más atrás así que corrí bajo la lluvia hacia ese lugar, pasaría la noche ahí y por la mañana regresaría a Tokio. Empapada me dirigí a la recepción para pedir una habitación. El hombre que atendía no entendía inglés, ni coreano. Sólo quería una habitación. Quería cambiarme, estaba muriendo de frío. Generalmente hubiera dejado el lugar, pero estaba completamente mojada, había perdido el último tren a Tokio y afuera estaba había un torrencial aguacero, no tenía a donde ir. Empezaba a perder la paciencia y mi voz era más enérgica a cada palabra, pero aun así el hombre no lograba entender mi situación. Dejo de atenderme, para recibir a la persona que había llegado detrás de mí. Me hice a un lado y giré la cabeza con descuido hacia la persona. No podía creer lo que estaba mirando, de todos los lugares por qué se tenía que encontrar aquí y presenciar esta situación tan vergonzosa para mí. Chunji recibió la llave de su habitación y volteó la cabeza en mi dirección, había sorpresa en su rostro, era obvio que él tampoco esperaba encontrarse conmigo en ese lugar. Asentí ligeramente para saludarlo, él hizo lo mismo y pasó junto a mí. Volví a mi batalla con el hombre pero sucedió algo que no esperaba. Chunji regresó «Ven conmigo» Quizás no pretendía hacerlo pero su tono era demandante.

-Puedes secar tu ropa en mi habitación – Contestó Chunji a la pregunta que estaba en mi cabeza pero que no formulé

Lo seguí hasta su habitación, él dejó su pequeña maleta que lo acompañaba a un lado de la cama y me mostró el baño.

-Iré a ver si hay alguna habitación disponible, supongo que no tienes en donde quedarte

Con esas últimas palabras salió de la habitación. Suplicaba porque encontrara una habitación disponible, no soportaría pasar la noche aquí, con él. Busqué en mi bolso un par de pastillas para la gripe, después de haber sido empapada por ese aguacero no deseaba enfermarme. Mi corazón latía incontrolable por esta situación, decidí tomar un baño para intentar relajarme. Con el agua caliente resbalando sobre mi cuerpo pude disminuir un poco la tensión en mí. Tomé una de las toallas del baño y sequé mi cuerpo. Afortunadamente, y aunque no era mucho, cargaba con algo de ropa. Cepillé mi cabello y esos rizos que siempre había querido ocultar se asomaron en mi rubia cabellera. Abandoné el baño cuando mi cabello ya estaba casi seco. La habitación era acogedora, caminaba despreocupada cuando noté su presencia. Chunji yacía sobre la cama. Con los ojos cerrados que parecía dormir. Me acerqué lo suficiente como para sentarme en el borde de la cama «¿Qué estoy haciendo?» Me pregunté al darme cuenta que estaba a punto de acariciar su cabello. Pase mis manos por mi cabello intentando recobrar un poco de cordura. Volví a mirarlo, se veía tan tranquilo y calmado mientras dormía. Sus pestañas eran largas y obscuras, su nariz alta y labios ligeramente rosados y de apariencia suave. Mi cuerpo parecía actuar solo, me acercaba cada vez más, sintiéndome atraída hacia él como si fuese un imán para mi cuerpo, su respiración era cercana a mis labios. No era consciente de lo que hacía, quizás el medicamento o quizás mi cuerpo lo deseaba. Mi rostro estaba a poca distancia del suyo hasta que tomó mi mano haciendo me detuviera por completo. Abrió los ojos y me miró, no había sorpresa en sus ojos, esta vez la forma en la que me miró fue diferente a la que siempre tenía. Ternura, quizás deseo era lo que reflejaba su mirar. 
Permanecimos así por un corto tiempo que pareció ser suficiente para ambos. Su mano me tomó por la mejilla y la acarició con avidez, como si hubiese deseado hacerlo desde hace mucho tiempo, su dedo acariciaba mis labios, delineándolos con total sutileza. Su mirada, esa mirada que nunca había visto en sus ojos, me observaba anhelante y con absorta atención. Habiendo una lucha en mi interior me perdí en lo profundo de sus ojos cafés. Había perdido por completo el control sobre mi cuerpo, mi rostro se acercaba a su rostro y él hacía lo mismo, a esa mínima distancia nuestros alientos se combinaban, tibio y con sabor a cereza. Sus labios tocaron los míos, rosando con suavidad aprisionó mis labios con los de él, suaves y tibios, tal y como lucían. Cerré mis ojos ante la sensación que sentía en ese momento, dejándome llevar por ella. Abrí ligeramente mi boca dejando que su lengua vehemente ingresara a través de ella. Ardientes y anhelantes eran como se sentían sus labios. 


Desperté porque mi reloj biológico así me lo indicaba, parpadee un par de veces para aclarar mi vista, mis sentidos ligeramente somnolientos distinguieron la masculina colonia, podía sentir mi cuerpo rodeado, y el tibio aliento sobre mi cuello. Alguien estaba muy cerca de mí, específicamente detrás de mí. Haciendo memoria, recordé inmediatamente lo sucedido la noche anterior. Alejé sus manos de mi cuerpo y me levanté lo más rápido que pude, aseguré que mi ropa siguiera intacta sobre mí. Chunji despertó y cuando me vio frente a él se levantó en un rápido movimiento.

-No te acerques – Le supliqué con mi voz temblorosa – Lo que sucedió, fue un error, simplemente, no sucedió 

Caminé con mis pies vacilantes y abandoné la habitación.