Introducción: El robo del rey

  Scar era un señor robusto, grande, con un cabello desaliñado a decir verdad, parecía un hombre sacado de un libro de cuentos. Una barba cubría gran parte de su rostro, en donde había siempre una sonrisa. El señor Scar tenía una pequeña hija de dos años a la que llamaba TaeYeon la pequeña era un poco tímida, retraída con los extraños pero se notaba que tenía un carácter fuerte como el de su madre, los Kim era una familia bastante feliz, el señor Scar trabajaba cuidando el bosque encantado que yacía junto a un palacio, el reino de los Jung. Allí habitaba un Rey con una sola hija, puesto que su madre había muerto cuando tuvo a la pequeña Jessica. No obstante, Scar cuidaba el bosque de todos los males que los humanos podían llevar ahí, y así mismo el mal que salía de las mágicas criaturas que habitaban el bosque encantado. TaeYeon aprendía con rapidez las habilidades que su padre le enseñaba, después de todo, ella sería una criatura del bosque más que debía adaptarse a ambas realidades.

La madre de TaeYeon en cambio, era una curandera, trataba de ayudar a cada criatura mágica que aparecía herida en el bosque y así mismo, se dirigía al reino a ayudar cuando algún soldado o duende de los Jung se encontraba herido. Aquello ya era una costumbre, los Kim eran una familia que vivía en constante armonía hasta que el Rey se enamoró de la madre de TaeYeon.

Scar no podía poner objeción alguna ante las reglas del imperio, y aunque lo hizo, llevó a su mujer un día de Julio por el medio del bosque, necesitaban escapar de los pequeños soldados que el Rey Jung tenía. Mandó un ejército completo en busca de la esposa de Scar, el Rey se había enamorado y aunque en su tiempo anterior fue un Rey justo, estaba cegado.

Las ramas secas sonaban ante las pisadas de los Kim, una suave brisa comenzaba a avisarles que los duendes estaban cerca. Los árboles en cambio (que eran unas especies fuera de lo normal, cuya altura mínima era de diez metros de alto) ayudaban a la familia con unos susurros que salían de sus hojas, la pequeña TaeYeon no sabía nada de lo que pasaba, ni de cómo perdería a su madre en un abrir y cerrar de ojos.  
Todo ocurrió en cámara lenta, el ejército los habían encontrado, pese a que Scar conocía el área como la palma de su mano, los duendes eran mucho peores. Scar aún siendo robusto, trató de detener que se llevaran a  su mujer, quién tenía a la pequeña hija en los brazos. Cinco hombres no bastaban para detener la furia de Scar contra el Reino, le había servido años y años, no se explicaba de cómo había tomado aquella decisión de quitarle su esposa. No obstante, unos cuantos hombrecillos quitaron a la pequeña TaeYeon de los brazos de su madre y se la dieron a Scar, él debía entender, entender que el Rey era quién ponía orden.

Yeon trató de forcejear un poco pero fue en vano, los hombrecillos ya la subían al carruaje que la esperaba para ser llevada al reino, no obstante, su mirada lo decía todo, estaría lejos de su hija, de su esposo y de su hogar. Scar quedó inmovilizado con TaeYeon en sus brazos, mientras que sus rasgados ojos comenzaban a lagrimear ante dicha situación, su última visión de Yeon fue aquella sonrisa con unos ojos como pequeños delfines, recordando aquella imagen en su pequeña hija.

Las ramas de los árboles comenzaban a descender, con una brisa a sabor de melancolía y con el sonido de la carreta alejándose, TaeYeon lloró. Scar se había quedado solo, solo con su hija a mitad del bosque. Pronto debía amanecer, por lo que tenía que seguir el camino hasta su nueva casa en un lugar del bosque encantado, TaeYeon tenía que aprender a sobrevivir allí, a sobrevivir al reino y al Rey Jung, quién la buscaría en unos años más tarde para matarla.

—Yeon...— susurró con una voz paternal para silenciar los llantos que su hija producía, parecía que ésta supiese todo lo que había ocurrido.

Con TaeYeon en sus brazos, la meció hasta que se quedara dormida. No estaba en los planes de Scar decirle a su hija que uno de los Reyes había robado a su esposa y que él no había podido hacer nada. Simplemente le fue más fácil decir y asumir que Yeon, su esposa, había muerto por uno de los animales más salvajes del bosque encantado, el lobo negro y así, pudo salvar la vida de TaeYeon.
Con los años, Scar fue un padre bastante aprensivo, más bien, cuidaba a Yeon con su vida, veía en aquellos ojos los de su esposa, y se sentía culpable ante tanta mentira pero no fue un buen motivo para detener todo, después de todo TaeYeon podría ser una princesa, tenía una hermanastra, cosa que Scar quería evitar a toda costa, le atemorizaba que en cada año del cumpleaños de su hija, ésta preguntara por su madre y por cómo había muerto, la curiosidad se notaba en los ojos de TaeYeon y aquello era lo que más miedo le causaba a Scar.